Puerta del Cuartel del Conde-Duque, una de las joyas del barroco castizo
(Foto CC BY-SA Luis García)
Nuestra calle se llama de San Juan Bautista en el plano de Texeira; durante mucho tiempo los cronistas nos indicaron que el nombre actual derivaba de haber tenido allí un palacio el conde-duque de Olivares, célebre valido de Felipe IV, y ello a pesar de no existir vestigio de tal palacio y tal finca en los planos habitualmente consultados (debía de ser inmensa si en su seno se iban a construir más adelante el cuartel del Conde-Duque y el palacio de los duques de Liria) Por ello hoy en día se cree que se debe más bien a que la propiedad de esos terrenos recaía, en la época en que empezó a construirse el cuartel, en Jacobo Fitz-James Stuart y Colón de Portugal, que, entre sus muchos títulos nobiliarios, ostentaba los de conde de Lemos y duque de Berwick. De hecho, su familia (hoy la casa de Alba) retuvo tal propiedad hasta 1943.
El caso es que en 1717 Felipe V dispuso que se construyese un cuartel para la guardia de corps, esto es la que protegía la persona del rey. Fue su alarife Pedro de Ribera, uno de los máximos exponentes del barroco madrileño que tan denostado fue en su día; Pascual Madoz se permite decir de la magníficamente decorada puerta que en su parte alta “se ve una pelleja puesta así como á secar” en la que figura el nombre del rey Felipe V. Acabaron las obras en 1757 y durante muchos años fue el edificio más grande de la villa. En él fue guardia Godoy antes de su vertiginoso ascenso, en él también estuvo Simón Bolívar como joven subteniente y de él salió la desgraciada algarada militar del 7 de octubre de 1841 contra la regencia de Espartero que costó la vida a Diego de León.
El 6 de mayo de 1869 sufrió un terrible incendio; estuvo largos años abandonado hasta que fue adquirido por el Ayuntamiento en 1969. Un par de lustros hubo que seguir esperando –tras dos amenazas de derribo, una anterior a la compra por el Concejo, en 1962, y otra en 1973, para construir en su lugar una especie de palacio de festivales- hasta que se llevase a cabo una restauración, firmada por Julio Cano Lasso, que se hizo el año 1981. Ya en 1983 se trasladó aquí la Hemeroteca Municipal; hoy en día también alberga el Archivo Municipal y el Museo Municipal de Arte Contemporáneo, además de numerosas actividades culturales como conciertos, exposiciones o representaciones teatrales.
En el cruce de nuestra calle con la de Santa Cruz de Marcenado hubo desde 1625 un portillo conocido precisamente como del Conde Duque, que por las descripciones que de él nos han llegado, no supuso una gran pérdida cuando fue derribado en 1868.