29.10.08

Ave María (Calle del)

San Simón de Rojas

Entre la calle de la Magdalena y la plaza de San Miguel. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

De una forma o de otra está muy relacionado San Simón de Rojas con esta calle, pues el nombre se lo puso él o tuvo su origen en él. Peñasco y Cambronero indican que aquí vivían unas mujeres de dudosa reputación que fueron expulsadas por orden de Felipe II a instancias del santo vallisoletano. Al derribar las casuchas en que vivían aparecieron unos pozos en los que se encontraron varios cadáveres. "Ave María" fue la expresión que brotó de los labios de Simón, y de ahí quedó el nombre a la calle. Pero más fácil es creer que el nombre le fue impuesto a la calle como purificación, ya que se supone que aquí vivían muchos de los moriscos que fueron expulsados por Felipe III precisamente a instigación de Simón de Rojas y del beato Juan de Ribera. Y la calle del Ave María pudo, por qué no, ser la principal de esa morería.

Antes de llamarse así, consta que se denominó del Barranco.

1.10.08

Augusto Figueroa (Calle de)

Entre las calles de Fuencarral y del Barquillo. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.

Esta calle, larga, empinada, estrecha y sin alineación en alguna de sus casas, lleva el nombre de Santa María del Arco en el plano de Texeira, y desde 1835 fue conocida como del Arco de Santa María. El origen de esta antigua denominación está en un retablillo con una imagen de la Virgen de la Soledad que se hallaba sobre la puerta de las caballerizas del marqués de la Torrecilla. Mucha devoción produjo entre los vecinos, y a ella se atribuyeron numerosos milagros, de manera que la puerta se empezó a llenar de fieles y de exvotos. Eso movió al marqués a levantar una capillita que se hizo con ladrillo visto y en el estilo mudéjar, y que es la que aún hoy podemos ver en la esquina de nuestra calle con la de Fuencarral, un vestigio de los muchos retablos y humilladeros que antaño tuvo la villa. Se conocía la capilla como Arco de Santa María, por haber sido antes una puerta sin más, y el nombre luego se extendió a toda la calle, que, por cierto, hasta 1849 finalizaba a la altura de la calle de Válgame Dios, haciendo escuadra con ella. Ese año, el Ayuntamiento compró un trozo de la huerta de los duques de Frías para prolongar nuestra calle hasta la del Barquillo.

El 11 de marzo de 1904 la calle del Arco de Santa María mudó su tradicional nombre para adoptar el de Augusto Figueroa, famoso periodista malagueño que escribió en algunos de los más importantes de entre los numerosísimos diarios que en Madrid se publicaban en el siglo XIX. Aunque hoy en día poca gente recuerda el nombre antiguo de esta calle, veinte años después del cambio decía Répide que era al contrario, y casi nadie sabía que la calle se llamaba Augusto Figueroa, aprovechando la ocasión para criticar al Ayuntamiento por dedicar calles con nombres muy arraigados a personajes que, sin dudar de su mérito, quizá hubiesen sido mejor recordados en vías de nueva apertura de las muchas que poco a poco iban surgiendo tanto en el Ensanche como en el extrarradio.