23.4.21

Francisco Santos (Calle de)

 

Portada de una de las obras de Francisco Santos
(Biblioteca Digital de Castilla y León)

Entre la avenida de los Toreros y la calle de Eraso. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Guindalera.

Cuando estos pagos aún eran el “ensanche de la Guindalera” (a decir de Peñasco-Cambronero) surgió esta calle, que era su límite y estaba cruzada por la acequia del Este, también conocida como “el Canalillo”. Era entonces su nombre el de calle de Abenoza, es probable que el apellido de alguno de los dueños de las tierras. El 2 de marzo de 1887 fue dedicada a Francisco Santos, escritor costumbrista madrileño del siglo XVII. Poco se sabe de su vida; nació el 20 de octubre de 1623 en el Campillo de Manuela, según propia declaración en una de sus piezas teatrales. Perteneció a la Guardia Real bajo Felipe IV y Carlos II y se conoce el listado de sus obras gracias a un inventario incluido en uno de los libros de Diego de Torres Villarroel. Répide nos aclara que uno de los nueve hijos habidos en su matrimonio con María Muñoz fue Juan Santos, religioso que llegó a cronista de su orden, la de San Juan de Dios. Francisco Santos murió en Madrid en 1698.

16.4.21

Francisco de Rojas (Calle de)

 

(Biblioteca Nacional, Madrid)

Entre las calles de Sagasta y Luchana. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Trafalgar. 

Como casi todas las del barrio de Chamberí, nuestra calle se creó en la segunda mitad del siglo XIX en el paraje que se conocía como “Campo del tío Mereje”. Desde el 21 de julio de 1880 recuerda a Francisco de Rojas Zorilla, dramaturgo español del siglo XVII. Nacido en Toledo el 4 de octubre de 1607, su carrera comenzó colaborando con otros autores, como Calderón de la Barca, aunque pronto empezó a gozar del favor real y muchas de sus comedias se estrenaron como entretenimiento para Felipe IV y su corte. Entre sus obras más conocidas están Del rey abajo, ninguno o Entre bobos anda el juego. Sus aproximadamente 70 piezas conservadas incluyen también dramas y autos sacramentales. Introdujo ciertas novedades en sus comedias que llegaron a influir en el mismísimo Molière. Murió en nuestra villa el 23 de enero de 1648.

9.4.21

Francisco Ricci (Calle de)

 

Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid (1683), óleo de Francisco Ricci
(Museo del Prado, Madrid)

Entre las calles de Blasco de Garay y Guzmán el Bueno. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Gaztambide.

Esta breve calle, primero denominada de San Fausto, lleva desde el 2 de marzo de 1887 el nombre con el que hoy es día es conocida. Es el de Francisco Ricci (o Rizi) de Guevara, un pintor español nacido en Madrid el 9 de abril de 1614. Era hijo de Antonio Ricci, artista italiano que vino a España para participar en la decoración del monasterio de El Escorial. Discípulo de Vicente Carducho, trabajó en el Real Alcázar desde 1639, aunque también estuvo vinculado a numerosas iglesias y conventos de la villa, además de a la catedral de Toledo. En 1656 fue nombrado pintor del rey y disfrutó de algunos años de éxitos, hasta que el auge de Carreño de Miranda lo llevó a alejarse de la villa y corte en la década de 1670. Desde 1683 recuperó en parte el favor real y un par de años después se le encargó un importante cuadro para la sacristía de El Escorial que no llegó a terminar, pues murió en aquel lugar el 2 de agosto de 1685. De entre sus numerosos discípulos, el más destacado fue Claudio Coello.

26.3.21

Francisco Piquer (Calle de)

Estatua del padre Piquer, sita frente a la que fue sede
de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid,
en la plaza de las Descalzas
(Obra de José Alcoverro; foto CC BY-SA Luis García)

Entre las calles de San Martín y de las Hileras. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Es la nuestra una calle que se abrió en los terrenos que en su día ocupó el convento de San Martín y por la que no se puede pasar, pues está siempre cerrada por unas verjas, algo que ya constató Répide cuando habló de ella. Constituye la espalda del antiguo edificio de la Caja de Ahorros de Madrid y tiene su lógica, pues está dedicada desde el 28 de abril de 1874 (primero como calle de Don Francisco Piquer y desde el 1 de enero de 1916 con la denominación actual) a alguien que tiene mucho que ver con ella. Francisco Piquer y Rudilla nació en la localidad turolense de Valbona, donde fue bautizado el 5 de octubre de 1666. Destinado a la iglesia, hacia 1693 llegó a Madrid, donde ingresó en el convento de las Descalzas como capellán cantor. En 1702 estableció el Monte de Piedad de Madrid (“Nuestra Señora del Santo Monte de Piedad de las Ánimas”), que fue el modelo de los que se fueron creando en el resto de España y que luego darían origen a las Cajas de Ahorros. De ahí lo apropiado de la ubicación de su calle. Murió en nuestra villa el 13 de septiembre de 1739.

19.3.21

Francisco Morano (Plaza de)

 

Francisco Morano, listo para representar Don Gil de las Calzas Verdes
(Foto: Franzen, c. 1903)

Entre la calle del Doctor Vallejo Nájera y los paseos de los Pontones e Imperial. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio Imperial. 

Cuando estos barrios de la zona sur de Madrid se fueron poblando de viviendas y de fábricas, en el cruce de los barrocos paseos Imperial y de los Pontones se abrió una plaza que fue dedicada el 1 de septiembre de 1932 a Ramón y Cajal. Cuando bien entrado el siglo XX se creó la moderna avenida que lleva hoy su nombre se cambió el de esta plaza, para evitar duplicidades. Aquí el conde de Mayalde hizo de marqués viudo de Pontejos. Desde el 13 de febrero de 1963 recuerda a Francisco Morano y Moreno, Paco Morano, actor nacido en nuestra villa el 13 de noviembre de 1876. Inició su carrera teatral como traspunte, es decir, se encargaba de decir a los actores cuándo tenían que salir a escena. Se presentó, con un papel secundario, en Un drama nuevo, de Tamayo y Baus, en San Juan de Puerto Rico. Volvió a la Península en 1893, se estableció en Barcelona como miembro de la compañía de María Tubau y pronto consiguió hacerse un hueco como actor principal y de amplio repertorio, especialmente el moderno. Falleció en la Ciudad Condal el 29 de marzo de 1933.

12.3.21

Francisco Lozano (Calle de)

(Este señor no es Francisco Lozano, del que se sabe muy poco, 
sino Gonzalo Jiménez de Quesada, a cuyas órdenes sirvió)

Entre las calles de Martín de los Heros y Ferraz. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles. 

Calle de apertura reciente (para lo que es habitual en estas páginas), llamada así desde el 5 de febrero de 1932 en recuerdo de Francisco Lozano Bravo, nacido en Salamanca en 1531, que acompañó a Gonzalo Jiménez de Quesada y Sebastián de Belalcázar en la conquista de Nueva Granada, territorio en el que se estableció y murió hacia 1567.

5.3.21

Francisca Moreno (Calle de)

 

Diseño de un decorado para el estreno de L'Italiana in Algeri en el Teatro de San Benedetto (Venecia, 1826)
(Obra de Francesco Bagnara. Museo Correr, Venecia)

Entre las calles de Alcalá y de Goya. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de Goya. 

Breve callecita, tan escondida que pocos sabrán de su existencia, aunque ya en 1885 figuraba en el nomenclátor municipal como calle Particular. El 2 de marzo de 1887 decidió el Ayuntamiento que pasase a recordar a Francisca Moreno. Esta cantante madrileña nació el 20 de abril de 1790; su padre, Francisco José Moreno era también músico y su hermana Benita se dedicó asimismo al canto lírico. Fue en Italia, adonde se trasladó con once años, donde aprendió el oficio. De extensa voz y agradable presencia, ella y Benita dieron a conocer en los coliseos de Barcelona y Madrid las óperas de Rossini. Precisamente su carrera halló su punto culminante la velada del 29 de septiembre de 1816, cuando junto con su hermana cantó L’Italiana in Algeri, del gran músico de Pesaro, en el teatro del Príncipe de Madrid para celebrar la boda de Fernando VII con Isabel de Braganza.

26.2.21

Fortuny (Calle de)

 

Mariano Fortuny: La vicaría
(Museu Nacional d'Art de Catalunya)

Entre la calle de Fernando el Santo y el paseo del General Martínez Campos. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro. 

Aunque la calle sigue teniendo un porte aristocrático, acorde con el barrio en que se ubica, ya no predominan en ella los “hoteles rodeados de frondosos jardines” que describió Répide hace un siglo. Magníficos edificios de viviendas, algunos muy modernos, jalonan hoy en día esta vía. Sí que se mantiene uno de estos palacetes, el de estilo árabe que perteneció a Guillermo de Osma y hoy alberga un interesante museo, el del Instituto de Valencia de Don Juan. Ubicado en la esquina con el paseo de Eduardo Dato, su proyecto se debe a Enrique Fort. Se construyó entre 1889 y 1893 y sufrió dos importantes reformas, una en 1912 dirigida por Luis Mosteiro y otra en 1916, cuando se transformó en museo, obra de Vicente García Cabrera. 

El Instituto de Valencia de Don Juan
(Foto: CC BY-SA Luis García)

Entre los edificios modernos destaca la embajada de Alemania, que se halla donde en tiempos de Répide estaba el Colegio Alemán. Se construyó entre 1966 y 1967 y, a decir de la guía del COAM, “el conjunto resulta perfectamente encajado en la Castellana”. Sus arquitectos fueron Schoebel Ungría, Branca y Bobran. 

Nuestra vía tuvo en principio el poco original nombre de calle del Cisne al Obelisco -su comienzo y su final-, hasta que el 30 de diciembre de 1874 decidió el Ayuntamiento dedicársela a Mariano Fortuny y Marsal. Este gran pintor nació en Reus el 11 de junio de 1838; huérfano muy pronto, su abuelo se convirtió en su tutor y también quien favoreció el talento artístico de su nieto. En 1852 marchó a Barcelona y seis años después viajó a Italia por primera vez, pensionado por la Diputación de aquella provincia. Fue a Marruecos como cronista gráfico de la guerra que se estaba llevando a cabo allí, lo cual influyó poderosamente en su arte. A su vuelta, se casó con Cecilia de Madrazo, lo cual le hizo emparentar con esa célebre familia de artistas. Vivió en Madrid, Granada, París, Londres y en diversas ciudades de Italia. Murió en Roma el 21 de noviembre de 1874. Su hijo Mariano Fortuny y Madrazo fue, entre otras cosas, un célebre diseñador de moda cuyas cotizadas prendas son citadas, por ejemplo, por Marcel Proust en su magna obra En busca del tiempo perdido.

19.2.21

Fomento (Calle de)

 

Antigua iglesia de María Reparadora
(Hoy dependencias del Senado)
Foto: Zarateman

Entre la cuesta de Santo Domingo y la calle del Río. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Nuestra calle proviene de la unión de otras dos, como lo atestigua el plano de Texeira. El tramo que llegaba hasta la calle de Torija era conocido como calle de Santo Domingo y el resto como calle de la Puebla. El primero de estos nombres tiene que ver con el nombrado convento del que hablaremos a sus debidos tiempo y lugar y el segundo se debe a un privilegio otorgado por Felipe II en 1590 a un tal Diego González Henao para que poblase aquellos terrenos, recién comprados al priorato de San Martín. La denominación actual se le otorgó el 11 de enero de 1835, al haberse instalado el Ministerio de Fomento en el caserón que hace esquina entre nuestra calle y la de Torija, que fue la sede del Tribunal de la Inqusición. 

En el número 13 se alza la bella fachada neorrománica de una iglesia, que fue la de María Reparadora; hoy en día pertenece al Senado, que la adquirió en el año 2008 para ampliar sus dependencias. Sin embargo, aún hoy no se han llevado a cabo las obras necesarias para ello. 

Aunque según Peñasco y Cambronero las primeras construcciones documentadas de esta calle datan del año 1774, en el dintel del portal número 30 se exhibe la fecha de 1677. Dado que el edificio es moderno cabe dudar si ese fue su emplazamiento original. 

Y, para terminar, citemos al otro gran cronista de la villa, Pedro de Répide, que se estaba esforzando porque su admirado Manuel García, barítono y maestro de canto madrileño inventor del laringoscopio, hijo del célebre cantante del mismo nombre y hermano de las celebérrimas Malibrán y Pauline Viardot, tuviese una placa en su casa natal, que muestra una de sus fachadas a la calle de Fomento. Y lo logró, pero el recuerdo está en la travesía del Reloj, en la casa que hace esquina con nuestra vía; allí tenía su entrada principal la finca en su momento y allí se hablará más del asunto.

12.2.21

Floridablanca (Calle de)

 

El conde de Floridablanca, por Goya
(Museo del Prado, Madrid)

Entre la carrera de San Jerónimo y la calle de Zorrilla. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Esta calle queda hoy en día dentro del recinto del Congreso de los Diputados y en ella se abre la puerta por la que habitualmente entran a la Cámara los representantes del pueblo y los miembros del Gobierno. Se creó en 1848 a consecuencia del derribo del convento del Espíritu Santo, que, como ya sabemos, ocupaba el solar donde hoy se asienta el palacio parlamentario. 

Aquí se vio una de las escenas más recordadas del intento golpista del 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel Tejero y el capitán de navío Camilo Menéndez departían, una vez derrotado el pronunciamiento, con total tranquilidad, fumando un cigarrillo el guardia civil, mirando con descaro a la cámara que los enfocaba…

José Moñino y Redondo, primer conde de Floridablanca, nació en Murcia el 21 de octubre de 1728. Estudió leyes y en 1766 entró como fiscal en el Consejo de Castilla. Así empezó su carrera política. En 1772 fue designado embajador ante la Santa Sede y desde 1777 dirigió la política del reino desde la secretaría del Despacho de Estado. Fue uno de los máximos representantes del despotismo ilustrado en España: favoreció las ciencias, la industria, las comunicaciones y en política exterior se enfrentó a Inglaterra. Apoyó a los recién nacidos Estados Unidos en su lucha por la independencia y arrebató a los ingleses Menorca y la Florida, aunque fracasó ante Gibraltar. Caído en desgracia durante los primeros años del reinado de Carlos IV, fue encarcelado a instancias del conde de Aranda. A la caída de este, en 1794, fue liberado y se retiró a su Murcia natal. Permaneció alejado de la política hasta la invasión napoleónica, cuando creó la Junta Suprema en su ciudad y poco después fue nombrado presidente de la Junta Suprema Central establecida en Madrid tras la victoria de Bailén. Ante el avance de los franceses, dirigidos por el propio emperador, la Junta se trasladó a Sevilla, donde el conde de Floridablanca murió el 30 de diciembre de 1808.

5.2.21

Florida (Travesía de la)

 


Entre las calles de Mejía Lequerica y de Serrano Anguita. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Lo primero que cabe decir al hablar de esta travesía, que no calle, es que hasta el 14 de noviembre de 1941 hubo otra vía con este nombre por estos pagos, que no es otra que la actual Mejía Lequerica. Tanto la calle como esta travesía también recibieron la denominación de Flores y así aparece en el plano de Texeira. Nuestra travesía, según Peñasco y Cambronero, también se conoció como calle de la Flor. Otro hecho mencionable es que carece de portales; en el número 2 se abre, solitaria, la entrada de un garaje perteneciente a un hotel de cinco estrellas y la acera de los impares corresponde a una fachada lateral de otro hotel, ubicado en un edificio moderno. 

Hay un par de explicaciones para el nombre. La más breve y lacónica indica que por aquí estaban los amenos jardines de cierto don Alonso Maldonado de Torres. La otra se refiere también a un jardín, en este caso propiedad de doña María de la Vega, condesa de la Florida. Era doña María una devota cristiana, amiga de la beata María Ana de Jesús, que la solía acompañar en sus paseos por la florida huerta. Cuenta Répide que tenía una criada de religión musulmana a la que observaba con deleite cuidar las plantas mientras recitaba en su lengua arábiga alabanzas al creador de tanta belleza. Habla el gran cronista de “un gran ejemplo de tolerancia y de amor”, pues no estorbaba tales oraciones y se regocijaba con ella “en una noble comunidad ideal”.

29.1.21

Florida (Paseo de la)

La mítica “Casa Mingo”, al final del paseo
(Foto CC BY Tamorlan)

Entre las glorietas de San Vicente y de San Antonio de la Florida. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de la Casa de Campo. 

Era este paseo parte del camino que iba a El Pardo; recibe su nombre porque pasaba junto al real sitio de La Florida, donde hoy están las ermitas de San Antonio (la original y su réplica). En el siglo XVIII, cuando Espinosa trazó su plano, también se denominaba paseo de la Florida el fragmento del hoy conocido como de la Virgen del Puerto que va de la glorieta de San Vicente al puente de Segovia.

Nuestros cronistas de cabecera, esto es, Peñasco-Cambronero y Répide, hacen en sus artículos dedicados a esta vía amplias reseñas de la Estación del Norte que aquí se realizarán cuando lleguemos al paseo de San Vicente, donde abre su fachada. En lugar de ello, yo voy a mencionar Casa Mingo, un mítico restaurante fundado en 1888 que se halla en la esquina con la glorieta de San Antonio de la Florida. Quien esto escribe disfrutó profusamente allí de pollos asados, queso de Cabrales y buena sidra en sus años universitarios.

22.1.21

Flora (Calle de la)

 

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las plazas de San Martín y de Santa Catalina de los Donados. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol.

Nuestros cronistas habituales nos ofrecen dos explicaciones del nombre de esta calle, antes conocida como de Santa Catalina. Por un lado, nos hablan de que aquí tuvo su casa una dama llamada Flora de Nieremberg, tía de Juan Eusebio Nieremberg, humanista y sacerdote jesuita del siglo XVII. Al parecer, el futuro polígrafo nació en esta casa después de que su madre, Regina Ottin, pidiera a un Cristo que se veneraba en el monasterio de San Martín la venida de un hijo y la imagen hablase concediendo el deseo, por lo que desde entonces se conoció como “Cristo de los Milagros”.

Otra versión indica que la causante fue una estatua de Flora, la diosa romana de la primavera, que había en una casa de estos andurriales. Tal vivienda era conocida como “casa de los muertos”, no se sabe muy bien si porque “Muerto” era el apellido de dos hermanos que vivían en ella o porque ambos pasaron a mejor vida el mismo día. 

En el número 3 está la cancillería de la Venerable Orden de Malta.

15.1.21

Flor Alta y Flor Baja

 

El palacio de Altamira, en la calle de la Flor Alta
(Foto CC BY-SA Luis García)

Va la calle de la Flor Alta de la de Libreros a la de San Bernardo. La de la Flor Baja va de la calle de Isabel la Católica a la de Leganitos. En ambos casos el distrito es el 1 (Centro) y los barrios son el de Palacio (Flor Alta) y Universidad (Flor Baja). 

Aunque siempre se ha tratado de dos calles diferentes (y su ubicación actual en el plano de Madrid no deja lugar alguno a la duda) las reunimos en un solo artículo porque desde el principio su trazado tenía continuidad y el límite entre Alta y Baja era únicamente su cruce con la calle Ancha de San Bernardo. Luego vino el proyecto de la Gran Vía, que hizo desaparecer muchas de las casas que por aquí había y también la continuidad recién mencionada, rota por la nueva gran avenida y una manzana entera que allí se levantó. 

Para el nombre las dos calles sirve la misma explicación. Ya sabemos que por aquí andaba la magnífica quinta de don García Barrionuevo de Peralta y en concreto en la zona donde hoy se abren estas vías tenía un jardín que debía de estar situado a diferentes alturas. De ahí lo de flor alta y flor baja que, desaparecidas finca y huerta, quedó cuando se abrieron las calles. Por cierto, en el plano de Texeira la única que tiene apellido es la de la Flor Alta (que además abarca el último tramo de la calle de los Libreros, llamada entonces de Ceres). 

Répide habla de varios edificios dignos de mención de la calle de la Flor Baja, pero todos perecieron víctimas del progreso, esto es, de la apertura de la Gran Vía. Sí que permanece aún en pie el que podía haber sido uno de los palacios más suntuosos de Madrid, el de Altamira. Sito en la calle de la Flor Alta, hoy está ocupado por una entidad privada de enseñanza superior. Fue un proyecto de Ventura Rodríguez que tenía previsto abarcar un solar enorme, toda la manzana en la que se ubica. Comenzadas las obras en 1773, finalizaron al año siguiente con solo una pequeña fracción de lo ideado por el genial arquitecto de Ciempozuelos. Pudo ser la falta de fondos –o la envidia del rey Carlos IV, que veía que aquella casa acaso daría algo de sombra a la suya– lo que impidiera su completa realización. En 1887 Mariano Belmás hizo un arreglo para completar lo que había quedado inconcluso. El edificio, una joya neoclásica, es monumento nacional desde 1977. 

En el número 7 de la calle de la Flor Baja una placa recuerda que allí vivieron las grandes actrices María Fernanda Ladrón de Guevara y Amparo Rivelles, su hija.

8.1.21

Filipinas (Avenida de)

 

(Foto: Zarateman)

Entre la plaza de Juan de Zorrilla y la calle de Guzmán el Bueno. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Vallehermoso. 

No estaba prevista nuestra calle en el plan de Ensanche de Castro. Mucho tardó en abrirse, pues, siguiendo como trazado la prolongación de la tapia sur del Tercer Depósito del Canal, cruzando limpiamente la cuadrícula. Esta era una dirección diagonal con respecto al trazado de D. Carlos María y, precisamente, esa fue la primera denominación de la vía, Diagonal, otorgada por el Ayuntamiento el 1 de enero de 1932. El 20 de febrero de 1948 cambió su nombre por el de Islas Filipinas, al que se retiró lo de Islas el 30 de junio de 1970. Es probable que eso se hiciera para subsanar una carencia, la de una calle que recordase la antigua colonia española y hoy república del Sudeste Asiático. Sabido es que el Ayuntamiento, después del Desastre de 1898 sustituyó muchos nombres de calles dedicadas a lo que entonces perdimos por los de héroes de aquellas trágicas e inútiles guerras. Tal ocurrió con la antigua calle llamada de Filipinas, que hoy recuerda a Vara de Rey, el héroe de la batalla del Caney (Cuba). Pero ya hablaremos de esto cuando lleguemos por allí.

18.12.20

Ferrocarril (Calle del)


Entre el paseo de las Delicias y la glorieta de Santa María de la Cabeza. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios de las Delicias y de Palos de Moguer. 

Poca historia tiene esta calle, así llamada desde el 21 de julio de 1880 por estar situada sobre los rieles del antiguo “ferrocarril de cintura”. Era –y es– esta la línea que, partiendo de Atocha llegaba a la Estación del Norte dejando por su camino los apartaderos de la antigua alhóndiga y las estaciones de las Peñuelas e Imperial. Yo aún recuerdo haber visto en su centro, antes de que fuese definitivamente tapada, la trinchera por la que pasaban los convoyes de todo tipo, aunque hoy está reservado solo para los trenes de cercanías. Antes y después de la obra que la dejó al descubierto hubo ahí una especie de bulevar que acabó desapareciendo para dar espacio en toda su anchura a los coches.

(Esta es la última entrada de un año del que todo el mundo -yo incluido- está deseando que acabe. Otras veces he recurrido a las típicas frases que se dicen en estas ocasiones, pero creo que me voy a abstener. La sensación de releer lo escrito el año pasado por estas fechas, cuando no se sabía lo que iba a pasar, es demasiado grimosa como para arriesgarse a repetirla. Además, los virus, que no son más que un conjunto de ácidos nucleicos y proteínas sin más fin que multiplicarse en una célula ajena, no suelen distinguir fronteras ni divisiones arbitrarias del tiempo, con lo cual no creo que una nueva hoja de calendario vaya a suponer cambio alguno para bien o para mal. En cualquier caso, me da la impresión de que 2021 no lo tiene muy difícil para ser siquiera un poquito mejor que el que se va. Ojalá sea así y cuando en el futuro relea esto lo pueda hacer con una sonrisa, aunque sea melancólica.)

 

11.12.20

Ferrer del Río (Calle de)

 


Entre las calles de Francisco Silvela y Cartagena. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Guindalera.

Peñasco y Cambronero citan nuestra calle como parte del “ensanche de Buenavista”, una zona en la que entre 1875 y 1900 se levantaron bastantes hotelitos. Répide los menciona y nos indica que en uno de ellos, situado justo en esta vía, murió en 1910 el célebre sainetero Felipe Pérez y González. Hoy no queda prácticamente ninguna de aquellas viviendas unifamiliares. 

Desde el 1 de enero de 1887 lleva esta calle el nombre de Antonio Ferrer del Río, escritor, historiador y periodista nacido en nuestra villa en 1814. Como nuestros ya conocidos Escosura y Espronceda fue alumno de Alberto Lista en el Colegio de San Mateo de Madrid. De joven marchó a Cuba, donde ejerció el periodismo. Vuelto a la Península, fue bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública a la par que continuaba su labor periodística en diversos diarios de la capital, donde se prodigó con seudónimos como “El madrileño” o “El incógnito”. Tuvo también veleidades literarias y se le deben un par de dramas, poesías, un texto para una zarzuela (Los herederos, a la que puso música Barbieri), una novela (De patria a patria), biografías (de, entre otros, Espronceda o Vicente Espinel) y algunas semblanzas costumbristas, además de ejercer como crítico. Quizá su faceta de historiador sea la más importante. Además de traducir algunos importantes trabajos de historiadores extranjeros, escribió diversas obras entre las que destacan Decadencia de España: historia del levantamiento de los comuneros de Castilla o la Historia del reinado de Carlos III. Además, editó La Araucana de Ercilla. En 1853 ingresó en la Real Academia Española, de la que fue bibliotecario en 1867. Murió en El Molar el 22 de agosto de 1872, mientras ejercía el cargo de director general de Instrucción Pública.

4.12.20

Ferraz (Calle de)


Entre la plaza de España y el paseo de Moret. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles. 

Hasta mediados del siglo XIX todo este barrio era parte de la posesión del Príncipe Pío y no se empezó a urbanizar hasta 1856; las tapias de esta gran finca llegaban hasta la calle de la Princesa. Cuando se abrió nuestra vía su primer nombre fue el de calle de San Marcial pero ya el 4 de octubre de 1865 le dio el Ayuntamiento su denominación actual. En 1869 se prolongó hasta la actual calle del Marqués de Urquijo y, aunque Peñasco y Cambronero en 1889 aún indican que acaba en el campo, no tardó mucho en llegar a lo que Répide llama su “límite infranqueable” del paseo de Moret, pues más allá se extendía ya el parque del Oeste. 


Más o menos a la vez que comenzaba su urbanización se construyó en su comienzo el Cuartel de la Montaña. Esto ocurrió en 1860 y el arquitecto fue Ángel de las Pozas; el acuartelamiento sirvió para alojar las tropas que antes estaban en el cercano cuartel de San Gil y los fondos para su construcción se obtuvieron de las diversas desamortizaciones que se llevaron a cabo en aquella época. Nada más comenzar la última guerra civil, en julio de 1936, sirvió de refugio a las tropas que se habían sublevado en la capital; el ataque de las fuerzas leales al gobierno legítimo lo redujo a escombros y lo sembró de cadáveres. 

El templo de Debod
(Foto del autor)

Allí se mantuvieron las ruinas hasta que se decidió que en el solar se instalase el templo de Debod. Se trata de un templo egipcio del siglo II antes de Cristo que fue regalado al gobierno español en agradecimiento por su ayuda en el traslado de otros templos más importantes a causa de la construcción de la presa de Asuán. El templo de Debod, que ya llevaba unos cuantos años cubierto por las aguas del Nilo nueve meses al año por causa de una presa anterior al faraónico proyecto de Nasser –lo cual le hizo perder lo que quedaba de su policromía–, fue desmontado de su emplazamiento original en 1961 y estuvo almacenado hasta que en 1970 lo enviaron a España. En su ubicación actual, rodeado de un parque y con una terraza que tiene unas maravillosas vistas y regala unas impagables puestas de sol, fue inaugurado el 18 de julio de 1972. 

Iglesia de Santa Teresa
(Foto CC BY-SA Luis García)

Pero no hemos empezado desde el principio y hemos de volver hacia atrás… Poco antes de llegar al templo de Debod, junto a la plaza de España, nos encontramos con la curiosa iglesia de Santa Teresa, con su cúpula multicolor. Este “templo nacional de Santa Teresa de Jesús” y convento de carmelitas es obra de Jesús Carrasco Muñoz, que le dio aspecto de fortaleza como símil de Las Moradas. Se levantó entre 1923 y 1928 y en principio tenía previsto contar con una torre de casi 90 metros de altura con una gran estatua de la santa, pero como se construyó por suscripción popular está claro que los fondos no llegaron. 

Monumento “Al pueblo del Dos de Mayo de 1808
(Foto CC BY-SA Simon Burchell)

Si seguimos el paseo hacia el templo de Debod, en los amenos jardines que nos encontramos –llamados precisamente de Ferraz– podremos ver el monumento conmemorativo de los héroes del Dos de Mayo (“Al pueblo del Dos de Mayo de 1808”), obra esculpida por Aniceto Marinas en 1891 e inaugurada en el primer centenario de la gesta, el 4 de mayo de 1908. Fue su primitiva ubicación la glorieta de Ruiz Jiménez; después marchó a la de Quevedo y en los años sesenta del siglo pasado se trajo a estos jardines. Un poco más allá, está la estatua de Sor Juana Inés de la Cruz, obra de Enrique Fernández Criach, réplica de la que existe en Ciudad de México y que se inauguró el 19 de octubre de 1981 en la Rosaleda del Parque del Oeste. Se trasladó a estos jardines en 1995. En su pedestal leemos que está dedicada al pueblo de Madrid por el pueblo de México a través del “Claustro Sor Juana Inés de la Cruz”, una prestigiosa universidad mexicana.

Monumento a Sor Juana Inés de la Cruz
(Foto del autor)

A partir del cruce con la calle de Evaristo San Miguel, la nuestra se estrecha y penetra en la cuadrícula de este pequeño rincón del Ensanche. Hay algunos edificios dignos de mención en su trazado, como por ejemplo, en el número 62, el Conservatorio de Música Adolfo Salazar, antigua Escuela de Puericultura, buen ejemplo de racionalismo madrileño levantado en los años treinta, posiblemente como reforma de un palacete. Otro es el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en el número 63, que ocupa una manzana que en la época de Répide estaba vacía y abandonada, llena de árboles. Al parecer había albergado un jardín de aclimatación y se decía que la había comprado la reina María Cristina para levantar allí un palacio y utilizarlo como residencia. Al final quien la adquirió en 1929 fue el mencionado Colegio, que se tenía que marchar de su anterior emplazamiento al estar afectado por la ampliación de la Gran Vía. El proyecto de construcción, firmado por Manuel de Cárdenas Pastor y Gonzalo de Cárdenas Rodríguez, iba a mostrar también ideas racionalistas pero, paralizadas las obras hasta 1941, cuando se reanudaron dieron como resultado un edificio con el típico aspecto de la arquitectura de posguerra. 

La sede del PSOE
(Foto CC BY-SA Luis García)

En el número 70, casa en la que murió el fundador Pablo Iglesias Posse el 9 de diciembre de 1925, está la sede nacional del Partido Socialista Obrero Español, de ahí que muchas veces se haga equivaler “Ferraz” a la cúpula de este partido. 

Valentín Ferraz y Barrau fue un militar y político que nació en el pueblo oscense de Anciles el 14 de febrero de 1792. Participó en la guerra de la Independencia española y también en las guerras de independencia de las colonias americanas, a las órdenes de Espartero. Fue, por tanto, uno de los “ayacuchos” –sobrenombre despectivo dado por sus detractores, proveniente del nombre de la última batalla de aquellas guerras– a quienes Galdós dedicó uno de sus Episodios Nacionales. Precisamente siguiendo los pasos de este general hizo su carrera política tras regresar a España en 1825. Ocupó altos cargos militares y también fue diputado, senador, ministro de la Guerra y presidente del Gobierno en 1840. Fue, además, alcalde de Madrid entre 1855 y 1857, puesto en el que dejó un buen recuerdo. Murió en El Escorial el 31 de agosto de 1866.

27.11.20

Fernanflor (Calle de)

 


Entre la plaza de las Cortes y la calle de Zorrilla. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Nuestra calle, cuya acera de los impares está ocupada por una de las fachadas laterales del Congreso de los Diputados, tenía el nombre tradicional de calle del Florín. Su origen proviene de una tradición, según la cual por esta zona había una escuela donde se enseñaba a manejar armas blancas, entre ellas el florete o florín. Al parecer, en cierta ocasión un par de alumnos salieron de ella con no muy buenas intenciones. Intentó mediar entre ellos el hermano Juan Flisco, que era fraile menor en el convento del Espíritu Santo (que ocupaba por entonces el solar de las actuales Cortes), con tan mala suerte que fue él quien se llevó la estocada y se fue para el otro mundo. De este infortunado suceso vino el nombre, al estar en esta calle el lugar donde enseñaron a manejar el “florín” homicida. 

Así fue hasta que 25 de abril de 1902 el Ayuntamiento decidió dedicársela a Isidoro Fernández Flórez, escritor y periodista nacido en nuestra villa en 1840 y conocido con los seudónimos de “Un Lunático” y “Fernanflor”. Trabajó en La Ilustración de Madrid, cuyo director era Gustavo Adolfo Bécquer, y también en El Imparcial; de él fue la idea de publicar el celebérrimo suplemento literario “Los Lunes de El Imparcial”. Colaboró en otros periódicos y también participó en la política: llegó a gobernador civil de Guipúzcoa en 1872. Asimismo escribió cuentos tanto humorísticos como dramáticos e incluso trágicos, así como ensayos de tipo literario. Ingresó en la Real Academia Española en 1898 y murió en Madrid el 7 de abril de 1902. 

En el número 8 de la calle, donde hoy se halla la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, una placa recuerda que allí murió en 1910 el célebre literato Ricardo de la Vega. Y en la casa contigua hay otra que nos dice que allí se fundó el 16 de junio de 1899 la Sociedad de Autores Españoles, germen de la actual SGAE. En tal fundación participaron, entre otros, Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero o Ruperto Chapí.

20.11.20

Fernando Poo (Calle de)

 


Entre la calle del general Palanca y el paseo de la Chopera. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de la Chopera. 

Desde el 21 de julio de 1880 lleva este nombre nuestra calle, que en principio iba a comenzar en la glorieta de Santa María de la Cabeza, pero que durante mucho tiempo tuvo su origen en la calle de Cáceres. Hoy sale de la del general Palanca, aunque hay una suerte de placita o triángulo que quiere llegar a su arranque previsto. 

Su denominación es la que tuvo en tiempos la isla de Bioko, hoy parte de Guinea Ecuatorial, colonia española hasta 1968. Fernão do Pó fue un navegante portugués que en 1472 descubrió estas islas del golfo de Guinea. Durante años se las disputaron portugueses y holandeses hasta que en 1778 el tratado de San Ildefonso se las otorga a España, que hizo que formasen parte del virreinato del Río de la Plata. Tras la emancipación de las colonias americanas llegó un periodo de abandono que se terminó cuando en 1843 Juan José Llerena se posesionó definitivamente de la isla y terminó con las ambiciones inglesas sobre ella. Siguió un periodo colonial de algo más de un siglo al que se quiso poner fin, al menos sobre el papel, en 1959 convirtiendo la isla en provincia con un estatus muy semejante al que tenían las de la Península. Incluso llegó a tener matrícula propia para los automóviles (FP), semejante a las del resto de España. Poco duró la cosa, pues el 12 de octubre de 1968 nuestro país concedió la independencia a Guinea Ecuatorial y al poco esta isla perdió su nombre, aunque hasta llegar al actual antes debió de padecer el de algún dictador local.

13.11.20

Fernando Garrido (Calle de)


Entre las calles de Vallehermoso y de Galileo. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Arapiles. 

Desde el 6 de febrero de 1860 existe esta calle, que primero se denominó de Fernando el Católico. En 1880 el Ayuntamiento decidió que se llamase así su paralela, mucho más larga, y desde el 1 de enero de 1881 esta pasó a ser la calle Antigua de Fernando el Católico. De Antigua se convirtió en Interior el 1 de enero de 1916 y en Particular el 1 de enero de 1933. Por fin, el 24 de febrero de ese mismo año de 1933 se rotuló tal y como hoy la conocemos. No es de extrañar, pues, que ninguno de nuestros cronistas de cabecera hablen de ella ni que no aparezca en los mapas antiguos que solemos consultar. 

Pero no quedó ahí la cosa. En seguida sabremos quién era el personaje cuyo nombre lleva actualmente y no nos extrañará que el 26 de abril de 1940 volviera a ser la calle Particular de Fernando el Católico. En 1944 fue dedicada al doctor José María Albiñana, personaje de la cuerda del régimen franquista que murió en los asesinatos de la cárcel Modelo en agosto de 1936. Por fin, el 25 de enero de 1980 volvió a llamarse como hoy indican sus rótulos. 

Fernando Garrido Tortosa fue un político y periodista nacido en Cartagena el 6 de enero de 1821. Estuvo en las filas de los primitivos socialistas y desde su traslado a Madrid, en 1845, fundó varios periódicos en los que difundió las teorías de Saint-Simon, Louis Blanc o Fourier. Esto le costó continuos juicios, encarcelamientos y exilios, tanto durante el reinado de Isabel II como tras el triunfo de la Revolución Gloriosa. En 1869 volvió de un nuevo destierro para ser diputado e intendente general de Filipinas, pero tras la caída de la República de nuevo se exilió en Portugal y luego en Francia. Vuelto a España definitivamente en 1879 no dejó de publicar folletos, libros y artículos para difundir sus ideas socialistas hasta su muerte, acaecida en Córdoba el 31 de mayo de 1883.

6.11.20

Fernando el Santo (Calle de)

El palacete de Carlos María de Castro
(Foto CC BY-SA Luis García)

Entre la calle de Almagro y el paseo de la Castellana. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro.

Aunque desde 1867 esta calle lleva el nombre por el que hoy es conocida, según Répide no fue siempre así. Antes su denominación fue calle de Ariel, por un frontón así llamado que estaba por estos andurriales y que también tenía por apelativo “frontón de la Castellana”. Poco antes del cambio de nombre levantó aquí su palacete Carlos María de Castro, el autor del Ensanche, que aún se puede ver en el número 16, con su fachada rojiza y dos bellos miradores. En nuestra calle encontramos, además, dos sedes diplomáticas: el consulado de Argentina, en el número 15, y la embajada de Finlandia, en el edificio que hace esquina con el paseo de la Castellana. 

Fernando III de Castilla
(Miniatura del Índice de los privilegios reales
catedral de Santiago de Compostela)

Fernando III de Castilla, canonizado en 1671 por el papa Clemente X, nació en Peleas de Arriba, en la actual provincia de Zamora, en 1199 o 1201. Unificó los reinos de Castilla y León, pues era hijo de Berenguela, reina de Castilla, y Alfonso IX de León. En 1217 su madre le cedió el trono de Castilla y subió al de León tras la muerte de su padre, en 1230. Todo esto tras una lucha encarnizada con los Lara, encabezados por Álvar Núñez de Lara, alférez mayor de Castilla, que quiso usurpar la corona. Répide cuenta una tradición relacionada con estas luchas, que sitúa a Fernando, niño, y a su madre en nuestra villa, en una casa de campo situada donde hoy están las Descalzas Reales. Se produjo allí un asalto de los partidarios de los Lara del que fueron protegidos por los monjes del cercano monasterio de San Martín. 

Fernando expandió sus reinos hacia el sur. Aprovechando la decadencia almohade conquistó Córdoba en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248. Asimismo, convirtió en tributario al rey de Granada y planeó la conquista, con visos de Cruzada, del norte de África. Fernando III el Santo murió en Sevilla, ciudad donde había instalado su corte, el 30 de mayo de 1252. Su legado cultural es importante: mandó construir las catedrales de León, Burgos y Toledo y refundó la Universidad de Salamanca.

30.10.20

Fernando el Católico (Calle de)

 

El antiguo cocherón de la Funeraria Municipal, hoy Centro Cultural Galileo
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Entre la calle de Magallanes y la plaza de la Moncloa. Distritos 7 (Chamberí) y 9 (Moncloa). Barrios de Gaztambide, Arapiles y Argüelles. 

Volvemos al Ensanche Norte para recorrer una calle sobre la que Répide tenía mucho que decir y no muy bueno. Cierto es que gran parte de los problemas que describía nuestro cronista de cabecera ya no lo son. Por ejemplo, hace mucho que desaparecieron las cocheras de tranvías que la taponaban en su comienzo. Y el antiguo cocherón de las pompas fúnebres municipales, que estaba “impropiamente situado dentro de un núcleo de población” es hoy en día el Centro Cultural Galileo. Aquí tuvo su primera ubicación la escuela de cerámica que hoy se halla en el Parque del Oeste, junto a una escuela pública que aún hoy existe (se trata del CEIP “Fernando el Católico”).

El antiguo Dispensario Antituberculoso Victoria Eugenia
(Foto CC BY-SA Tamorlan)

Un par de edificios interesantes tienen sus entradas a nuestra calle. Además del Centro Cultural Galileo, que hemos nombrado de pasada, típico ejemplo de la arquitectura neomudéjar de comienzos del siglo XX (obra de Julio Martínez Zapata), en el número 56 está el antiguo Dispensario del distrito de Universidad, antes conocido como Dispensario Antituberculoso Victoria Eugenia, un diseño de Amós Salvador donde se combina el típico ladrillo visto con los elementos racionalistas que entonces (fue construido en 1927-28) empezaban a estar en boga. 

El monumento a los héroes del Plus Ultra
(Foto CC BY someone10x)

Como curiosidad, el final de nuestra calle pasa bajo unos arcos que atraviesan las viviendas militares que hay frente al Cuartel General del Aire. Justo donde acaba se alza un monolito dedicado a los héroes del Plus Ultra (el comandante Franco, el capitán Ruiz de Alda, el teniente de navío Durán y el mecánico Rada), que en enero de 1926 cruzaron por primera vez el Atlántico Sur con un solo avión. Fue diseñado por Luis Gutiérrez Soto y esculpido por Rafael Sanz Rodríguez; se inauguró en 1956.


Fernando de Aragón, hijo de Juan II y Juana Enríquez, nació en Sos (hoy, Sos del Rey Católico) el 26 de octubre de 1452. Tras la muerte de Carlos, príncipe de Viana, fue heredero del trono de Aragón, al que subió como Fernando II el 20 de enero de 1479. Algo menos de diez años antes, en octubre de 1469, se había casado con Isabel, entonces también heredera del trono de Castilla. Participó activamente en la resolución de la guerra civil que siguió a la proclamación de Isabel como reina y en 1475 logró que se le considerase rey de Castilla junto a su esposa, como Fernando V. Así que en 1479 ambos reinos se unieron gracias a este matrimonio. Desde entonces todo fue expansión, primero con la conquista del reino nazarí, luego con el descubrimiento de América y, al final de su vida, con la anexión de Navarra. 

Tras la muerte de Isabel hizo proclamar reina de Castilla a su hija Juana y asumió la regencia. Hubo choques con su yerno, Felipe el Hermoso, que logró una corregencia, pero su prematura muerte (1506) dio al traste con sus ambiciones. Fernando casó en segundas nupcias con Germana de Foix, con la que solo tuvo un hijo que murió al poco de nacer. Fernando II de Aragón y V de Castilla murió en Madrigalejo el 23 de enero de 1516 dejando una inmensa herencia en reinos y territorios a su nieto, el emperador Carlos I de España y V de Alemania.

23.10.20

Fernando VI (Calle de)

Fernando VI, por van Loo
(Museo del Prado, Madrid)

Entre la plaza de las Salesas y la calle de Hortaleza. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Aunque Peñasco y Cambronero, unos de nuestros cronistas de cabecera, indican que esta calle es de “apertura moderna” lo cierto es que su trazado aparece en el plano de Texeira, con lo cual ya existía a mediados del siglo XVII. En aquellos entonces, la parte de la calle que llega hasta la de Argensola era una mera prolongación de la calle del Barquillo, mientras que el resto se llamaba calle de las Flores. Al menos desde el 13 de octubre de 1864 ostenta su actual denominación.

El palacio de Longoria
(Foto CC BY-SA Luis García)

Dos edificios singulares abren sus portales a esta calle. El primero y más conocido, sito en el número 6, es la antigua casa-palacio de Longoria, donde hoy está la sede de la Sociedad General de Autores. Se trata de uno de los pocos ejemplos del más puro modernismo que tenemos en nuestra villa, con su rica y peculiar decoración. Es obra de José Grases Riera (el mismo arquitecto que proyectó el monumento a Alfonso XII del Retiro) y se construyó entre 1902 y 1903. 

El edificio de Lamarca Hermanos, en pleno arreglo
(Foto CC BY-SA Triplecaña)

En la misma acera, un poco más para allá, en los números 10 y 12 está el remozado edificio “Lamarca Hermanos”, contemporáneo estricto del anterior (es de 1902). A diferencia de la casa-palacio modernista, este edificio más ecléctico mezcló desde el principio los usos industrial y residencial. En los últimos tiempos su fachada ha recuperado los arcos que exhibía el proyecto original, que fueron casi borrados por establecimientos comerciales. El autor de esta obra arquitectónica fue Santiago Castellanos. 

No me puedo olvidar de hacer siquiera una breve mención a una de las librerías más míticas de Madrid, la Antonio Machado, que desde 1971 está en el número 17 de nuestra calle. 

Sepulcro de Fernando VI, en la iglesia de Santa Bárbara
(Foto: Zarateman)

Fernando VI, hijo de Felipe V y María Luisa Gabriela de Saboya, nació en Madrid el 23 de septiembre de 1713. Malas fueron sus perspectivas en su nacimiento; era el tercero de los hijos de la pareja real, así que en principio contaba poco para la sucesión. Su madre murió muy pronto y la segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, se preocupó mucho más de sus propios hijos (para quienes buscó territorios que gobernar en su Italia natal) que de Fernando y sus dos hermanos Luis y Felipe Pedro. Sin embargo, muerto Felipe Pedro siendo un niño y después su hermano Luis a los pocos meses de suceder a su padre en el trono tras su abdicación, estuvo a punto de reinar ya en 1724, algo que impidió su (¿pérfida?) madrastra. Hasta el momento en que sucedió a su padre, en julio de 1746, él y su esposa Bárbara de Braganza vivieron alejados de la corte y casi aislados, otra gentileza de Isabel. No es de extrañar, pues, que una de las primeras acciones de Fernando al convertirse en rey fuese desterrar a su madrastra. 

Durante su breve reinado el país vivió una época de paz y de desarrollo ilustrado gracias al impulso de ministros como el marqués de la Ensenada. Fernando debió de heredar algo del desequilibrio mental de su padre, algo que se agravó sobre todo tras la muerte de la reina Bárbara el 27 de agosto de 1758. Poco menos de un año la sobrevivió el rey, que se retiró al castillo de Villaviciosa de Odón, donde falleció el 10 de agosto del año siguiente. Sus restos no están en el Panteón de El Escorial, como los de los demás monarcas españoles (a excepción, precisamente, de su padre, Felipe V, y de Amadeo I), sino en la iglesia de Santa Bárbara, que perteneció al convento de las Salesas Reales, donde ya estaba sepultada su esposa.

16.10.20

Fernández de los Ríos (Calle de)


Entre la calle de Bravo Murillo y la plaza de la Moncloa. Distritos 7 (Chamberí) y 9 (Moncloa). Barrios de Gaztambide, Arapiles, Argüelles y Ciudad Universitaria. 

Larga calle que se proyectó en el Ensanche Norte de Castro, pero que hasta bien avanzado el siglo XX no se pudo acabar dado que su tramo inicial estaba ocupado por el cementerio de San Ginés y San Luis, teóricamente clausurado en 1884 pero que no desapareció totalmente hasta muchos años después. Como ya se dijo en el artículo dedicado a la calle de Bravo Murillo, esta zona era la “pariente pobre” del ensanche, pues ocupaba los terrenos con menor valor debido principalmente a la presencia de los cementerios y de las instalaciones del Canal de Isabel II. De modo que su primitivo uso sería militar, carcelario y como lugar de aislamiento de enfermos infecciosos (no muy lejos de aquí estuvo el hospital de epidemias del Cerro del Pimiento). Pero al ir creciendo la villa, toda esta zona quedó en el centro y subió su nivel social. 

Ángel Fernández de los Ríos nació en Madrid el 27 de julio de 1821 y murió en París el 18 de junio de 1880. Periodista, fundó importantes revistas que dieron gran impulso a la prensa gráfica en sus albores. Como político, fue siempre un hombre progresista que participó activamente en las revoluciones de 1854 y 1868. Entre las muchas obras que escribió dos son especialmente significativas por lo que se refiere a Madrid. En 1868 publicó El Futuro Madrid, donde propone al Ayuntamiento revolucionario una serie de reformas para la capital algunas de las cuales son un poco exageradas, pues casi pidió que se derribaran todos los conventos e iglesias de Madrid, no para descongestionar el apelmazado caserío de la villa, sino para que los solares doblasen su valor una vez despejados. Guía de Madrid se llama la otra, aparecida en 1876, obra fundamental donde da numerosas noticias sobre la villa y corte; una de sus partes se dedica precisamente a explicar el origen del nombre de nuestras calles. A pesar de los pesares, Fernández de los Ríos deseó lo mejor para Madrid, y eso se ha de reconocer aunque el que esto escribe no esté de acuerdo con muchas de sus propuestas, y es necesario colocar a D. Ángel como uno de los autores de necesaria consulta para bucear en la historia de nuestra villa y uno de sus mejores cronistas.