Un autogiro Cierva C-6, en el Museo del Aire de Madrid
(Foto: Diego Dabrio)
Entre las calles de Serrano y de Joaquín Costa. Distrito 5 (Chamartín). Barrio de El Viso.
Aunque hay algunos edificios de viviendas en esta calle, acordes a lo señorial del entorno, sobre todo encontramos en sus orillas otro tipo de construcciones, como el Instituto de Química Orgánica General del CSIC o el Hospital de San Francisco de Asís, cuya entrada de urgencias da aquí.
En principio esta calle estuvo dedicada al arquitecto Gustavo Fernández Valbuena (1888-1931), cuyo nombre tuvo desde el 1 de enero de 1940. El 26 de diciembre de 1956 ocurrió algo curioso: hubo un intercambio de denominaciones. Gustavo Fernández Valbuena también tiene hoy una calle, que comienza en la de San Nazario y concluye en la avenida de Alfonso XIII y antes se llamaba, precisamente, de Juan de la Cierva. Pues bien, en ese día de San Esteban de 1956 se intercambiaron las placas y la de don Gustavo paso a ser la de don Juan y la de don Juan la de don Gustavo.
Dicho esto, que tiene lo suyo de galimatías, procede comentar algo del homenajeado, un gran inventor y aviador murciano. Juan de la Cierva y Codorniu nació en la capital de la huerta el 21 de septiembre de 1895. Aunque participó en política, como su padre (que fue varias veces ministro), se dedicó sobre todo a la aeronáutica, aunque su formación fue de ingeniero de Caminos. Desde muy joven experimentó con aparatos voladores y, después de varias pruebas infructuosas, consiguió que funcionase su autogiro, precursor del helicóptero, en Getafe, a comienzos del año 1923. Murió en Croydon, en el Reino Unido, paradójicamente en un accidente de aviación, el 9 de diciembre de 1936.
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