4.6.21

Fray Ceferino González (Calle de)

 


Entre la calle de los Embajadores y la Ribera de Curtidores. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores. 

Varios nombres ha llevado nuestra empinada calle a lo largo del tiempo. El primero, con el que aparece en el plano de Texeira, fue el de San Pedro, que perduró hasta que en 1835 el marqués viudo de Pontejos se dedicó a subsanar uno de los muchos males que tenía la villa: la duplicación de las denominaciones de sus calles. Según nos cuenta Répide, a comienzos del siglo XIX otras cuatro vías de la villa llevaban tal nombre… Así, el 11 de enero de ese año de 1835 pasó a ser la calle de la Pasión. La explicación es que en ella habían establecido una hospedería los frailes dominicos que habían tenido que abandonar el convento de la Pasión, derribado en tiempos de José Bonaparte. Y de ahí viene también la denominación actual, pues en esa residencia de religiosos falleció aquel a quien hoy aquí se recuerda. 

Ceferino González y Díaz Tuñón nació en la localidad asturiana de Villoria el 28 de enero de 1831. Entró en religión en 1844 y antes de llegar a ser ordenado sacerdote fue misionero en Filipinas, lugar en el que además ejerció como profesor universitario de Filosofía y Teología. Vuelto a la metrópoli en 1867, fue nombrado obispo de Córdoba en 1875 tras rechazar antes serlo de Málaga y Astorga. Arzobispo de Sevilla en 1883, cardenal al año siguiente y arzobispo de Toledo en 1885, renunció a la sede primada en 1886 por motivos de salud y volvió a ocupar la de Sevilla, que abandonó igualmente en 1889. Fue miembro de la Real Academia Española, aunque no llegó a tomar posesión del cargo. Murió en la residencia madrileña de los dominicos de la que ya se ha hablado el 28 de noviembre de 1894 y está enterrado en la iglesia de los Dominicos de Ocaña. Apenas unos días después de su muerte, el 7 de diciembre de ese mismo año, se puso su nombre a la calle.

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