4.4.25

Libreros (Calle de los)

(Foto CC BY-SA Osiliab)

Entre la Gran Vía y la calle de la Estrella. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Universidad. 

Pocas de las personas que compartieron aulas universitarias en Madrid con quien esto escribe (que estudió su carrera en la segunda mitad de la década de 1980) desconocerán esta calle, en la que se encuentran varias librerías especializadas en los textos que necesitábamos en nuestros estudios. Así fue desde antes de mis tiempos y también lo ha seguido siendo después. 

Si con este párrafo introductorio parece quedar claro el origen del nombre de la calle, solo nos estamos refiriendo a la última etapa de su historia, que es larga y con variada nomenclatura. 

En el plano de Texeira, nuestra calle se prolonga por donde hoy está la Gran Vía y, dando un giro hacia la derecha, va a terminar (o, mejor dicho, comenzar) en la de San Bernardo. El geógrafo portugués la indica como calle del Poça alta, prolongación de la desaparecida calle del Pozo. Si avanzamos un siglo y consultamos el plano de Espinosa, vemos que el tramo que va desde el cruce con la calle de la Flor Alta se denomina calle de la Justa. Recurrimos a Peñasco y Cambronero para buscar una explicación: cuando esto aún era el campo, hubo por aquí un célebre pozo cuya propietaria se llamaba Justa (Répide añade un apéndice un tanto fantástico: de tal pozo salieron dos basiliscos que mataron a una joven con solo mirarla…) De ahí los nombres, e incluso un tercero que sugieren don Hilario y don Carlos: calle del Pozo de la Justa. Ya que se ha mencionado a Répide, se puede recurrir de nuevo a él para indicar que aquí daban las tapias del cementerio de la Buena Dicha (la iglesia del mismo nombre abre su fachada a la calle de Silva y el número 12 de nuestra calle es una entrada trasera del templo), donde, entre otros patriotas de los que perecieron en el asalto al cuartel de Monteleón en 1808, estuvo enterrada Manuela Malasaña. 

El 23 de mayo de 1893 el Ayuntamiento decidió cambiarle el nombre y que se llamase de Ceres, la diosa romana de la agricultura. Traigo otra vez a Répide para reproducir aquí su jocoso comentario sobre el ambiente que tenía esta calle en su época (comienzos del siglo XX): “hubiera sido más propio el de Venus, cuyo culto es tan frecuente en los sórdidos meretricios de esta calle”. Y aún sigue, con respecto al nombre “verdadero” de la vía: “Lo que se ignora es la razón que tuvo un Ayuntamiento gentílico para darle el nombre de Ceres… como no sea por el cerdoso sacrificio con que era costumbre honrar a la madre de Proserpina”. 

Poco tuvo, sin embargo, que padecer tal denominación nuestro admirado don Pedro. El 15 de diciembre de 1926, nuevo cambio, y la calle de Ceres pasó a ser la de Constantino Rodríguez, caballero del que he sido incapaz de encontrar reseña alguna salvo su presencia transitoria en la nomenclatura de esta vía. De todos modos, tampoco duró mucho, pues el 20 de febrero de 1948 y a propuesta de Pío Baroja, pasó a llamarse tal y como hoy la conocemos. Uno de los rombos del Ayuntamiento recuerda a Felipa Polo, “La Felipa”, que aquí tuvo su librería entre 1944 y 2000, después de haber trabajado con la mítica doña Pepita, la pionera de las libreras de esta calle.

28.3.25

Libertad (Calle de la)

La calle de la Libertad, desde la de Augusto Figueroa
(Foto CC BY-SA Malopez 21)

Entre las calles de las Infantas y de Gravina. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Como indican nuestros cronistas de cabecera, en el plano de Texeira esta calle recibe el nombre de los Carmelitas, lo cual relacionan con el convento de mercedarias calzadas de San Fernando, fundado por la venerable Teresa María Ángela de Velasco, marquesa de Aguilafuente, en 1676, y desaparecido en 1869. Una de las tareas fundamentales de esta orden era la obtener la libertad de cautivos y de ahí vino el nombre de la calle. A pesar de no tener connotaciones políticas, durante el ominoso reinado de Fernando VII se prefirió llamar de San Fernando a nuestra calle, algo que por fortuna no prosperó. 

Dos edificios bastante nombrados y hoy desaparecidos tienen relación con esta calle. El primero fue el cuartel del Soldado, como se conocía al de Guardias Valonas y del que ya se habló en el artículo dedicado a la calle de Barbieri. Su derribo en 1865 supuso la prolongación de nuestra calle desde la de Augusto Figueroa, donde antes concluía. El otro fue el conocido como teatro de la Alhambra, inaugurado en 1870 y que apenas duró 35 años a pesar de que llegó a ser muy famoso y de que, según Répide, “era capaz y cómodo” y su “decoración árabe le daba un singular y agradable aspecto”.

21.3.25

Lérida (Calle de)

Iglesia y plaza de Sant Joan, Lleida
(Foto CC BY-SA Maria Rosa Ferré)

Entre las calles de Teruel y del Pensamiento. Distrito 6 (Tetuán). Barrios de los Cuatro Caminos y de Castillejos. 

Aunque se acaba de indicar que nuestra calle comienza en la de Teruel, eso no es cierto del todo, ya que en realidad lo hace en un fondo de saco. Esto es así porque las casas que ocupan el número 19 de la calle de Teruel hacen las veces de tapón. Se trata de edificaciones antiguas, de ladrillo visto, que muestran hacia nuestra calle el típico corredor de las casas madrileñas. Así que no hay que esperar que se produzca su apertura, que conllevaría su desaparición. 

El nombre primero de esta calle fue el de Lanza de Cristo. El 2 de marzo de 1887 decidió el Ayuntamiento dedicársela a esta ciudad catalana, cuyo nombre oficial es Lleida. La Ilerda romana, que ya había sido la principal localidad de la tribu ibera de los ilergetes, tiene 144 739 habitantes según el censo de 2024 y es capital de una de las cuatro provincias catalanas, así como de la comarca del Segriá.

14.3.25

Lepanto (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las plazas de Ramales y de Oriente. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Nos hallamos en una de las calles que se formaron en el enorme solar que dejaron, frente al Palacio de Oriente, los derribos ordenados por José Bonaparte durante su breve reinado. Como ya sabemos, el lodazal en que se convirtió este paraje se fue urbanizando poco a poco en torno al Teatro Real. Fue el 31 de marzo de 1848 cuando esta vía se bautizó como de Lepanto, en recuerdo de la célebre batalla naval acaecida el 7 de octubre de 1571 en la que la flota dirigida por don Juan de Austria derrotó a la del imperio Otomano. Como también sabemos, de ella dijo Cervantes en el prólogo de la segunda parte del Quijote que fue “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”. 

En el número 6, una placa recuerda que por allí anduvo la llamada “Casa de las Matemáticas”, donde residió el arquitecto Juan Gómez de Mora en la primera mitad del siglo XVII. 

Como curiosidad, se puede añadir que otras dos calles de lo que hoy es Madrid se llamaron de Lepanto en su día; tras las anexiones de los municipios colindantes, mudaron su denominación. Se trata de las que hoy se llaman de la Alfalfa, en Tetuán (que cambió de nombre el 6 de agosto de 1948), y de Luva, cerca de la plaza de la Ciudad Lineal (donde se deshizo la duplicidad el 14 de julio de 1950).

7.3.25

León Gil de Palacio (Calle de)


Entre la avenida de la Ciudad de Barcelona y la calle de Téllez. Distrito 3 (Retiro). Barrio de Pacífico.

Calle de apertura reciente (fue bautizada el 27 de mayo de 1982 como de León Gil de Palacios y al día siguiente el Ayuntamiento hubo de rectificar el segundo apellido del homenajeado), situada en los antiguos docks que a principios del siglo XX pretendieron ser un activo centro comercial en la villa por su proximidad a una de las más importantes estaciones de ferrocarril, pero que fracasaron y posteriormente se convirtieron en cuarteles. Hoy en día están siendo poco a poco ocupados por urbanizaciones para ciudadanos con poder adquisitivo alto. La existencia de esta calle es consecuencia de estas transformaciones. Ostenta el nombre de León Gil de Palacio, general de artillería nacido en Barcelona el 7 de abril de 1778 y fallecido en Segovia el 5 de septiembre de 1849. Participó en la guerra de la Independencia y estuvo en la batalla de Bailén. Acabada la guerra, dirigió el museo del Arma de Artillería, y en 1830 fundó el Gabinete Topográfico Artístico, del que surgió el llamado Modelo de Madrid, maqueta de la villa tal y como era ese año de 1830. El trabajo en el Modelo duró veintitrés meses, y los extraordinarios resultados se pueden admirar en el Museo de Historia de Madrid, que considera esta maqueta como una de sus joyas más preciadas.

Vista general del Modelo de Madrid
(Foto CC BY-SA Museo de Historia de Madrid)

La zona de la Puerta del Sol en el Modelo
(Foto CC BY-SA Carlos Teixidor Cadenas)




28.2.25

León (Calle del)

(Foto: Luis García, Zaqarbal)

Entre las calles del Prado y de Atocha. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Nos hallamos en una de las vías principales del celebérrimo “barrio de las Letras” de nuestra villa. De hecho, en su comienzo, cuando se cruza con la calle del Prado, se hallaba el mentidero de los comediantes, casi tan famoso como el otro que hubo por entonces en Madrid, el de las gradas de San Felipe. Y es que sin duda es una calle de gran peso literario. A ella daba la casa en la que murió Cervantes y en el número 27 uno de los rombos del Ayuntamiento nos recuerda que allí nació uno de nuestros premios Nobel de literatura, Jacinto Benavente. 

El nombre, según la tradición, le viene de que cuando en tiempos no era más que un camino hubo por aquí un paraje en el que un indio mostraba por dinero un león enjaulado. Algo que no nos ha de asombrar, pues tal circunstancia se repite en toda vía del Madrid viejo que recuerde a algún animal exótico. 

El edificio de la Real Academia de la Historia, antiguo Nuevo Rezado
(Foto: Luis García, Zaqarbal)

Un edificio de enjundia abre sus puertas a nuestra calle. Se trata del que hoy está ocupado por la Real Academia de la Historia, pero que durante mucho tiempo fue conocido como “Nuevo Rezado”. Fue su arquitecto Juan de Villanueva, quien lo levantó en 1788 como casa de oración para los monjes de El Escorial; de ahí no solo el nombre tradicional, sino también la parrilla que se puede apreciar dentro de un escudo sobre su puerta principal. En su fachada, una placa colocada por el Ayuntamiento en 1921 nos recuerda que allí vivió Marcelino Menéndez y Pelayo, “siendo primeramente bibliotecario y director después” de la Academia. El edificio sufrió una reforma entre 1872 y 1874, precisamente para acoger esta institución, creada en 1738 por Felipe V a instancias de unos eruditos que llevaban varios años reuniéndose para hablar de estas cuestiones. Antes de venir aquí tuvo sus sedes en la Biblioteca Real y en la Casa de la Panadería (donde se trasladó por orden de Carlos III en 1773). Tras la desamortización de Mendizábal de 1835 se le adjudicó el Nuevo Rezado pero, como ya hemos visto, tardó casi cuarenta años en ocuparlo.

21.2.25

Legazpi (Plaza de)


Entre los paseos de las Delicias, del Molino y de la Chopera y las calles de Bolívar, de Manuel Aleixandre, del Maestro Arbós y del Vado de Santa Catalina. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios de la Chopera, de Legazpi y de las Delicias. 

Es nuestra plaza uno de los nudos importantes de la red viaria madrileña, punto de salida hacia Andalucía y uno de los límites del proyecto de Ensanche de Castro. A ella abre sus puertas uno de los centros culturales más importantes de Madrid, el que se ubica en el antiguo Matadero. 

Fue a finales del siglo XIX cuando el Ayuntamiento decidió edificar un nuevo complejo donde se ubicase el matadero municipal. Tras numerosas vicisitudes, en 1908 comenzaron las obras, dirigidas por el arquitecto municipal, Luis Bellido. Se concluyeron en 1928, aunque desde un poco antes algunos de sus edificios ya se estaban utilizando. Y así fue hasta 1996, cuando se clausuró. Durante algunos años estuvo sin uso, hasta que en 2003 se decidió convertirlo en el espacio cultural que hoy conocemos como Matadero Madrid, el cual empezó a funcionar en 2007. Un centenario depósito de agua elevado nos lo anuncia desde las aceras de nuestra plaza.

Uno de los antiguos grupos escultóricos del Ministerio de Agricultura,
en el centro de nuestra plaza

En el jardín que hay en el centro se puede ver uno de los grupos escultóricos, obra de Agustín Querol, que en su día coronaron el edificio del Ministerio de Agricultura (véase el artículo dedicado al paseo de la Infanta Isabel) y que se retiraron por su excesivo peso. (Los otros dos están en la glorieta de Cádiz el uno y en un almacén de la calle del Áncora el otro).


Desde el 16 de julio de 1926 está dedicada a Miguel López de Legazpi, marino nacido en Zumárraga el 12 de junio de un año sobre el que no hay certeza; pudo ser entre 1502 y 1510. En 1545 se trasladó al virreinato de la Nueva España y, desde allí, encabezó la expedición que lo llevó a la conquista de las Filipinas a partir de 1565. Lo hizo en compañía del fraile agustino Andrés de Urdaneta, a quien el rey Felipe II había encomendado la empresa. El 24 de junio de 1571 fundó la ciudad de Manila, donde murió el 20 de agosto del año siguiente.

14.2.25

Leganitos (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las plazas de Santo Domingo y de España. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Mucho ha menguado el tamaño de esta calle, que en tiempos llegaba hasta la actual plaza de Cristino Martos. La regularización de la plaza de España se llevó gran parte de su trazado y algo más. Por ejemplo, en el plano de Espinosa vemos que en el cruce con la calle de los Reyes había una plaza de Leganitos, hoy desaparecida. En el plano de Texeira, el tramo de la calle que hoy no existe está rotulada como del Pardo. También hubo un callejón de Leganitos, que hoy se conoce como plaza de José Moreno Villa. Incluso nuestra calle perdió su nombre muy transitoriamente, pues, en 1869, por iniciativa popular, se decidió que se llamase de Santander, algo que no prosperó.

¿Y de dónde viene ese apelativo? Nuestros cronistas de cabecera indican que proviene de una voz árabe, algannet, con el significado de “las huertas”, por las que había por aquí y que pertenecieron al monasterio de San Martín. 

Lo cierto es que esta calle tiene numerosas historias y tradiciones; entre el primer grupo, es decir, el de las cosas que se pueden dar por ciertas, está que en ella hubo un colegio de niños músicos, el de Santa Bárbara, creado por Felipe II a finales del siglo XVI, que se conoció “Casa de los Capones”, debido a la bárbara costumbre que había para lograr que las voces de esos cantores siempre fuese aguda. Peñasco y Cambronero indican que estuvo en el número 35; en la casa que hoy lo ostenta una placa recuerda que allí vivió y murió el compositor Domenico Scarlatti. 

¿Tradiciones y leyendas? Se dice que el arroyo que en su día estuvo por aquí discurría por una pendiente bastante áspera, tanto que en el siglo XIX un soldado de caballería que llevaba un parte pereció arrastrado por las aguas. Más historias: en esta calle hirieron en 1667 a Fernando de Valenzuela, conocido como el Duende, favorito de la reina regente Mariana de Austria, durante el reinado de Carlos II. Volviendo a la historia, aquí murió el célebre escritor Juan Eugenio Hartzenbusch, de quien ya se habló a tratar de su calle

Una última leyenda, relacionada con San Francisco de Asís y su estancia en nuestra villa. En cierta ocasión, estando el santo predicando por estos pagos se encontró con él un malhechor a quien perseguían y que le pidió que no lo delatara. Cuando los agentes de la justicia llegaron ante él, el santo, señalando los interiores de las mangas de su hábito, les dijo que por ahí no había pasado. En un palacio que hubo por aquí (propiedad primero de los duques de Arjona y luego de los de Pastrana), hoy desaparecido, una hornacina con una figura de San Francisco recordaba este hecho.

7.2.25

Lechuga (Calle de la)

(Foto del autor)

Entre las calles del Salvador e Imperial. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Estamos en una calle que conserva su nombre desde tiempos inmemoriales, según nuestros cronistas, porque aquí se aposentaban quienes vendían esas hortalizas. 

Como curiosidad, comentaré que dos calles más se llamaron así en nuestra villa. Répide nos dice que tal era la denominación de lo que actualmente es el extremo norte de la plaza de Santa Ana, antes del derribo del convento que la ocupaba (algo que corrobora el plano de Espinosa). Y también hubo una calle de la Lechuga en Canillas, la que hoy conocemos como del Mar de la Sonda, que recibió ese nombre hasta el 18 de febrero de 1953.

31.1.25

Lealtad (Plaza de la)

Foto CC BY-SA Harvey Barrison

Entre la calle de Antonio Maura y el paseo del Prado. Distritos 1 (Centro) y 3 (Retiro). Barrios de las Cortes y los Jerónimos. 

Desde el 1 de enero de 1880 lleva esta plaza su nombre, que cinco años antes ya se había dado a la calle que hoy conocemos como de Antonio Maura. El origen está en que por estos pagos los franceses fusilaron a muchos de los patriotas que se alzaron contra ellos en mayo de 1808. Es lógico, por tanto, que los jardines que embellecen nuestra plaza estén presididos por un monumento dedicado a esos leales en el que, tras numerosos movimientos y traslados, reposan las cenizas de los héroes Daoiz y Velarde y otros. No fue hasta 1840, año de inauguración de este monumento, cuando los restos terminaron su peregrinaje: primero en la iglesia de San Martín, luego en San Isidro, mas tarde en Sevilla, en la catedral de Cádiz… El 2 de mayo del año mencionado por fin se depositaron aquí, en el mausoleo diseñado por Isidro González Velázquez que, aunque se proyectó en 1822, no se inauguró hasta dieciocho años después.

La Bolsa de Madrid
(Foto CC Zarateman)

Más edificios interesantes muestran su fachada a esta plaza. La Bolsa de Madrid, creada por Fernando VII en 1813, tuvo varias sedes hasta que por fin se trasladó aquí, a un edificio levantado entre 1886 y 1893 según un diseño de Enrique María Repullés y Vargas. Hoy en día, en la era digital, ya no alberga esos corros en los que, entre gritos, los agentes bursátiles compraban y vendían acciones, pero sigue siendo un regalo para la vista de los paseantes de esta maravillosa zona de nuestra villa. 

El hotel Ritz
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

No hay que alejarse mucho para llegar a otro de los edificios que dan seña de identidad a Madrid, el de un hotel de lujo de renombre, el Ritz. El solar tuvo en tiempos otros usos, fundamentalmente de ocio y recreo, pues allí estuvieron el teatro Tívoli y el circo Hipódromo, hasta que esta cadena hotelera adquirió el solar. El proyecto fue de un arquitecto francés apellidado Mevves, pero fue supervisado, autorizado y dirigido por el español Luis Landecho. Se levantó entre 1908 y 1914. Por cierto, Répide se queja de que el jardín que aún sigue siendo utilizado por el hotel y que se ubica frente a la fachada que da al paseo del Prado era de titularidad municipal y se cedió a la sociedad propietaria del hotel a cambio de un canon anual que el reputado cronista consideraba “irrisorio”. Ignoro si la situación, más de cien años después, sigue siendo la misma…

24.1.25

Lazo (Calle del)

Foto CC BY-SA Barcex

Entre las calles del Espejo y de la Unión. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Calle de nombre ancestral, del que se dan dos explicaciones. La primera está relacionada con el ya mencionado lagarto que habitaba en el cercano arroyo de San Ginés. Al parecer, se puso un lazo en esta calle con el fin de atraparlo y, al tener éxito, ahí quedó para la posteridad. Hay otra tradición con toques más románticos y trágicos, que dice que aquí vivía cierta María Dalanda en el siglo XIII. Alfonso X regaló a esta dama un lazo que ella entregó a otro caballero como prenda de amor. Es posible que el Rey Sabio se sintiera agraviado por este hecho, pues poco después ese caballero fue asesinado y fue precisamente el lazo lo que sirvió de reclamo para que sus ejecutores lo reconociesen.

17.1.25

Lazaga (Calle de)


Entre las calles de San Enrique y de Alonso Castrillo. Distrito 6 (Tetuán). Barrios de Cuatro Caminos y Castillejos. 

En principio, el nombre de nuestra calle era el de Mindanao, pero como sucedió con tantas otras que llevaban denominaciones relacionadas con las últimas colonias que se perdieron en la guerra de 1898 con los Estados Unidos, se cambió el 1 de marzo de 1899 por el de un héroe fenecido en la contienda. En este caso, el de Juan Bautista Lazaga y Garay, marino nacido en San Fernando (Cádiz) el 21 de abril de 1845 y que falleció el 3 de julio de 1898 a bordo del crucero Oquendo durante la batalla naval de Santiago de Cuba.

10.1.25

Lavapiés (Plaza de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las calles de Lavapiés, del Olivar, de la Fe, de Argumosa, de Valencia, de Tribulete y del Sombrerete. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores. 

Como se ha comentado en el artículo anterior, las brumas que emborronan el origen del nombre de un barrio tan madrileño y tan castizo como el de Lavapiés, parecen estar mucho más claras para nuestros cronistas de cabecera cuando de la calle pasamos a la plaza (que, por cierto, fue plazuela hasta el 17 de febrero de 1865). Sabido es que esta fue la judería de la villa (la sinagoga estuvo donde hoy se halla la iglesia de San Lorenzo, en la calle del Salitre) y es posible que por aquí hubiese una fuente donde tal comunidad hacía las abluciones dictadas por su fe; en palabras llanas, que se lavaban los pies. Así que Moratín padre tampoco estaba tan cerca del disparate… 

Lavapiés y la judería… Al parecer, la costumbre de los conversos de poner como nombre “Manuel” a sus primogénitos fue el origen del “manolo”, ese tipo madrileño de estos barrios bajos (bajos por su orografía), siempre enfrentado al “chispero” de la calle del Barquillo. Ya estamos en el siglo XXI y no procede la suerte de tratado moral que leemos en Peñasco y Cambronero sobre las “chulas”, esto es, las herederas de las manolas, ni nada que se le parezca. Hoy Lavapiés es el barrio multicultural y plural por excelencia de la villa de Madrid, desde luego no exento de problemas trufados de racismo y otros males de nuestro tiempo, pero vivo y dinámico como siempre lo ha sido desde su origen.

3.1.25

Lavapiés (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre la calle de la Magdalena y la plaza de Lavapiés. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Llegamos a una de las calles que recibe un nombre de los que siempre está asociado a nuestra villa. Una calle que en su momento, por privilegio de Felipe III, llevó el título de Real. Es curioso que Peñasco y Cambronero digan que no saben el motivo, el cual Répide explica con claridad: la asistencia del monarca a una ceremonia de desagravio al Cristo de la Oliva. ¿El origen del nombre? Hay opiniones discrepantes. Mesonero Romanos nos cuenta que no se acierta a explicar la etimología y tacha de “cándida” la explicación que, en verso, da Nicolás Fernández de Moratín: 

            Vinieron con semblantes pudibundos 
            las que habitan el Austro, donde lavan 
            los pies el agua de árboles profundos

Hay que decir que en ocasiones también se habló de “El Avapiés”, denominación que se atribuye a don Ramón de la Cruz y que incluye en sus sainetes. En cualquier caso, es curioso que al hablar de esta calle nos encontremos con estas brumas y, cuando se trata la plaza del mismo nombre, haya más certezas, como veremos en el artículo siguiente. 

Nos cuenta también Répide que en lo que en su día se llamó plazuela de Ludones (dicen Peñasco y Cambronero que así aparece en el plano de Espinosa, algo que quien esto escribe no ha encontrado en ese documento), que no es sino el breve ensanchamiento que tiene nuestra calle tras su cruce con la de la Cabeza, vivía una de las amantes de Lope de Vega y en esa casa estalló la luego sonora enemistad del Fénix de los Ingenios con Cervantes, quien era amigo de la familia de la dama.