14.2.25

Leganitos (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las plazas de Santo Domingo y de España. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Mucho ha menguado el tamaño de esta calle, que en tiempos llegaba hasta la actual plaza de Cristino Martos. La regularización de la plaza de España se llevó gran parte de su trazado y algo más. Por ejemplo, en el plano de Espinosa vemos que en el cruce con la calle de los Reyes había una plaza de Leganitos, hoy desaparecida. En el plano de Texeira, el tramo de la calle que hoy no existe está rotulada como del Pardo. También hubo un callejón de Leganitos, que hoy se conoce como plaza de José Moreno Villa. Incluso nuestra calle perdió su nombre muy transitoriamente, pues, en 1869, por iniciativa popular, se decidió que se llamase de Santander, algo que no prosperó.

¿Y de dónde viene ese apelativo? Nuestros cronistas de cabecera indican que proviene de una voz árabe, algannet, con el significado de “las huertas”, por las que había por aquí y que pertenecieron al monasterio de San Martín. 

Lo cierto es que esta calle tiene numerosas historias y tradiciones; entre el primer grupo, es decir, el de las cosas que se pueden dar por ciertas, está que en ella hubo un colegio de niños músicos, el de Santa Bárbara, creado por Felipe II a finales del siglo XVI, que se conoció “Casa de los Capones”, debido a la bárbara costumbre que había para lograr que las voces de esos cantores siempre fuese aguda. Peñasco y Cambronero indican que estuvo en el número 35; en la casa que hoy lo ostenta una placa recuerda que allí vivió y murió el compositor Domenico Scarlatti. 

¿Tradiciones y leyendas? Se dice que el arroyo que en su día estuvo por aquí discurría por una pendiente bastante áspera, tanto que en el siglo XIX un soldado de caballería que llevaba un parte pereció arrastrado por las aguas. Más historias: en esta calle hirieron en 1667 a Fernando de Valenzuela, conocido como el Duende, favorito de la reina regente Mariana de Austria, durante el reinado de Carlos II. Volviendo a la historia, aquí murió el célebre escritor Juan Eugenio Hartzenbusch, de quien ya se habló a tratar de su calle

Una última leyenda, relacionada con San Francisco de Asís y su estancia en nuestra villa. En cierta ocasión, estando el santo predicando por estos pagos se encontró con él un malhechor a quien perseguían y que le pidió que no lo delatara. Cuando los agentes de la justicia llegaron ante él, el santo, señalando los interiores de las mangas de su hábito, les dijo que por ahí no había pasado. En un palacio que hubo por aquí (propiedad primero de los duques de Arjona y luego de los de Pastrana), hoy desaparecido, una hornacina con una figura de San Francisco recordaba este hecho.

7.2.25

Lechuga (Calle de la)

(Foto del autor)

Entre las calles del Salvador e Imperial. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Estamos en una calle que conserva su nombre desde tiempos inmemoriales, según nuestros cronistas, porque aquí se aposentaban quienes vendían esas hortalizas. 

Como curiosidad, comentaré que dos calles más se llamaron así en nuestra villa. Répide nos dice que tal era la denominación de lo que actualmente es el extremo norte de la plaza de Santa Ana, antes del derribo del convento que la ocupaba (algo que corrobora el plano de Espinosa). Y también hubo una calle de la Lechuga en Canillas, la que hoy conocemos como del Mar de la Sonda, que recibió ese nombre hasta el 18 de febrero de 1953.

31.1.25

Lealtad (Plaza de la)

Foto CC BY-SA Harvey Barrison

Entre la calle de Antonio Maura y el paseo del Prado. Distritos 1 (Centro) y 3 (Retiro). Barrios de las Cortes y los Jerónimos. 

Desde el 1 de enero de 1880 lleva esta plaza su nombre, que cinco años antes ya se había dado a la calle que hoy conocemos como de Antonio Maura. El origen está en que por estos pagos los franceses fusilaron a muchos de los patriotas que se alzaron contra ellos en mayo de 1808. Es lógico, por tanto, que los jardines que embellecen nuestra plaza estén presididos por un monumento dedicado a esos leales en el que, tras numerosos movimientos y traslados, reposan las cenizas de los héroes Daoiz y Velarde y otros. No fue hasta 1840, año de inauguración de este monumento, cuando los restos terminaron su peregrinaje: primero en la iglesia de San Martín, luego en San Isidro, mas tarde en Sevilla, en la catedral de Cádiz… El 2 de mayo del año mencionado por fin se depositaron aquí, en el mausoleo diseñado por Isidro González Velázquez que, aunque se proyectó en 1822, no se inauguró hasta dieciocho años después.

La Bolsa de Madrid
(Foto CC Zarateman)

Más edificios interesantes muestran su fachada a esta plaza. La Bolsa de Madrid, creada por Fernando VII en 1813, tuvo varias sedes hasta que por fin se trasladó aquí, a un edificio levantado entre 1886 y 1893 según un diseño de Enrique María Repullés y Vargas. Hoy en día, en la era digital, ya no alberga esos corros en los que, entre gritos, los agentes bursátiles compraban y vendían acciones, pero sigue siendo un regalo para la vista de los paseantes de esta maravillosa zona de nuestra villa. 

El hotel Ritz
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

No hay que alejarse mucho para llegar a otro de los edificios que dan seña de identidad a Madrid, el de un hotel de lujo de renombre, el Ritz. El solar tuvo en tiempos otros usos, fundamentalmente de ocio y recreo, pues allí estuvieron el teatro Tívoli y el circo Hipódromo, hasta que esta cadena hotelera adquirió el solar. El proyecto fue de un arquitecto francés apellidado Mevves, pero fue supervisado, autorizado y dirigido por el español Luis Landecho. Se levantó entre 1908 y 1914. Por cierto, Répide se queja de que el jardín que aún sigue siendo utilizado por el hotel y que se ubica frente a la fachada que da al paseo del Prado era de titularidad municipal y se cedió a la sociedad propietaria del hotel a cambio de un canon anual que el reputado cronista consideraba “irrisorio”. Ignoro si la situación, más de cien años después, sigue siendo la misma…

24.1.25

Lazo (Calle del)

Foto CC BY-SA Barcex

Entre las calles del Espejo y de la Unión. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Calle de nombre ancestral, del que se dan dos explicaciones. La primera está relacionada con el ya mencionado lagarto que habitaba en el cercano arroyo de San Ginés. Al parecer, se puso un lazo en esta calle con el fin de atraparlo y, al tener éxito, ahí quedó para la posteridad. Hay otra tradición con toques más románticos y trágicos, que dice que aquí vivía cierta María Dalanda en el siglo XIII. Alfonso X regaló a esta dama un lazo que ella entregó a otro caballero como prenda de amor. Es posible que el Rey Sabio se sintiera agraviado por este hecho, pues poco después ese caballero fue asesinado y fue precisamente el lazo lo que sirvió de reclamo para que sus ejecutores lo reconociesen.

17.1.25

Lazaga (Calle de)


Entre las calles de San Enrique y de Alonso Castrillo. Distrito 6 (Tetuán). Barrios de Cuatro Caminos y Castillejos. 

En principio, el nombre de nuestra calle era el de Mindanao, pero como sucedió con tantas otras que llevaban denominaciones relacionadas con las últimas colonias que se perdieron en la guerra de 1898 con los Estados Unidos, se cambió el 1 de marzo de 1899 por el de un héroe fenecido en la contienda. En este caso, el de Juan Bautista Lazaga y Garay, marino nacido en San Fernando (Cádiz) el 21 de abril de 1845 y que falleció el 3 de julio de 1898 a bordo del crucero Oquendo durante la batalla naval de Santiago de Cuba.

10.1.25

Lavapiés (Plaza de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las calles de Lavapiés, del Olivar, de la Fe, de Argumosa, de Valencia, de Tribulete y del Sombrerete. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores. 

Como se ha comentado en el artículo anterior, las brumas que emborronan el origen del nombre de un barrio tan madrileño y tan castizo como el de Lavapiés, parecen estar mucho más claras para nuestros cronistas de cabecera cuando de la calle pasamos a la plaza (que, por cierto, fue plazuela hasta el 17 de febrero de 1865). Sabido es que esta fue la judería de la villa (la sinagoga estuvo donde hoy se halla la iglesia de San Lorenzo, en la calle del Salitre) y es posible que por aquí hubiese una fuente donde tal comunidad hacía las abluciones dictadas por su fe; en palabras llanas, que se lavaban los pies. Así que Moratín padre tampoco estaba tan cerca del disparate… 

Lavapiés y la judería… Al parecer, la costumbre de los conversos de poner como nombre “Manuel” a sus primogénitos fue el origen del “manolo”, ese tipo madrileño de estos barrios bajos (bajos por su orografía), siempre enfrentado al “chispero” de la calle del Barquillo. Ya estamos en el siglo XXI y no procede la suerte de tratado moral que leemos en Peñasco y Cambronero sobre las “chulas”, esto es, las herederas de las manolas, ni nada que se le parezca. Hoy Lavapiés es el barrio multicultural y plural por excelencia de la villa de Madrid, desde luego no exento de problemas trufados de racismo y otros males de nuestro tiempo, pero vivo y dinámico como siempre lo ha sido desde su origen.

3.1.25

Lavapiés (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre la calle de la Magdalena y la plaza de Lavapiés. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Llegamos a una de las calles que recibe un nombre de los que siempre está asociado a nuestra villa. Una calle que en su momento, por privilegio de Felipe III, llevó el título de Real. Es curioso que Peñasco y Cambronero digan que no saben el motivo, el cual Répide explica con claridad: la asistencia del monarca a una ceremonia de desagravio al Cristo de la Oliva. ¿El origen del nombre? Hay opiniones discrepantes. Mesonero Romanos nos cuenta que no se acierta a explicar la etimología y tacha de “cándida” la explicación que, en verso, da Nicolás Fernández de Moratín: 

            Vinieron con semblantes pudibundos 
            las que habitan el Austro, donde lavan 
            los pies el agua de árboles profundos

Hay que decir que en ocasiones también se habló de “El Avapiés”, denominación que se atribuye a don Ramón de la Cruz y que incluye en sus sainetes. En cualquier caso, es curioso que al hablar de esta calle nos encontremos con estas brumas y, cuando se trata la plaza del mismo nombre, haya más certezas, como veremos en el artículo siguiente. 

Nos cuenta también Répide que en lo que en su día se llamó plazuela de Ludones (dicen Peñasco y Cambronero que así aparece en el plano de Espinosa, algo que quien esto escribe no ha encontrado en ese documento), que no es sino el breve ensanchamiento que tiene nuestra calle tras su cruce con la de la Cabeza, vivía una de las amantes de Lope de Vega y en esa casa estalló la luego sonora enemistad del Fénix de los Ingenios con Cervantes, quien era amigo de la familia de la dama.

27.12.24

Laurel (Calle del)

(Foto: Judgefloro)

Entre los paseos de las Acacias y de Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Acacias. 

Desde el 11 de abril de 1874 se llama oficialmente así esta calle, aunque al parecer el nombre fue dado en principio de forma particular por los vecinos. Poca leyenda y poca historia se puede contar aquí, pues la causa no fue otra que la presencia de un laurel especialmente frondoso que había en algún jardín y que llamó tanto la atención como para dar su nombre a la vía.

(Esta es la última entrada de este año que se nos va y, por tanto, voy a aprovechar para desear a toda persona que tenga la paciencia de leer estas entradas un muy feliz y magnífico año 2025. Ojalá sea así para todo el mundo.)

20.12.24

Latoneros (Calle de)

Felipe IV, por Velázquez
(National Gallery, Londres)

Entre la calle de Toledo y la plaza de Puerta Cerrada. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Calle de nombre ancestral y gremial, cuya explicación está en que aquí se establecieron los latoneros y también, según Répide, los veloneros. Nuestros cronistas habituales cuentan una tradición relacionada precisamente con uno de los trabajadores del latón que por aquí tenía su establecimiento. Nos remontamos al siglo XVII, al reinado de Felipe IV, rey que entre sus muchas aficiones tenía la de escribir versos. Se dice que por entonces había aquí un latonero que se había hecho famoso por la capacidad de improvisar poesías y el rey quiso probarlo. Así que un día se presentó en la latonería y saludó con un octosílabo: 

Dícenme que vertéis perlas. 

A lo cual respondió el otro: 

Sí, señor; mas son de cobre 
y como las vierte un pobre
nadie se baja a cogerlas, 

No me resisto a reproducir el jocoso comentario de Répide a esta tradición: “En lo cual haría muy bien la gente, porque si eran de cobre, ya que no eran perlas sino una especie de perdigones que no merecían la pena de que nadie se inclinara hasta el suelo para hacer su recolección”.

13.12.24

Larra (Calle de)

Grabado de Bernardo Rico según un dibujo de Vicente Urrabieta
Aparecido en El museo universal en 1857

Entre las calles de Barceló y de Sagasta. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Con nuestra calle ocurrió algo semejante a lo que ya se narró en el artículo dedicado a la calle de Juan de la Cierva, que sufrió una suerte de “intercambio” de denominaciones con la de Gustavo Fernández Balbuena. Pues aquí la otra fue la de Juan de Urbieta, de la que en su momento ya se dijo que también se había llamado de Larra.

¿Cómo fue la cosa? Esta calle, que es de las que Peñasco y Cambronero catalogan como “de apertura moderna” en su época (1889), fue bautizada el 18 de febrero de 1862 como calle de Juan de Urbieta. Quizá el Concejo se olvidó de ella, pues cuatro años después dio ese mismo nombre a otra calle, la que aún se sigue llamando de esa manera. Alguien debió de darse cuenta de la duplicidad y el 1 de enero de 1875 aquella calle de Juan de Urbieta pasó a ser la de Larra. Unos meses después, el 9 de abril se produjo un intercambio y la de Larra volvió a ser Juan de Urbieta y la primitiva de Juan de Urbieta se convirtió en la actual calle de Larra. En definitiva, un galimatías, como sucede de vez en cuando con las actuaciones municipales. 

Répide menciona el edificio que en sus tiempos ocupaba el número 8 (actualmente es el 14) y albergaba las oficinas de los periódicos El sol y La voz y hoy en día es la sede de la Fundación Diario Madrid. Es un magnífico ejemplar de estilo modernista levantado entre 1907 y 1908 según un proyecto de Jesús Carrasco y Encina y que se amplió en repetidas ocasiones. Después de la guerra civil aquí estuvieron diarios ligados al régimen franquista como Arriba y también el periódico deportivo Marca. Estuvo abandonado entre 1963 y 1985, cuando, casi ruinoso, fue restaurado por la Comunidad de Madrid y luego pasó a ser propiedad de la Fundación antes mencionada. 

Mariano José de Larra, esclarecido periodista, máximo representante del género del artículo de costumbres, nació en nuestra villa el 24 de marzo de 1809. Muy niño marchó a Francia con su familia y allí empezó a formarse. Regresó a España en 1818 y en 1825 se estableció definitivamente en Madrid, donde empezó a practicar el periodismo tres años después. Se caracterizó por usar numerosos seudónimos (“El Duende”, “Juan Pérez de Munguía”, “El pobrecito hablador”); entre ellos el que siempre estará ligado a él es el de “Fígaro”. Algunos de sus artículos han pasado a la posteridad. ¿Quién no ha oído aquello de “Vuelva usted mañana”? ¿Quién no se ha sobrecogido con “El día de difuntos de 1836”? Larra estuvo casado y tuvo tres hijos; sus fracasados amores adúlteros con Dolores Armijo y su desencanto ante la situación de España lo llevaron al suicidio en su casa de la calle de Santa Clara el 13 de febrero de 1837 (una placa, en la esquina con la calle de la Amnistía, recuerda que allí vivió y murió).

6.12.24

Lanuza (Calle de)

Juan de Lanuza, por Nicolás Ruiz de Valdivia (c. 1860-70)
(Diputación Provincial de Zaragoza)

Entre el paseo del Marqués de Zafra y la calle de los Peñascales. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Fuente del Berro. 

Ya no conserva nuestra calle ninguno de los hotelitos a los que hace mención Répide (en seguida volveremos sobre ellos). Tampoco su nombre inicial, que fue el de calle del Progreso. Así fue desde el 1 de enero de 1898 hasta el 26 de julio de 1901, cuando se le otorgó el actual. 

En uno de sus hotelitos, en concreto el que tenía el número 18, se cometió un tremendo crimen del que también se hace eco Répide, pero sin dar más detalles aparte de que fue famoso “por la singularidad de sus circunstancias” y la “condición social” del criminal. Resumiendo mucho, Manuel Ferrero había quedado en junio de 1916 en ese hotelito con Nilo Aurelio Sáinz para formalizar la compra de un molino en un pueblo de Zamora. La culpa de todo la tuvieron las 100 000 pesetas que iba a costar la transacción. Sáinz y su hijo Federico, para apoderarse del dinero, asesinaron a Ferrero dándole un tremendo hachazo por la espalda y luego enterraron el cuerpo procurando eliminar todas las pistas. Sin embargo, fueron descubiertos por la policía y condenados: Nilo a muerte (aunque se le eximió de la pena al considerar que estaba loco) y Federico a cadena perpetua.(*)

Juan de Lanuza y Urrea, a quien homenajea la calle, fue un Justicia de Aragón nacido en Zaragoza en 1564. Se hizo tristemente célebre en la historia de España al ser arbitrariamente ejecutado por orden de Felipe II por haber protegido a Antonio Pérez, antiguo secretario del rey perseguido por el asesinato de Escobedo, secretario de don Juan de Austria. Los actos de Lanuza, que se limitó a cumplir con su obligación, propiciaron la huida de Pérez a Francia, lo cual encolerizó al monarca. Pérez fue decapitado por orden directa de Felipe II en Zaragoza el 20 de diciembre de 1591.

(*) Información tomada del blog Historias de Madrid (https://imagenesmadrid.wordpress.com/2015/12/30/el-crimen-de-la-calle-lanuza/)

29.11.24

Laín Calvo (Calle de)

Fachada del Mercado de Tirso de Molina
(Foto CC BY-SA Tamorlan)

Empieza en el paseo de Extremadura y finaliza en un fondo de saco. Distrito 10 (Latina). Barrio de la Puerta del Ángel. 

Aún conserva nuestra calle alguna de esas casitas de ladrillo visto de corte neomudéjar que se pueden observar en los aledaños de las antiguas carreteras que partían del centro de Madrid, pero quizá el edificio más significativo sea el del Mercado Tirso de Molina, un edificio diseñado por Luis Bellido y levantado en 1932. Tal vez sea conocido por el gran público porque se empleó para filmar los exteriores de una célebre serie diaria de televisión (Mercado Central)

Nuestra calle recibió por primera vez un nombre el 1 de enero de 1898 y fue el de San Isidoro. El actual lo lleva desde el 1 de enero de 1912. Laín Calvo, junto con Nuño Rasura, fue uno de los jueces que, según la tradición, eligieron los nobles de Castilla a mediados del siglo IX para entender de sus asuntos al margen de la corte de León. Esto se tomó como el inicio de la autonomía del entonces condado y punto de partida de la creación del reino de Castilla. Fue precisamente al unificarse Castilla y León en el siglo XIII cuando se forjó esta leyenda para reafirmar el poderío castellano sobre el leonés. Según esa misma leyenda, fueron descendientes de Laín Calvo Diego Laínez y Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (supuestamente hijo de Diego).

Estatua que representa a Laín Calvo en el pórtico de la iglesia de Bisjueces (Burgos)
(Foto CC Jtspotau)

Como curiosidad, reproduzco la frase con que Répide concluye su artículo sobre esta calle: “por lo visto [Laín Calvo fue] más influyente con los concejales de Madrid que Nuño Rasura, quien carece de calle”. Y sin ella sigue…

22.11.24

Lagasca (Calle de)

 

Estatua de Mariano Lagasca, por Ponciano Ponzano
(Real Jardín Botánico, Madrid)
Foto CC BY-SA Håkan Svensson, Xauxa

Entre las calles de Alcalá y de López de Hoyos. Distritos 4 (Salamanca) y 5 (Chamartín). Barrios de Recoletos, Castellana y El Viso. 

Larga calle del Ensanche en el barrio de Salamanca, en cuyo comienzo está la iglesia de San Manuel y San Benito, ese extraño ejemplar de arquitectura religiosa del que ya se habló en la entrada correspondiente a la calle de Alcalá. Répide nos señala que en el número 17, no muy lejos de este templo, había un “pabelloncito de dos pisos” que fue propiedad de Carolina Coronado y donde se refugió Castelar cuando fue condenado a muerte a causa de la sublevación del cuartel de San Gil en junio de 1866. Como entonces, hoy en día aquí hay un hogar de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en el que se ve un “pabelloncito” de dos pisos de aspecto moderno y, dentro, un jardín con palmera. 

En el resto de la vía predominan los edificios típicos de este barrio, la mayoría modernos, aunque con algunas excepciones interesantes como el que hace esquina con la calle de Diego de León; quizá no sea una maravilla arquitectónica, pero quien esto escribe tiene debilidad por el neomudéjar madrileño. 

Su nomenclatura ha sido variada, al menos en los primeros años de su existencia. El nombre que lleva se le otorgó el 28 de abril de 1871; poco más de un año después, el 7 de agosto de 1872, el Ayuntamiento se la dedicó a Carolina Coronado -quien, como ya se ha mencionado, tuvo aquí su casa-. Está visto que, al menos en esa época, los nombres no podían durar demasiado y solo transcurrieron trece meses hasta que expulsaron a doña Carolina y el rótulo pasó a ser un tanto extraño, pues el 19 de septiembre de 1873 la calle empezó a llamarse del Genio del siglo

Por fin el 6 de julio de 1874 (esta vez apenas pasaron diez meses) se calmaron las cosas y se estabilizó el nombre del botánico Manuel Mariano La Gasca y Segura, que nació en la localidad zaragozana de Encinacorba el 4 de octubre de 1776. Fue eclesiástico, pero pronto se interesó por las plantas. En 1800 marchó a Madrid y aquí fue discípulo de Cavanilles, a la sazón director del Jardín Botánico. Tras la guerra de la Independencia él mismo ocupó ese cargo, hasta que en 1823 hubo de exiliarse por su participación en la política durante el trienio liberal, evento en el que perdió su herbario y todos los documentos que había recopilado para escribir un tratado de Botánica. Regresó a España tras la muerte de Fernando VII y volvió a ser director del Jardín Botánico, puesto que desempeñó hasta su muerte, acaecida en Barcelona el 23 de junio de 1839.

15.11.24

Labrador (Calle del)

Paul Cezanne: Retrato de un campesino (1905-06)
(Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid)

Entre la calle de los Embajadores y el paseo de la Esperanza. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Acacias. 

La mayoría de los cronistas se limita a decir que el nombre de esta calle fue puesto particularmente por los vecinos y luego, el 20 de junio de 1855, pasó a ser oficial, y es muy posible que fuese así, aunque algunos se aventuran a decir que la calle, amén de atravesar los terrenos donde antaño estuvo el arroyo o barranco de Embajadores, pasaba por la finca de un agricultor que era conocido por allí como El Labrador. Como siempre, usted elige la opción que prefiera.

8.11.24

Justiniano (Calle de)

El emperador Justiniano, representado en el mosaico de la basílica de San Vitale de Rávena
(Foto CC BY-SA Roger Culos, Ercé)

Entre las calles de Santa Teresa y de Orellana. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Como bien nos indica el nombre de la calle en la que comienza la nuestra, nos hallamos donde se encontraba el convento de Santa Teresa, que tras ser demolido en 1869 dio lugar a todo este barrio, que empezó a urbanizarse algunos años después. Del 1 de enero de 1881 data el bautizo de esta vía; la casa que ocupa su número 4 claramente nos dice que fue “edificada en el año 1882”. 

¿Y con qué nombre se bautizó? “Un poco arbitrariamente” (palabras de Répide) con el del emperador Justiniano, “por hallarse relativamente próxima al Palacio de Justicia” (Répide otra vez). Flavio Pedro Sabacio Justiniano nació en Tauresium (hoy Gradište, Macedonia del Norte) en el año 482. Emperador del Imperio Romano de Oriente desde el 1 de agosto de 527, es conocido por llevarlo a su máximo esplendor y extensión (recuperando territorios del antiguo Imperio Romano de Occidente, incluido el sur de nuestra Península), pero también (y de ahí la apostilla de Répide) por recopilar el derecho romano en el Corpus Iuris Civilis. Murió en Constantinopla el 14 de noviembre de 565.

1.11.24

Julio Romero de Torres (Paseo de)

La chiquita piconera (1930)
(Museo Julio Romero de Torres, Córdoba)

Entre el Palacio de Cristal y el paseo del Uruguay. Distrito 3 (Retiro). Barrio de los Jerónimos. 

No estamos en una calle al uso, sino en uno de los maravillosos paseos arbolados del parque del Retiro, en cuyo final un monolito recuerda al gran pintor al que está dedicado desde el 1 de enero de 1982. Julio Romero de Torres nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874 en el seno de una familia de artistas. Se formó en su ciudad natal y fue un gran viajero, aunque se instaló en nuestra villa en 1915 y aquí vivió casi todo el resto de su vida. Algunas de sus obras, donde refleja el ambiente andaluz, en especial sus mujeres y la copla, son conocidísimas por el gran público (piénsese, por ejemplo, en La chiquita piconera, que encabeza esta entrada). Murió en su Córdoba natal el 10 de mayo de 1930 y allí es donde, por decisión de su familia, se puede contemplar la mayor parte de su legado artístico. 

Como curiosidad se puede añadir que hubo otro espacio de Madrid dedicado a Romero de Torres. Fue nada más y nada menos que la ancestral plaza de los Carros, que llevó el nombre del pintor cordobés entre el 16 de septiembre de 1930 y el 29 de marzo de 1968.

25.10.24

Julio Rey Pastor (Calle de)

Julio Rey Pastor hacia 1920

Entre la plaza de los Reyes Magos y la calle de Juan de Urbieta. Distrito 3 (Retiro). Barrio del Niño Jesús. 

Relativamente reciente es la apertura de esta calle, como lo fue la creación de la actual avenida del Mediterráneo, alternativa a la avenida de la Albufera como salida natural de nuestra villa hacia Levante. De hecho, no aparece en el plano parcelario del Ayuntamiento del año 1960. Diez años después fue bautizada, en concreto el 31 de marzo de 1970, con el nombre de un eminente matemático español. Nacido en Logroño el 14 de agosto de 1888, su primera idea fue seguir una carrera militar, como su padre, pero acabó decantándose por las Ciencias Exactas, que estudió en la Universidad de Zaragoza. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Matemática Española. Ejerció su magisterio en la Universidad Central de Madrid antes de trasladarse, en 1920, a Buenos Aires, ciudad en la que pasó el resto de su vida. Allí falleció el 21 de febrero de 1962. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de la Española.

18.10.24

Julio Nombela (Calle de)

Julio Nombela hacia 1862

Comienza en la calle de Pontevedra y termina como fondo de saco. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Arapiles. 

Más que calle se trata de uno de los laterales de un patio interior. A pesar de tanta humildad, ha tenido una historia bastante agitada en su nomenclatura. El 1 de enero de 1887 se denominó calle de San Telesforo; el 2 de marzo de ese mismo año tuvo lugar el primer cambio, pasó a llamarse Gibraltar. Así fue hasta el 1 de enero de 1916, en que empezó a conocerse oficialmente como calle de Galileo (interior). Esto duró seis años, hasta el 1 de enero de 1922, en que volvió a llamarse Gibraltar, pero con el añadido de “particular”. Dos años más y recuperamos lo de Galileo (interior). Esto fue el 1 de enero de 1924; el 26 de marzo de ese mismo año por fin acabó este lío al ser dedicada al periodista y escritor madrileño Julio Nombela Tabares. Nacido el 1 de noviembre de 1836, con veinte años empezó a colaborar en diversos diarios a la par que actuaba como secretario del antiguo general carlista Ramón Cabrera. También escribió novelas y obras de no ficción, pero quizá su mayor contribución a la literatura fuese participar activamente en la creación de una sociedad de escritores, antecedente de la actual SGAE. Murió en Madrid el 6 de marzo de 1919.

11.10.24

Julián Romea (Calle de)


Entre la calle de Isaac Peral y el paseo de San Francisco de Sales. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Vallehermoso. 

Menos de la mitad de lo previsto abarca nuestra calle, cuyo comienzo debería de haber estado en la de Bravo Murillo. De nuevo recurro a Répide, que comenta este hecho con ironía y además nombra al autor de uno de mis planos de referencia, a quien acusa de obviar la realidad: “El comienzo de esta calle no está abierto, ni puede abrirse, porque tropieza con el tercer Depósito de las Aguas. Este es uno de los muchos resultados que ofrece en la práctica el trazado del plano de Núñez Granés, quien (…) ha hecho un proyecto irrealizable para el ensanche de Madrid”. 

Como tantas otras calles del Ensanche, fue bautizada el 21 de julio de 1880 con el nombre de Julián Romea Yanguas, eminente actor y escritor, cabeza de una dinastía de cómicos. Nació en Murcia el 16 de febrero de 1813; durante su época de estudiante ya empezó a despuntar en la escena. Trasladado a Madrid en 1831, ingresó en la Escuela de Música y Arte Declamatorio, donde recibió lecciones, entre otros, de nuestro conocido Carlos Latorre. Al año siguiente, 1832, comenzó su carrera como actor, pero no se quedó ahí, pues en 1840 pasó a ser director del Teatro del Príncipe. También escribió algunas obras teatrales y poemas, además de un Tratado de declamación. Estuvo casado con la también gran actriz Matilde Díez. Murió en Loeches el 10 de agosto de 1868.

4.10.24

Julián Gayarre (Calle de)

¿Por qué encabezar esta entrada con la tumba de Cánovas?

Empieza en la avenida de la Ciudad de Barcelona y acaba en un fondo de saco. Distrito 3 (Retiro). Barrios del Pacífico y de los Jerónimos. 

Calle en apariencia rectilínea, pero en realidad de trazado un tanto tortuoso. En su primer tramo, hasta que se cruza con el paseo de la Reina Cristina, deja a sus bordes dos elementos importantes de la arquitectura y la historia madrileñas: la Real Fábrica de Tapices (de la que se habló en el artículo dedicado a la calle de Fuenterrabía) y el antes llamado Panteón de Hombres Ilustres. Por aquí estuvo la histórica basílica de Atocha, que a finales del siglo XIX amenazaba ruina, por lo cual se convocó un concurso para su restauración. Lo ganó Fernando Arbós, de cuyo diseño, una vez demolido el antiguo templo, solo se llegó a hacer lo que hoy es el Panteón y la torre, ahora aislada en el interior del patio del colegio adyacente. Lo cierto es que las obras no fueron demasiado afortunadas. En 1901, diez años después de comenzadas, hubieron de detenerse por falta de fondos. Además, en 1936 la iglesia fue incendiada y se reconstruyó en la posguerra en un estilo neobarroco que nada tiene que ver con el originalmente pensado por Arbós.

El antes conocido como Panteón de Hombres Ilustres,
hoy Panteón de España

Todo esto por no hablar de la polémica que un monumento así genera. ¿Hombres ilustres? ¿Mujeres no? ¿Y a quién enterramos aquí? Répide ya lo sentenció en su tiempo: “Las conveniencias políticas, por un lado, y por otro el no encontrar allí acogida las cenizas de otros hombres verdaderamente eminentes y dignos de homenaje nacional, comienzan a desvirtuar el carácter que debiera tener este panteón de hombres ilustres”. Hoy en día se ha rebautizado como “Panteón de España” y allí se pueden visitar los mausoleos de Sagasta, Dato, Ríos Rosas, Cánovas o Canalejas, algunos de los cuales son joyas del arte escultórico. 

Una vez se adentra nuestra calle en el elegante barrio que hay entre el paseo citado y los límites del Retiro es donde empiezan las vueltas y revueltas, como la que ha de hacer para salvar el desnivel que hay entre las calles de Agustín Querol y de Juan Valera. Todo esto para terminar como la entrada de un aparcamiento. 

Julián Gayarre (c. 1881)
(Grabado de Hebert Madrit)

El primer y poco evocador nombre que tuvo esta vía, otorgado el 1 de enero de 1880, fue el de calle A. Otro 1 de enero, el de 1898, se le dio el actual, que recuerda a un eminente tenor navarro. Julián Gayarre nació en Roncal el 9 de enero de 1844. Antes de que Hilarión Eslava descubriera sus dotes musicales fue pastor, dependiente y herrero. Eslava lo mandó a estudiar a Madrid, de donde volvió un tanto decepcionado en 1869. Un segundo intento, en este caso patrocinado por la Diputación Foral de Navarra, tuvo lugar en Milán, donde al fin consiguió dar comienzo a una exitosa carrera que lo llevó a los principales teatros de ópera de Europa y América del Sur. El 8 de diciembre de 1889 sufrió un desvanecimiento en el Teatro Real de Madrid mientras cantaba Los pescadores de perlas, de Bizet, a pesar de encontrarse enfermo. Murió poco después, el 2 de enero de 1890, aquejado de una bronconeumonía.

27.9.24

Juanelo (Calle de)

Ruinas del "artificio de Juanelo" en Toledo
(Grabado de Bernardo Rico según una pintura de Serafín Avendaño)

Entre la calle de la Espada y la plaza de Cascorro. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Calle de nombre ancestral, que ya aparece en el plano de Texeira. Antiguamente acababa en la calle de los Estudios, antes de que se derribase el célebre “Tapón del Rastro” y diese lugar a la apertura de la plaza de Cascorro. 

Aunque su denominación se corresponde con una de las personas célebres que aquí vivieron, no fue la única. Nuestros cronistas de cabecera citan al pintor toledano Sebastián Muñoz (1657-90), discípulo de Claudio Coello que tuvo la desgracia de morir al caerse de un andamio (al parecer, mientras bailaba en un lugar tan poco adecuado para ello) cuando trabajaba en la cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de Atocha. También tuvo aquí su morada, siempre según Peñasco-Cambronero y Répide, Gaspar Melchor de Jovellanos, en concreto en la casa que en tiempos de Répide ostentaba el número 20 y era sede de una Tenencia de Alcaldía. Sin embargo, hoy en día no hay ninguna placa o similar que recuerde a tan insigne huésped (como sí la hay en la plaza del Conde de Toreno, donde también residió Jovellanos).

Pero como se ha dicho casi desde el principio, aunque sin citarlo, esta calle se llama así porque aquí vivió Juanelo Turriano, un ingeniero e inventor que nació en Cremona hacia 1500. Vino a España llamado por Carlos I, de quien fue relojero, luego sirvió a Felipe II, que fue quien hizo que marchase a Madrid; sin embargo, vivió largo tiempo en Toledo, donde ideó un sistema para subir las aguas del río Tajo hasta la ciudad, el conocido como artificio de Juanelo. Quizá más legendario sea su autómata, el “hombre de palo”, capaz de mover manos y pies y creado con la idea de pedir limosa y que dio nombre a una calle de aquella ciudad, donde su creador murió sumido en la pobreza el 13 de junio de 1585. Y acaso menos conocida es una tradición que escuché en la comarca toledana de La Sisla, donde hay unas formaciones de piedra conocidas como las “columnas de Juanelo” (o algo parecido), que, según dicen, su hija era capaz de mover enredadas en sus trenzas. Eso sí que es una leyenda…

20.9.24

Juan Zorrilla (Plaza de)

Juan Zorrilla de San Martín en 1921

Entre las calles de Bravo Murillo, Ríos Rosas, avenida de Filipinas y avenida de Pablo Iglesias. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Vallehermoso. 

Mucho tardó en formarse (o urbanizarse) esta plaza, que en realidad era un descampado que había junto a uno de los vértices del segundo depósito del Canal. De hecho, no fue bautizada por el Ayuntamiento hasta el 14 de septiembre de 1956, con el nombre del diplomático y escritor uruguayo Juan Zorrilla de San Martín. Nació en Montevideo el 28 de diciembre de 1855. Ocupó varios puestos diplomáticos, uno de ellos en España, donde nació uno de sus hijos (él mismo era hijo de un español). Fue además periodista y profesor universitario. Como escritor, cultivó sobre todo la poesía y el ensayo. Murió en la misma ciudad que lo vio nacer el 3 de noviembre de 1931.

13.9.24

Juan de Vera (Calle de)

Catedral de Jaén
(Foto CC BY Fernando)

Entre el paseo de las Delicias y la calle de Tomás Bretón. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Delicias. 

En planos muy antiguos de nuestra villa, cuando aún el Ensanche era un mero proyecto, daba la impresión de que nuestra calle, junto con la del Divino Valles, era una suerte de prolongación natural del paseo de las Yeserías. ¿Es por eso que se conocía la cárcel de mujeres, hoy “Centro de Inserción Social Victoria Kent”, una de cuyas fachadas da aquí, como Yeserías? Yo siempre lo he pensado así…

Desde el 21 de julio de 1880, fecha en la que, como ya sabemos, el Ayuntamiento dio nombre a muchas de las calles del Ensanche, recuerda a un oscuro pintor y escultor activo en Baeza a finales del siglo XVI y a quien se debe el sepulcro de don Pedro Fernández de Córdoba en la catedral de Jaén. Oscuro porque poca información más de él corre por ahí.

6.9.24

Juan Valera (Calle de)


Entre las calles de Andrés Torrejón y de Luis Camoens. Distrito 3 (Retiro). Barrio de los Jerónimos.

Calle de extraño trazado, situada en una apacible colonia de hotelitos que se levantó en terrenos escamoteados al Real Sitio del Buen Retiro. El 4 de octubre de 1924, cuando apenas faltaban unos días para que se celebrase el centenario de su nacimiento, decidió el consistorio madrileño dedicársela a Juan Valera. Este escritor, diplomático y político nació en la localidad cordobesa de Cabra el 18 de octubre de 1824. En una primera etapa desempeñó varios puestos diplomáticos en Europa y América; más adelante entró en política y fue diputado y senador liberal en diversas ocasiones. Su vocación literaria, por la que es más conocido, fue algo más tardía y comenzó en la prensa, donde también publicó algunas de sus novelas, en especial la más célebre, Pepita Jiménez (1874). Otras que se suelen mencionar son Juanita la Larga (1895) o Morsamor (1899). También se le deben poesías, relatos breves y ensayos. Fue miembro de la Real Academia Española desde 1861. Murió en Madrid el 18 de abril de 1905.

30.8.24

Juan de Urbieta (Calle de)

Captura del rey Francisco I en la batalla de Pavía, por Jan Erasmus Quellinus (1681)
(Kunsthistorisches Museum, Múnich)

Entre la avenida de la Ciudad de Barcelona y la calle de Antonio Bienvenida. Distrito 3 (Retiro). Barrios del Pacífico y del Niño Jesús. 

Dos partes claramente diferencias tiene nuestra calle. La primera, hasta la avenida del Mediterráneo, presenta la típica hechura del antiguo barrio del Pacífico. Después, y hasta su final, hace de límite occidental de la colonia Retiro, con sus casitas unifamiliares.

Se le asignó su nombre el 26 de mayo de 1866, aunque durante unos meses (entre el 1 de enero y el 9 de abril de 1871) se denominó de Larra (quizá fue el tiempo que tardaron en darse cuenta de que, desde 1866, ya había una calle de Larra en la villa). Juan de Urbieta Berástegui y Lezo fue un soldado, natural de Hernani, a quien se recuerda por haber sido uno de los que hicieron prisionero al rey Francisco I de Francia en la batalla de Pavía, en 1525. Este acto supuso que el emperador Carlos I le otorgase un escudo de armas. Murió, también en Hernani, el 22 de agosto de 1553.