Va la calle de la de Eloy Gonzalo a la de José Abascal. La glorieta está entre la calle del mismo nombre y la de García de Paredes. En ambos casos, distrito 7 (Chamberí). Barrio de Trafalgar.
No nos vamos de Chamberí. Nuestra calle, en los tiempos de Répide aún estaba recién estrenada, como quien dice (a pesar de que existe oficialmente desde el 3 de septiembre de 1852, primero como calle del General Álvarez y a partir del 8 de febrero de 1866 con la denominación actual). Solo estaba urbanizada en parte su primera porción, la que llega a la glorieta. Más allá había solares, cruzados por una calle desaparecida que se llamó de Buenos Aires (o del Zarzal, según Répide). Ya que hemos citado a uno de nuestros cronistas de cabecera, digamos que por esta zona ya no hay esa “mezcla” de población que mostraba cuando esto era un “paraje aún no urbanizado del todo y algo apartado del centro”. Tampoco, cabe suponer, están esos sospechosos “nidos misteriosos propios al cobijo galante” que menciona.
Mucho más reciente es la creación de la glorieta, que se conoce así desde el 1 de enero de 1928, cuando la urbanización de la zona era algo más completa que la que vio Répide unos años antes, en la época en que redactó su artículo.
De esa época es, precisamente, un notable conjunto de edificios que hay en la esquina con la calle de José Abascal. Es una obra de 1931-32 levantada según un diseño de Bernardo Giner de los Ríos. La parte que da a nuestra calle la ocupa hoy un Colegio de Primaria, el “Rufino Blanco”.
Mariano Álvarez de Castro, héroe de Gerona, nació en Granada el 8 de septiembre de 1749. Ingresó muy joven en la milicia y participó en muchos hechos de guerra (sitio de Gibraltar en 1787, campaña del Rosellón en 1793, “guerra de las Naranjas” con Portugal en 1801) antes de ser nombrado gobernador del Castillo de Montjuïc, que tuvo que entregar a los franceses en contra de su voluntad y después de numerosas protestas. Al año siguiente se convirtió en gobernador militar de Gerona, donde resistió un asedio de siete meses de las tropas francesas. Tuvo que capitular el 10 de diciembre de 1809; los franceses, a pesar de que estaba enfermo, lo llevaron cautivo a Perpiñán y después al castillo de Figueras. Allí sufrió torturas que, unidas al agotamiento y a la mala salud debidas a las terribles condiciones del sitio de la ciudad lo llevaron a la muerte el 22 de enero de 1810.
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