Góngora, por Velázquez
(Museo de Bellas Artes de Boston)
Entre las calles de Gravina y de San Lucas. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.
Calle de nombre ancestral, así se denominó desde que este barrio fue creciendo, a comienzos del siglo XIX. En realidad no siempre se conoció de esta manera. Primero fue solo de Góngora, hasta que el 13 de diciembre de 1961 el Ayuntamiento decidió añadir el nombre de pila del gran poeta que recuerda y del que se hablará de inmediato. (Alguna placa, hoy tapada, suprimía el “de” y decía Calle de Luis Góngora).
La iglesia del convento de las Góngoras
(Foto CC BY-SA Barcex)
Porque antes hay que mencionar al menos un par de edificios interesantes que abren sus puertas a esta vía. Uno es el convento de Mercedarias Descalzas al que, precisamente por estar aquí, siempre se conoció como las Góngoras. Fue levantado entre 1663 y 1664 según un proyecto de Fray Manuel de San Juan; poco después, en 1670-75 se amplió siguiendo los planos trazados por Manuel de Olmo. Su austera fachada no da una idea de la riqueza de la decoración de su interior. Probablemente fue restaurado en 1775 por José de Ballina y por Francisco Sabatini.
El palacio del marqués de Viluma
(Foto CC BY-SA Isabel Costa - Museo de Historia de Madrid)
No muy lejos está el menos conocido palacio del marqués de Viluma, que muestra su jardín y por eso llama la atención en una zona de construcciones tan densas como esta. Lo proyectó Jerónimo de la Gándara; se levantó en 1857 y sufrió una gran reforma en 1934, esta firmada por Joaquín Saldaña.
Imagen del homenaje a Góngora en su tercer centenario que dio origen a la Generación del 27
Luis de Góngora y Argote es uno de los principales poetas de nuestros siglos de oro y el principal representante del culteranismo en la poesía española. Nacido en Córdoba el 11 de julio de 1561, estudió en Salamanca y se ordenó sacerdote. Gracias a la protección de, entre otros, el duque de Lerma, llegó a ser capellán de honor del rey Felipe III. Su célebre enemistad con Francisco de Quevedo data de 1603, cuando lo acusó de imitarlo bajo seudónimo. Pero la creación de dos bandos casi irreconciliables surgió a raíz de la publicación de sus Soledades, obra oscura y complicada que produjo tanta adhesión como rechazo. Compuso numerosas poesías y, además de la pieza citada, es conocida su Fábula de Polifemo y Galatea (1612). Arruinado y enfermo, volvió a su ciudad natal, donde murió poco después, el 23 de mayo de 1627. Su obra fue orillada durante mucho tiempo y fue precisamente un intento de revalorizarla en el tercer centenario de su muerte lo que dio origen a la llamada “generación del 27”.




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