25.4.07

Amador de los Ríos (Calle de)

José Amador de los Ríos (1818-1878)
Entre las calles de Alcalá Galiano y Fer­nando el Santo. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro.

Calle muy breve, pero muy señorial la que en el sector Alma­gro-Altos del Hipódromo del Ensanche lleva el nombre de un importante erudito e historiador español. Sin embargo, hay que indicar que hasta 1903 la calle estaba dedicada a Ángel Saavedra, que ya tenía en el corazón de la villa otra vía, la del Duque de Rivas. Dicho esto, hablemos de José Amador de los Ríos. Nació en la locali­dad cordobesa de Baena el 1 de mayo de 1818. Fue cate­drático de historia crítica de la literatura española en la Universidad Central, y sus inquietudes se dirigieron especialmente hacia el Medievo; en este sentido, cabe citar dos obras muy importantes, como son Historia políti­ca, social y religiosa de los judíos de España y Portugal, escrita entre 1875 y 1876, e Historia crítica de la literatura española (1861-65), que compren­de hasta el reinado de los Reyes Católicos. Pero también los esfuerzos de Ama­dor de los Ríos dieron fruto en lo concerniente a la historia de nuestra villa, y es imprescindible incluir en una obra que trate de Madrid, al menos una refe­rencia a su monu­mental Historia de la Villa y Corte de Madrid, en cua­tro tomos, escrita en colaboración con Juan de Dios de la Rada y Delga­do y Cayetano Rosell el año 1860. José Amador de los Ríos murió en Sevilla el 17 de marzo de 1878.

17.4.07

Amado Nervo (Calle de)

Amado Nervo (1870-1919)

Entre la avenida de Menéndez Pelayo y la calle de Juan de Urbieta. Distrito 3 (Retiro). Barrio del Pacífico.

Esta calle de la colonia Retiro está dedicada al escritor y diplomático mexicano Amado Nervo, que nació en la localidad de Tepic en 1870. Inició estudios eclesiásticos, pero pronto cambió los hábitos por la pluma. Sus primeras obras poéticas aparecieron a partir de 1898, y se encuadran en la estética modernista entonces en boga. En 1900 viajó a Europa, donde ocupó cargos diplomáticos en Madrid y París, y conoció a Rubén Darío. Sus traba­jos posteriores se orientan primero hacia una religiosidad un tanto peculiar y después hacia obras más sentimentales e íntimas. Murió en Montevideo en 1919. De entre sus escritos poéticos cabe destacar Perlas negras (1898), Místicas (1898), El éxodo y las flores del camino (1902), Los jardines inte­riores (1905), En voz baja (1909), Serenidad (1914), Elevación (1917), Plenitud (1918) y La amada inmóvil (1920). También se le deben artículos, crónicas, críticas literarias y novelas.

Por cierto, la célebre inspiradora de los más sentidos versos del poeta, la Amada Inmóvil, que realmente se llamaba Cécile Louise Dailliez, acompañó secretamente a Nervo hasta Madrid cuando en 1905 fue destinado a la embajada mexicana en nuestra villa. Vivieron juntos en el número 15 de la calle de Bailén -una placa lo recuerda-, y allí murio Cécile el 7 de enero de 1912, a causa de unas fiebres tifoideas. Y está enterrada en Madrid, en el cementerio de la Sacramental de San Lorenzo.

11.4.07

Álvarez Gato (Calle de)

Página del 'Cancionero de Álvarez Gato'
Entre las calles de Espoz y Mina y de Núñez de Arce. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol.

Hasta las primeras décadas del siglo XX esta calle era conoci­da simplemente como del Gato, y así aparece en la reedición de 1846 del plano de Tomás López. Aunque el origen más probable de este nombre está rela­ciona­do con el per­sonaje al que hoy está dedicada, hay una chusca tradi­ción que lo intenta expli­car, y, aun­que disparatada, merece ser contada. Dícese que cuando estos parajes no eran sino un coto de caza, se capturó un enorme gato mon­tés cuya piel sirvió para fabricar unas botas nada menos que al Gran Capi­tán. Eran unas botas semejantes a las que usó el emperador Carlo­magno, pero tenían un pequeño incon­veniente, y era que el olorcillo que despedían debía de ser bastante fami­liar para todos los felinos que se encon­traban cerca de ellas y en cuan­to lo notaban aprovechaban para acercarse y hacer sus necesida­des. Con esto, el olor, en lugar de menguar crecía más y más, hasta que el adalid decidió deshacerse de ellas y en un gesto de genero­sidad las regaló a su ayuda de cámara. El muy ingrato, en lugar de conser­var tan preciado presente, se lo vendió a un numismático de París, que seguro que soportó mejor el olor. Peñasco y Cambronero, además de decir que no se creen nada de esto, dudan si la tradición se ha de acomodar a esta calle o bien a la antigua pla­zuela del Gato, que se hallaba en la calle de Amaniel. De hecho, Répide la narra cuando habla de la susodicha plazuela. Sea como sea, nadie se lo cree.

Lo cierto es que la calle está dedicada a Juan Álvarez Gato. El linaje de los Gato es de los más antiguos de la villa, de la época de la conquista. Se cuenta que uno de los miembros de la familia escaló con la sola ayuda de una daga las murallas de Madrid sin im­portarle que los moros le estuviesen esperando. La comparación del audaz guerrero con un gato por su agilidad, hizo que el mote se con­virtiese en apellido. Muchos cronistas y estudiosos indican además que este hecho es el origen de que a los madrileños se nos llame gatos, aunque yo he oído decir también que el apelativo podría venir de la habilidad para escalar muros que mostraron las tropas madrileñas que contribuyeron a la conquista del reino de Granada por los Reyes Cató­licos.

Se supone que Juan Álvarez Gato tuvo sus casas en esta calle, aun­que Jerónimo de Quintana no opina igual y las sitúa junto a la iglesia de San Salvador. Álvarez Gato nació en nuestra villa alrededor del año 1440 y fue poeta. Al parecer fue converso, lo que le sirvió para poder ser mayordo­mo de Isabel la Católica, poco amiga de judaizantes como todos sabemos. Casó con una noble dama madrileña, pertene­ciente a uno de los más principales linajes de la villa, doña Aldonza de Luzón. Como poeta, es un hombre de su tiempo; compuso numero­sos versos de muchos géneros, algunos de los cuales aparecieron en el Cancionero General. Entre sus obras las hay de carácter amoroso, político, satírico, alegórico y moral. Él inició el género poético consis­tente en realizar poemas amatorios a lo divino. El rey Juan II lo tuvo en mucha estima; también sirvió a Enrique IV y a la reina Isabel, como antes se ha dicho. Murió en 1509, y fue enterrado en la capilla que su familia fundó en la iglesia de San Salvador.

En esta calle estuvieron los dos famosos espejos deformantes, uno cóncavo y otro convexo, citados por Valle-Inclán en sus Luces de Bohemia y a través de los que veía ese Madrid "absurdo, brillante y hambriento" que retrató en su primer Esperpento.

26.3.07

Álvarez de Baena (Calle de)

Uno de los más célebres restaurantes de Madrid está en esta calle
Entre las calles de María de Molina y de Pedro de Valdivia. Distrito 5 (Chamartín). Barrio de El Viso.

En las estribaciones de los Altos del Hipódromo, cerca del antiguo palacio de la Industria y de las Artes, hoy Museo de Ciencias Naturales y Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, se halla esta breve y tranquila calle, cuyo primitivo nombre fue de la Exposición, ya que el palacio antes mencionado fue construido entre 1881 y 1887 para albergar la Exposición Nacional de la Industria y de las Artes. Una vez que el edificio perdió su primitivo uso, la calle mudó su denominación y fue dedicada al importante historiador José Antonio Álvarez de Baena, nacido en nuestra villa mediado el siglo XVIII. Se ocupó principalmente de Ma­drid, y sus dos obras más importantes así lo atestiguan: Compendio histórico de las grandezas de la coronada Villa de Madrid (1786) e Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidad, armas, ciencias y artes (1789). Planeó tam­bién la elaboración de unos Anales de Madrid, proyecto presentado al Ayun­tamiento en 1791, pero que no llegó a realizar. Murió el año 1803.

Altamirano (Calle de)

El Apocalipsis, que comentó Altamirano
Entre la calle de la Princesa y el paseo del pintor Rosales. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles.

Calle de una de las zonas que más activas fueron durante los prime­ros años de desarrollo del Ensanche madrileño, zona que en principio no sólo albergó viviendas, sino también fábricas. Y precisamente aquí se esta­bleció un industrial apellidado Clot, que dio su primitivo nombre a la calle. Posteriormente, a finales del siglo XIX, fue dedicada al fraile trinitario Antonio de la Concepción Torres Altamirano, que nació en Madrid el 8 de diciembre de 1616. Era hijo de un fiscal del Consejo de Castilla. Llegó a ser general de la orden trinitaria descalza en dos ocasiones. Entre sus obras, destacan unos Comentarios morales y analógicos sobre el Apocalipsis. Murió en Salamanca el 4 de noviembre de 1685.

20.3.07

Alonso Martínez (Plaza de)

Manuel Alonso Martínez (1827-1891)
Entre las calles de Génova, Almagro, Santa Engracia y Sagasta y la plaza de Santa Bárbara. Distritos 1 (Centro) y 7 (Chamberí). Barrios de la Justicia, Trafalgar y Almagro.

Por esta plaza discurría antes de 1868 la cerca de Felipe IV. A su altura estuvo la puerta o, mejor dicho, el portillo de Santa Bárbara; a su altura, pero no en ella: Se encontraba algo más abajo, donde hoy se abre la plaza de Santa Bárbara, y por eso es allí donde se habla algo más de este portillo y su curiosa tradición. Tras el derribo de la mencionada cerca, en este paraje se formó una glorieta que primero se denominó de Santa Bárbara, y, por acuerdo de 12 de enero de 1891, pasó a llamarse tal y como hoy la conocemos. Cerca de esta plaza estuvo uno de los emplazamientos de la Real Fábrica de Tapices, precisamente llamada de Santa Bárbara; más detalles sobre esta Real Fábrica se dan en la calle de Vandergoten (donde hoy se halla situada).

Con el nombre de esta plaza se conoce toda un área de Madrid que es uno de los centros de la vida nocturna de la villa. Comprende esta zona los terrenos donde antaño se ubicaron los conventos de Santa Bárbara y Santa Teresa, y en los que hoy en día podemos encontrar muchísimos luga­res donde tomar unas copas con los amigos escuchando una más o menos ensordecedora música; causa el asombro de nuestros visitantes la contempla­ción de las muchedumbres que recorren durante las madrugadas de cualquier época del año este barrio.

Estatua de Alonso Martínez en la plaza de su nombre

Preside la plaza, en su esquina con Sagasta, la estatua del político que le presta su nombre. Manuel Alonso Martínez nació en Burgos en 1827. Muy joven, en 1854, entró en las Cortes; fue brillante su labor como diputa­do, lo que le valió el nombramiento como ministro de Fomento en 1855. Durante su labor en este ministerio influyó decisivamente en el progreso de las obras del Canal de Isabel II, que tres años después por fin trajo las aguas del Lozoya a la villa. En julio de 1856 era gobernador de Madrid cuando acabó el bienio progresista, y en el transcurso de los disturbios de julio de aquel año llegó a correr verdadero peligro su integridad. No volvió a descollar en la política hasta la Restauración; participó en la comisión que redactó la Constitución de 1876, y obra suya son el Código Civil que aún sigue vigente y el primer establecimiento del Jurado en Espa­ña. También se le debe la fundación de escuelas de medicina legal en Ma­drid, Barcelona y Sevilla, y la instauración del matrimonio civil. Murió en 1891.

Alonso Carbonell (Calle de)

Palacio del Buen Retiro, diseñado por Alonso Carbonell
Entre las calles de Tomás Borrás y de Gui­llermo de Osma. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de la Chopera.

Cerquita de Legazpi se encuentra esta pequeña calle, que lleva el nombre de un escultor y arquitecto español nacido en Valencia. Alonso Carbonel, Alonso Carbonell o Alfonso Carbonell, que de las tres formas lo he podido ver, desarrolló casi todo su trabajo en nuestra villa o bien en sus cercanías. Fue aparejador en las obras del Alcázar de Madrid, en el palacio del Pardo y en la Casa de Campo, y dirigió las del palacio del Buen Reti­ro. Posteriormente fue maestro mayor de todas las obras de la casa real. Tam­bién colaboró en la construcción del panteón real de El Escorial y en el retablo de la Merced (junto con Eugenio Caxés). También se le debe el convento dominico de Loeches, cerca de Madrid. En nuestra Villa murió el año 1660.

14.3.07

Alonso Cano (Calle de)

Inmaculada, de Alonso Cano (Catedral de Granada)
Entre el paseo del general Martínez Campos y la calle de Raimundo Fernández Villaverde. Distrito 7 (Chamberí). Barrios de Almagro y Ríos Rosas.

Esta larga calle del sector Norte del Ensanche está dedicada a un gran artista español del siglo XVII. Alonso Cano, nacido en Granada el 19 de marzo de 1601, fue arquitecto, pintor y escultor. Se formó primero con su padre, Miguel Cano, que se dedicaba a ensamblar retablos, y después estudió con Pacheco (en cuyo taller coincidió con Velázquez) y con Martínez Montañés. Estuvo, pues en Sevilla, pero hubo de abandonar esa ciudad a resultas de un desafío que tuvo con un enemigo artístico, Sebastián del Lla­no. Entre 1638 y 1651 residió en nuestra villa, donde llegó a ser maestro de dibujo del príncipe Baltasar Carlos. Se ordenó sacerdote en 1657 y diez años después, el 5 de octubre de 1667, murió en la misma ciudad que le vio nacer. Su agitada vida quizá impidió que sus extraordinarias dotes artísticas se desarrollasen plena­mente, lo cual no es óbice para que haya dejado obras muy importantes además de otras muchas que se perdieron. En la pintura, evolucionó desde un tenebrismo adoptado por influencia de la pintura italia­na, que conoció en Madrid, a una obra llena de luz y color. Destacan espe­cialmente sus vírge­nes, y sobre todo la Inmaculada que se conserva en la catedral de Granada. Su obra arquitectónica más importante también está en su ciudad natal; destaca la fachada de la catedral, iniciada por Diego de Siloé y acabada por él, y las iglesias de la Magdalena y del Ángel Custodio. Para muchos es en la escultura en la que mejor mostró su genio. Sus trabajos en este campo se inscriben en la corriente barroca andaluza, con una importante influencia de Martínez Montañés. Destaca especialmente la Inmaculada que se halla en el coro de la catedral de Granada.

Alonso del Barco (Calle de)

Entre la ronda de Valencia y la calle de Sebastián Elcano. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de Palos de Moguer.

No muy larga calle de un barrio que está en plena transformación, y de la zona eminentemente industrial que fue desde su creación hasta no hace demasiadas décadas pasará a ser un barrio residencial infestado de coches en doble fila. Está dedicada a Alonso del Barco, un pintor natural de la villa de Madrid, donde nació en 1645. Fue discípulo de José Antolínez; su obra, ingente, está especialmente representada en los edificios religiosos de Ma­drid. Murió en 1685.

6.3.07

Almudena (Calle de la)


Entre las calles Mayor y de Bailén. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio.

Una muy pequeña calle tiene dedicada la patrona de nuestra villa. Muy pequeña, pero inmejorablemente situada, puesto que aquí estuvo duran­te casi mil años un templo dedicado a Santa María de la Almudena. Nuestra callecita ha sido conocida de muchas formas: calle de la Almudena Chica, ya que el primer tramo de la calle Mayor también se llamó calle Real de la Almudena; y calle del Camarín de la Virgen o del Camarín de Santa María, porque aquí daba la capillita que, tras el altar de la vieja iglesia, contenía la venerada imagen.

La historia de la imagen de la Virgen de la Almudena constituye una de las más conocidas leyendas madrileñas. Se cuenta que cuando los árabes conquistaron la Península, los habitantes de la pequeña aldea que era enton­ces Madrid escondieron en un cubo de la muralla la imagen de la Virgen, escoltada por dos grandes cirios encendidos. Llega­ron los moros, y durante los más de trescientos años que Madrid fue musul­mana, la imagen permane­ció oculta, pero su recuerdo no se desvaneció entre las familias cristianas que aquí vivían, en una tradición oral que pasaba de generación a genera­ción.

Y cuando Alfonso VI conquistó Madrid, y su mezquita fue converti­da en iglesia cristiana, se planteó la recuperación de la imagen, incluso derribando toda la muralla si era necesario. Sin embargo, el 9 de no­viembre de 1083 (o de 1085) se cayó sola una parte de la defensa y allí apareció la imagen, con los cirios aún encendidos. Se supone que ese lienzo de la mura­lla estaba donde hoy una hornacina recuerda el prodigio. Allí, bajo la ima­gen de la Virgen, una leyenda reza:


YMAGEN DE MARÍA SANTÍSIMA
DE LA ALMUDENA
OCULTADA EN ESTE SITIO EL AÑO 712
Y DESCUBIERTA MILAGROSAMENTE EN EL DE 1085


No es demasiado errónea la localización, pues como bien se sabe, justo debajo del pretil de la cuesta de la Vega donde se halla esta hornacina, aparecieron en 1953 los 118 metros de la muralla árabe que hoy presiden el parque del Emir Mohammed I.


La muralla árabe frente a la entrada de la Cripta de la Almudena


La imagen de la Virgen fue descubierta, al parecer, junto a un alma­cén de grano, que los árabes llamaban almud, y de ahí le vino el nombre a la patrona de la villa. La leyenda es tan bella y está tan hondamente enraiza­da en el alma de los madrileños que me voy a abstener de intentar dar una alternativa racional.

El caso es que la imagen de la Virgen fue colocada en la mezquita reconvertida y desde entonces dura el culto mariano en Madrid. Acompañaba a la imagen un cuadro que representaba asimismo a la Virgen, llamada de la Flor de Lis, puesto que llevaba una en sus manos, y que la tradición indica que fue mandado hacer por la esposa de Alfonso VII, doña Constanza, hija del rey Enrique I de Francia. Este cuadro apareció, pintado en un muro, con motivo de unas obras que se realizaron en 1624 en la iglesia de Santa María, detrás del altar ma­yor. Desde entonces se conoció como la Virgen de la Flor de Lis y fue de mucha devoción para los madrileños, empezando por la familia real.


Maqueta de la antigua iglesia de Santa María la Real (Museo Municipal, Madrid)


Se ha supuesto la presencia de la iglesia de Santa María antes de la conquista musulmana, hipótesis apoyada por una lápida que apareció en ella durante una reforma efectuada en 1618 y que corresponde a un clérigo muer­to pro­bablemente en el reinado del rey visigodo Egica (687-702). La lápida ya no existe, pero es descrita con bastante detalle por diversos cronistas contempo­ráneos como Quintana, Dávila o Vera Tassis, y autores tan presti­giosos como Manuel Montero Vallejo no dudan de su autenticidad. Esta probable iglesia visigoda fue posteriormente transformada en mezquita mayor por los musulmanes, y tras la reconquista de Madrid volvió a ser iglesia cristiana, convirtiéndose en la primera parroquia de la villa, la más antigua, pues databa de los siglos XI o XII. Répi­de, citan­do a López de Hoyos, insinúa que pudo llegar a hacer de catedral, con su ca­nonjía, y ello a pesar de la oposi­ción que siem­pre plantea­ron los arzo­bis­pos de Toledo al estableci­miento de una sede epis­copal en la Corte. Lo cierto es que los inten­tos que se lleva­ron a cabo en los siglos XVI y XVII fracasaron. Por lo tanto, ya en el reina­do de Felipe IV, habién­dose desistido de la cons­trucción de un tem­plo mu­cho más suntuo­so, se procedió a una reforma de la iglesia de Santa María, que fue culmina­da en 1649. Fue una iglesia muy querida por los monarcas católi­cos, que en ella hacían su prime­ra entrada en la Corte. Y el Concejo hacía salir de ella sus más solem­nes procesiones. Muchas veces las reliquias de San Isidro y de Santa María de la Cabeza se pusieron a los pies de la Virgen de la Almu­dena en momen­tos de necesidad.

En 1777 amenazaba ruina, y la restauración la llevó a efecto Ventura Rodríguez. Tantas reformas hicieron que no quedase apenas nada de la primitiva y medieval parroquia. Y a pesar de su antigüedad y significación, fue derribada en octubre de 1868, para ensanchar la calle Mayor y alinear la de Bailén. Las imágenes de la Virgen fueron trasladadas a la iglesia del convento de monjas bernardas de la calle del Sacramento. En 1907 se inau­guró la cripta de la nueva catedral, y allí se llevó primero la antigua parro­quia y, en 1911, las imágenes. Al estallar la guerra civil volvieron al con­vento del Sacramento, y en 1954 pasaron a la catedral de San Isidro. En 1993, tras ser por fin consagrada la nueva catedral de la Almude­na allí tomó definitivo asiento la venerada efigie de la Virgen. Muy cerca de nuestra calle, en los jardines que bordea ya cerca de la calle de Bailén, tuvo su palacio la famosa princesa de Éboli, amante de Antonio Pérez. Y en nuestra calle fue donde asesinaron a Juan de Escobedo, el 31 de marzo de 1578, crimen que desencadenó la triste historia de la fuga de Antonio Pérez, la ejecución del Justicia Mayor de Aragón Lanuza y todo lo que posteriormente vino.

27.2.07

Almirante (Calle del)

Bandera capitana del Almirante de Castilla en la época de los Reyes Católicos (1492)Entre la calle del Barquillo y el paseo de Recoletos. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.

Sin nombre aparece esta calle en el plano de Texeira, aunque no es muy fácil precisar cuál es. Además es la mitad de larga, pues acaba en la hoy en día llamada del Conde de Xique­na, y entonces de los Reyes. En el plano de Espinosa ya aparece prolongada hasta el paseo de Recoletos, pero su tramo final recibe el extraño nombre de calle del Renchón. También consta que esta calle recibió en tiempos el nombre de Rincón de San Cristó­bal. Su denominación actual se debe a que aquí estuvo el suntuoso palacio del Almi­rante de Castilla Gaspar Henríquez de Cabrera, duque de Medina de Riose­co, que fue el fundador del cercano convento de San Pascual el año 1683 (véase paseo de Recoletos). El título de Almirante de Castilla lo recibió por primera vez el burgalés Ramón Bonifaz (1200-52), a quien el rey Fer­nando III encomendó el mando de una pequeña flota en el transcurso de la conquis­ta de Sevilla, el año 1248.

Es ésta una calle situada en un barrio animado y bullanguero en las noches de los fines de semana, y recorrido de día por una variopinta multi­tud que cae por aquí para observar los escaparates de sus numerosas tiendas de moda, y por estudiantes de todo tipo que paran luego en alguna de las muchas acade­mias de la zona. Yo tengo un especial recuerdo por una que estuvo en una vieja casa que tiene el número 2 de la calle; allí preparé mis primeras oposiciones...

20.2.07

Almendro (Travesía del)

'El milagro del pozo', de Alonso Cano (Museo del Prado)Entre las calles del Nuncio y del Almendro. Iguales distrito y barrio que la anterior.

Como se comentó en el artículo anterior, esta travesía fue antigua­mente parte de la calle del Almendro, hasta que ésta se prolongó hacia la Cava Baja. Esta pequeña travesía tiene un recuerdo del patrón de la villa, ya que dice la tradición que en ella se encontraba el establo donde San Isidro guardaba los bueyes de Juan de Vargas. Los propietarios de la casa donde se supone que estuvo el establo construyeron un pequeño oratorio que se abría todos los días 15 de mayo, y junto a él se conservaba un pozo que se decía era el que utilizaba el santo para sacar agua de él. Actualmente se sabe que ese pozo es realmente el que se encuentra en la casa número 2 de la Costanilla de San An­drés, que el Ayuntamiento ha convertido recientemente en museo de San Isidro.

Almendro (Calle del)

Un almendro (Prunus dulcis)

Entre la Cava Baja y la plaza de San Andrés. Distri­to 1 (Centro). Barrio del Palacio.

Aparece esta calle con su nombre en el plano de Texeira (porque en el de De Witt más se intuye que otra cosa), pero con una forma algo diferen­te a la que hoy en día tiene. No sale a la Cava Baja, sino que termina en la calle del Nuncio, englobando en su recorrido a la actual travesía del Almen­dro. Según cuentan Peñasco y Cambronero, ya en 1737 los vecinos pidieron que la calle saliese a la Cava Baja, pero ello no se logró hasta unos años antes de que ellos escribiesen su libro sobre las calles de nuestra villa, en 1889.

Pero hora es ya de explicar el origen de su nombre. Al parecer, Rodrigo de Vargas, descendiente de aquel Juan de Vargas que fue patrón de San Isidro, tenía aquí un jardín. La calle se abrió en el espacio que ocupaba dicho jardín, y cuando éste desapareció sólo quedó un almendro en el centro de la vía, de donde vino la denominación. El arbolito sobrevivió hasta el año 1742, cuando el corregidor, que era el marqués de Rafal, lo hizo cortar porque estorbaba. Isabel Gea recoge una segunda teoría, según la cual cuan­do se incendió el pósito que hubo en esta zona hasta el siglo XVIII, lo único que sobrevivió al fuego fue un almendro.

Como muy bien se puede apreciar en el plano de Texeira, esta calle fue un adarve de la muralla del siglo XII; en un solar ajardinado -hay un par de almendros- y vallado que se encuentra a la altura de los números 15-17 de la calle se puede con­tem­plar un pequeño fragmento de esa muralla.

12.2.07

Almagro (Calle de)

Diego de Almagro (c. 1475-1538)Entre la plaza de Alonso Martínez y la glorieta de Rubén Darío. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro.

Nos encontramos con una de las calles más señoriales de Madrid, en la que se pueden encontrar algunos de los palacetes más bellos y viviendas más suntuosas de todo el Ensanche, a pesar de que en el proyecto de Castro estaba prevista su supre­sión. Uno de los primeros palacetes que se levantó fue propie­dad de la familia de Francisco Silvela y ocupaba el número 28. Ac­tualmente en su solar hay varios edificios de viviendas. En el número 9 de la calle aún existe el Asilo de las Hermanitas de los pobres, en un edificio construido por Antonio Ruiz de Salces el año 1875, al que se trasladaron las monjas desde la calle de Santa Engracia, donde estaban desde que en 1851 se establecieron en Madrid. En 1927 se procedió a una amplia­ción del Asilo, obra dirigida por Manuel Martínez Oyuelos.

De entre los diversos arrabales que a lo largo de los siglos fueron surgiendo fuera de la cerca en que Felipe IV encerró a Madrid, el que, cuan­do ésta se derribó en 1868, tenía mejor aspecto era el de Chamberí, donde se inserta nuestra calle. Incluso, mucho antes de que se presentase el proyec­to de Ensanche, ya se habían explanado una serie de paseos arbolados al norte de la cerca. Uno de ellos se convirtió posteriormente en la calle de Almagro, aunque su primitivo nombre era el de paseo del Huevo. Peñasco y Cambro­nero ignoran el origen de tan pintoresco nombre, y Répide no dice nada al respecto. Isabel Gea indica que hay quien dice que por aquí hubo en el siglo XVIII una granja que abastecía a la villa de huevos, aunque no da mucho crédito a la explicación.

En el paseo del Huevo se construyó en 1846 un hipódromo, el se­gundo que hubo en la villa tras el que estaba en la Casa de Campo. No tuvo mucho éxito, y en 1848 cerró; en su solar una asociación vasca levantó un local para celebrar fiestas típicas de aquella región.

Después de la revolución de 1868 la calle mudó su nombre y fue dedicada al general Winthuyssen; esa es la denominación que recibe en el plano de Ibáñez de Ibero. Francisco Javier Winthuyssen fue un heroico marino español del siglo XVIII, fundador de la Academia de Guardias Mari­nas de El Ferrol, que luchó en numerosas batallas navales frente a los ingle­ses.

Desde 1872 la calle recuerda a Diego de Almagro. Pero, ¿a cuál de los dos? Si bien Peñasco y Cambronero y Répide se refieren al padre, Isabel Gea indica que está dedicada al hijo, Diego de Almagro el Mozo. Hablemos un poco de los dos. El padre nació en Almagro (Ciudad Real) hacia 1475. En 1514 pasó a América, concretamente a Panamá. Participó en varias expediciones hasta 1524, en que junto con Francisco Pizarro y Hernando de Luque se propuso la conquista de las tierras situadas más al Sur. En 1533 se unió a Pizarro en Perú; junto con él, ejecutó al inca Atahualpa. En 1535 inició la conquista de Chile. Una serie de disputas territoriales con la ciudad de Cuzco como prota­gonista, provocaron una cruenta guerra civil entre Almagro y los hermanos Pizarro. Apresado Almagro, fue ejecutado en Cuzco en julio de 1538. Diego de Almagro el Mozo, su hijo natural, nacido en Panamá en 1518, fue el encargado de vengar a su padre, pues en 1541 hizo a su vez ejecutar a Piza­rro. Sin embargo, fue vencido por las tropas imperiales de Carlos V manda­das por Vaca de Castro y en 1542 también acabó en el cadalso.

5.2.07

Alicante (Calle de)

Una playa de Alicante
Entre el paseo de las Delicias y la calle del Plomo. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Delicias.

Esta calle, de haberse cumplido fielmente el proyecto de ensanche, hubiese sido mucho más larga, ya que habría terminado en la calle del Em­pecinado, o, mejor dicho en su nunca realizada prolongación hacia el Sur, como se puede apreciar muy bien en el plano de Núñez Granés. Dicho plano es muy optimista con las realizaciones del ensanche, y por eso a veces las calles llevaron derroteros muy diferentes a los que se indican en él.

Alicante, provincia de la Comunidad Valenciana, tiene 1.783.555 habitantes empadronados en 2006. De ellos, 322.431 corresponden a la capital. Destacan las localidades de Alcoy, con 60.590 habitantes, Benidorm, con 67.627, Elche, con 219.032, y Orihuela, con 77.979. Zona eminentemente turística, de playas increíblemente abarrotadas en verano, a veces, imagino que con franco desacuerdo de sus habitantes, es conocida como la playa de Madrid, por el gran núme­ro de paisanos nuestros que visitan aquellos lares durante sus vacacio­nes. (No es extraño, pues, que todo un barrio de Benidorm haya rotulado sus calles con nombres muy “madrileños”: paseo de la Castellana, calle de Goya, de Serrano, de la Montera, Atocha, paseo de las Acacias...) Y además, de allí salen la mayor parte de los exqui­sitos turrones que todos degustamos en Navidad.

Alhambra (Pasaje de la)

María Álvarez Tubau (1854-1914), célebre actriz madrileña que actuó en el teatro de la Alhambra
Entre las calles de San Marcos y de Augusto Figueroa. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.

Recibe el nombre este pasaje del desaparecido teatro de la Alhambra, que ocupaba el solar donde hoy se abre. Primitivamente aquí estuvo el con­vento de mercedarias calzadas de San Fernando, del que se hablará un poco más en la calle de la Libertad, y cuando fue derribado en 1869, se proyectó la construcción del susodicho teatro, cuyas accesorias daban a este pasaje. Fue muy famoso en el último cuarto del siglo XIX, y en él se re­presentaron desde el género chico y las variedades (parece ser que fue el pri­mer coliseo donde se dieron ese tipo de espectáculos) hasta la ópera, el sainete y el teatro clásico. Grandes actores, como María Tubau o Mario Emilio López Chaves, Emilio Mario, pisaron su escenario. Además, junto al teatro había unos jardines donde los madrileños salían a tomar el fresco en las noches de verano durante los descansos de las representaciones. El teatro cerró en 1905, y el jardín no tardó mucho más en desapa­recer, aunque ambos dejaron su nombre a este pasaje.

30.1.07

Algeciras (Calle de)

Entre la cuesta de las Descargas y la Ronda de Sego­via. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio.

Breve calle, situada en los antiguos confines de la villa, al pie de la colina de las Vistillas, hoy coronada por el edificio neomudéjar del Semina­rio Conciliar. Su primitivo nombre, como indica Répide, fue el de Argollón, sin que el cronista dé explicación alguna de su significado.

Y bien, la calle lleva el nombre de una importante ciudad mediterrá­nea, situada en la provincia de Cádiz. Algeciras, que preside la bahía de su nombre, tiene 112.937 habitantes según el padrón de 2006 y es uno de los puertos más importantes de España, además de constituir un centro industrial de primer orden. Tiene antecedentes fenicios (Karteia) y romanos (Iulia Traducta), pero su nombre actual deriva del árabe Al-Yazira, que significa La Isla. Fue reconquistada en 1344 por Alfonso XI, y desde que los británi­cos ocuparon Gibraltar adquirió una importancia creciente, de manera que en 1755 se convirtió en municipio independiente al separarse de San Roque.

La conquista de Algeciras por Alfonso XI tiene una supuesta relación con una de las más antiguas iglesias de Madrid, la de San Pedro. Ya nos ocuparemos de ella con más detalle, pero de momento digamos que, aunque citada ya en el fuero de Madrid de 1202 como parroquia, muchos historiado­res creyeron erróneamente que esa iglesia estaba situada más hacia Puerta Ce­rrada; es cierto que la iglesia primitiva no se hallaba en el mismo lugar que la que ha llegado hasta nosotros, pero no estaba tan lejos. La presunta iglesia cercana a Puerta Cerrada sería derribada y sustituida el año 1345 por otra que se construyó en el lugar que actualmente ocupa, precisamente por orden de Alfonso XI y como conmemoración de la conquista de la ciudad de la que hemos habla­do.

23.1.07

Alfonso XII (Calle de)

Alfonso XII (1857-1885), rey de España entre 1875 y 1885
Entre la plaza de la Independencia y el paseo de la Infanta Isabel. Distrito 3 (Retiro). Barrio de los Jerónimos.

Fue Felipe II el que mandó preparar en el convento de San Jerónimo un cuarto donde retirarse en la época de Cuaresma, Semana Santa o luto. En ese cuarto había una ventana que comunicaba con la iglesia para así poder oír misa. Unas décadas después, el conde-duque de Olivares hizo levantar para Felipe IV un palacio en estos terrenos, y el cuarto de retiro penitencial también se pudo utilizar como lugar de descanso. De esta forma nació el Real Sitio del Buen Retiro, una posesión de diecisiete millones de pies cua­drados, es decir, unas 190 hectáreas, donde hubo un suntuoso pala­cio del que hoy en día sólo quedan algunos restos. Se cons­truyó entre 1630 y 1640, y fueron sus arqui­tectos Alonso de Carbonell y Giovanni Battista Crescenci. En el plano de Texeira está reflejada muy detalladamente la estructura del palacio, con su plaza mayor, plaza principal, jardines del rey, la reina y el príncipe, coliseo de comedias, y el caballo de bronce, la estatua de Felipe IV que hoy ocupa el centro de la plaza de Orien­te. Tuvo su época álgida precisamente en el reinado de Felipe IV, cuando se convirtió en el centro de la vida cortesana, lugar de recreo y diversión donde el conde-duque tenía distraído al rey para ocuparse personalmente de los negocios del Estado.

El Casón del Buen Retiro

Cuando en el reinado de Carlos III se finalizan las obras del palacio real, empieza el serio declive del Real Sitio del Buen Retiro. Al ocupar los fran­ceses Madrid se apoderaron de un palacio ya ruinoso, y contri­bu­yeron generosamente a su desaparición. En 1812 lo abandonaron; sólo quedaban en pie el ala sur y el salón de baile. El ala sur, llamada salón de Reinos, fue arreglada para transformarla en un edificio individual y tras albergar el Museo de Artillería se convirtió posteriormente en Museo del Ejército. De este edificio se hablará algo más en la calle de Méndez Núñez. El salón de baile, que hoy conocemos como Casón del Buen Retiro o, sim­plemente, el Casón, es un elemento tardíamente añadido al palacio. Comenzó su construc­ción en 1637 según proyecto de Alonso de Carbonell y no se llegó a termi­nar del todo hasta los primeros lustros del siglo XVIII. Fue José del Olmo el arqui­tec­to, y en 1701 comen­zaron los trabajos. Muchos usos ha tenido el edificio desde entonces. De salón de baile pasó a Gabinete Topo­gráfico, y bajo la dirección de León Gil de Palacio -del que habrá oportuni­dad de hablar más adelante- en él se expu­sieron modelos en relieve de varias ciuda­des de Espa­ña, entre ellos el magní­fico de Madrid que hoy puede admi­rarse en el Museo Munici­pal. Pero en 1830 finaliza la existencia del Gabinete. Después, en 1834, se utilizó el Casón como Esta­men­to de Pró­ceres, y más adelante como picadero y gimna­sio real. Tras la Revo­lución de 1868 el Estado se incautó de él; primero se instaló allí un Museo de Repro­duccio­nes Artísticas y des­pués se convirtió en Museo Ro­mántico y, desde 1971, de Arte del siglo XIX, como anexo del Museo del Prado. Cuan­do en 1981 los Estados Unidos devolvieron el Guernica de Picasso, se colocó aquí, confor­me a los deseos del pintor malagueño, cuya obra, según él, debía exhibirse en el Museo del Prado. Por eso levantó polémica su traslado al Centro de Arte Reina Sofía.

El 'Guernica' de Picasso recién instalado en el Casón del Buen Retiro

Poco conserva hoy el Casón de su inicial aspecto. Tantos cambios de uso han asimismo variado su fisonomía. Sus dos fachadas fueron realiza­das en el siglo XIX. La principal, que es opuesta a nuestra calle, fue arrasa­da por el ciclón del 12 de mayo de 1886, y su reconstruc­ción, que acabó en 1891, lleva la firma de Ricardo Velázquez Bosco. La fachada de la calle de Alfonso XII, obra de Agustín Felipe Peró, Manuel Antonio Capo y Mariano Carderera, se hizo en 1877. Ya dentro del edificio, destaca el fresco realiza­do por Lucas Jordán como un encargo de Carlos III, fresco que es una ale­goría de la orden del Toisón de Oro.

Fresco de Lucas Jordán en el techo del Casón del Buen Retiro

Isabel II regaló el Retiro a los madrileños. Pero no entero, ya que grandes trozos de terreno fueron segregados con el fin de urbanizarlos. Uno de estos fragmentos es el que limitan nuestra calle y el paseo del Prado. Si bien el proyecto data de 1865, no fue sino tras la Revolución cuando se inició. En el plano de Ibáñez de Ibero se puede apreciar que aún no hay nada más que algunos desmontes y terraplenes para delinear las futuras calles. Su desarrollo fue más rápido que el del Ensanche propiamente dicho, y en 1916 aparece ya como un barrio consolidado. Cuando nuestra calle se formó como tal, en 1869, recibió el nombre de Granada, que fue cambiado en 1878 por el actual.

El Observatorio Astronómico

Hay otra construcción muy destacada en nuestra calle. Muy cerca de su final, coronando el antiguo cerro de San Blas, está el Observatorio Astro­nómico, centro científico creado en la época del monarca ilustrado Carlos III. Fue Jorge Juan quien sugirió su fundación, y en 1785 Juan de Villanueva realizó el proyecto. Las obras dieron comienzo en 1790. Fueron muy lentas, tanto que seguían cuando los franceses ocuparon Madrid. Al acabar la guerra el edificio estaba muy dañado, y además los franceses se encargaron de des­truir el telescopio. En 1813 se reanudaron los trabajos, que concluyeron en 1845. Fueron dirigidos sucesivamente por Santiago Gutiérrez de Arintero y Narciso Pascual y Colomer. Desde entonces de pudo utilizar para los fines científicos que fue creado, hasta que la contaminación lumínica de Madrid lo imposibilitó para la observación del cielo y hubo de ser trasladado a Ye­bes, un pueblo de la provincia de Guadalajara.

Ya Répide se queja de que la construcción de viviendas en la base del cerro de San Blas en lugar de su ajardinamiento afea la zona e impide ver la bella perspectiva del Observatorio. Hoy en día existe el proyecto de derribar casi todas las casas que hay en la acera de la izquierda al final de nuestra calle, proyecto que parece poco viable dadas las grandes indemniza­ciones que deberían cobrar los vecinos en una zona muy cara.

Casi toda la acera izquierda de la calle da al parque del Retiro. En la verja que delimita el parque hay algunas puertas muy interesantes de las que se tratará cuando demos un paseo por el Pulmón de Madrid.

Por último, se debe indicar que en el número 62, muy cerca ya del final de la calle, y lindando con el Museo Nacional de Etnología, vivió el gran científico Santiago Ramón y Cajal, hecho que es recordado por una modesta placa en el dintel de la puerta.

Alfonso XII, hijo de Isabel II, nació en Madrid en 1857. Siguió a la reina al exilio en 1868, y dos años después recogió los derechos a la corona de España por renuncia de su madre. Entre 1870 y 1873 tres bandos monár­quicos se disputaban la corona, los alfonsinos, organizados en torno a Cáno­vas; los pocos que apoyaban a Amadeo I, y los carlistas, que iniciaron una nueva guerra civil en 1872. Cuando renunció Amadeo I y se proclamó la República, todos los monárquicos, excepto los carlistas, aún alzados en armas, reconocieron a Alfonso como rey legítimo. Tras el pronunciamiento de Martínez Campos en diciembre de 1874, accedió al trono. Participó poco en la vida política; la dejó en manos de Cánovas, quien se repartió con Sagasta el poder durante todo su reinado. Se promulgó la Constitución con­servadora de 1876, que hasta la fecha ha sido la que más tiempo ha estado en vigor en España. Alfonso XII acabó en 1876 con la guerra carlista y en 1878, tras la paz de Zanjón, con la de Cuba, lo que le valió el sobrenombre de el Pacificador que le dan algunos historiadores.

Casó dos veces. La primera con su prima María de las Mercedes de Orleans, en un matrimonio por amor que ha sido fuente inagotable de folleti­nes y melodramas por el tinte trágico que tuvo la muerte de la reina a los dieciocho años de edad y escasos meses de matrimonio. Su segunda esposa fue María Cristina de Habsburgo, a la que dejó viuda y preñada. Murió en el palacio del Pardo el 25 de noviembre de 1885. Seis meses después, el 17 de mayo de 1886 nacía su hijo póstumo, Alfonso XIII, rey desde que su madre lo trajo al mundo. En diversas ocasiones ha cambiado la denominación de esta calle. Pri­mero se llamó de Granada, antes de recibir el nombre actual. Don Ma­nuel Azaña afirmaba que "una de las primeras cosas que hace en nuestro país cualquier movimien­to político, es cambiar los nombres de las calles. Inocen­te manía, que parece responder a la ilusión de borrar el pasado hasta en sus vestigios más anodinos y apoderarse del presente y el mañana". Así, con el adveni­miento de la Segunda República, la calle de Alfonso XII mudó su nombre por el de Alcalá-Zamora. Pero casi surrealista fue el cambio produ­cido durante la guerra, calificado de "ocurrencia divertida" por el propio Don Manuel: La calle se llamó de la Reforma Agraria. Nada comparado con el rimbom­bante nombre que se asignó a la cercana de Antonio Maura, nada menos que calle de las Milicias de Retaguardia de las Juventudes Socialistas Unificadas.

16.1.07

Alfonso XI (Calle de)

Alfonso XI de Castilla y León (1311-1350)
Entre las calles de Alcalá y Méndez Núñez. Distrito 3 (Retiro). Barrio de los Jerónimos.

Nos encontramos con una calle que se abrió en el último tercio del siglo XIX, cuando se empezó a urbanizar un gran trozo que se segregó del real sitio del Buen Retiro, y que hoy es el elegante y tranquilo barrio de los Jerónimos. En esos primeros años, nuestra calle sólo llegaba hasta el cruce con la que hoy se llama Juan de Mena, ya que el espacio que media entre ésta última y la calle de Alcalá estaba ocupado por los Jardines del Buen Retiro. Cuando en 1905 desaparecieron y se urbanizó su parcela, se prolon­gó la vía hasta la calle de Alcalá; se dedicó a la Reina Mercedes. A su altura se hallaba aproximadamente el palacio de San Juan, que formaba parte del complejo del Buen Retiro y cuya huerta formó después los mencionados jardines. Este palacio desapareció a la vez que su antiguo parque, y sobre él hay edificada una manzana de burguesas viviendas. El 26 de agosto de 1910 el Ayuntamiento decidió que toda la calle pasase a llamarse de Alfonso XI.

El rey de Castilla y León Alfonso XI fue hijo de Fernando IV el Emplazado y de Constanza de Portugal. Nació en Salamanca en 1311, y un año después subió al trono; en su minoría la regencia fue ocupada por su abuela María de Molina. En 1325 asumió personalmente el gobierno. Reali­zó una serie de reformas jurídicas que están recopiladas en el Ordenamiento de Alcalá; entre otras cosas suprimió las hermandades, limitó el poder de la nobleza e instituyó el cargo de Corregidor, substituyendo las asambleas de vecinos por consejos o corregimientos. Quizá los hechos más importantes de su reinado fueron la victoria que junto al río Salado obtuvo frente a los benimerines (1340) y la conquista de Algeciras (1344), que supusieron el fin de las invasiones africanas de la península. Murió en Gibraltar en 1350.

8.1.07

Alfonso X (Calle de)

Alfonso X el Sabio (1221-1284) y su corte
Entre el paseo de Eduardo Dato y la calle de Rafael Calvo. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro.

Pequeña calle para un gran personaje. Nacido en Toledo en 1221, hijo de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia, Alfonso X de Castilla y León, siempre conocido como el Sabio, inició su agitado gobierno el 1 de junio de 1252. Si su actividad como estadista no fue todo lo acertada que se podía esperar, como erudito no tiene quizá parangón entre todos los monar­cas que en España ha habido. Conquistó Murcia y algunas ciudades de Anda­lucía, pero su vista estaba puesta mucho más lejos. Intentó sin éxito apode­rarse del Algarve portugués y fracasó de la misma manera al reclamar el trono nava­rro. Pero sin duda la empresa más colosal de este rey fue el ha­cerse elegir emperador de Alemania, lo cual consi­guió con ímprobos esfuer­zos para luego rechazar la elección (1275), agobia­do por la presión del Papa y de los benimerines, que pretendían recuperar el terreno perdido por el Islam en España. Además, el final de su reinado se vio ensangrentado por la gue­rra que sostuvo con su propio hijo Sancho, que a la postre habría de sucederle.ç

Su obra abarca numerosos campos: Ciencia, leyes, historia, poesía. Destacan sus estudios sobre astronomía (Tablas Alfonsíes, Libros del saber de astronomía), algunos juegos (Libros de axedrez, dados e tablas), e histo­ria de España y Universal (Crónica General, General e grand esto­ria). Como compilador de leyes se ocupó de unificar la jurisprudencia de todo el reino frente a las peculiaridades que los fueros daban a muchas ciudades. El prin­cipal resultado de esta tarea fueron las Siete Partidas (1256-65), aunque también cabe mencionar el Setenario, el Fuero Real y el Espécu­lo. Y su obra poética está coronada por las Cantigas de Santa María, poe­mas laudatorios de la Virgen escritos en gallego muchos de los cuales son obra del propio Alfonso X. Este rey sabio e infeliz murió en Sevilla en 1284.

Alfonso VI (Calle de)

Alfonso VI de Castilla (1040-1109)
Entre las plazas del Alamillo y de la Paja. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio.

Para una villa milenaria como Madrid casi se puede conside­rar reciente la apertura de esta calle, ya que no figura como tal hasta 1545, con el primitivo nombre de San Isidro, que llevó hasta 1835, cuando pasó a ser del Aguardiente a causa de una absurda leyenda recogida por primera vez por el estudioso Antonio Capmany. Según esta leyenda, en esta calle se hallaba el establecimiento en el que en tiempo de los moros se dispensaba el aguardiente, algo que carece de fundamento si se tiene un mínimo conoci­miento de la ley coránica, que entre otras cosas prohíbe el consumo de alcohol. Además, como ya se ha mencionado, hasta 1545 no consta la exis­tencia de esta calle. Fue en 1878, y a petición de los propios vecinos cuando se la nombró tal y como hoy la conocemos. Está dedicada al rey de Castilla y León Alfonso VI, nacido en 1040 y muerto en Toledo en 1109. Reinó desde 1065 y en sus cuarenta y cuatro años de gobierno pasaron muchas cosas, pero la que más nos interesa es que en 1083 ó 1085 conquis­tó definiti­vamente Madrid, como paso previo a la toma de Toledo, que realizó unos años des­pués.

22.12.06

¡Feliz Navidad!

La Plaza Mayor en Pascuas de Navidad, dibujo de D. Araujo (1886) Feliz Navidad a todos cuantos tengan la paciencia de leer estos garabatos (y gracias por hacerlo).

19.12.06

Alenza (Calle de)

Leonardo Alenza y Nieto (1807-1845), pintura que se creyó autorretrato (Museo Lázaro Galdeano, Madrid)
Entre las calles de Ríos Rosas y de Raimundo Fernández Villaverde. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Ríos Rosas.

Calle del Ensanche Norte, en la zona conocida como Chamberí-Ríos Rosas-Canal. En su comienzo y en su final bordea dos importantes edificios de los que se hablará en su momento: La Escuela de Ingenieros de Minas, cuya reseña corresponde a la calle de Ríos Rosas, y el antiguo Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula, actualmente sede de las Consejerías de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, del que se tratará en la calle de Maudes. Muy cerca de su final, junto al Hospital antes mencionado, hubo desde los años treinta una curiosa y pintoresca colonia de hotelitos que se construyeron para alber­gar ayudantes y técnicos de arquitectura. Sin embargo, el alto valor de estos terrenos condenó la colonia a la desaparición, que se fue verificando poco a poco desde los años setenta, hasta que en 1985 fue definitiva. Hoy ocupan sus solares modernos edificios de viviendas.

Leonardo Alenza y Nieto, titular de la calle, fue un gran pintor y dibujante que nació en Madrid el 6 de noviembre de 1807. A pesar de que su formación fue eminentemente clásica, su obra está inmersa completamente en la época romántica que le tocó vivir. Muchas veces se le ha designado como un seguidor e incluso un imitador de Goya, pero la realidad es que poseyó una personali­dad propia y definida como artista. Se le puede conside­rar casi como un pintor costumbrista, y más un pintor madrileñista, pues en sus obras plasmó muchas veces los tipos populares de la villa que le vio nacer. No en vano vino al mundo en pleno barrio de la Morería y fue bauti­zado en la madrileñísima parroquia de San Andrés.

Pintor prolífico, cultivó todos los géneros, y entre sus obras cabe mencionar Majas al balcón -quizá el más influido por Goya-, El Dos de Mayo, El Viático, Escena siniestra, El sacamuelas, El gallego de los Curri­tos, algunos retratos entre los que descuella el del torero Fancisco Montes Paquiro y cuadros históricos como La proclamación de Isabel II. Répide destaca uno especial­mente, el que durante mucho tiempo hizo de reclamo del Café de Levante de la Puerta del Sol, obra que al cerrar el establecimiento fue salva­da de la desaparición por José Lázaro Galdeano, y que muestra una típica escena del interior del café. Al final de su vida vio reconocido su mérito: Ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 6 de noviembre de 1842. Pero poco más vivió, pues una larga y penosa enfermedad acabó con él el 30 de junio de 1845. A pesar de su fama, necesitó de la limosna para poder ser enterrado en el Cementerio de San Luis, y al clausurarse éste sus restos fueron trasladados y perdidos en el Cementerio General del Sur. Ingrato fin para los despojos de uno de los mejores pintores madrileños y españoles del siglo XIX.

Célebre pintura de Alenza: 'Alegoría del suicidio romántico' (Museo de Arte del Siglo XIX, Madrid)

11.12.06

Alejandro Saint-Aubin (Calle de)

Alejandro Saint-Aubin (1857-1916)
Entre la calle de Guillermo de Osma y el paseo de la Chopera. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de la Chopera.

No hemos de alejarnos mucho de la calle que acabamos de comentar para encontrarnos con esta otra, aún más pequeña, que está dedicada al pintor, profesor y crítico de arte, periodista y político Alejandro Saint-Aubin y Bonnefón. Quizá descendiente de una famosa familia francesa de artistas del mismo apellido que destacó en el siglo XVIII, Alejandro Saint-Aubin fue sin embargo plenamente español. Nació en 1857 y murió en 1916; a lo largo de su vida publi­có sus artículos y críticas en los principales periódicos españoles. Como pintor, su obra más importante es la titulada Burlado y vencido. Fue además diputado en tres ocasiones; era cuñado de José Canalejas, asesinado en 1910 siendo presidente del Gobierno.

Alejandro Ferrant (Calle de)

'El pabellón de España en la Exposición Universal de París de 1878' (c. 1879), pintura de Alejandro Ferrant y Fischermans (1843-1917)

Entre el paseo de las Delicias y la calle de la batalla de Belchite. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Delicias.

Hasta el barrio de Legazpi nos trasladamos para llegar hasta esta pequeña calle, que recuerda a un pintor madrileño. Alejandro Ferrant y Fischermans, miembro de una notable familia de artistas, nació en nuestra villa el año 1843. Aunque cultivó diversos géneros como el retrato o la pintura histórica, se especializó en murales, de los que dejó muestras en el oratorio del palacio del Pardo, la diputación de Navarra o el palacio de Justicia de Barcelona. También se ha de hacer notar que participó en la decoración pictórica del interior de la basílica de San Francisco el Grande, el año 1885, y se le deben parte de las escenas de la vida de San Francisco de la capilla mayor y de las pinturas de los plementos de la cúpula. Asimis­mo, fue director del Museo de Arte Moderno de Madrid. Murió en su villa natal en 1917.