Foto: Tamorlan
Entre la costanilla de los Ángeles y la plaza de Isabel II. Distrito 1 (Centro). Barrio de Palacio.
Le viene el nombre a esta calle por unos caños que aquí había, pero hay cierta confusión a la hora de indicar cuáles. Durante un tiempo sólo se denominó de los Caños, y aunque Peñasco y Cambronero dicen que son los del Peral, Répide habla de otros dos caños diferentes que existían cerca de la puerta de Balnadú y surtían unos baños árabes. Alfonso VIII los suprimió, según la tradición porque no gustaba al rey que sus mesnadas se bañasen, cosa que debilita al cuerpo, pero es más creíble que lo hiciese para suministrar agua a la llamada Huerta de la Reina, quinta de recreo que regaló a su esposa Leonor.
El caso es que en 1565 se construyó aproximadamente en la esquina de la calle del Arenal con la plaza de Isabel II una fuente que fue llamada de los Caños del Peral. En el siglo XVII se levantó otra fuente bastante mayor, ya que constaba de cincuenta y siete pilas que eran aprovechadas como lavaderos. Cuando en el siglo XIX se igualó el nivel de estos terrenos, la fuente fue sepultada, y no reapareció hasta que en 1991 unas obras en la estación del metro de Ópera la sacaron de su escondite. Veinte años después, en marzo de 2011, aprovechando el arreglo de la plaza de Isabel II y la consiguiente reforma de la estación del metro de Ópera, se han mostrado al público en lo que se ha llamado “Museo de los Caños del Peral”, dentro de la propia estación, que no sólo permite ver uno de estos míticos caños, sino también otros restos que también aparecieron en el transcurso de las obras: fragmentos del acueducto de Amaniel y de la alcantarilla del Arenal.