29.9.23

Javalquinto (Cuesta de)

Los jardines de Las Vistillas, por donde serpea nuestra cuesta
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Entre las calles de Segovia y de Beatriz Galindo, Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Es nuestra cuesta hoy en día un paseo que serpea por los jardines que hay entre las calles en que comienza y termina. Su nombre primitivo era el de Cuesta de las Vistillas y el 2 de marzo de 1887 decidió el Ayuntamiento darle el actual porque aquí estuvo, supuestamente, el palacio del conde de Javalquinto. Répide no parece muy de acuerdo con la decisión (que él sitúa en 1912), ya que duda de que el palacio de Osuna (o de Benavente, según el título nobiliario que elijamos), que era el que había en la zona, también se denominase de Javalquinto. Para nuestro cronista de cabecera, el verdadero palacio de Javalquinto es el que hoy conocemos como de Anglona, en la calle de Segovia, y que desde 1876 hasta 1983 perteneció a los marqueses de la Romana.

22.9.23

Jardines (Calle de los)

(Foto CC BY-SA Basilio)

Entre las calles de la Montera y de la Virgen de los Peligros. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Es evidente el origen del nombre de esta calle: aquí, aunque hoy en día parezca mentira, hubo unos frondosos jardines en unas fincas que fueron propiedad de Jacopo Grattis, el célebre Caballero de Gracia. Nuestros cronistas de cabecera mencionan, sin embargo, dos hechos que consideran relevantes, hechos que son de naturaleza bastante dispar y nada tienen que ver con jardines. Peñasco y Cambronero indican que la presencia de dos carbonerías provocó, a mediados del siglo XVIII, la protesta de los vecinos de igual modo que ocurrió, como ya se mencionó en estas páginas, en la llamada calle del Carbón, hoy de Gonzalo Jiménez de Quesada

Por su parte, Répide alude a la llamada casa de baños del Cura, que existía en la acera de los pares desde 1629 y en su artículo sobre nuestra calle pondera como uno de los establecimientos más antiguos de la villa. Sin embargo, poco más duró, pues desapareció a finales de la década de 1930.

15.9.23

Jardín de San Federico (Calle del)

¿Era ese el "Jardín de San Federico"?
(Foto aérea de Madrid de 1946. 
Fuente: Centro Regional de Información Cartográfica. Comunidad de Madrid)

Entre las calles de la Fuente del Berro y del Doctor Esquerdo. Distrito 3 (Retiro). Barrio de Goya. 

Dado que el nombre de nuestra calle data del 1 de enero de 1947 no podemos recurrir a las fuentes habituales para discernir el porqué de su denominación. Porque, desde luego, por aquí no hay ningún jardín, aunque tal vez lo hubiera en tiempos; algo semejante parece atisbarse hacia la calle de Goya en la foto aérea de la villa hecha en 1946. En la acera de los pares de nuestra calle había un hueco donde ahora están las viviendas que se corresponden con los números 133 a 139 de la de Goya (y cuyas traseras dan a la que nos ocupa) y en la susodicha foto aérea se ven unas sombras que quizás se correspondan con árboles. ¿Era ese el jardín? Quién sabe.

8.9.23

Jaime el Conquistador (Calle de)

Retrato de Jaime I el Conquistador, por Jaume Mateu (1427)
(Museu d'Art de Catalunya)

Entre la calle de los Embajadores y la plaza del General Maroto. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de la Chopera. 

Es la nuestra una amplia avenida con bloques de viviendas de buen aspecto. Sin embargo, por esta zona hubo un enorme núcleo chabolista que se creó cuando en los años cincuenta del pasado siglo llegaron enormes contingentes de inmigrantes a nuestra villa y no desapareció hasta entrada la década siguiente.

Desde el 14 de julio de 1926 lleva el nombre del rey de Aragón Jaime I, conocido como el Conquistador por haberse apoderado de las islas Baleares, de Valencia y de Murcia. Nacido en Montpellier el 2 de febrero de 1208, sucedió a su padre, Pedro II, en 1213. Fue declarado mayor de edad a los diez años y se casó por primera vez con trece. Las Baleares, esto es, el reino de Mallorca, lo conquistó entre 1229 y 1231 y Valencia entre 1229 y 1245. En el caso de Murcia, que había quedado bajo influencia castellana según los tratados firmados entre los dos monarcas, lo hizo precisamente para ayudar al reino vecino tras una revuelta apoyada por los nazaríes. Murió en Alcira el 27 de julio de 1276.

1.9.23

Jaén (Calle de)

Sala fría de los baños árabes de Jaén
(Foto CC BY José Luis Filpo Cabana)

Entre las calles de Bravo Murillo y del Aviador Zorita. Distrito 6 (Tetuán). Barrio de los Cuatro Caminos. 

Otra calle de las primitivas de este barrio, existente desde finales del siglo XIX. Su primer nombre, otorgado el 1 de enero de 1887, fue el de la Granja. Poco después, el 2 de marzo de ese mismo año, se dedicó a esta provincia andaluza, que en 2021 albergaba 627 190 habitantes en sus 13 496 km2. La verdad, merece la pena un breve paseo por esta calle si queremos contemplar ciertas curiosidades, como algunas de sus viviendas (en especial la que hay en el número 33, con su fachada decorada) o comercios de aspecto ancestral, como la carbonería del número 29.

25.8.23

Jacometrezo (Calle de)

Retrato de Jacopo da Trezzo, atribuido a Sánchez Coello
(Colección particular)

Entre las plazas del Callao y de Santo Domingo. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

La que hoy conocemos como calle de Jacometrezo no representa ni la tercera parte de lo que llegó a ser, ya que antes de la construcción de la Gran Vía empezaba en la Red de San Luis. Tampoco es ya un lugar sórdido y poco recomendable, como la describen nuestros cronistas habituales, sino una vía relativamente amplia que se abre desde la plaza del Callao entre los edificios Carrión y el del cine Callao. 

Antes se llamaba del Postigo de San Martín, como lo atestigua el plano de Texeira. Su nombre actual tiene su origen precisamente en la porción sepultada por la Gran Vía. Allí, entre las calles de las Tres Cruces y de la Salud, estuvo la casa (construida por Juan de Herrera) del personaje al que homenajea. Giovan Giacomo Nizzola, más conocido como Jacopo da Trezzo (por la ciudad en la que nació hacia 1511, Trezzo sull’Adda) y, de ahí, Jacometrezo, fue un artista italiano al que se recuerda sobre todo por su trabajo, al servicio de Felipe II, en el monasterio de El Escorial (suyo es el tabernáculo del altar mayor). También dejó algunas obras en nuestra villa, como la estatua orante de la infanta doña Juana en el monasterio de las Descalzas Reales. Murió en Madrid en 1589.

El Tabernáculo del altar mayor del Monasterio de El Escorial
(Foto CC BY-SA Lancastermerrin88)

18.8.23

Jacinto Benavente (Plaza de)


Entre las calles de Carretas, de la Bolsa, de la Cruz, de Atocha, del Doctor Cortezo y de la Concepción Jerónima. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Esta plaza, tal y como la conocemos hoy en día, no se formó hasta 1926. Antes había en su centro varias casas que formaban una estrecha plazuela frente a la fachada de la Casa de los Cinco Gremios y que recibía el nombre de plazuela de la Aduana Vieja. El nombre le venía del edificio que estaba donde hoy se encuentra el Centro Gallego de Madrid. Allí se estableció a mediados del siglo XVII la Aduana de la villa y allí se mantuvo hasta que Carlos III se la llevó a la calle de Alcalá (hoy es la sede del Ministerio de Hacienda). Eso fue en 1769 y desde entonces sirvió para otros menesteres de los que ya se habló cuando paseamos por la actual calle de la Bolsa (véase), por entonces plazuela de la Leña

La antigua Casa de los Cinco Gremios
(Foto CC BY-SA Asqueladd)

El edificio que hoy es sede de la Dirección General de los Registros y el Notariado del Ministerio de Justicia es la que antes se ha citado como “Casa de los Cinco Gremios”. Es una obra neoclásica diseñada por Joseph de la Ballina y levantada entre 1788 y 1789 para los gremios de drogueros, joyeros, merceros, pañeros y sederos, que esos eran los cinco mayores. Una vez desaparecido este modelo de control de los negocios y el comercio, el edificio fue vendido en subasta y adquirido por el Banco de Isabel II, uno de los gérmenes del Banco de España que, por tanto, tuvo aquí su primera sede.

María Guerrero en una escena de La Malquerida
(Foto de autor desconocido aparecida en la revista Nuevo Mundo en enero de 1928)

La plazuela de la Aduana Vieja se convirtió en plaza el 1 de enero de 1881; con las demoliciones y las regularizaciones que ya se han mencionado se creó un espacio más lustroso que el 31 de julio de 1929 se dedicó a Jacinto Benavente. Este dramaturgo, madrileño de la calle del León, nació el 12 de agosto de 1866. Aunque comenzó a estudiar Derecho, pronto dejó la carrera por la literatura. Quiso dejar atrás los modelos teatrales al uso en su época y siguió más bien la línea de autores como Oscar Wilde, con obras ambientadas en los salones de la burguesía –aunque no escatimó esfuerzos en criticar su hipocresía–, unas obras en las que más que acción hay declaración por parte de sus personajes. Su afición por el teatro fue tal que no se limitó a escribir comedias y dramas, sino que en muchas ocasiones actuó en el escenario, dirigió compañías y también fue productor y adaptador de algunas de sus obras al cine. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1922, lo cual le supuso numerosos homenajes, entre otros el de nombramiento de Hijo Predilecto de Madrid en 1924 y, como ya sabemos, cinco años después el nombre de esta céntrica plaza. Su actitud favorable al gobierno legítimo durante la guerra civil (permaneció en la zona republicana, donde siguió recibiendo homenajes, y cuando quiso marcharse del país el presidente Negrín no le dio permiso) le valió cierto ostracismo cuando acabó la guerra, pero tras mostrar su adhesión públicamente al nuevo régimen fue finalmente rehabilitado y su nombre volvió a aparecer junto al de sus obras. De ellas, las más conocidas son Los intereses creados (1907), La malquerida (1913) o Pepa Doncel (1928). Murió en Madrid el 14 de julio de 1954.

4.8.23

Istúriz (Calle de)

Francisco Javier de Istúriz, por Gisbert
(Congreso de los Diputados, Madrid)

Entre las calles de los Artistas y de Hernani. Distrito 6 (Tetuán). Barrio de los Cuatro Caminos. 

Todavía conserva esta calle algunas de las casas toscamente “neomudéjares” tan típicas de esta zona del barrio de los Cuatro Caminos, que se empezó a formar en el último tercio del siglo XIX. Fue el 11 de noviembre de 1875 cuando el Ayuntamiento la bautizó oficialmente con el nombre del político gaditano Francisco Javier de Istúriz, nacido el 31 de octubre de 1790. Perteneció al grupo de los llamados “liberales exaltados” y como tal participó en el pronunciamiento de Riego de 1820. Se exilió tres años después, tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y no volvió hasta la muerte de Fernando VII, en 1833. Era presidente del Gobierno cuando estalló el motín de La Granja en 1836 y de nuevo se tuvo que expatriar. Regresó al año siguiente y ya no dejó la política activa durante casi seis lustros. Fue de nuevo presidente del Gobierno en 1846-47 y en 1858; además ocupó varias carteras ministeriales, presidió el Senado y ocupó diversos puestos diplomáticos. Se retiró en 1864 y murió en nuestra villa el 2 de abril de 1871.

21.7.23

Isabel Tintero (Calle de)

El lienzo que representa a la Virgen de la Paloma, en su actual retablo

Entre la calle de la Paloma y la Gran Vía de San Francisco. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio.

Isabel Tintero fue una piadosa madrileña que a finales de siglo XVIII vio cómo unos chiquillos jugaban con una pintura de la Virgen de la Soledad que habían encontrado en unos corrales cercanos a la calle de la Paloma, donde vivía Isabel. Arregló un poco la imagen y la colocó en un retablo de su casa. Y desde entonces fue objeto de una gran veneración por los madrileños, que la conocen como la Virgen de la Paloma, una de las más castizas. La calle es de apertura muy reciente (oficialmente existe desde el 30 de noviembre de 1990), dentro de la profunda reforma que sufrió toda esta parte del casco antiguo de la villa.

14.7.23

Isabel la Católica (Calle de)

Isabel I de Castilla, por Juan de Flandes
(Palacio Real, Madrid)

Entre la plaza de Santo Domingo y la Gran Vía. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Varios nombres ha tenido esta calle, algunos de ellos relacionados con diversos edificios que hubo en ella y que ya han desaparecido. En el plano de Texeira se llama de los Premostenses, ya que antes de que existiese la Gran Vía terminaba junto al convento de los premostratenses de San Norberto, en cuyo solar se edificó después el mercado de los Mostenses. Cuando se abrió la Gran Vía, se llevó por delante no solo el último tramo de nuestra calle, sino también el mercado, una joya del arte arquitectónico en hierro. 

Se sabe también que la calle ostentó el nombre de Espíritu Santo; Répide nos explica la causa: el convento estaba dedicado al Espíritu Santo y su patrono, el conde de Miranda, pidió que así fuera. Sin embargo, el 1 de enero de 1835 se llamaba de la Inquisición, ya que en ella estuvo hasta su supresión en 1820 la cárcel y el Tribunal de Corte del Santo Oficio. Cuenta Mesonero Romanos que tras la eliminación del tribunal, asaltó el pueblo de Madrid este edificio “ávido de encontrar en ellas [en sus prisiones] las horrendas señales de los tormentos y las víctimas desdichadas de aquel funesto tribunal”, pero no hubo nada de eso, salvo dos o tres presos políticos en los pisos altos. 

Como aún muchos seguían llamándola por el otro nombre antiguo y dado que había ya una calle del Espíritu Santo, en el marco de la regularización del nomenclátor municipal que se hizo ese año de 1835, el día 11 de enero pasó a denominarse de María Cristina. Otra vez es Répide quien nos lo explica, ya que fue esa reina, cuarta esposa de Fernando VII, quien fundó un Conservatorio que estaba en la plaza de los Mostenses, a la que llevaba esta calle. 

Aquí estuvo asimismo el convento de las monjas de Vallecas, trasladado desde su ubicación en la calle de Alcalá esquina a Peligros a finales del siglo XIX. Allí se hallaba desde mediados del siglo XVI, después de haber sido fundado en la localidad de Vallecas en 1473 (de ahí su nombre; se trataba de monjas cistercienses o bernardas). Fue incendiado en mayo de 1931, con lo cual sus moradoras lo tuvieron que abandonar; tras numerosos traslados hoy en día están en la calle de Joaquín Costa, junto al Santuario de Nuestra Señora de los Peligros. 

La reina Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica, nació en Madrigal de las Altas Torres el 22 de abril de 1451 (hay quien afirma que también podría haber sido en Ávila e incluso en nuestra villa). Era hija de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal. En 1469 se casó con Fernando, entonces príncipe heredero de Aragón. A la muerte de su hermano Enrique IV, en 1474, fue proclamada reina de Castilla en detrimento de su sobrina Juana, a quien se acusaba de no ser hija del rey sino del favorito Beltrán de la Cueva. Estalló entonces una guerra civil entre partidarios de una y otra que acabó en 1479 con el Tratado de Alcaçovas. Ese mismo año subió Fernando al trono de Aragón y ambos fueron, por tanto, consortes de los reinos de la una y el otro. Esto supuso una suerte de unificación confederal de los reinos peninsulares (salvo Portugal y Navarra), que se consumó con la conquista de Granada a comienzos de 1492. Ese año Isabel patrocinó la expedición de Cristóbal Colón que llevó al descubrimiento de América y al comienzo del imperio español. Murió en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504, dejando un reino de Castilla centralizado en detrimento del poder feudal, unificado religiosamente tras la expulsión de nazaríes y judíos (fue el papa Alejandro VI quien les otorgó el título de “Reyes Católicos” en 1496) y con un incipiente imperio ultramarino. En su testamento nombró heredera del trono a su hija Juana, pero bajo la regencia de su padre al menos hasta que su nieto Carlos tuviese la edad suficiente. La reina Isabel está enterrada en la Capilla Real de la catedral de Granada.

7.7.23

Isabel II (Plaza de)

Retrato de Isabel II con su hija Isabel en 1852, por Franz Xaver Winterhalter
(Palacio Real, Madrid)

Entre las calles del Arenal, Priora, Caños del Peral, Campomanes, Arrieta, Vergara, Independencia y Escalinata. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Esta plaza no existió hasta las primeras décadas del siglo XIX. Formaba parte de un laberinto de callejuelas que había delante del Palacio Real, y concretamente por aquí pasaba el barranco que seguía el trazado de la calle del Arenal y que fue nivelado. Pero aún hoy se puede tener una idea del desnivel existente si bajamos las escaleras que dan acceso a la calle de la Escalinata desde nuestra plaza. 

Varios nombres ha tenido. El más antiguo fue el de Caños del Peral, por la famosa fuente del mismo nombre que aquí había (ahora expuesta en una suerte de museo subterráneo en la estación del metro de Ópera) y que desde tiempos remotos permanecía en este lugar. A principios del siglo XIX, durante el reinado de José Bonaparte, se ideó una profunda reforma de toda la zona de manera que se despejasen las vistas del Palacio Real. Para ello se derribaron numerosas manzanas de casas y varias iglesias y se dejó un enorme descampado frente al Palacio en el que poco más se pudo hacer, así que la herencia del rey intruso fue crear un barrizal impresionante antes que la gran avenida que uniese la sede de la monarquía con la Puerta del Sol. Acabada la guerra de la Independencia se vuelve sobre el asunto y en el solar se plantea la construcción de un Teatro de la Ópera que sustituyese al antiguo de los Caños del Peral que estuvo aquí y que desapareció en 1817 por ruinoso. El proyecto es de Antonio López Aguado, y la construcción comenzó en 1818. Sin embargo, no se estrenó como teatro de ópera hasta 1997. Y es que el Teatro Real no ha tenido mucha suerte. No fue inaugurado hasta 1850 y tuvo que sufrir continuos arreglos hasta que en 1925 llegó a amenazar ruina porque se asienta sobre terrenos ricos en aguas subterráneas que son muy poco firmes. Nuevas obras, nuevas paralizaciones y por fin en 1966 puede abrir sus puertas, pero como sala de conciertos. Se pretendía convertirlo en el gran teatro de ópera del que Madrid carecía (o mejor dicho, devolverle al cometido para el que fue ideado) durante el año de la capitalidad cultural, 1992, pero como más arriba se ha indicado, hubo que esperar hasta el 11 de octubre de 1997 para que El sombrero de tres picos y La vida breve, de Falla, dieran comienzo a su primera temporada como renacido templo lírico.

El Teatro Real
(Foto CC BY-SA Nemo)

En 1835 recibió esta plaza el nombre de Isabel II, cuando todavía no estaba formada del todo. Tras la revolución que destronó a la reina castiza, desde el 29 de septiembre de 1869 se llamó plaza de Prim, como aparece en el plano de Ibáñez de Ibero, pero con la Restauración, el 11 de enero de 1875, volvió a su primitiva denominación. Así se mantuvo hasta la Segunda República, cuando el 17 de abril de 1931, tres días después de su proclamación, pasó a ser la plaza de Fermín Galán, uno de los héroes del levantamiento republicano de Jaca de 1930, y aunque de nuevo Isabel II volvió aquí tras la guerra (el célebre 26 de abril de 1940, en concreto), nadie se acuerda de ella, ni de Prim ni de Galán y todo el mundo conoce este sitio como “Ópera”, debido no al teatro, que para nadie es el de la ópera, sino más bien a la estación del metro, que al igual que en otros lugares no cambió su denominación y sigue siendo Ópera. 

En la plaza hay un monumento que representa a la reina que le da nombre, obra de José Piquer que fue colocada allí en 1850. La pagó el comisario general de Cruzada, el canónigo Manuel López Santaella, y esto provocó la rechifla de los madrileños, que, como no podía ser menos, sacaron una copla del asunto:

Santaella, de Isabel 
costeó la estatua bella, 
y del vulgo el eco fiel 
dice que no es santo él, 
ni tampoco santa ella. 

La poesía se puso en el pedestal de la estatua al día siguiente de su casi clandestina inauguración. Al año siguiente la escultura fue retirada y colocada en el vestíbulo del cercano teatro. Algunos años después se situó, en el lugar que la reina dejó vacío, una alegoría de la comedia que perduró hasta 1905, cuando doña Isabel volvió a su primitivo emplazamiento. 

La célebre estatua de Isabel II
(Foto: J. L. de Diego)

Isabel II, hija de Fernando VII, nació en Madrid el 10 de octubre de 1830. Al morir su padre el 29 de septiembre de 1833 fue proclamada reina, sin haber cumplido aún tres años y a pesar de las reclamaciones de Don Carlos María Isidro, hermano del rey, que invocaba la ley sálica, según la que las mujeres estaban excluidas del trono. Había nacido el carlismo, que costó tres guerras civiles a España durante el siglo XIX. La minoría de Isabel II estuvo ocupada por las regencias de su madre, María Cristina de Borbón, y después de Espartero, obtenida tras uno de los muchos pronunciamientos (una de las palabras que España ha aportado al lenguaje internacional, y no sé si esto nos ha de servir para sentirnos orgullosos, sobre todo si se tiene en cuenta que otras son siesta, guerrilla...) que hubo en el siglo XIX. Y tras un nuevo pronunciamiento de otro experto en los mismos, Narváez, se declara mayor de edad a la reina, con trece años, y se acaban las regencias, pero vienen las dictaduras, repartidas entre Narváez, el moderado, y O’Donnell, el progresista y luego liberal. Muertos O’Donnell en 1867 y Narváez en 1868, a la reina le queda poco fuelle y es destronada por la Revolución de Septiembre de 1868. Siguió su exilio en París, donde abdicó en su hijo Alfonso XII el 25 de junio de 1870. Murió en la capital francesa el 9 de abril de 1904, dejando sin trabajo a su joven bibliotecario, que respondía al nombre de Pedro de Répide.

30.6.23

Isaac Peral (Calle de)

El submarino de Isaac Peral (1888)

Entre la calle del Arcipreste de Hita y la avenida del Valle. Distritos 7 (Chamberí) y 9 (Moncloa). Barrios de Gaztambide, Vallehermoso, Argüelles y Ciudad Universitaria.
 
Hasta muy entrado el siglo XX no se formó del todo nuestra calle, que en principio no estaba planificada en el Ensanche de la zona. La paralela a la de Hilarión Eslava, nunca bien formada, se llamó de Ataúlfo y de ella Répide nos dice que tenía un gran desnivel, ya que bordeaba el cerro del Pimiento, cerca del Hospital de Epidémicos. Más adelante ya se explanó al menos la primera parte de la vía, la que llega hasta la actual plaza de Cristo Rey, posiblemente con la intención de que su trazado mantuviera desde allí la dirección norte-sur y no diera el viraje hacia el oeste que hoy en día observamos. Desde el 28 de julio de 1922 llevó este nuevo vial el nombre que tiene actualmente. Un pequeño callejón sin salida que partía de ella mantuvo el nombre de Ataúlfo hasta el 1 de enero de 1954.

Fachada principal del Hospital Clínico
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

El edificio más interesante de nuestra calle (hay otros, pero tienen su entrada por otras vías) es el Hospital Clínico de San Carlos, un proyecto de Manuel Sánchez Arcas y Eduardo Torroja, realizado en armonía con la explosión racionalista de la Ciudad Universitaria, de la que forma parte. Fue elaborado en 1928, las obras comenzaron en 1932 y concluyeron en 1936, justo a tiempo para convertirse en uno de los más encarnizados campos de batalla de la guerra civil. Totalmente destruido, se reconstruyó entre 1941 y 1946 respetando la idea inicial.

Isaac Peral, por Manuel Ussel de Guimbarda
(Ayuntamiento de Cartagena)

Isaac Peral y Caballero fue un marino y científico nacido en Cartagena el 1 de junio de 1851. Después de participar en la tercera guerra carlista y en la Guerra de los Diez Años cubana, en 1885 presentó su proyecto de submarino que, aunque en principio fue recibido por entusiasmo pronto obtuvo solo la indiferencia de las autoridades competentes. Peral insistió y, con el apoyo de la reina regente María Cristina, consiguió botar su invento en 1888. Nuevo éxito inicial y nuevo choque con las autoridades, que llevó a su licencia de la marina y a dedicar el resto de su vida a defender su invento contra infundios y mala fe. Enfermo de cáncer, murió en Berlín el 22 de mayo de 1895 por complicaciones tras una intervención quirúrgica. 

Otras calles de lo que hoy es nuestra villa llevaron su nombre, si bien lo cambiaron al producirse las anexiones de mediados del siglo XX o poco después. La actual calle de las Islas de Cabo Verde (con su correspondiente travesía), en el distrito de Fuencarral, se llamó de Isaac Peral hasta el 18 de febrero de 1953. Y la calle de Miosotis, en Tetuán, homenajeó al marino cartagenero desde el 1 de enero de 1902 hasta el 20 de febrero de 1948, muy poco antes de que, en junio de ese mismo año, Chamartín de la Rosa (el municipio al que pertenecía) se incorporase a Madrid.

23.6.23

Irlandeses (Calle de los)

San Patricio en una vidriera de la iglesia que le está dedicada en Junction City, Ohio (EEUU)
Foto CC BY-SA Nheyob

Entre las calles del Humilladero y del Mediodía Chica. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Cuando se habló de la calle del Humilladero ya se indicó que hubo aquí una iglesia, la de San Patricio, que era popularmente conocida como “iglesia de los Irlandeses”. A pesar de que desapareció tras ser incendiada al comienzo de la guerra civil, su nombre ha quedado como recuerdo. 

Aunque así había sido desde la regularización de enero de 1835, ya que antes se había llamado de San Gregorio; Peñasco y Cambronero nos recuerdan que esto era porque la iglesia que se ha mencionado dependía del Seminario de San Gregorio de Valladolid. El nombre se cambió seguramente al existir ya por entonces otra calle de San Gregorio en el actual barrio de Chueca.

16.6.23

Infante (Calle del)

(Foto CC BY-SA Dudva)

Entre las calles de Echegaray y del León. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Dice una tradición (corroborada por el azulejo en el que aparece el nombre de la calle), que hubo por aquí una quinta que perteneció al infante don Fernando de la Cerda, hijo primogénito y por tanto heredero del rey Alfonso X el Sabio. Muerto don Fernando en 1275, tendría que haber sido su hermano el infante don Sancho quien se convirtiese en heredero al trono, pero las modificaciones a las leyes castellanas introducidas por el rey en su Código de las Siete Partidas hacían que tal prebenda pasase a los hijos de don Fernando y no a su hermano. Esto provocó una disputa entre padre e hijo; al parecer, en esta quinta se reunían los conspiradores favorables a don Sancho, encabezados por su secretario, un tal Antonio Sánchez, que a pesar de hacer mil y una promesas a la villa de Madrid no consiguió que esta dejase de ser fiel al rey, que casi lo captura tras rodear esta finca. Y como fue propiedad del infante, ahí quedó el nombre. (Por cierto, al final Sancho se salió con la suya y fue él quien sucedió a su padre).

Peñasco y Cambronero también indican, de modo mucho más prosaico, que es probable que al haber una cercana calle del Príncipe se pusiera a esta el nombre del Infante, sin más.

9.6.23

Infantas (Calle de las)

Foto: CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre la calle de Fuencarral y la plaza del Rey. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Nuestra calle ostentaba ya esta denominación en el siglo XVII y como tal aparece en el plano de Texeira, aunque da la impresión de concluir en la que entonces se llamaba calle de las Torres (hoy Marqués de Valdeiglesias). Después venía un tramo que hacía una escuadra, siguiendo la tapia trasera del desaparecido convento de San Hermenegildo y frente a la célebre casa de las Siete Chimeneas. Precisamente así, de las Siete Chimeneas se llama ese trozo en el plano de Espinosa. A principios del siglo XIX se derribó la tapia de la huerta del convento y así se abrió la plaza del Rey, donde desde entonces concluye esta calle. En el artículo dedicado a la plaza del Rey se hablará más de esa histórica casa. 

Lo de Infantas se debe a una tradición que data del siglo XVII y que se explicará con más detalle cuando lleguemos a la plaza de Pedro Zerolo. Por resumir, en el espacio que ocupa esa plaza –cuya parte meridional está formada por nuestra calle– hubo un convento, el de la Paciencia, que se levantó sobre unas casas en las que se había cometido un sacrilegio y de allí salió una solemne procesión con motivo de la entrega del mismo a los frailes capuchinos menores que lo iban a ocupar. Esto ocurrió el 13 de diciembre de 1639 y la ceremonia estuvo presidida por las infantas doña María y doña Margarita, que acabaron dando nombre a la vía. 

Un nombre que no siempre ha conservado desde entonces. Répide nos indica que tras la Revolución Gloriosa se cambió por el de Marina Española, dado que el nuevo gobierno quería desterrar los apelativos que recordaban a la familia real después de haberla desterrado a ella misma. Con la Restauración lo recuperó. Sin embargo, no queda constancia de ello en las fuentes oficiales del Ayuntamiento de Madrid. No así otra modificación, también lógica, pues vino tras la proclamación de la Segunda República. El 17 de abril de 1931, tres días después del advenimiento del nuevo régimen, esta calle pasó a ser la de Rosalía de Castro. Aunque la gran poetisa gallega no era sospechosa de tener relación alguna con quienes perdieron la guerra, lo que sí perdió fue esta calle en el gran auto de fe del 26 de abril de 1940, cuando tantas vías madrileñas bautizadas o rebautizadas durante la República mudaron su nombre. Entonces volvió a ser la calle de las Infantas. Fue una injusticia, en cierto modo, que no se reparó hasta que el 29 de julio de 1980 volvió a tener Rosalía una calle en Madrid, por la zona de Peña Grande. 

En el número 13, un rombo del Ayuntamiento nos recuerda que allí vivió el médico militar oscense Fidel Pagés, que descubrió la anestesia epidural en 1921.

(Esta es la entrada número 500 de esta bitácora. La arranqué allá en noviembre de 2006, cuando quise dar salida a una serie de articulillos sobre las calles de la villa que me vio nacer y que había ido escribiendo desde unos diez u once años antes, sin esperanzas de que nadie los leyera. No es que las cifras de visitas de estas páginas sean escalofriantes, pero al menos sé que más de uno y más de diez se dejan caer por aquí. A quienes lo hacéis, millones de gracias. Yo, por mi parte, sigo manos a la obra y algún día espero que esto aparezca en forma de libro autopublicado será, por supuesto; ya tengo bastante experiencia en tales menesteres, no sé si por suerte o por desgracia...)

2.6.23

Infanta Isabel (Paseo de la)

La infanta Isabel (c. 1916-17)
Foto de Kaulak

Entre la plaza del Emperador Carlos V y el paseo de la Reina Cristina. Distrito 3 (Retiro). Barrios del Pacífico y de los Jerónimos. 

Aunque esta calle, o paseo, existía desde tiempo inmemorial como camino o paseo de Atocha, así llamado por llevar al santuario con esa advocación (Isabel Gea apunta que parte de su trazado también se llamó en tiempos paseo de Invierno), no fue hasta el 1 de enero de 1931 cuando el Ayuntamiento decidió hacer oficial tal denominación. Acabada la guerra civil, cuando el consistorio franquista decidió “purgar” de nombres “indeseados” el callejero de la villa y cambió muchos de ellos en un mismo día, el 26 de abril de 1940, esta vía también mudó el suyo (en este caso para evitar duplicidades) y pasó a llamarse tal y como hoy lo conocemos. 

Dos edificios interesantes están en sus aceras. El Ministerio de Agricultura, construido para albergar en principio el de Fomento, es una obra de Ricardo Velázquez Bosco que se levantó entre 1893 y 1897 en el solar que iba a ser para una escuela de artes y oficios. Hoy es quizá el más espectacular edificio ministerial de la capital. Está coronado por unos grupos escultóricos debidos a Agustín Querol; otros artistas como Manuel Domínguez, Alejandro Ferrant o Ignacio Zuloaga participaron en su decoración.

La Gloria y los Pegasos, coronando el Ministerio de Agricultura
(Foto CC BY-SA Jan S0L0)

Por cierto, las mencionadas esculturas de Agustín Querol, un conjunto llamado La Gloria y los Pegasos, no son los originales. Por su deterioro y su excesivo peso, que habían provocado algún que otro desprendimiento, fueron sustituidas en 1976 por unas réplicas en bronce. El Ayuntamiento no se deshizo de las otras; tras su restauración los Pegasos fueron en 1997 a la plaza de Legazpi y la Gloria a la glorieta de Cádiz, el año siguiente. De nuevo hubo de retirar los Pegasos en 2005 a causa de las obras en la M-30, luego solo se devolvió a Legazpi uno de ellos. El otro está dentro de un recinto municipal, en la calle del Áncora, perfectamente visible desde fuera.


Muy cerca del Ministerio está el Museo de Antropología, que se mencionó en el artículo dedicado a la calle que lleva el nombre de su fundador, el doctor Velasco. Es un diseño neoclásico del marqués de Cubas construido en 1873-75 que fue inaugurado por Alfonso XII el 29 de abril del último año mencionado. Desde entonces sufrió numerosas reformas, en las que desaparecieron, por ejemplo, un par de estatuas que tenía a su puerta y que representaban a Miguel Servet y a Francisco Valles, el Divino Valles. Contiene una importante colección relacionada con pueblos primitivos de todo el mundo y una gran biblioteca, cuyo origen está en el legado de su fundador. 

La Infanta Isabel, conocida popularmente como la Chata, fue la hija primogénita de Isabel II y, por tanto, princesa de Asturias hasta la venida al mundo de su hermano Alfonso. Nació en Madrid el 20 de diciembre de 1851. En 1868 casó con Cayetano de Borbón Dos-Sicilias y durante su viaje de bodas por el extranjero sufrió su primer exilio, pues entre tanto la Revolución Gloriosa había destronado a su madre. Restaurados los Borbones, volvió a España y de nuevo fue princesa de Asturias hasta que su hermano Alfonso XII tuvo su primera hija, en 1880. Siempre fue muy popular y querida en Madrid, de ahí su apelativo cariñoso; aquí vivió casi toda su vida. Desde 1902 su residencia fue el Palacio de Quintana, en el barrio de Argüelles, que tuvo que abandonar hacia un nuevo exilio con la proclamación de la Segunda República. Murió en Auteuil, cerca de París, muy poco después de este hecho, el 23 de abril de 1931. Sus restos fueron repatriados el 23 de mayo de 1991 y hoy reposa en el palacio de La Granja.

26.5.23

Independencia (Plaza de la)

Foto hecha por un servidor el 30 de noviembre de 2011 a las 20.08 h

Entre las calles de Alcalá, Serrano, Salustiano Olózaga y Alfonso XII. Distritos 3 (Retiro) y 4 (Salamanca). Barrios de los Jerónimos y Recoletos. 

No creo equivocarme si afirmo que la gran mayoría de los madrileños no sabe que éste es el verdadero nombre del paraje que todo el mundo conoce como “Puerta de Alcalá”. El emplazamiento de la más conocida de las antiguas puertas de la villa en el centro de esta relativamente moderna plaza ha absorbido su nombre real. 

Y es que la puerta ya estaba allí. No es la que hoy vemos la que siempre ha dado acceso a Madrid por su lado oriental. Antes, y no en el mismo lugar, sino un poco más hacia abajo siguiendo la calle Alcalá, estuvo la primera, construida en 1599 según Mesonero Romanos o entre 1636 y 1639, según otros autores. No debía valer gran cosa si hacemos caso de las descripciones que de ella han quedado. En 1778 desapareció, y dio paso a su majestuosa sucesora, levantada en honor de Carlos III como muy bien indica la leyenda que ostenta: 

REGE CAROLO III 
ANNO 
MDCCLXXVIII 

La puerta es obra de Francisco Sabatini, aunque se rechazaron cinco proyectos de Ventura Rodríguez, lo cual se ha de hacer constar en honor del gran arquitecto de Ciempozuelos, sin desmerecer al de Palermo, que muy bellas obras dejó en Madrid. Roberto Michel y Francisco Gutiérrez se encargaron de la parte escultórica. En el año 2022 se emprendió una especie de “lavado de cara” del monumento que al final devino en restauración en toda regla, dado el mal estado de algunos de los elementos escultóricos que la coronan. Lo que no pudieron los balazos de las guerras lo logró (casi, esperemos) la polución. 

Con la llegada en 1868 del Ayuntamiento revolucionario, sí, el de los derribos, desaparece la cerca y se despeja bastante el terreno que rodea la Puerta de Alcalá. Se piensa en formar una gran plaza circular de doscientos metros de diámetro que se llamaría plaza de la Independencia (y así fue oficialmente desde el 3 de mayo de 1869), se dedicaría el arco a los defensores de Zaragoza, y ocho calles irradiarían de ella, con los patrióticos y heroicos nombres de Sagunto, Numancia, Covadonga, Granada, Padilla, Bravo, Maldonado y Lanuza. Pero al final salió algo más pequeñita y con sólo seis calles, ninguna de las cuales recibió los nombres propuestos. Quizá sea mejor así, pues los proyectos de la Revolución Gloriosa eran siempre bastante temibles. 

Y temibles eran los anarquistas en el primer cuarto del siglo XX; entre sus víctimas se cuenta el presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato, asesinado en la plaza de la Independencia el 8 de marzo de 1921, cuando unos individuos acercaron la moto en que viajaban al coche de Dato y efectuaron numerosos disparos que acabaron con su vida. También fue herida la Puerta de Alcalá, pues en ella impactaron varias balas que dejaron su marca. 

Una de las principales puertas del parque del Retiro, la llamada precisamente Puerta de la Independencia, que da paso a la amplia Avenida de Méjico, se abre a la plaza de la Independencia. Es una zona siempre animada y llena de gente que entra a disfrutar del pulmón de la villa, especialmente cuando llega el buen tiempo. 

Y, por último, una curiosidad. En la acera opuesta a la Puerta de la Independencia existe un mojón que advierte de que nos encontramos en una Cañada Real y que los rebaños de ovejas tienen todo el derecho del mundo a cruzar la villa de Madrid por su mismo corazón. Menos daño harían que los coches.

19.5.23

Independencia (Calle de la)

(Foto CC BY-SA Basilio)

Entre la calle del Espejo y la plaza de Isabel II. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Todos los cronistas de cabecera coinciden en decir que esta calle se abrió a raíz de los derribos promovidos por José Bonaparte que afectaron a los aledaños del Palacio Real. Sin embargo, y en cierto modo contradiciéndose, Peñasco y Cambronero indican que en tiempos se llamó de San Bartolomé y que así aparece en el plano de Espinosa, que data de 1769. En efecto, en ese plano aparece una calle que sale de la del Espejo y termina en la desaparecida de Santa Catalina la Vieja, entre las manzanas 418 y 423. Sea como fuere, tras la decisión del rey intruso aquella zona quedó arrasada. Cuando, ya entrado el siglo XIX, se edificó de nuevo y se formó la calle actual, se llamó de la Independencia en recuerdo de la reciente guerra contra el invasor francés, algo que el Ayuntamiento hizo oficial el 11 de enero de 1835.

12.5.23

Imperial (Paseo)

La Estación Imperial (es decir, la galdosiana “Estación de las Pulgas”)
en el plano de Facundo Cañada (1900)

Entre la ronda de Segovia y la glorieta de las Pirámides. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio Imperial.

Formaba parte nuestro paseo, al menos en su segunda mitad, de uno de los “tridentes barrocos” que se crearon en el siglo XVIII, cuando estos pagos eran la periferia extramuros de la villa. Se trataba de paseos arbolados que desde las puertas de la cerca se dirigían al río. En el caso del nuestro, el nombre de “Imperial”, oficializado por el Ayuntamiento el 6 de febrero de 1860, le venía por ser uno de un supuesto conjunto de “paseos imperiales” que se dirigían hacia el canal del Manzanares. Isabel Gea se hace eco de otras versiones, según las cuales se debe a que conducía al camino que llevaba a Toledo, esto es, a la “Ciudad Imperial”. 

Con el paso del tiempo esos bucólicos paseos arbolados dieron lugar a una zona fabril e industrial, surcada por el ferrocarril de cintura. Junto a nuestro paseo hubo además hasta 1987 una estación de ferrocarril, dedicada a las mercancías, llamada precisamente Estación Imperial, aunque popularmente era la “estación de las Pulgas” por el nombre del terreno que ocupó. 

Entre el 3 de agosto de 1932 y el 26 de abril de 1940 nuestra vía se llamó paseo de Nicolás Estébanez, recordando al militar, escritor y político canario Nicolás Estévanez Murphy, nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de febrero de 1838 y fallecido en París el 19 de agosto de 1914, quien, entre otras cosas, fue ministro de la Guerra en el gobierno de su correligionario Pi y Margall durante la Primera República (aunque su mandato solo duró dieciocho días).

5.5.23

Imperial (Calle)

(Foto del autor de estas paginillas)

Entre la plaza de la Provincia y la calle de Toledo. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

En esta calle tenía en el siglo XVI sus casas Alonso de Mendoza, conde de la Gomera, y en ellas se hospedaron los primeros miembros de la Compañía de Jesús que se instalaron en Madrid para fundar un Colegio. Como esta fundación se hizo bajo el patronazgo de la emperatriz María, el colegio tuvo la categoría de Imperial y de ahí le ha venido el nombre a nuestra calle. 

Répide nos indica que aquí estaba el parque de bomberos. Y así fue desde que en febrero de 1884 se inauguró allí la Delegación de Incendios. Era el llamado “parque número 6”, el cual dispuso del primer coche con motor que tuvo el Cuerpo, en 1908. Echó el cierre el 20 de noviembre de 2017 para trasladarse a unas instalaciones mucho más modernas y adecuadas en la calle de San Bernardo y actualmente es un hotel. Se trata de un bonito edificio que hace una pintoresca rinconada. Allí estuvo antes el almotacenazgo de la villa, esto es, el lugar donde se guardaban los pesos y medidas y se podían contrastar.

28.4.23

Ilustración (Calle de la)


Entre la calle de Arriaza y el paseo del Rey. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles. 

Aquí estuvo una de las imprentas y editoriales más importantes de España, la que fundó en 1847 Manuel Rivadeneyra, a quien se debe la mítica Biblioteca de Autores Españoles. El edificio que la ocupaba, cuya fachada principal se abría a la cuesta de San Vicente, siguió funcionando como tal hasta la década de los años ochenta del siglo pasado –de allí salían el diario As y la revista Hola– y hoy en día es un hotel. Su parte trasera daba a nuestra calle, que tomó su nombre (el 1 de enero de 1882) de una importante revista que se elaboraba en esa imprenta y que se publicó entre 1869 y 1921, La ilustración española y americana.

 

21.4.23

Ibiza (Calle de)

Vista de la ciudad de Eivissa
(Foto del autor, hecha en una visita de julio de 2014)

Entre la avenida de Menéndez Pelayo y la calle del Doctor Esquerdo. Distrito 3 (Retiro). Barrio de Ibiza. 

Lleva nuestra calle, una de las pocas que conserva el bulevar central que en tantas otras cayó víctima del automóvil, el nombre de una de las islas Baleares. No es extraño, dada que su paralela hacia el norte es la de Menorca y la siguiente, la que hoy recuerda al doctor Castelo, fue en su día la de Mallorca. El caso es que desde el 21 de julio de 1880 está dedicada a esta paradisíaca isla, paradisíaca por sus calas y por sus múltiples opciones de diversión. Tiene una extensión de 572 km2 en los que viven (según datos de 2019) casi 150 000 personas y es un lugar que siempre merece la pena visitar, aunque el turismo últimamente parecer ser allí tan problemático como fuente de riqueza.

14.4.23

Humilladero (Calle y Plaza del)

Foto CC BY SA Osiliab

Va la calle de la plaza de la Puerta de Moros a la calle de Toledo y la plaza de la costanilla de San Pedro a la plaza de la Puerta de Moros. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Ya sabemos que se dice que San Francisco de Asís recaló en nuestra villa hacia 1214-17 tras realizar una peregrinación a Santiago. El nombre que llevan nuestra calle y plaza está relacionado con él, ya que aquí creó un humilladero que sirvió de punto de partida a todo un Vía Crucis por lo que entonces era campo circundante de la villa. En ambos casos es una denominación ancestral que es anterior a la regularización de 1835 y no ha variado desde entonces. Cierto que la plaza se consideró plazuela hasta el 1 de enero de 1881. En cualquier caso se empezó a llamar así desde finales del siglo XVIII o comienzos del XIX, antes se consideró parte de alguna de sus contiguas, San Andrés o Puerta de Moros. Por cierto, uno de los rombos del Ayuntamiento nos recuerda que precisamente allí, en la plaza del Humilladero, estuvo esa puerta de la muralla medieval hasta mediados del siglo XVII (en el plano de Texeira, que es de 1656, ya no aparece).

La plaza de la Cebada; de frente, la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, 
que estaba al comienzo de nuestra calle
(Fotografía anónima de c. 1890)

Hubo en la calle dos iglesias que han desaparecido. La de Nuestra Señora de Gracia, que estaba en su arranque, se derribó en 1903 para ensanchar la plaza de la Cebada y ampliar su mercado. La parroquia que albergaba se acabó trasladando al otro templo que había en nuestra calle, el de San Patricio, conocido popularmente como “iglesia de los Irlandeses”. Era una obra de Pedro de Ribera que se hallaba precisamente frente a la calle de los Irlandeses cuando emboca la del Humilladero. Formaba parte de un colegio-hospital que se fundó en el primer tercio del siglo XVII para albergar a católicos irlandeses que huían de las persecuciones religiosas inglesas. Desapareció tras ser incendiada en 1936.

El "auténtico" tranvía nº 477, en la estación de metro de Pinar de Chamartín
(Foto CC BY JaraGuzman)

La calle del Humilladero conservó durante mucho tiempo unos rieles del tranvía (quien esto escribe ha llegado a verlos), lo cual permitió que fuese utilizada en 1984 para rodar en ella escenas de la película Las bicicletas son para el verano. En aquella ocasión fue protagonista un tranvía del tipo Charleroi II que en su día llevó el número 503 pero que, quién sabe el motivo, se rotuló después como 477, al que hicieron circular por ese tramo de vías superviviente. Fue un tranvía muy cinematográfico, pues unos años antes, en 1965, también se había utilizado en el rodaje de Doctor Zhivago. Hoy se puede ver un tranvía con ese rótulo expuesto en la estación de metro de Pinar de Chamartín, pero se trata del “auténtico” 477, de la serie Charleroi V. El otro, que además protagonizó el último día del tranvía en Madrid el año 1972, es posible que haya desaparecido para siempre. 

Répide nos cuenta que en esta calle vivió Agustina de Aragón en los últimos años del reinado de Fernando VII y así lo reconoce el Ayuntamiento con uno de sus rombos en el número 16.

7.4.23

Huertas (Calle de las)

(Foto CC BY-SA Reihnardauke)

Entre la plazas del Ángel y de la Platería de Martínez. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Estamos en una de las calles más conocidas y características de Madrid, que en tiempos (quizá también en la actualidad) era sinónimo de “salir por ahí”. “¿Adónde vamos? A Huertas”. Eso significaba que íbamos a pasar por alguno de los numerosos establecimientos de ocio que poblaban y aún pueblan esta vía. 

Su nombre, que es de los ancestrales en la villa, proviene, como es fácil deducir, que unas huertas que hubo cuando las casas aún no llegaban por aquí. Parece ser que eran propiedad del marqués de Castañeda, un personaje importante de la corte del rey Enrique IV, allá por el siglo XV, y que luego pasaron a los monjes del convento de San Jerónimo. Cuando Madrid creció por allí desaparecieron, pero quedó su nombre para la calle.

El antiguo palacio de los duques de Santoña
(Foto CC BY-SA Luis García)

Que no siempre lo llevó, pues durante unos pocos meses, entre el 4 de abril de 1843 y el 28 de enero de 1845 se llamó de Máiquez, ya que el célebre actor fue uno de los muchos miembros del mundo de la farándula literaria que habitó en ella o en sus aledaños. No en vano anduvo muy cerca, en la calle del León, el conocido “mentidero de los representantes” (tal y como lo nombra Mesonero Romanos en su Antiguo Madrid). Estamos pues, en el centro de lo que ahora se llama “Barrio de las letras” y lo atestiguan las diversas citas que, en su pavimento, vemos de autores como Zorrilla, Góngora o Cervantes (en realidad toda la calle está trufada de placas conmemorativas de literatos como Elena Fortún, José Echegaray, Bécquer, Espronceda, Lope de Vega o Quevedo). Precisamente Miguel de Cervantes habitó en nuestra calle, según él mismo indicó en la Adjunta al Parnaso, en el sobrescrito de la carta que le envía el mismísimo Apolo: “A Miguel de Cervantes Saavedra, en la calle de las Huertas, frontero a las casas donde solía vivir el príncipe de Marruecos”. Esas casas estaban donde hoy vemos el que fue palacio de los duques de Santoña, obra de Pedro de Ribera levantada entre 1730 y 1734 que muestra una de sus magníficas portadas barrocas, actualmente sede de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Madrid. 

Versos de Quevedo en el pavimento de nuestra calle
(Foto CC BY Pablo Sánchez)

Pero si hablamos de edificios, mejor comenzar por el principio de la calle. En la esquina con la calle de San Sebastián hay un pequeño jardín enrejado que contiene una floristería. En tiempos fue el cementerio de la contigua parroquia de San Sebastián, el lugar donde a finales del siglo XVIII el militar y poeta José de Cadalso fue a desenterrar a su amada en un macabro arranque romántico. 

La antigua sede del Honrado Concejo de la Mesta
(Foto CC BY-SA Luis García)

En el número 26 se halla el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas del Ministerio de Economía, pero esto no es lo interesante, sino que en ese edificio tuvo su sede el Honrado Concejo de la Mesta (y allí presidió Fernando VII su junta general en 1815, como nos recuerda una placa en su fachada). Desaparecida esa institución de origen medieval, fue su heredera, la Asociación General de Ganaderos, quien lo ocupó. Hoy en día ya vemos que quien lo ocupa es un organismo de la Administración Central. 

Un poco más abajo, en la misma acera, nos encontramos con la sede de la Real Academia de la Historia, el célebre “nuevo Rezado” de Juan de Villanueva, pero como su entrada está por la calle del León, allí remitimos para hablar algo más de este edificio. 

Cambiando de acera no tardaremos en encontrar los muros de ladrillo del Convento de las Trinitarias Descalzas, que allí se levanta desde el último tercio del siglo XVII y donde está enterrado Cervantes, pero, como en el caso anterior, su entrada está en la calle de Lope de Vega y allí lo comentaremos; a nuestra calle solo da una de sus fachadas.

El final de la calle

Para el final dejamos un edificio moderno, sito en el número 73, la sede del Consejo Económico y Social, que antes lo fue del diario Pueblo. Se trata de un diseño de Rafael Aburto construido en 1959 y que junto con el que muy cerca, en el paseo del Prado, alberga diversos ministerios supusieron, a decir de la Guía del COAM “el cambio de la concepción de la arquitectura oficial de la posguerra”.