4.2.22

General Castaños (Calle del)

El general Castaños, por Vicente López (1848)
(Colección del duque de Bailén, Toledo)

Entre la plaza de las Salesas y la calle de Génova. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

En el plano de Texeira, la primera parte de nuestra calle es en realidad un callejón sin salida llamado de las Ánimas. Cuando se urbanizaron los terrenos que antes pertenecieron al convento de las Salesas se abrió el resto, primero hasta la calle de Orellana y luego hasta su final actual, en la de Génova. Gran parte del lado de los pares no existe, ya que allí está la amplia explanada con jardines de la plaza de la Villa de París. Mucha relación tiene esta vía con la Administración de Justicia, ya que al principio, haciendo esquina con la plaza de las Salesas, están, por un lado, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y, enfrente, la fachada lateral del Tribunal Supremo, una vez pasada la iglesia de Santa Bárbara, cuyo lado también da aquí. De hecho, la plaza de la Villa de París se llamó en tiempos de la Audiencia, como veremos al llegar al artículo correspondiente. En esta zona ajardinada me contaba mi abuela que, con trece o catorce años, bajaba a jugar a la cuerda al poco de llegar a Madrid (hacia 1929) para servir en una casa que estaba precisamente en la calle del General Castaños. 

Que así se llama desde el 20 de diciembre de 1875, en homenaje a uno de los héroes de la guerra contra los invasores franceses. En Madrid nació Francisco Javier Castaños el 22 de abril de 1758, de padres vascos. Estudió en el Seminario de Nobles de nuestra villa y con solo diez años ya fue nombrado capitán de infantería por Carlos III, no por sus méritos, lógicamente, sino por los de su padre. Su vida militar empezó verdaderamente en Cádiz, en 1774. Era coronel cuando participó en 1793 en la guerra contra la Francia revolucionaria. Estaba al mando de la comandancia del Campo de Gibraltar, ya como teniente general, cuando la Junta Suprema de Sevilla le encomendó la puesta en marcha de un ejército en Andalucía como respuesta a la invasión napoleónica. Fue este ejército el primero que fue capaz de infligir una derrota a las fuerzas imperiales francesas, en la batalla de Bailén (19 de julio de 1808). Después de esto fue presidente del Consejo de Regencia.

La rendición de Bailén, por Casado del Alisal
(Museo del Prado, Madrid)

Acabada la guerra, permaneció fiel al poder absoluto de Fernando VII (en 1833 fue nombrado duque de Bailén) y, salvo en el periodo del Trienio Constitucional, ocupó altos cargos militares y civiles. Fue presidente del Consejo de Estado y de las Cortes y también del Consejo de Regencia durante la minoría de edad de Isabel II, de quien fue asimismo tutor en 1844. Murió en Madrid el 24 de septiembre de 1852, sumido en el olvido y la pobreza. Estuvo enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres, pero en 1963 sus restos se trasladaron a la ciudad a la que su nombre estará siempre unido, Bailén.

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