18.12.20

Ferrocarril (Calle del)


Entre el paseo de las Delicias y la glorieta de Santa María de la Cabeza. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios de las Delicias y de Palos de Moguer. 

Poca historia tiene esta calle, así llamada desde el 21 de julio de 1880 por estar situada sobre los rieles del antiguo “ferrocarril de cintura”. Era –y es– esta la línea que, partiendo de Atocha llegaba a la Estación del Norte dejando por su camino los apartaderos de la antigua alhóndiga y las estaciones de las Peñuelas e Imperial. Yo aún recuerdo haber visto en su centro, antes de que fuese definitivamente tapada, la trinchera por la que pasaban los convoyes de todo tipo, aunque hoy está reservado solo para los trenes de cercanías. Antes y después de la obra que la dejó al descubierto hubo ahí una especie de bulevar que acabó desapareciendo para dar espacio en toda su anchura a los coches.

(Esta es la última entrada de un año del que todo el mundo -yo incluido- está deseando que acabe. Otras veces he recurrido a las típicas frases que se dicen en estas ocasiones, pero creo que me voy a abstener. La sensación de releer lo escrito el año pasado por estas fechas, cuando no se sabía lo que iba a pasar, es demasiado grimosa como para arriesgarse a repetirla. Además, los virus, que no son más que un conjunto de ácidos nucleicos y proteínas sin más fin que multiplicarse en una célula ajena, no suelen distinguir fronteras ni divisiones arbitrarias del tiempo, con lo cual no creo que una nueva hoja de calendario vaya a suponer cambio alguno para bien o para mal. En cualquier caso, me da la impresión de que 2021 no lo tiene muy difícil para ser siquiera un poquito mejor que el que se va. Ojalá sea así y cuando en el futuro relea esto lo pueda hacer con una sonrisa, aunque sea melancólica.)

 

11.12.20

Ferrer del Río (Calle de)

 


Entre las calles de Francisco Silvela y Cartagena. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Guindalera.

Peñasco y Cambronero citan nuestra calle como parte del “ensanche de Buenavista”, una zona en la que entre 1875 y 1900 se levantaron bastantes hotelitos. Répide los menciona y nos indica que en uno de ellos, situado justo en esta vía, murió en 1910 el célebre sainetero Felipe Pérez y González. Hoy no queda prácticamente ninguna de aquellas viviendas unifamiliares. 

Desde el 1 de enero de 1887 lleva esta calle el nombre de Antonio Ferrer del Río, escritor, historiador y periodista nacido en nuestra villa en 1814. Como nuestros ya conocidos Escosura y Espronceda fue alumno de Alberto Lista en el Colegio de San Mateo de Madrid. De joven marchó a Cuba, donde ejerció el periodismo. Vuelto a la Península, fue bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública a la par que continuaba su labor periodística en diversos diarios de la capital, donde se prodigó con seudónimos como “El madrileño” o “El incógnito”. Tuvo también veleidades literarias y se le deben un par de dramas, poesías, un texto para una zarzuela (Los herederos, a la que puso música Barbieri), una novela (De patria a patria), biografías (de, entre otros, Espronceda o Vicente Espinel) y algunas semblanzas costumbristas, además de ejercer como crítico. Quizá su faceta de historiador sea la más importante. Además de traducir algunos importantes trabajos de historiadores extranjeros, escribió diversas obras entre las que destacan Decadencia de España: historia del levantamiento de los comuneros de Castilla o la Historia del reinado de Carlos III. Además, editó La Araucana de Ercilla. En 1853 ingresó en la Real Academia Española, de la que fue bibliotecario en 1867. Murió en El Molar el 22 de agosto de 1872, mientras ejercía el cargo de director general de Instrucción Pública.

4.12.20

Ferraz (Calle de)


Entre la plaza de España y el paseo de Moret. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles. 

Hasta mediados del siglo XIX todo este barrio era parte de la posesión del Príncipe Pío y no se empezó a urbanizar hasta 1856; las tapias de esta gran finca llegaban hasta la calle de la Princesa. Cuando se abrió nuestra vía su primer nombre fue el de calle de San Marcial pero ya el 4 de octubre de 1865 le dio el Ayuntamiento su denominación actual. En 1869 se prolongó hasta la actual calle del Marqués de Urquijo y, aunque Peñasco y Cambronero en 1889 aún indican que acaba en el campo, no tardó mucho en llegar a lo que Répide llama su “límite infranqueable” del paseo de Moret, pues más allá se extendía ya el parque del Oeste. 


Más o menos a la vez que comenzaba su urbanización se construyó en su comienzo el Cuartel de la Montaña. Esto ocurrió en 1860 y el arquitecto fue Ángel de las Pozas; el acuartelamiento sirvió para alojar las tropas que antes estaban en el cercano cuartel de San Gil y los fondos para su construcción se obtuvieron de las diversas desamortizaciones que se llevaron a cabo en aquella época. Nada más comenzar la última guerra civil, en julio de 1936, sirvió de refugio a las tropas que se habían sublevado en la capital; el ataque de las fuerzas leales al gobierno legítimo lo redujo a escombros y lo sembró de cadáveres. 

El templo de Debod
(Foto del autor)

Allí se mantuvieron las ruinas hasta que se decidió que en el solar se instalase el templo de Debod. Se trata de un templo egipcio del siglo II antes de Cristo que fue regalado al gobierno español en agradecimiento por su ayuda en el traslado de otros templos más importantes a causa de la construcción de la presa de Asuán. El templo de Debod, que ya llevaba unos cuantos años cubierto por las aguas del Nilo nueve meses al año por causa de una presa anterior al faraónico proyecto de Nasser –lo cual le hizo perder lo que quedaba de su policromía–, fue desmontado de su emplazamiento original en 1961 y estuvo almacenado hasta que en 1970 lo enviaron a España. En su ubicación actual, rodeado de un parque y con una terraza que tiene unas maravillosas vistas y regala unas impagables puestas de sol, fue inaugurado el 18 de julio de 1972. 

Iglesia de Santa Teresa
(Foto CC BY-SA Luis García)

Pero no hemos empezado desde el principio y hemos de volver hacia atrás… Poco antes de llegar al templo de Debod, junto a la plaza de España, nos encontramos con la curiosa iglesia de Santa Teresa, con su cúpula multicolor. Este “templo nacional de Santa Teresa de Jesús” y convento de carmelitas es obra de Jesús Carrasco Muñoz, que le dio aspecto de fortaleza como símil de Las Moradas. Se levantó entre 1923 y 1928 y en principio tenía previsto contar con una torre de casi 90 metros de altura con una gran estatua de la santa, pero como se construyó por suscripción popular está claro que los fondos no llegaron. 

Monumento “Al pueblo del Dos de Mayo de 1808
(Foto CC BY-SA Simon Burchell)

Si seguimos el paseo hacia el templo de Debod, en los amenos jardines que nos encontramos –llamados precisamente de Ferraz– podremos ver el monumento conmemorativo de los héroes del Dos de Mayo (“Al pueblo del Dos de Mayo de 1808”), obra esculpida por Aniceto Marinas en 1891 e inaugurada en el primer centenario de la gesta, el 4 de mayo de 1908. Fue su primitiva ubicación la glorieta de Ruiz Jiménez; después marchó a la de Quevedo y en los años sesenta del siglo pasado se trajo a estos jardines. Un poco más allá, está la estatua de Sor Juana Inés de la Cruz, obra de Enrique Fernández Criach, réplica de la que existe en Ciudad de México y que se inauguró el 19 de octubre de 1981 en la Rosaleda del Parque del Oeste. Se trasladó a estos jardines en 1995. En su pedestal leemos que está dedicada al pueblo de Madrid por el pueblo de México a través del “Claustro Sor Juana Inés de la Cruz”, una prestigiosa universidad mexicana.

Monumento a Sor Juana Inés de la Cruz
(Foto del autor)

A partir del cruce con la calle de Evaristo San Miguel, la nuestra se estrecha y penetra en la cuadrícula de este pequeño rincón del Ensanche. Hay algunos edificios dignos de mención en su trazado, como por ejemplo, en el número 62, el Conservatorio de Música Adolfo Salazar, antigua Escuela de Puericultura, buen ejemplo de racionalismo madrileño levantado en los años treinta, posiblemente como reforma de un palacete. Otro es el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en el número 63, que ocupa una manzana que en la época de Répide estaba vacía y abandonada, llena de árboles. Al parecer había albergado un jardín de aclimatación y se decía que la había comprado la reina María Cristina para levantar allí un palacio y utilizarlo como residencia. Al final quien la adquirió en 1929 fue el mencionado Colegio, que se tenía que marchar de su anterior emplazamiento al estar afectado por la ampliación de la Gran Vía. El proyecto de construcción, firmado por Manuel de Cárdenas Pastor y Gonzalo de Cárdenas Rodríguez, iba a mostrar también ideas racionalistas pero, paralizadas las obras hasta 1941, cuando se reanudaron dieron como resultado un edificio con el típico aspecto de la arquitectura de posguerra. 

La sede del PSOE
(Foto CC BY-SA Luis García)

En el número 70, casa en la que murió el fundador Pablo Iglesias Posse el 9 de diciembre de 1925, está la sede nacional del Partido Socialista Obrero Español, de ahí que muchas veces se haga equivaler “Ferraz” a la cúpula de este partido. 

Valentín Ferraz y Barrau fue un militar y político que nació en el pueblo oscense de Anciles el 14 de febrero de 1792. Participó en la guerra de la Independencia española y también en las guerras de independencia de las colonias americanas, a las órdenes de Espartero. Fue, por tanto, uno de los “ayacuchos” –sobrenombre despectivo dado por sus detractores, proveniente del nombre de la última batalla de aquellas guerras– a quienes Galdós dedicó uno de sus Episodios Nacionales. Precisamente siguiendo los pasos de este general hizo su carrera política tras regresar a España en 1825. Ocupó altos cargos militares y también fue diputado, senador, ministro de la Guerra y presidente del Gobierno en 1840. Fue, además, alcalde de Madrid entre 1855 y 1857, puesto en el que dejó un buen recuerdo. Murió en El Escorial el 31 de agosto de 1866.