Entre las calles de Francisco Silvela y Cartagena. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Guindalera.
Peñasco y Cambronero citan nuestra calle como parte del “ensanche de Buenavista”, una zona en la que entre 1875 y 1900 se levantaron bastantes hotelitos. Répide los menciona y nos indica que en uno de ellos, situado justo en esta vía, murió en 1910 el célebre sainetero Felipe Pérez y González. Hoy no queda prácticamente ninguna de aquellas viviendas unifamiliares.
Desde el 1 de enero de 1887 lleva esta calle el nombre de Antonio Ferrer del Río, escritor, historiador y periodista nacido en nuestra villa en 1814. Como nuestros ya conocidos Escosura y Espronceda fue alumno de Alberto Lista en el Colegio de San Mateo de Madrid. De joven marchó a Cuba, donde ejerció el periodismo. Vuelto a la Península, fue bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública a la par que continuaba su labor periodística en diversos diarios de la capital, donde se prodigó con seudónimos como “El madrileño” o “El incógnito”. Tuvo también veleidades literarias y se le deben un par de dramas, poesías, un texto para una zarzuela (Los herederos, a la que puso música Barbieri), una novela (De patria a patria), biografías (de, entre otros, Espronceda o Vicente Espinel) y algunas semblanzas costumbristas, además de ejercer como crítico. Quizá su faceta de historiador sea la más importante. Además de traducir algunos importantes trabajos de historiadores extranjeros, escribió diversas obras entre las que destacan Decadencia de España: historia del levantamiento de los comuneros de Castilla o la Historia del reinado de Carlos III. Además, editó La Araucana de Ercilla. En 1853 ingresó en la Real Academia Española, de la que fue bibliotecario en 1867. Murió en El Molar el 22 de agosto de 1872, mientras ejercía el cargo de director general de Instrucción Pública.
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