Entre las calles de Sevilla y de Cedaceros. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes.
El antiguo nombre de esta vía fue callejón de los Gitanos, al parecer porque cuando la zona no era más que un arrabal, por aquí vivían gentes de esa raza. En un montón de leña que utilizaban para darse calor en invierno apareció una imagen de la Virgen que después se llamó de las Maravillas y que no es otra sino la madrileñísima Virgen de la Paloma, cuya tradición se explicará con más detalle al llegar a la calle de la Paloma. Aunque hoy en día esta vía forma parte de una buena zona de la Villa, no debía ser así en la segunda mitad del siglo XIX, ya que en 1861 Mesonero Romanos incluye nuestra calle en un grupo de ellas que son “verdaderos albañales de inmundicia social, dignos en un todo de sus menguados nombres y reputación”. Sin embargo, tras la reforma que desde 1864 sufrió todo el barrio, las condiciones debieron de mejorar, ya que veintiocho años después Peñasco y Cambronero no tienen una opinión tan mala sobre esta calle (o al menos no la dan). Precisamente en la época en que apareció el libro de D. Hilario y D. Carlos hacía muy poco que había mudado su denominación tradicional por la que hoy lleva. Arlabán es una montaña sita en la provincia de Álava cerca de la cual sucedieron varios hechos de armas. En 1811 el guerrillero Espoz y Mina derrotó al general francés Massena, liberando a numerosos prisioneros españoles y recuperando un botín obtenido por las rapiñas francesas. Veinticinco años después, durante la primera guerra carlista, las tropas cristinas al mando de Luis Fernández de Córdoba rechazaron a las carlistas cerca de las Ventas de Arlabán; en esta acción se destacó el entonces coronel Narváez. Por último, en la tercera guerra carlista, los alfonsinos del general Moriones vencieron de nuevo a los partidarios de Carlos VII.
He escrito una novela en la que nombro esta calle y que se desarrolla en un pequeño tramo de la calle Alcalá a la altura del Círculo de Bellas Artes y a pocos metros de donde tuvo lugar el incendio de la emblemática discoteca Alcalá 20. Se llama Treinta y siete minutos en el atasco y la editorial es Hera Ediciones. Soy historiadora. Enhorabuena por el blog. Un saludo.Macarena Márquez.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, más valioso para mí viniendo de ti, que, además, por lo que he podido ver, eres medio colegia mía (soy bibliotecario)
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