24.7.15

Cenicero (Calle de)


Cenicero (La Rioja); Iglesia de San Martín
Foto CC BY-SA Pigmentoazul

Entre las calles del Gobernador y de Atocha. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes.

Al comienzo de nuestra calle se encuentra desde 2008 el centro cultural Caixa Forum Madrid, hoy una de las visitas obligadas de nuestra villa, ocupando lo que fue Central Eléctrica de Mediodía. Se trata de una obra arquitectónica moderna, que ha respetado parte de las fachadas de ladrillo visto del antiguo centro fabril. A pesar de que aquí nos hacemos eco de él, se indica que su entrada está por el paseo del Prado, sin duda para no quedar descolgado de otros importantes centros culturales que hay en esa gran avenida, como los museos del Prado y Thyssen. Allí nos volveremos a referir a él, pero quede constancia de que en realidad se halla en la calle de Cenicero.

Una calle que está dedicada a la ciudad muy humanitaria de Cenicero, en La Rioja, que según el padrón tiene 2.050 habitantes con fecha 1 de enero de 2013. Ostenta su curioso título por su comportamiento ejemplar ante un terrible accidente ferroviario ocurrido en sus cercanías el 27 de junio de 1903, que provocó 43 muertos y más de 80 heridos. Pero lo que hizo que Madrid le dedicase una calle fue su heroica resistencia, en defensa de Isabel II, ante el cerco de las tropas de Zumalacárregui en octubre de 1834, durante la primera guerra carlista.

Antes de homenajear a la humanitaria ciudad riojana se llamó calle de la Redondilla y así figura en el plano de Espinosa; en el de Texeira aparece, pero sin nombre. Capmani, que la llama de Ceniceros, cuenta una historia no recogida más tarde por nuestros cronistas habituales: según él, en esta zona hubo unos corrales en los que vivían ciertas personas que se dedicaban a recoger la ceniza de los hornos de Villanueva, la llevaban a sus corrales y luego la vendían en los lavaderos como útil de limpieza. Al parecer, también hacían la operación en los quemaderos de la Inquisición, una vez el viento se había llevado las cenizas de los ejecutados; por ello eran repudiados por la sociedad y se llegó a crear el dicho “parece que viene del corral de Ceniceros” cuando se quería despreciar a alguien. No parece muy consistente la historia, y el propio Capmani añade, como queriendo curarse en salud: “en la rotulación moderna se lee de Cenicero, que parece tenga hoy ese nombre por la acción dada durante la guerra civil en la minoría de la reina doña Isabel II.”

17.7.15

Celenque (Plaza de)


Foto:  CC BY-SA Osiliab

Entre las calles del Maestro Victoria, Tetuán y Arenal. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol.

La plaza en la que nos hallamos, un simple ensanchamiento final (o, mejor dicho, inicial) de la calle del Maestro Victoria, recibe su nombre porque aquí se encontraban las casas que pertenecieron al mayorazgo de un caballero llamado Juan de Córdoba Zelenque o Celenque, que vivió en el siglo XV a caballo de los reinados de Enrique IV e Isabel la Católica y fue alcaide de la casa real del Pardo. Mesonero Romanos, que es en este caso nuestra fuente, llama de Zelenque a la plaza, e indica que en tiempos se conoció como de don Juan de Córdoba. En el plano de Texeira está rotulada como plaçuela de Selenque y se muestra mucho más espaciosa que en la actualidad.

Ya menciona Répide que el Monte de Piedad había construido un edificio aquí, de igual aspecto –dice- que los que ya tenía por entonces en las cercanas plazas de las Descalzas y de San Martín. Y es que, efectivamente, durante mucho tiempo tuvo su entrada por esta plaza la sede central de la Caja de Madrid; hoy se encuentra allí su Fundación, reducida casi a la nada por los últimos y desgraciados cambios que ha sufrido esa entidad.

Muy cerca de una de sus esquinas con la calle del Arenal se puede apreciar una placa que desde 1984 recuerda que Claudio Sánchez Albornoz pasó su infancia y juventud aquí, “en la casa materna de la plaza de Celenque”.

10.7.15

Cedaceros (Calle de los)


Cedazo para harina de trigo
CC-BY Tamorlan

Entre la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes.

Calle de nombre gremial; aquí hubo, en tiempos, muchos artesanos que fabricaban cedazos, esto es, herramientas para separar lo sutil de lo grueso. No debía de ser muy buena esta zona hace unos 150 años, ya que Mesonero Romanos, en su Antiguo Madrid, se refiere a ella y sus callejas como “verdaderos albañales de inmundicia social, dignos en todo de sus menguados nombres y reputación”, todo ello en agudo contraste con las “elegantes” y “espléndidas” Alcalá y carrera de San Jerónimo. Habla el insigne cronista de las calles de los Gitanos (hoy Arlabán), de Sevilla y de Hita (esta última desaparecida al ampliarse la anterior); de nuestra calle solo indica que es, como las otras, estrecha, pero “habilitada para el tránsito de carruajes” y que por entonces estaba empezando a renovar un poco su caserío.

Cabe mencionar que en el número 4, hoy ocupado por un hotel, se halla un edificio, construido entre 1926 y 1928, de cuya fachada dice la Guía del Colegio de Arquitectos de Madrid que es “un ejemplo insólito de la arquitectura holandesa de los años 20 en Madrid”. Y eso que sus arquitectos fueron Luis Ferrero Llusía y Francisco Javier Ferrero, poco sospechosos por sus nombres de provenir de los Países Bajos.

3.7.15

Cebada (Calle y Plaza de la)


Antiguo mercado de la Plaza de la Cebada

Entre la plaza de la Cebada y la calle del Humilladero. Se encuentra la plaza entre las calles de Toledo, Cebada y Humilladero y las plazas del Humilladero y de la Puerta de Moros. Distrito 1 (Centro). Barrio de Palacio.

En pleno corazón del Madrid más castizo, lugar es éste eminentemente comercial desde sus más remotos orígenes. En principio terreno de la orden de Calatrava, la plaza recibe el nombre al menos desde finales del siglo XVI. Sitio de venta de productos alimenticios, el apelativo le vino, según Répide, porque aquí se separaba la cebada destinada a los caballos del rey de la que iba a manos de diversos párrocos de la zona en concepto de diezmo y también servía en parte para recompensar al sacristán de San Pedro porque era el encargado de tocar a nublado.

Pero además para otros menesteres sirvió el paraje. León Pinelo, cuyos Anales son citados por Peñasco y Cambronero y también por Répide, aunque éste no indica la fuente, dice que en la plaza de la Cebada se instaló un gran jardín con un retrato de San Isidro el 19 de junio de 1622, con motivo de la canonización del patrón de nuestra villa. Y durante el siglo XVIII fue el punto en que se celebraban las ferias de Madrid. También fue elegida para otros asuntos más trágicos, pues desde principios del siglo XIX sucedió a la Plaza Mayor como lugar de las ejecuciones públicas, y aquí, entre otros, fueron ajusticiados Rafael de Riego y Luis Candelas (con éste último hay discrepancias, como se contará en el artículo referido a la glorieta de la Puerta de Toledo). Fue además escenario de la lucha de barricadas en la revolución de 1854 y después de otra revolución, la de 1868, mudó por poco tiempo su ancestral nombre por el de Riego y aunque rápidamente las cosas se pusieron en su sitio, no hubo agravio para el paladín constitucional, que recibió una calle en compensación.


La plaza de la Cebada en el siglo XIX. En el centro, la iglesia de Nuestra Señora de Gracia

Dos edificios significativos han desparecido en esta plaza. La iglesia de Nuestra Señora de Gracia, levantada en el siglo XVII sobre un antiguo humilladero que allí había, fue demolida en 1903 dentro de la gran reforma que sufrió la zona a principios del siglo XX. En esta iglesia era donde se guardaban varios de los pasos de Semana Santa que recorrían Madrid en procesión.

Y el caso de Mariano Calvo Pereira es uno de verdadera mala suerte. Dos magníficas obras de la construcción en hierro levantó este arquitecto en Madrid y las dos han desaparecido. Eran los mercados de los Mostenses y de la Cebada. El primero fue engullido por el tercer tramo de la Gran Vía y el de la Cebada pereció víctima de la codicia especuladora de un Ayuntamiento sin escrúpulos. Calvo Pereira se inspiró nada menos que en el mercado de Les Halles de París para levantar esta magnífica obra entre 1870 y 1875. En 1953 el Ayuntamiento firmó su sentencia alegando que estaba en ruinas, lo cual no era cierto, y sí que esperaba embolsarse una buena cantidad aprovechando el solar para construir viviendas y otras cosas y levantar un mercado más pequeño (ya en los años veinte Répide se quejaba de que su tamaño no era suficiente para Madrid y estaba desbordado). Y dicho y hecho, en 1956 fue derribado y en su lugar se levantó algo de lo que solo me atrevo a decir que más feo imposible y ni siquiera oso hacer comparaciones con su antecesor. En cualquier caso, tiene sus días contados; ya desde hace tiempo se decidió realizar una importante reforma de la zona. Aunque estaba paralizada desde el año 2006 (solo habían desaparecido las piscinas municipales que había entre el mercado y la calle de Toledo), el 20 de junio de 2014 la Comunidad de Madrid decidió dar vía libre a un proyecto que cambiará radicalmente la fisonomía del lugar. Ya veremos si se lleva a efecto.