15.7.22

Goya (Calle de)

Autorretrato de Goya, c. 1773
(Colección particular)

Entre la plaza de Colón y la calle del Doctor Esquerdo. Distrito 4 (Salamanca). Barrios de Recoletos y Goya. 

Es esta una de las principales calles del barrio de Salamanca. Aunque su inicio fue urbanizado en los primeros momentos de crecimiento del nuevo Ensanche, durante mucho tiempo cruzó huertas y tierras de labor, además de los jardines de recreo llamados Campos Elíseos, favoritos de los madrileños en el tercer cuarto del siglo XIX; en el mapa del término de Madrid hecho en 1910 por el ingeniero municipal Núñez Granés aún está bordeada por construcciones aisladas. Ya Répide habla de una calle “de gran longitud, toda de modernas construcciones y abundante en aristocráticas viviendas. Acaso es la vía más alegre del barrio de Salamanca”. Hoy en día, aunque muchas de esas viviendas aristocráticas se han convertido en bloques de pisos, sí que es la calle de Goya una de las más animadas del barrio de Salamanca, y una de las más comerciales, con numerosas tiendas pequeñas y uno de los centros más concuridos de unos grandes almacenes (inaugurados el 23 de septiembre de 1966, después veremos qué tiene de particular esta fecha).

Basílica de la Purísima Concepción
(Foto CC BY-SA Zarateman)

El principio de la calle bordea los jardines del Descubrimiento, de los que se habló más detenidamente cuando paseamos por la plaza de Colón. En la acera izquierda, al poco de pasar el instituto Beatriz Galindo, nos encontramos con el primer edificio singular de la calle. Se encuentra en el número 26 y es la basílica de la Purísima Concepción. Se trata de un templo de traza neogótica, de la que se abusó quizá un poco a finales del siglo XIX y principios del XX. Fueron sus arquitectos Jesús Carrasco y Eugenio Jiménez, y se construyó entre 1902 y 1914. Tiene tres naves, y a los pies se eleva una torre de 44 metros coronada por una aguja metálica. Éste es un detalle que desagradaba especialmente a Répide, pero no sólo eso, sino también el que la imagen de la Inmaculada en que finaliza la aguja estuviese rematada por un vulgar adorno de bombillas que para él era una “iluminación propia para la entrada de un teatro”. Narra el gran cronista cómo unos pilluelos lograron subir hasta la imagen y robaron las bombillas, y su consejo era que, ya que la acción fue arriesgada y meritoria, la podían haber exhibido en público, pues eso “les habría procurado seguramente un gran contrato como acróbatas en los Estados Unidos”. Aún otra objeción pone Répide a la iglesia, y es que en su cripta, no contemplada en el proyecto inicial, se realizaban enterramientos, burlando las disposiciones que prohíben hacerlo.

Detalle del Edificio Castaño

En la amplia e importante intersección de nuestra calle con la de Alcalá, encrucijada a la que también desembocan las calles de Narváez y del Conde de Peñalver y es siempre un pequeño o gran caos circulatorio, hay un punto en que fijarse. En el número 91 de nuestra calle, que hace esquina con el 98 de Alcalá, hay una construcción, conocida como “Edificio Castaño”, que es una buena muestra del racionalismo madrileño; fue diseñado por Jesús Martí Martín y se levantó entre 1930 y 1935, fechas en las que este original estilo arquitectónico se encontraba en el punto más alto de su desarrollo. Es un típico edificio en quilla de barco en el que los elementos racionalistas se entremezclan con otros expresionistas, por lo que se puede encontrar una cierta analogía con el grandioso edificio del cine Capitol en la Gran Vía. 

Permítaseme una vanidad. En el número 120 de la calle de Goya, donde actualmente un pequeño edificio de color crema alberga una residencia de ancianos perteneciente a la Comunidad de Madrid, había antes, cuando el pequeño edificio era de color gris, una maternidad que se llamaba Casa de la Madre. (Aquí podéis ver una foto). Pues allí, en una de las habitaciones cuya ventana daba a la calle del Doctor Esquerdo, el 22 de septiembre de 1966, se dejó caer por este mundo parando en la villa de Madrid un servidor de ustedes, madrileño del Ensanche, distrito del Congreso, barrio de Lista, parroquia de Covadonga. Esto es, un día antes de que, en la misma acera, se abriesen los célebres grandes almacenes de los que hemos hablado unos párrafos más atrás. 

Don Francisco de Goya y Lucientes –a quien está dedicada la calle desde el 8 de febrero de 1866–, gloria de la pintura española y universal, nació en el pueblecito aragonés de Fuendetodos el 30 de marzo de 1746. Se formó primero en Zaragoza con José Luzón (1760-61), y en 1763 pasó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde prosiguió sus estudios hasta 1766. Después del obligado viaje a Italia (1770-71), vino a Madrid de nuevo, donde en 1773 se casó con la hermana de Francisco Bayeu, pintor influyente que le ayudó en estos primeros momentos de su carrera. Al año siguiente, Rafael Mengs le encargó que realizase cartones para tapices que se elaborarían en la Real Fábrica de Santa Bárbara, tarea que ocupó a Goya desde 1775 hasta 1792 y en la que surgieron obras que narran los aspectos lúdicos de la vida del Madrid dieciochesco (El Pelele, La Gallina Ciega) o escenas de la vida cotidiana (El Cacharrero). Entretanto, Goya fue nombrado pintor del Rey (1786) y de cámara (1789). Enfermó estando en Cádiz, donde pasó parte de los años 1792 y 1793, y como resultado de ello se le declaró la sordera que para muchos críticos es la causa que hizo derivar el estilo de Goya, hasta entonces influido primero por el rococó y luego por el neoclasicismo, hacia unos cauces que hacen de él un pintor único en la historia del arte y un punto de partida en el que todas las tendencias pictóricas posteriores buscan su fuente. En 1797 pintó la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida y realizó la serie Los caprichos, premonición tempranísima del surrealismo. Ya en el siglo XIX surgieron las Majas (1803-05), para las que pudiera muy bien haber posado una de las mujeres más influyentes del Madrid de la época, la duquesa de Alba María Teresa Cayetana. La guerra de la Independencia afectó especialmente al artista aragonés, que quizá fue testigo presencial de la lucha del pueblo de Madrid contra el invasor francés y de las terribles represalias tomadas contra los patriotas. Los desastres de la guerra, serie de aguafuertes iniciados en 1810 muestran claramente la visión de Goya sobre tales barbaridades y creo que además quieren ser un canto a la estupidez de cualquier guerra. También consecuencia de los espantosos hechos del 2 y el 3 de mayo de 1808 son dos de los más importantes cuadros de Goya: La lucha del pueblo con los mamelucos, que muestra los choques habidos en la Puerta del Sol entre los madrileños y los terribles soldados egipcios de Napoleón, y Los fusilamientos en la Montaña del Prícipe Pío, ocurridos la madrugada del 3 de mayo. 

Los fusilamientos del tres de Mayo
(Museo del Prado, Madrid)

 Acabada la guerra, grabó la serie La Tauromaquia (desde 1816), y se retiró a la casa que compró en 1819 en las cercanías de Madrid, la llamada “Quinta del Sordo”, que se hallaba cerca del camino de Alcorcón, hoy paseo de Extremadura. Entre 1820 y 1823 decoró sus paredes con las llamadas Pinturas Negras, de un crudo expresionismo y que muestran en algunos casos al pueblo de Madrid en fiesta, mas con un leguaje harto dispar al que mostraba en sus cartones y sus vistas de la pradera de San Isidro años antes. La Quinta fue derribada en 1913, pero las pinturas se salvaron gracias a que fueron trasladadas a lienzo por el pintor Martín Cubells.

La lechera de Burdeos (1827), uno de los últimos cuadros de Goya, anticipo del Impresionismo.
(Museo del Prado, Madrid)

Goya marchó a Burdeos, ciudad en la que realizó sus últimas obras, ya rayanas en el impresionismo, y donde murió el 16 de abril de 1828. Fue primero enterrado en el cementerio de la Chartreuse de la ciudad francesa; en 1900 sus restos volvieron a Madrid, primero al cementerio de San Isidro y, desde 1919 reposan definitivamente –al menos eso esperamos– en la ermita de San Antonio de la Florida, cuya cúpula es un derroche de su genio.

8.7.22

Gonzalo Jiménez de Quesada (Calle de)

Cuando leáis la entrada sabréis qué pinta aquí la foto de mi ejemplar de este libro

Entre la Gran Vía y la calle del Desengaño. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Universidad. 

Como todas las aledañas a la Gran Vía, esta calle ha sufrido bastantes cambios no solo de forma sino de nombre. Antes de las obras se conocía como calle del Carbón y comenzaba en la de Jacometrezo. El nombre provenía de que aquí había unos almacenes de carbón; ya a principios del siglo XVIII se cuestionó si una ubicación tan céntrica era adecuada para un material peligroso como ese pero, como pasa tantas veces, no se hizo nada al respecto. 

Aún no estaba siquiera comenzado el correspondiente tramo de la Gran Vía cuando la denominación cambió. El 18 de septiembre de 1896 fue dedicada a uno de nuestros cronistas de cabecera, Hilario Peñasco, madrileño, nacido el 14 de enero de 1857 y fallecido el 12 de noviembre de 1891, escritor, periodista, concejal en el Ayuntamiento y, lo que es más importante para estas páginas, autor junto con Carlos Cambronero de una de las obras más consultadas para escribir estos textos, Las calles de Madrid: noticias, tradiciones y curiosidades (1889). 

El problema fue que, al abrirse la Gran Vía y desaparecer casi la mitad de la calle, la corporación del momento no consideró oportuno dejar a tan ilustre cronista en este lugar tan merecido y el 12 de agosto de 1921 renombró el tramo superviviente como Jiménez de Quesada. El 7 de julio de 1939 se añadió el nombre de pila del personaje y la denominación quedó tal y como hoy la conocemos. El agravio se reparó a medias cuando el 25 de enero de 1984 se dio el nombre de Hilario Peñasco a una remota vía en Canillejas, sin duda mucho menos de lo que se merecía el personaje.

Retrato de Gonzalo Jiménez de Quesada, por Ricardo Gómez Campuzano
(Academia Colombiana de la Historia)
(CC BY-SA)

Gonzalo Jiménez de Quesada nació en Córdoba hacia 1506. De niño marchó a vivir a Granada y posteriormente estudió leyes en Salamanca. Se embarcó hacia América en 1535, donde participó en la conquista de lo que luego sería Nueva Granada y fundó Santa Fe de Bogotá el 6 de agosto de 1538. Volvió a la península en 1539 y aquí tuvo que afrontar pleitos y encarcelamientos por su actuación en América. Regresó en 1551 y estuvo bastantes años poco activo, hasta que en 1568 emprendió la expedición a “El Dorado”, que acabó como un serio fracaso cuatro años después. Murió en San Sebastián de Mariquita, en el actual departamento colombiano de Tolima, el 14 de febrero de 1579.

1.7.22

Gonzalo de Córdoba (Calle de)

Estatua del Gran Capitán en el monumento a Isabel la Católica de Madrid,
obra de Manuel Oms (1883)
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Entre la calle de Fuencarral y la plaza de Olavide. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Trafalgar. 

Calle típica de la parte primera del barrio de Chamberí que se urbanizó. Destaca en ella, por contraste con el resto de sus edificios, la antigua subestación eléctrica del Metro que está en el número 12, donde hoy se alberga el Centro de Desarrollo y Conformidad del Consorcio de Transportes de Madrid; allí se diseñan los billetes inteligentes y los equipos necesarios para utilizarlos en los transportes públicos de nuestra Comunidad. 

Desde el 6 de febrero de 1860 homenajea a uno de los jefes militares más conocidos de nuestra historia. Gonzalo Fernández de Córdoba nació en Montilla el 1 de septiembre de 1453 en el seno de una familia noble. Participó en las guerras civiles castellanas y en la de Granada antes de marchar a Italia, donde se cimentó su fama. En una primera etapa expulsó a los franceses de Nápoles y contribuyó a mantener en su trono al rey Federico I. También ayudó al papa Alejandro VI contra los franceses. Al final de esta campaña es cuando empieza a ser conocido como el Gran Capitán. Vuelto a Castilla, a raíz de los acuerdos entre Fernando el Católico y Luis XII de Francia para repartirse Nápoles, de nuevo se embarcó hacia Italia, de donde volvió a echar a quienes se habían convertido de sus adversarios habituales en la guerra de 1501-1504, con grandes victorias militares como las de Ceriñola o Garellano. Nombrado virrey de Nápoles, hubo de sufrir la ingratitud del monarca, lo cual le llevó a enviarle la desafiante memoria que ha pasado a la historia y al léxico popular como Las cuentas del Gran Capitán (“En picos, palas y azadones, cien millones…”) Fue de todos modos destituido en 1507 y regresó a Castilla, donde al año siguiente la reina Juana I le nombró alcalde de Loja, localidad a la cual se retiró. Murió en Granada el 2 de diciembre de 1515.

24.6.22

Gómez Ortega (Calle de)

Busto de Casimiro Gómez Ortega en Añover de Tajo
(Foto: Gustavo332)

Entre las calles de Rodríguez Marín y de Emilio Campión. Distrito 5 (Chamartín). Barrio de El Viso.

Poco hace que hemos hablado de la calle del General Zabala, de la que dijimos que fue partida en dos por la prolongación de Príncipe de Vergara. Algo muy semejante le ocurrió a nuestra calle, paralela de la citada, que hoy solo conserva su nombre en su tramo inicial. La porción de la calle de Cartagena que va desde López de Hoyos hasta Pechuán fue en su día parte de la vía que ahora tratamos. 

Su nomenclatura ha sido variada. El 2 de marzo de 1887 se rotuló como calle de Maroto, quién sabe si recordando al célebre general carlista que protagonizó con Espartero el “abrazo de Vergara”. El 1 de mayo de 1914 recibió su denominación actual (de la que en seguida hablaremos). Sin embargo, ya sabemos que desde finales de los años 60 del siglo pasado nuestra calle fue dividida en dos y, mucho tiempo después, el 22 de diciembre de 1988, alguien debió de decidir que esa separación se prestaba a que la parte que había quedado al oeste de la gran arteria se llamase de otra forma, así que ese día fue dedicada al pintor madrileño José Bardasano Baos. Poco duró el cambio, sin embargo. El 30 de septiembre de 1991, coincidiendo con la “anexión” a la calle de Cartagena del tramo que había quedado más allá de Príncipe de Vergara, esta vía volvió a ser la de Gómez Ortega. 

Casimiro Gómez Ortega nació en Añover de Tajo el 4 de marzo de 1741. Estudió en España e Italia para convertirse en médico y farmacéutico, pero quizá su actividad más relevante sea la de botánico. Gracias a él se trasladó el Jardín Botánico de Madrid a su ubicación actual. Además, propició algunas de las expediciones botánicas de finales del siglo XVIII a América y Filipinas y describió numerosas nuevas especies de plantas. También tuvo veleidades literarias, sobre todo poéticas. Murió en Madrid el 30 de agosto de 1818.

17.6.22

Gómez de Mora (Calle de)

La Casa de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento
(Foto CC BY-SA Pazit Polak)

Entre la plaza del Conde de Barajas y Puerta Cerrada. Distrito 1 (Centro). Barrio de Palacio. 

Ya aparece, aunque sin nombre, esta calle en el plano de Texeira. La primera denominación que tuvo fue Conde de Barajas (véase la plaza de tal nombre) y, desde el 28 de diciembre de 1944, está dedicada al gran arquitecto Juan Gómez de Mora. Nació en Cuenca, donde fue bautizado el 25 de mayo de 1586; fue discípulo de su tío Francisco de Mora y heredó en 1610 su cargo de maestro mayor de obras de los palacios reales de Madrid y El Pardo. Aunque hay importantes obras suyas fuera de nuestra villa, como la Clerecía de Salamanca (1617) fue en Madrid donde dejó su huella más fecunda y genial. Se le deben el convento de la Encarnación (1611-16) y el edificio que fue sede del Ayuntamiento en la plaza de la Villa (1640). Entre las obras que ya no se pueden admirar, destacan las reformas hechas en el Real Alcázar (1619-27) y la plaza del Arrabal, hoy Mayor (1617-18), ambas borradas del mapa de Madrid por varios incendios. El genial alarife conquense murió en Madrid en febrero de 1648.

10.6.22

Gobernador (Calle del)

(Foto CC BY-SA Basilio)

Entre la costanilla de los Desamparados y el paseo del Prado. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes.

Ya en el plano de Texeira aparece esta calle con su nombre, cuyo origen proviene de una curiosa tradición. Curiosa me parece no por ella en sí, sino por los rodeos que dan nuestros cronistas de cabecera para no citar la que muy posiblemente fue su fuente: Antonio Capmani y Montpalau, tantas veces tachado de fantasioso en su obra sobre los nombres de nuestras calles. Cita don Antonio in extenso en su texto sobre esta vía algún documento del siglo XIV con el que se pretende justificar la existencia de “gobernadores” que mandasen en la villa de Madrid. Peñasco y Cambronero indican secamente que no conocen “los alcaldes-gobernadores en la historia de la administración municipal de Madrid” y antes que fiarse en la tradición (que citan, como se hará en seguida en este artículo) razonan que probablemente viviese aquí en tiempos algún gobernador del Consejo de Castilla. Répide es menos drástico y se limita a decir que la tradición es “un tanto confusa”. 

¿Cuál es? Se cuenta que en el siglo XIV tenía aquí su casa y huerta un tal don Julián de Picos, “alcalde gobernador” de Madrid, de carácter tan despótico que las quejas del pueblo llegaron a oídos del rey Alfonso XI, el cual lo cesó y mandó derruir su casa. A pesar de estos antecedentes, aún hoy se le recuerda en el nombre de esta calle. Como colofón, no me resisto a reproducir otra frase de Répide, que indica sin duda alguna que no hay nada nuevo bajo el sol: “D. Julián de Picos, que era de una tiranía tan inaguantable como la de cualquier personajillo de actualidad…” 

Una curiosidad: durante un breve periodo de tiempo, entre el 18 de junio de 1873 y el 6 de julio de 1874, nuestra calle se llamó del Once de Febrero de 1873, es decir, el día en que se proclamó la Primera República.

3.6.22

Gil de Santivañes (Calle de)

En esta célebre vista aérea de Madrid en 1854 el edificio con chimenea de la derecha 
es un taller de carruajes que se ubicaba donde hoy está la calle que nos ocupa.
(Grabado de Alfred Guesdon)

Entre las calles del Cid y de Serrano. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de Recoletos. 

Poca historia se puede contar de esta tranquila y aristocrática calle que, en realidad, no conmemora a ningún personaje concreto. Debe su nombre a la familia que era propietaria de los terrenos cuando se abrió. Su primera denominación fue calle de Santibáñez, otorgada el 23 de noviembre de 1874 (Peñasco y Cambronero hablan de la calle de Santivañes, más acorde con el nombre actual). Después de la guerra civil se cambió para dedicársela a unos personajes pertenecientes al bando sublevado, los hermanos García Noblejas. Esto ocurrió el 30 de diciembre de 1944. Pero cinco años después estos hermanos fueron recordados en una vía bastante grande que era (y es) prolongación de la Ciudad Lineal, con lo cual, para evitar duplicidades, el 15 de abril de 1953 se le dio el nombre que hoy lleva.

27.5.22

Gil Imón (Calle y Travesía de)


Va la calle de la ronda de Segovia al paseo Imperial. La travesía, de la ronda de Segovia a la calle de Gil Imón. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio Imperial. 

Aunque la calle y la travesía llevan sus nombres de forma oficial desde hace bastante tiempo (1 de enero de 1863 y 1 de enero de 1880, respectivamente), se los deben a un desaparecido campillo que hubo por aquí. Peñasco y Cambronero indican que Texeira no le pone denominación en su plano; lo cierto es que ni siquiera aparece, sino que forma parte de lo que entonces era un extenso campo llamado La Vega. Andando el tiempo se debió de formar una explanada en el que sí que se conocía como portillo de Gil Imón, en los aledaños de la tapia con que Felipe IV rodeó la villa, la Cerca, no muy lejos del convento de San Francisco. Este paraje también se nombró, al parecer, como plaza de Armas

Pues bien, ¿quién es el tal Gil Imón, que, como propietario que fue de todos estos terrenos les prestó su apelativo? Don Baltasar Gil Imón de la Mota, nacido en Medina del Campo hacia 1545, fue fiscal del Consejo de Castilla en la época de Felipe III y también Contador Mayor de Cuentas y presidente del Consejo de Hacienda con Felipe IV. Además de este campillo, suyas eran las casas donde murió el tercer duque de Osuna tras haber sido preso en el cambio de reinado, a causa de las intrigas políticas y palaciegas que hubo por entonces. Don Gil, por el contrario, siempre fue tenido como un ministro de gran confianza. Murió en Madrid el 5 de septiembre de 1629. 

Répide cuenta una chusca historia, una de esas castizas tradiciones madrileñas, que no me resisto a recordar aquí, si bien muy resumida. El rey Felipe III había impuesto unas rígidas normas de recato en la vestimenta femenina, prohibiendo los famosos guardainfantes, los zapatos recargados y los escotes demasiado descubiertos. Pues nada menos que las tres hijas de don Gil tuvieron la humorada de ataviarse incumpliendo todos y cada uno de los preceptos reales e irse a pasear para que las viera el todo Madrid de la época. Sabiendo de quién eran hijas, la fuerza pública no osó amonestarlas, pero cuando llegaron a casa… El severo fiscal del Consejo las reprendió duramente y las obligó a vestir desde entonces como monjas. Las dos hijas mayores se libraron del castigo cuando se casaron, pero la menor… Profesó en un convento y no le quedó otra que utilizar el hábito monjil hasta el final de sus días. 

(Entre paréntesis añado que, al parecer, se conoció a las tres damas como las gilimonas y hay quien sugiere que de ahí viene cierta palabra malsonante muy utilizada –y que no creo que sea necesario citar– a la cual algunos quieren otorgar denominación de origen madrileña).

20.5.22

Gerona (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García (Zaqarbal)

Entre las plazas Mayor y de la Provincia. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Estamos en una de las salidas o, si se quiere, entradas a la plaza Mayor, una breve calle con soportales que en su día fueron sede del gremio de sederos, por lo cual uno de los nombres que llevó fue el de Portales de Sedas. En el marco de la gran reforma que en tiempos del marqués viudo de Pontejos se hizo del nomenclátor municipal, se le dio la denominación actual. Hasta el 11 de enero de 1835 se había conocido como calle de la Vidriería, otro apelativo de resonancias gremiales. 

Se conmemoró aquí a Gerona no por ser una de las capitales de provincia, sino por su heroica resistencia ante el invasor francés en la entonces reciente guerra de la independencia, y de la que ya se habló en el artículo referido a la calle dedicada a su defensor, el general Álvarez de Castro. Gerona, oficialmente Girona, es una de las cuatro capitales de provincia de Cataluña. De origen ibero, su fundación por Pompeyo como Gerunda data del siglo I a. de C. Según los datos de 2021, cuenta con casi 102 000 habitantes. 

Se da la circunstancia curiosa de que otras tres calles de lo que actualmente es el municipio de Madrid llevaron el nombre de la capital catalana, el cual fue cambiado al producirse las anexiones de los antiguos pueblos que rodeaban la capital. Son las actuales vías llamadas Pintora Ángeles Santos, en Entrevías (en realidad se llamó calle del Gerona), Garmur, en Pueblo Nuevo y de Santiago Massarnau, en Ventas-La Elipa.

13.5.22

Génova (Calle de)

(Foto CC BY-SA Triplecaña)

Entre las plazas de Alonso Martínez y de Colón. Distritos 1 (Centro) y 7 (Chamberí). Barrios de Justicia y Almagro. 

Último tramo de los llamados bulevares, ya desaparecidos, pero cuyo nombre ha perdurado. Calle relativamente reciente, pues antes del derribo de la cerca era primero un camino y luego un paseo arbolado sin nombre. Su primitiva denominación, desde el 29 de agosto de 1859, fue ronda de Recoletos, por dirigirse al lugar donde estuvo el convento de los Agustinos Recoletos y la puerta del mismo nombre. El 1 de octubre de 1886 el Ayuntamiento decidió dedicársela a la importante ciudad italiana al suponerse que allí nació Colón.

En el número 13 de esta calle, donde antaño hubo uno de los bellos palacetes que abundaron por la zona, está, de momento, la sede nacional del Partido Popular.

6.5.22

General Zabala (Calle del)

Juan de Zavala (o Zabala), retrato anónimo
(Museo Naval, Madrid)

Entre las calles de López de Hoyos y de Pechuán. Distrito 5 (Chamartín). Barrio de la Ciudad Jardín.

¿Zabala o Zavala? Oficialmente Zabala, aunque Répide nos da la versión con uve, como parece que se escribe en realidad el nombre del personaje al que está dedicada. Sea como fuere, el 1 de enero de 1887 rotuló el Ayuntamiento esta calle sencillamente como de Zabala. Muy poco después, el 2 de marzo de ese mismo año, añadió la graduación militar. 

Una calle que hasta los años sesenta del siglo pasado era mucho más larga; el tramo final de la calle de Emilio Campión, ya en El Viso, formaba parte de ella. No es difícil trazar una línea recta en un mapa y así comprobarlo. El motivo de este cercenamiento fue la prolongación de la calle del Príncipe de Vergara, cuyo tramo entre López de Hoyos y la plaza de Cataluña fue el último en terminarse. 

Juan de Zavala y de la Puente nació en Lima el 27 de diciembre de 1804, en el seno de una familia criolla leal a la corona española que, por tanto, se trasladó a la antigua metrópoli en 1825. Al estallar la primera guerra carlista era capitán de caballería y participó, por encargo de Espartero, en las negociaciones que pusieron fin a la contienda, que él acabó con el grado de mariscal de campo. También participó en la vida política, como tantos militares en su siglo; fue senador vitalicio, varias veces ministro y fue nombrado presidente del Consejo de Ministros el 26 de febrero de 1874; dejó el cargo para sustituir al fallecido general de la Concha, marqués del Duero, en el mando del ejército del norte y ya no volvió a la política activa. Murió en Madrid el 29 de diciembre de 1879.

29.4.22

General Velarde (Calle del)

(Grabado aparecido en La Ilustración española y americana
el 30 de septiembre de 1886)

Es una calle sin salida que empieza en la avenida de la Ciudad de Barcelona. Distrito 3 (Retiro). Barrio del Pacífico. 

El primer nombre que recibió esta calle, el 21 de mayo de 1866, fue el de Marina Española, muy adecuado, a decir de Répide, al situarse en el barrio del Pacífico, así denominado a raíz de la guerra naval de 1864-66. Sin embargo, cuando se llamó de esta misma forma a la plaza donde se halla el edificio del Senado, se decidió eliminar la duplicidad y el 13 de abril de 1943 pasó a homenajear a Clemente Velarde y González. Este militar, sobrino del héroe del Dos de Mayo, nació en la localidad cántabra de Muriedas el 23 de noviembre de 1821. Entró, como su padre y su tío, en el arma de artillería. Aunque participó en diversas acciones durante la segunda y la tercera de las guerras carlistas, en pronunciamientos como la Vicalvarada y en la guerra de África de 1859-60, sobre todo ocupó cargos burocráticos en el ejército, en el que alcanzó el grado de brigadier. Murió asesinado durante la sublevación del general Villacampa, en Madrid, el 20 de septiembre de 1886.

22.4.22

General Vara de Rey (Plaza del)


Entre las calles de las Amazonas y de Carlos Arniches. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Aquí estaba el tradicional Cerrillo del Rastro y así se muestra, por ejemplo, en el plano de Texeira, un montecillo con una cruz y una fuente. El desnivel que hay con la Ribera de Curtidores, hoy mitigado por las dependencias municipales que dan su espalda a esta plaza, se salvaba en la época de Répide con una “pintoresca escalinata de doble ramal”, hoy desaparecida. También desapareció, poco antes de que don Pedro escribiese los artículos que son la base de muchas de las cosas que aquí se dicen, el matadero de cerdos que ocupaba nuestra plaza.

Joaquín Vara de Rey

Ya abierta y explanada, recibió el 26 de diciembre de 1926 el nombre de Antonio Zozaya, abogado y periodista madrileño nacido en 1859 y muerto en el exilio mexicano en 1943. Dado que fue uno de los fundadores de Izquierda Republicana, su presencia aquí no debía de gustar mucho a quienes ganaron la última guerra civil, y el 21 de julio de 1941 la dedicatoria pasó a Joaquín Vara de Rey. Tal cosa ocurrió pocos días antes de que se celebrase el centenario de su nacimiento, que tuvo lugar el 14 de agosto de 1841 en la isla de Ibiza. Tras participar en la tercera guerra carlista marchó a Ultramar, donde fue gobernador de las islas Marianas y también sirvió en Filipinas. En 1891 volvió a la península con el grado de coronel. Cuatro años después pasó a Cuba, donde murió el 1 de julio de 1898, en la batalla de El Caney, junto a Santiago de Cuba, tras resistir durante horas con poco más de quinientos hombres a una fuerza norteamericana más de diez veces superior. 

El que esto escribe frecuentó en tiempos esta plaza, por el mercadillo de minerales que en ella se monta, pues tenía que hacer una colección para presentarla en el colegio. Y qué mejor sitio para obtenerlos…

8.4.22

General Ricardos (Calle del)

La glorieta del Marqués de Vadillo, donde empieza nuestra calle
(Foto: CC BY-SA Malopez 21)

Entre la glorieta del Marqués de Vadillo y la calle de Eugenia de Montijo. Distrito 11 (Carabanchel). Barrios de Opañel, San Isidro, Vista Alegre y Puerta Bonita.

Cuando el 6 de abril de 1900 el Ayuntamiento de Madrid decidió dedicar al general Ricardos esta vía, se puede decir que más que calle era la carretera de Carabanchel y Fuenlabrada (ese era precisamente su nombre oficial desde el 29 de agosto de 1859, Carretera de Carabanchel), apenas urbanizada sino en su primer tramo, en el barrio de San Dámaso. Surcaban esta carretera los rieles del tranvía de vapor que, desde la plaza Mayor, llegaba a Leganés, y era una de las habituales vías de entrada de los labriegos que de los alrededores de la villa llevaban sus productos para ser vendidos en ella. 

Andando el tiempo se fue poblando poco a poco y adquirió el típico aspecto de antigua carretera, como las calles de Alcalá desde Ventas, Bravo Murillo desde Cuatro Caminos o la avenida de la Albufera. Tras la anexión de los Carabancheles en 1948, la expansión de Madrid ha hecho que sea una calle más, totalmente incluida en la trama urbana y sin ningún vestigio de haber sido antes una carretera rodeada de campo. 

Parte junto al Puente de Toledo; desde su inicio, mirando hacia la villa, se puede contemplar una hermosa vista que permite ver, allende el río, la glorieta de las Pirámides y, tras la cuesta del antiguo paseo de los Ocho Hilos, la puerta de Toledo. Ésta era, para muchos forasteros, la primera impresión que de la villa tenían al acercarse a ella, bella impresión además. 

En el número 11 hay una iglesia, la de San Miguel Arcángel, que quizá no tenga gran valor arquitectónico (fue construida en 1911 y, tras la guerra, se reedificó conservando solo las fachadas originales), pero que sin embargo es muy importante e histórica para Madrid, pues aquí se trasladó la ancestral parroquia de San Miguel de los Octoes, que ya es citada en el Fuero de Madrid de 1202.

La parroquia de San Miguel Arcángel
(Foto: CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Algo más allá, a la altura aproximada del número 52, se halla un pequeño cementerio, desconocido para muchos madrileños, y en el que son enterrados los súbditos británicos fallecidos en nuestra capital. Fue inaugurado en 1854 y depende de la embajada del Reino Unido. No es éste el único cementerio de la zona, ya que muy cercanos a nuestra calle están los de Santa María y la Sacramental de San Lorenzo y San José. En esto se asemejaba a la calle de Alcalá, ya que era una zona en la que eran habituales los cortejos fúnebres.


Pero no sólo en eso se parecía, sino también por la presencia de un coso taurino en sus proximidades. La plaza de toros de Vista Alegre, construida entre 1906 y 1908 en el mismo lugar donde antes hubo una de madera, compitió durante treinta años con la de Tetuán de las Victorias para convertirse en la segunda plaza de Madrid. La Chata o La Alegre Chata, que así era conocida, fue inaugurada el 15 de julio de 1908 con un cartel impresionante en el que figuraban nada menos que Ricardo Torres Bombita, Rafael González Machaquito y Rodolfo Gaona. Es decir, que el ser la segunda plaza no suponía que las grandes figuras no actuasen en ella o que estuviese más bien dedicada a la promoción de los que querían llegar a algo en el mundo del toro, aunque sí es cierto que para los novatos era más fácil presentarse aquí que en la Monumental. Un amigo mío me cuenta cómo oía decir a su padre que en los primeros años sesenta del siglo pasado llevó a comer a su casa, cercana al camino Viejo de Leganés y no muy apartada de la plaza de Vista Alegre, a un pobre maletilla medio muerto de hambre que respondía al nombre de Palomo Linares. Algunas grandes figuras quisieron mucho al coso de Carabanchel, y como ejemplo se puede citar al gran Antonio Bienvenida, que no sólo mató muchos toros aquí, sino que eligió esta plaza para la tarde de su definitiva retirada, el 5 de octubre de 1974, alternando nada más y nada menos que con Curro Romero y Rafael de Paula. Durante la guerra civil sufrió bastantes desperfectos; en 1944 se inició su reconstrucción, y fue reabierta el 18 de julio de 1947 con una novillada. Después de más de treinta años de actividad, la plaza fue abandonada en 1981, y mucho se habló de su desaparición total, aunque al fin el Ayuntamiento se hizo cargo de ella para que volviese a haber un segundo coso en la capital. En mayo de 1995 fue derribada la entrañable Chata, para levantar en su solar una nueva plaza que se pensó multifuncional, pues se previó celebrar otros espectáculos en ella además de albergar un centro comercial y edificios de viviendas. Tras el incendio del Palacio de los Deportes, albergó los partidos de baloncesto del Real Madrid y el Estudiantes. Hoy es conocida como “Palacio Vista Alegre Arena” y, en franca decadencia la fiesta de los toros, es más célebre por los muchos espectáculos musicales que se ofrecen allí y también por las reuniones políticas que alberga. 

En el número 159 languidece un pobre palacete, con las ventanas tapiadas y cubierto de pintarrajos. Se trata de la antigua sede del la Fundación Goicoechea Isusi, un asilo para trabajadoras que en principio fue hotel pero que fue transformado en 1926 por Secundino Zuazo para tal fin. Abandonado a finales de la década de 1980, ha estado desde entonces amenazado de desaparición a pesar de ser un inmueble protegido. La Fundación Castresana, heredera de la original, lo vendió en 2007 a una cadena de residencias para ancianos. En 2019 el Ayuntamiento anunció que lo iba a adquirir para recuperarlo y darle un uso público, pero el cambio del color político del Consistorio tras las elecciones de aquel año anuló la operación. Así que la incertidumbre sobre su futuro continúa.

El cedro (declarado árbol singular) de la finca de Vista Alegre en 1975
(Foto CC BY-SA Luis Bartolomé Marcos)

El pobre edificio mencionado en el párrafo anterior comenzó siendo un hotel en la década de 1890. ¿Un hotel por aquí, en aquella época? Los Carabancheles, aunque hoy en día pueda parecer raro, fueron durante el siglo XIX uno de los lugares favoritos para veranear de las más opulentas familias madrileñas. Una muestra muy importante de ello es la inmensa finca que hay aproximadamente a la altura del número 179 de la calle, ahora consagrada a lo público, pero que en otros tiempos fue lugar de recreo y posesión de la corona. Fue adquirida a la antigua reina gobernadora doña María Cristina de Borbón por el marqués de Salamanca, que encargó en 1848 al arquitecto Narciso Pascual y Colomer, el mismo que levantó su palacete del paseo de Recoletos, una reforma del palacio del siglo XVIII que había en la finca y que hoy, tras varios usos y periodos de abandono, es el Centro Regional de Innovación y Formación “Las Acacias”, dependiente de la Comunidad de Madrid. Actualmente, como antes se ha mencionado, el terreno de la finca, cuya tapia aún subsiste en gran parte (una de sus entradas era la famosa Puerta Bonita, hoy aislada del resto del recinto) está ocupado por, además del Centro antes mencionado, varias residencias y centros educativos. Son asimismo destacables sus jardines, en los cuales hay un enorme cedro, probablemente bicentenario, catalogado como “árbol singular” por la Comunidad de Madrid.

Antonio Ricardos, por Goya
(Museo del Prado, Madrid)

Antonio Ricardos nació en la localidad aragonesa de Barbastro el 12 de septiembre de 1727. Intentó implantar los métodos del ejército de Prusia al arma de Caballería, para lo cual fundó el colegio militar de Ocaña en 1773. Fue perseguido por la Inquisición a causa de sus ideas, avanzadas para la época, y fue desterrado a Guipúzcoa en 1778. Poco después fue absuelto y rehabilitado, y se le concedió el mando del ejército de Cataluña en 1793, con el que emprendió la primera campaña del Rosellón (1793-94); tras volver a Madrid para rendir cuentas de su actuación en dicha campaña, enfermó de pulmonía, mal que le causó la muerte el 13 de marzo de 1794.

1.4.22

General Pardiñas (Calle del)

Ramón Pardiñas
(Grabado de 1842)

Entre las calles de Alcalá y de María de Molina. Distrito 4 (Salamanca). Barrios de Goya y Lista.

Estamos en el barrio de Salamanca, en la zona que más tarde se urbanizó y en la que, por tanto, no hay grandes obras maestras de la arquitectura, aunque la Guía del COAM sí cita un edificio, el que está en el número 18 de nuestra calle y hace esquina con la calle de Goya. Se trata de una finca levantada en 1922 según proyecto de Francisco Javier Ferrero y Luis Ferrero Llusiá que la mencionada Guía señala como buen ejemplo de la corriente regionalista y en el que destaca su rejería de hierro forjado. 

Otra calle bautizada el 21 de julio de 1880, otra calle dedicada a un general, del que Répide dice con cierta frialdad que “no era un caudillo excepcional ni un personaje preeminente en la ciencia guerrera”. Nació Ramón Pardiñas Villardefrancos y Taboada en Santiago de Compostela el 27 de mayo de 1802 en el seno de una familia noble. Ingresó en el ejército en 1816, como subteniente. Siempre destinado en Galicia antes de la muerte de Fernando VII, tras este acontecimiento, siendo coronel, fue partidario de la reina en la primera guerra carlista. Estaba a las órdenes del general Oráa y era mariscal de campo cuando murió en la batalla de Maella (Zaragoza), el 1 de octubre de 1838, vencido por las tropas carlistas del general Cabrera. 

A modo de conclusión, vuelvo a Répide para contar que hace un siglo, “Pardiñas” era el lugar donde quedaban los madrileños para ir de entierro a la Almudena y era asimismo popular porque aquí concluía su trayecto el tranvía de Ventas.

25.3.22

General Palanca (Calle del)


Entre los paseos de Santa María de la Cabeza y de las Delicias. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios de la Chopera y Delicias. 

Volvemos al sur del Ensanche, a una calle que, aunque estaba trazada desde mucho antes, no recibió oficialmente un nombre hasta el 26 de marzo de 1924. Fue el que lleva actualmente, aunque Répide nos indica que antes se conoció como calle Particular

Desde la fecha indicada recuerda a Carlos Palanca Gutiérrez, militar y diplomático nacido en Valencia el 24 de mayo de 1819. Ingresó en el ejército en 1839. Estuvo en varios destinos en la Península y en Filipinas, primero durante unos meses en 1843-44 y otra vez desde 1853. Allí se encontraba cuando se produjo la intervención francoespañola en Cochinchina, conflicto en el que ejerció tareas no solo castrenses, sino también como ministro plenipotenciario. Después estuvo en Canarias, donde casi es encarcelado a causa del tono de una petición de destino en la Península. Sin embargo, el triunfo de la Revolución Gloriosa lo rehabilitó poco antes de ir a prisión. Tras esto, marchó a Puerto Rico y a Cuba, donde participó en la Guerra de los Diez Años. En 1872 retornó otra vez a la metrópoli y se hizo cargo de la capitanía general de Canarias, de la que fue cesado en 1874. De nuevo estuvo a punto de ir a prisiones militares a causa de un artículo publicado ese mismo año en el que criticaba al general Serrano, responsable de su destitución. Sin embargo, por entonces ya estaba enfermo y solo tuvo que cumplir un arresto domiciliario hasta que fue indultado. Murió en Madrid el 16 de junio de 1876.

18.3.22

General Oráa (Calle del)

Marcelino Oráa
(Dibujo de Francisco Sáinz, 1845)

Entre la plaza de Emilio Castelar y la calle de Francisco Silvela. Distrito 4 (Salamanca). Barrios de Lista y de la Castellana. 

Nace nuestra calle junto al paseo de la Castellana con orientación hacia el nordeste y, al cruzarse con la de Serrano da un brusco giro para adquirir la habitual de las calles del barrio de Salamanca, insertándose en su cuadrícula. Pasa también de una anchura respetable a la angostura que muestran sus homólogas sitas entre las vías principales del barrio. Justo en el comienzo de esa parte más estrecha está el que quizá sea el edificio más singular de los que muestra su fachada a esta calle. Se trata de la que fuera casa-palacio del conde de Cedillo, una construcción de aspecto escurialense que es una muestra temprana del estilo nacionalista que tanto predominó durante el franquismo. Sin embargo, esta obra del arquitecto Eduardo Gambra se levantó en 1923. En ella residió en su día Ramón del Valle-Inclán; hoy alberga viviendas de lujo. 

Desde el 21 de julio de 1880, fecha en la que el Ayuntamiento dio u oficializó el nombre de numerosísimas calles de la villa, está dedicada al militar navarro Marcelino Oráa Lecumberri, nacido en Beriain el 28 de abril de 1788. Aunque estudió leyes, durante la guerra de la Independencia empezó a hostigar a los invasores franceses antes de alistarse, en septiembre de 1810. Participó en la guerra y, a su término estuvo destinado en Cataluña, en Navarra y en Valladolid. Se opuso a la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, durante la cual fue hecho prisionero y posteriormente se le licenció del ejército. Se reincorporó en 1827; cuando estalló la primera guerra carlista era coronel. Se destacó en esa contienda, especialmente en la batalla de Luchana (diciembre de 1836). Acabada la guerra, fue capitán general de Filipinas, donde estuvo entre 1840 y 1844. En 1847 fue fugaz ministro de la Guerra en el también fugaz gobierno de Carlos Martínez de Irujo, marqués de casa Irujo. No fue el único cargo político que desempeñó, pues también fue senador por Teruel y Navarra y, desde 1845, vitalicio, aunque jamás llegó a tomar iniciativa parlamentaria alguna. Murió en su localidad natal el 23 de noviembre de 1851.

11.3.22

General Mitre (Calle del)

Bartolomé Mitre
(Dagerrotipo de 1854)

Entre la Gran Vía y la plaza de los Mostenses. Distrito 1 (Centro). Barrio de Universidad. 

Esta calle no existió hasta que se levantaron las construcciones correspondientes al tercer tramo de la Gran Vía. Forma parte de una pequeña vía proyectada por Octavio y Sallaberry que corta transversalmente a la nueva avenida y cuya otra parte, cruzada la Gran Vía, es la calle del Doctor Carracido (véase). Tiene la denominación actual (sin el nombre de pila del homenajeado) desde el 24 de junio de 1921, aunque fue bautizada el 1 de enero de ese año como calle del General Bartolomé Mitre.

Bartolomé Mitre nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1821. Militar, recorrió varios países de Sudamérica antes de volver a Argentina para derrotar, junto a Urquiza, al general Rosas (1852). Diputado por Buenos Aires, apoyó la negativa de esta provincia a aceptar la Constitución federal de 1853, lo cual provocó una guerra civil (1859-61) victoriosa para los bonaerenses. Fue elegido como primer presidente de la República Argentina en octubre de 1862 y prolongó su mandato hasta 1868. En 1863 logró que España reconociese la independencia de su país. El año 1874 se presentó de nuevo a las elecciones, pero fue derrotado fraudulentamente y se puso al frente de una rebelión que fracasó. Se le amnistió y desde entonces encabezó la oposición. No sólo destacó como político y militar, sino que también fundó el diario La Nación, escribió estudios históricos, poesía y novelas, además de traducir, entre otras obras, la Divina Comedia. Murió en Buenos Aires el 19 de enero de 1906.

4.3.22

General Martínez Campos (Paseo del)

El general Martínez Campos, por Madrazo
(Palacio del Senado, Madrid)

Entre las plazas del Pintor Sorolla y de Emilio Castelar. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Almagro. 

El 3 de septiembre de 1852 entró esta vía en el nomenclátor municipal. Si bien al principio había sido conocida como Paseo Novelesco, en la fecha indicada pasó a llamarse paseo del Obelisco. Esto fue así porque en el lugar donde acaba, la plaza de Emilio Castelar, se erigía por entonces el obelisco conmemorativo del nacimiento de Isabel II, que más adelante se trasladaría a la plaza de Manuel Becerra y hoy se puede ver en el parque de la Arganzuela, muy cerca de Madrid Río. El 11 de marzo de 1914 decidió el Ayuntamiento darle su denominación actual, aunque hubo un paréntesis, entre el 23 de junio de 1931 y el 26 de abril de 1940, en que estuvo dedicada a Francisco Giner, una acción bastante lógica, como en seguida veremos. 

El edificio que albergó la Residencia de Señoritas
(Foto: CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Como nos hallamos en la parte de Chamberí más cercana al paseo de la Castellana es lógico que por aquí abunden los edificios de aspecto noble y monumental. Entre ellos hay varios colegios religiosos, pero, en vivo contraste, también algunos que estuvieron relacionados con una de las organizaciones educativas más importantes e influyentes de nuestra historia: la Institución Libre de Enseñanza. De hecho, su sede estuvo en el número 8 y allí murió uno de sus impulsores, Francisco Giner de los Ríos (de ahí lo adecuado del cambio de nombre con el advenimiento de la república). También fueron de la benemérita Institución las casas que están en los números 31 –hoy ocupado por el British Council– y 46. Esta última es una de las joyas del racionalismo madrileño, una obra de Carlos Arniches Moltó construida entre los años 1932 y 1933, la época dorada de este estilo. Fue la Residencia de Señoritas de la Institución, más tarde Colegio Mayor y hoy tiene ahí su sede el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset.

Interior del Museo Sorolla
(Foto: Inés López Martín)

Pero retrocedamos un poco y cambiemos de acera para visitar el que quizá sea el punto más interesante de nuestra calle. Está en el número 37 y es la casa que ocupó en su día el pintor Joaquín Sorolla y en la actualidad alberga el museo que lleva su nombre. Fue su arquitecto Enrique María Repullés y Vargas, que contó con la ayuda del gran artista en su diseño. Hoy encajada entre edificios modernos mucho más altos que ella, en esta casa se muestra una extraordinaria colección de pinturas del valenciano además de enseres y muebles originales magníficamente conservados. 

Arsenio Martínez Campos nació en Segovia el 14 de diciembre de 1831. Estuvo a las órdenes de Prim en la guerra de Marruecos de 1859-60 y en la expedición a México de 1863. Tras la Revolución Gloriosa, marchó a Cuba, donde pasó los tres primeros de la llamada Guerra de los Diez Años. Vuelto a la Península, participó en la Tercera Guerra Carlista en la zona de Cataluña y Levante. Después del pronunciamiento de Pavía que disolvió las Cortes republicanas en enero de 1874 fue partidario de la restauración de los Borbones en oposición al gobierno de Serrano. Sabedor de que se preparaban represalias contra él, marchó de incógnito a Sagunto, donde se sublevó proclamando rey a Alfonso XII el 29 de diciembre de 1874. Con ello dio fin a la Primera República y al Sexenio Revolucionario. Después de esto contribuyó a la liquidación de los últimos focos carlistas. Tras un fugaz paso por las Cortes como diputado por Sagunto retornó a Cuba, donde logró el final de la guerra de los diez años con la paz del Zanjón (1878).

Arsenio Martínez Campos en 1891
(Foto de Zenón Quintana)

 A su regreso de Cuba fue senador, ministro de la Guerra y presidente del Gobierno durante unos meses en el año 1879 a instancias de Cánovas. Desencantado con él, se pasó al partido de Sagasta con quien repitió cargo como ministro de la Guerra entre 1881 y 1883; durante su mandato se creó la Academia General Militar, cuya sede fue el Alcázar de Toledo. Vuelto a la actividad militar, fue capitán general de Cataluña (en esta época sufrió un atentado sin consecuencias) y luego mandó tropas españolas en Marruecos y de nuevo en Cuba tras la reanudación de la guerra en 1895. Solo duró un año allí dada su incapacidad de lograr un nuevo acuerdo de paz como el de 1878; fue sustituido por Valeriano Weyler y retornó a la Península. Murió en Zarauz el 23 de septiembre de 1900.

25.2.22

General Lacy (Calle del)


Entre las calles de Méndez Álvaro y de Ramírez de Prado. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios de las Delicias y de Palos de Moguer. 

La idea inicial, en el proyecto del Ensanche, era que nuestra calle se hubiese prolongado mucho más hacia el sur, hasta llegar a la confluencia de la calle de Embajadores con el paseo del Molino, pero al final no pasó de la actual calle de Ramírez de Prado, que en la época de Répide eran “terrenos del ferrocarril de Madrid a Cáceres y Portugal”. Justo en esa zona está la que fue fábrica de cervezas y hoy Biblioteca Central de la Comunidad de Madrid, de la que se hablará cuando lleguemos a la calle de Ramírez de Prado. 

Luis Lacy y Gautier, cuyo nombre lleva la calle desde el 21 de julio de 1880, nació en San Fernando (Cádiz) el 11 de enero de 1775; como bien indican sus apellidos, sus padres eran descendientes de irlandeses y franceses. De familia de militares, ingresó en el ejército siendo un niño. Participó en la campaña del Rosellón en 1794 y, tras ser expulsado del ejército mientras servía en Canarias, se alistó para formar parte de las tropas francesas que luchaban en los diferentes estados alemanes. Tras la invasión francesa, desertó y volvió a servir en el ejército español en su lucha contra las fuerzas napoleónicas. Contrario al absolutismo, participó junto al general Francisco Milans del Bosch en un pronunciamiento que tuvo lugar en Cataluña en favor de la Constitución de Cádiz en 1817. Fracasada la intentona, Milans logró huir, pero Lacy cayó prisionero. Fue juzgado (su expediente de acusación fue redactado por el general Castaños) y ejecutado en Palma de Mallorca el 5 de julio de ese mismo año.

18.2.22

General Ibáñez de Ibero (Calle del)


Entre el paseo de San Francisco de Sales y la avenida de la Reina Victoria. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Vallehermoso. 

No estaba nuestra calle prevista en el plan inicial del Ensanche; por aquí tenían que haber andado las prolongaciones de las calles de Blasco de Garay y Galileo. Sin embargo, el desarrollo de esta zona se dio de forma diferente. Fue en la segunda década del siglo XX cuando se empezó a formar la vía, que fue denominada calle B por el Ayuntamiento el 1 de enero de 1924. No tardó mucho en cambiar de nombre. Por entonces se estaba empezando a construir allí la sede del Instituto Geográfico Nacional y el 26 de marzo de ese mismo año se decidió homenajear a quien fue su primer director. 

Nació Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero en Barcelona el 14 de abril de 1825. Ingresó muy joven en el ejército y tras unos comienzos un tanto agitados, en los que participó en alguna de las algaradas militares tan abundantes en el siglo XIX, adoptó desde 1851 un perfil más científico. Fue uno de los principales impulsores de la geodesia en España y participó en la medición de la base de Madridejos, el punto de partida de la red geodésica española. También estuvo en las comisiones que determinaron el valor internacional del metro y el kilogramo. Se le deben algunas interesantes representaciones de las calles y los inmuebles de Madrid, como el “plano parcelario” o las llamadas “hojas kilométricas”, ambos trabajos de la década de 1870. Fue el primer director del Instituto Geográfico Nacional (llamado entonces Instituto Geográfico y Estadístico), creado en 1870 por Eduardo Benot, cargo que ocupó hasta 1889. Murió en Niza el 28 de enero de 1891. En la esquina con el paseo de San Francisco de Sales hay desde el año 1957 un monumento en su memoria.

Reproducción de la Hoja Kilométrica 7F en el suelo del
vestíbulo del Edificio 17, Universidad Carlos III de Madrid, campus de Getafe.
(Foto del autor)

El edificio del Instituto, que como ya hemos comentado se encuentra en esta calle y es el motivo de su denominación, fue construido entre 1923 y 1929 según un proyecto de Pedro Mathet y Rodríguez y se podría encuadrar dentro de un prerracionalismo que evoluciona desde el estilo neomudéjar tan utilizado en Madrid por aquella época.

Monumento al general Ibáñez de Ibero, en la calle de su nombre
(Foto CC BY-SA Harvey Kneeslaper)

Una curiosidad de esta calle es que su numeración va al revés de lo habitual en la villa, esto es, empieza en el punto más alejado de la Puerta del Sol, su confluencia con la avenida de la Reina Victoria.