18.3.16

Columela (Calle de)


Estatua de Columela en Cádiz.

Entre las calles de Serrano y de Lagasca. Distrito 3 (Salamanca). Barrio de Recoletos.

Corta y señorial calle de la zona más antigua del barrio de Salamanca. De sus edificios cabe destacar la casa parroquial de la iglesia de San Manuel y San Benito, en el número 12. Las espaldas de esta iglesia, de la que hablamos en la calle de Alcalá, dan a la nuestra.

Lucio Junio Moderato Columela fue un agrónomo romano oriundo de la Bética, donde nació el año 4. Fue amigo de Séneca, paisano suyo, y tras servir en el ejército se estableció en la península Itálica. Allí escribió los tratados por los que es recordado, De re rustica (c. 42) y De arboribus. Murió en Tarento hacia el año 70.

Coloreros (Calle de los)


Foto CC BY-NC-SA Madrid de los Austrias


Entre la calle Mayor y la plaza de San Ginés. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol.

Minúscula y peatonal calle de rancio nombre gremial, aunque antes se llamó, según Peñasco y Cambronero de los Zapateros de San Ginés. En el plano de Texeira consta la vía, pero no se rotula. Ya en el de Espinosa se nombra como hoy. Y la denominación es clara: Aquí estaban los establecimientos donde se podían adquirir colorantes que mudasen el color de las telas, aunque los cronistas señalan que especialmente se sometían a tal tratamiento las medias de seda.

11.3.16

Colón (Plaza de)


Monumento a Colón
(CC BY-SA 3.0  Σπάρτακος)


Entre las calles de Jorge Juan, Goya y Génova y los paseos de Recoletos y la Castellana. Distritos 1 (Centro), 4 (Salamanca) y 7 (Chamberí). Barrios de Justicia, Recoletos y Almagro.

Se llama así esta plaza por la efigie del descubridor de América que la preside. Es un monumento de veinte metros de altura; el pedestal contiene relieves obra de Arturo Mélida que representan la supuesta venta de las joyas de Isabel la Católica, hecha para sufragar los gastos del viaje, y al Almirante exponiendo su proyecto a fray Diego de Deza. Contiene la inscripción Reinando Alfonso XII se erigió este monumento por iniciativa de los títulos del reino, además de los nombres de las tres embarcaciones y todos sus tripulantes. La estatua de Colón es de Jerónimo Suñol y tiene tres metros de altura. El monumento se levantó entre 1881 y 1885 y se sufragó de forma curiosa, parte por suscripción de todos los títulos nobiliarios del reino, parte por una colecta hecha por el almirante Lobo para levantar una estatua de Colón, y parte con otra suscripción realizada en 1843 para erigir un monumento a las glorias españolas de la guerra de la Independencia que no se llegó a hacer. Se colocó la estatua en el centro de la plaza, y no tuvo inauguración oficial. En los años setenta del siglo XX, dentro de la gran reforma que sufrió la plaza, fue variado su emplazamiento. Esta reforma, llevada a cabo siendo alcalde de Madrid Juan de Arespacochaga, fue muy polémica, no sólo por el cambio de lugar de la estatua de Colón, expulsada de su “sitio de toda la vida”, sino también por la erección de los Jardines del Descubrimiento. Pero nada es eterno, y tras su exilio, la estatua volvió a centro de la plaza tras una nueva reforma, y esta vez sí que fue oficialmente inaugurada el 21 de diciembre de 2009, siendo alcalde Alberto Ruiz-Gallardón.


La antigua Casa de la Moneda

Donde actualmente están ubicados los Jardines, se hallaba la casa de la moneda. En 1467 trasladó Enrique IV la ceca desde Segovia hasta Madrid, y su primer emplazamiento fue, curiosamente, en unas casas en la calle de Segovia, donde estuvo hasta 1861. Desde 1661 hasta 1664 tuvo también estas funciones un edificio de los que formaban el complejo del Real Pósito, y que ocupaba el solar del actual palacio de Linares. De 1861 en adelante fue la casa de la plaza de Colón, obra de los arquitectos Nicomedes Mendívil y Francisco de Jareño y Alarcón, la única dedicada a los menesteres de acuñación de moneda y posteriormente de sellos, papel moneda, pólizas del Estado, en definitiva, se convirtió en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Ocupaba ésta un edificio construido en piedra y ladrillo que tenía dos grandes pabellones idénticos, situados a lo largo de las calles de Goya y Jorge Juan y que popularmente eran conocidos como las Jareñas. Fue durante muchos años el lugar en el que se realizaba el tradicional sorteo de lotería de Navidad, hasta que la actual Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado se trasladó a la calle de Guzmán el Bueno.

Pero empezó a estorbar el edificio. Ya hubo de suprimirse su escalinata central porque molestaba al paso del tranvía. Y en los años veinte del siglo pasado se proyectó el edificio de la calle del Doctor Esquerdo, de forma que el de la plaza de Colón empezó a caer en el abandono, que se acentuó cuando en 1964 definitivamente la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre pasó a su nuevo emplazamiento. Hubo quien sugirió conservar las Jareñas y destinar el resto del terreno a parque, pero fue inútil y en 1973 el edificio fue derribado. En su lugar hoy en día están los antes nombrados Jardines del Descubrimiento, inaugurados en 1977, parque en el que se colocaron unas esculturas de Joaquín Vaquero Turcios, de apariencia megalítica y repletas de inscripciones alusivas al Descubrimiento de América. De ellas me limito a repetir una opinión ajena, perteneciente a Germán Lopezarias: “Obras de artistas, sin duda, pero de ingrata apariencia.” El nuevo parque consta de una amplia calle que lo cruza en diagonal, otra que lo bordea por la parte de la calle de Jorge Juan y que se encuentra con la primera justo donde estuvo colocada la estatua de Colón. Hay otra calle en forma de arco de circunferencia cuyo centro parecía ser la tan mencionada estatua. Las famosas esculturas se hallan junto a la calle de Serrano.

Debajo de este jardín se construyó el Centro Cultural de la Villa de Madrid, de titularidad municipal, que hoy incluye el Centro de Arte y el Teatro Fernán Gómez y donde se realizan numerosas e interesantes exposiciones y se puede asistir a bastantes representaciones de la hoy casi olvidada zarzuela, constituyéndose el teatro de este Centro Cultural prácticamente en un último reducto de un género que sufre muchos altibajos a pesar de que fuera de España es siempre un éxito.

Una espectacular y ruidosa fuente, que se hallaba junto a la plaza propiamente dicha, levantaba un tabique de agua que encerraba una galería la cual servía de acceso al Centro Cultural, y donde se podía admirar un gran relieve que era un croquis del viaje de Colón con las vicisitudes que sufrió. Todo desapareció con la reforma de la plaza en 2009.

También desaparecieron del centro de la plaza dos pilones semicirculares que contenían, cada uno de ellos, tres fuentes con tres surtidores que representaban a las carabelas, cada una de ellas con tres velas. Hoy rodea a Colón un simple parterre ovalado.

La puerta de Recoletos, segunda de las de este nombre, ya que entre 1626 y 1756 había un humilde portillo un poco más hacia abajo, fue levantada en lo que hoy es la plaza de Colón reinando Fernando VI, y su autor fue Francisco Moradillo. Su mal estado aconsejó derribarla en 1859 y sus piedras se aprovecharon para otras construcciones. Peñasco y Cambronero afirman haber descansado, en la antigua Pradera del Corregidor, sobre “una piedra blanca que contiene la siguiente inscripción:

D.O.M.- Ferdinando VI regnante viae, et aquaeductus ampliati, et pulchriorem et commodiorem formam redacti”,

piedra que perteneció a la puerta de Recoletos, la mejor que hubo en Madrid hasta la construcción de las de San Vicente, en 1775 y Alcalá, en 1778.


Las torres de Colón
(Foto del autor)

Donde hoy se encuentran las torres de Colón estuvieron los Edificios Gemelos, proyectados por Lorenzo Ávarez Capra y levantados en 1881. En ellos vivió y escribió algunas de sus obras más importantes Benito Pérez Galdós. Por cierto, las torres, que desde el inicio de sus obras ya se hicieron famosas en Madrid al ser construidas desde el tejado hacia abajo, pertenecieron al pintoresco empresario jerezano José María Ruiz-Mateos hasta la expropiación de todas sus empresas en febrero de 1983. Después fueron vendidas a un grupo papelero británico que las coronó con una espantosa caperuza de color verde que es una ignominia para el perfil de la villa.

7.3.16

Colón (Calle de)


Cristóbal Colón con los indios.
Biblioteca del Congreso, Washington.


Entre la calle de Fuencarral y la plaza de San Ildefonso. Distrito 1 (Centro). Barrio de Universidad.

Esta calle, hoy dedicada al descubridor de América, antes se llamó de Santa Catalina la Vieja porque en una de sus casas había una efigie de la santa, en forma de mosaico. En 1835 adquirió su actual nombre.

Hacia 1451 nació Cristóbal Colón, sin que se pueda decir exactamente dónde. Genovés, portugués, gallego, catalán o mallorquín, el caso es que desde muy joven se despertó en él una gran afición por el arte de navegar. Vivió en Portugal, donde se casó y se dedicó a la cartografía. Como consecuencia de sus estudios en ese campo le surgió la idea de alcanzar las Indias por occidente, proyecto que fue rechazado por Juan II de Portugal. Pasó a Castilla, donde con la inestimable ayuda de fray Juan Pérez de Marchena, del convento de la Rábida, fue al fin la expedición aprobada por la reina Isabel, que mediante las Capitulaciones de Santa Fe concedía a Colón los títulos de Almirante de la Mar Oceana, Virrey de las nuevas tierras que se descubrieran, y la décima parte de las ganancias que se obtuviesen. Salió Colón de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492, con la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña y arribó a la isla de Guanahaní el 12 de octubre de 1492. Vuelto a España, comunicó en Barcelona a los reyes los descubrimientos efectuados. Tres viajes más realizó por el Caribe, en el transcurso de los cuales llegó a las Pequeñas Antillas, Puerto Rico, Jamaica, y tocó tierra firme en las bocas del Orinoco y América Central. Pocos años después de su último viaje, murió Colón en Valladolid, el 20 de mayo de 1506, convencido de que las tierras descubiertas pertenecían a Asia.

Colmenares (Calle de)

Entre las calles de las Infantas y de San Marcos. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.

Debe su nombre esta calle a que se abrió en 1881 en unos terrenos que eran propiedad de Segundo Colmenares, que también era el dueño del llamado Teatro del Circo; incendiado éste en 1876, ocupó su solar el Circo Price, que desde 1856 se hallaba en la esquina de la Castellana con la calle de Bárbara de Braganza. Una de sus puertas daba precisamente a nuestra calle.