¿Por qué encabezar esta entrada con la tumba de Cánovas?
Empieza en la avenida de la Ciudad de Barcelona y acaba en un fondo de saco. Distrito 3 (Retiro). Barrios del Pacífico y de los Jerónimos.
Calle en apariencia rectilínea, pero en realidad de trazado un tanto tortuoso. En su primer tramo, hasta que se cruza con el paseo de la Reina Cristina, deja a sus bordes dos elementos importantes de la arquitectura y la historia madrileñas: la Real Fábrica de Tapices (de la que se habló en el artículo dedicado a la calle de
Fuenterrabía) y el antes llamado Panteón de Hombres Ilustres. Por aquí estuvo la histórica basílica de Atocha, que a finales del siglo XIX amenazaba ruina, por lo cual se convocó un concurso para su restauración. Lo ganó Fernando Arbós, de cuyo diseño, una vez demolido el antiguo templo, solo se llegó a hacer lo que hoy es el Panteón y la torre, ahora aislada en el interior del patio del colegio adyacente. Lo cierto es que las obras no fueron demasiado afortunadas. En 1901, diez años después de comenzadas, hubieron de detenerse por falta de fondos. Además, en 1936 la iglesia fue incendiada y se reconstruyó en la posguerra en un estilo neobarroco que nada tiene que ver con el originalmente pensado por Arbós.
El antes conocido como Panteón de Hombres Ilustres,
hoy Panteón de España
Todo esto por no hablar de la polémica que un monumento así genera. ¿Hombres ilustres? ¿Mujeres no? ¿Y a quién enterramos aquí? Répide ya lo sentenció en su tiempo: “Las conveniencias políticas, por un lado, y por otro el no encontrar allí acogida las cenizas de otros hombres verdaderamente eminentes y dignos de homenaje nacional, comienzan a desvirtuar el carácter que debiera tener este panteón de hombres ilustres”. Hoy en día se ha rebautizado como “Panteón de España” y allí se pueden visitar los mausoleos de Sagasta, Dato, Ríos Rosas, Cánovas o Canalejas, algunos de los cuales son joyas del arte escultórico.
Una vez se adentra nuestra calle en el elegante barrio que hay entre el paseo citado y los límites del Retiro es donde empiezan las vueltas y revueltas, como la que ha de hacer para salvar el desnivel que hay entre las calles de Agustín Querol y de Juan Valera. Todo esto para terminar como la entrada de un aparcamiento.
Julián Gayarre (c. 1881)
(Grabado de Hebert Madrit)
El primer y poco evocador nombre que tuvo esta vía, otorgado el 1 de enero de 1880, fue el de calle A. Otro 1 de enero, el de 1898, se le dio el actual, que recuerda a un eminente tenor navarro. Julián Gayarre nació en Roncal el 9 de enero de 1844. Antes de que Hilarión Eslava descubriera sus dotes musicales fue pastor, dependiente y herrero. Eslava lo mandó a estudiar a Madrid, de donde volvió un tanto decepcionado en 1869. Un segundo intento, en este caso patrocinado por la Diputación Foral de Navarra, tuvo lugar en Milán, donde al fin consiguió dar comienzo a una exitosa carrera que lo llevó a los principales teatros de ópera de Europa y América del Sur. El 8 de diciembre de 1889 sufrió un desvanecimiento en el Teatro Real de Madrid mientras cantaba Los pescadores de perlas, de Bizet, a pesar de encontrarse enfermo. Murió poco después, el 2 de enero de 1890, aquejado de una bronconeumonía.