26.5.23

Independencia (Plaza de la)

Foto hecha por un servidor el 30 de noviembre de 2011 a las 20.08 h

Entre las calles de Alcalá, Serrano, Salustiano Olózaga y Alfonso XII. Distritos 3 (Retiro) y 4 (Salamanca). Barrios de los Jerónimos y Recoletos. 

No creo equivocarme si afirmo que la gran mayoría de los madrileños no sabe que éste es el verdadero nombre del paraje que todo el mundo conoce como “Puerta de Alcalá”. El emplazamiento de la más conocida de las antiguas puertas de la villa en el centro de esta relativamente moderna plaza ha absorbido su nombre real. 

Y es que la puerta ya estaba allí. No es la que hoy vemos la que siempre ha dado acceso a Madrid por su lado oriental. Antes, y no en el mismo lugar, sino un poco más hacia abajo siguiendo la calle Alcalá, estuvo la primera, construida en 1599 según Mesonero Romanos o entre 1636 y 1639, según otros autores. No debía valer gran cosa si hacemos caso de las descripciones que de ella han quedado. En 1778 desapareció, y dio paso a su majestuosa sucesora, levantada en honor de Carlos III como muy bien indica la leyenda que ostenta: 

REGE CAROLO III 
ANNO 
MDCCLXXVIII 

La puerta es obra de Francisco Sabatini, aunque se rechazaron cinco proyectos de Ventura Rodríguez, lo cual se ha de hacer constar en honor del gran arquitecto de Ciempozuelos, sin desmerecer al de Palermo, que muy bellas obras dejó en Madrid. Roberto Michel y Francisco Gutiérrez se encargaron de la parte escultórica. En el año 2022 se emprendió una especie de “lavado de cara” del monumento que al final devino en restauración en toda regla, dado el mal estado de algunos de los elementos escultóricos que la coronan. Lo que no pudieron los balazos de las guerras lo logró (casi, esperemos) la polución. 

Con la llegada en 1868 del Ayuntamiento revolucionario, sí, el de los derribos, desaparece la cerca y se despeja bastante el terreno que rodea la Puerta de Alcalá. Se piensa en formar una gran plaza circular de doscientos metros de diámetro que se llamaría plaza de la Independencia (y así fue oficialmente desde el 3 de mayo de 1869), se dedicaría el arco a los defensores de Zaragoza, y ocho calles irradiarían de ella, con los patrióticos y heroicos nombres de Sagunto, Numancia, Covadonga, Granada, Padilla, Bravo, Maldonado y Lanuza. Pero al final salió algo más pequeñita y con sólo seis calles, ninguna de las cuales recibió los nombres propuestos. Quizá sea mejor así, pues los proyectos de la Revolución Gloriosa eran siempre bastante temibles. 

Y temibles eran los anarquistas en el primer cuarto del siglo XX; entre sus víctimas se cuenta el presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato, asesinado en la plaza de la Independencia el 8 de marzo de 1921, cuando unos individuos acercaron la moto en que viajaban al coche de Dato y efectuaron numerosos disparos que acabaron con su vida. También fue herida la Puerta de Alcalá, pues en ella impactaron varias balas que dejaron su marca. 

Una de las principales puertas del parque del Retiro, la llamada precisamente Puerta de la Independencia, que da paso a la amplia Avenida de Méjico, se abre a la plaza de la Independencia. Es una zona siempre animada y llena de gente que entra a disfrutar del pulmón de la villa, especialmente cuando llega el buen tiempo. 

Y, por último, una curiosidad. En la acera opuesta a la Puerta de la Independencia existe un mojón que advierte de que nos encontramos en una Cañada Real y que los rebaños de ovejas tienen todo el derecho del mundo a cruzar la villa de Madrid por su mismo corazón. Menos daño harían que los coches.

19.5.23

Independencia (Calle de la)

(Foto CC BY-SA Basilio)

Entre la calle del Espejo y la plaza de Isabel II. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Todos los cronistas de cabecera coinciden en decir que esta calle se abrió a raíz de los derribos promovidos por José Bonaparte que afectaron a los aledaños del Palacio Real. Sin embargo, y en cierto modo contradiciéndose, Peñasco y Cambronero indican que en tiempos se llamó de San Bartolomé y que así aparece en el plano de Espinosa, que data de 1769. En efecto, en ese plano aparece una calle que sale de la del Espejo y termina en la desaparecida de Santa Catalina la Vieja, entre las manzanas 418 y 423. Sea como fuere, tras la decisión del rey intruso aquella zona quedó arrasada. Cuando, ya entrado el siglo XIX, se edificó de nuevo y se formó la calle actual, se llamó de la Independencia en recuerdo de la reciente guerra contra el invasor francés, algo que el Ayuntamiento hizo oficial el 11 de enero de 1835.

12.5.23

Imperial (Paseo)

La Estación Imperial (es decir, la galdosiana “Estación de las Pulgas”)
en el plano de Facundo Cañada (1900)

Entre la ronda de Segovia y la glorieta de las Pirámides. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio Imperial.

Formaba parte nuestro paseo, al menos en su segunda mitad, de uno de los “tridentes barrocos” que se crearon en el siglo XVIII, cuando estos pagos eran la periferia extramuros de la villa. Se trataba de paseos arbolados que desde las puertas de la cerca se dirigían al río. En el caso del nuestro, el nombre de “Imperial”, oficializado por el Ayuntamiento el 6 de febrero de 1860, le venía por ser uno de un supuesto conjunto de “paseos imperiales” que se dirigían hacia el canal del Manzanares. Isabel Gea se hace eco de otras versiones, según las cuales se debe a que conducía al camino que llevaba a Toledo, esto es, a la “Ciudad Imperial”. 

Con el paso del tiempo esos bucólicos paseos arbolados dieron lugar a una zona fabril e industrial, surcada por el ferrocarril de cintura. Junto a nuestro paseo hubo además hasta 1987 una estación de ferrocarril, dedicada a las mercancías, llamada precisamente Estación Imperial, aunque popularmente era la “estación de las Pulgas” por el nombre del terreno que ocupó. 

Entre el 3 de agosto de 1932 y el 26 de abril de 1940 nuestra vía se llamó paseo de Nicolás Estébanez, recordando al militar, escritor y político canario Nicolás Estévanez Murphy, nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de febrero de 1838 y fallecido en París el 19 de agosto de 1914, quien, entre otras cosas, fue ministro de la Guerra en el gobierno de su correligionario Pi y Margall durante la Primera República (aunque su mandato solo duró dieciocho días).

5.5.23

Imperial (Calle)

(Foto del autor de estas paginillas)

Entre la plaza de la Provincia y la calle de Toledo. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

En esta calle tenía en el siglo XVI sus casas Alonso de Mendoza, conde de la Gomera, y en ellas se hospedaron los primeros miembros de la Compañía de Jesús que se instalaron en Madrid para fundar un Colegio. Como esta fundación se hizo bajo el patronazgo de la emperatriz María, el colegio tuvo la categoría de Imperial y de ahí le ha venido el nombre a nuestra calle. 

Répide nos indica que aquí estaba el parque de bomberos. Y así fue desde que en febrero de 1884 se inauguró allí la Delegación de Incendios. Era el llamado “parque número 6”, el cual dispuso del primer coche con motor que tuvo el Cuerpo, en 1908. Echó el cierre el 20 de noviembre de 2017 para trasladarse a unas instalaciones mucho más modernas y adecuadas en la calle de San Bernardo y actualmente es un hotel. Se trata de un bonito edificio que hace una pintoresca rinconada. Allí estuvo antes el almotacenazgo de la villa, esto es, el lugar donde se guardaban los pesos y medidas y se podían contrastar.

28.4.23

Ilustración (Calle de la)


Entre la calle de Arriaza y el paseo del Rey. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles. 

Aquí estuvo una de las imprentas y editoriales más importantes de España, la que fundó en 1847 Manuel Rivadeneyra, a quien se debe la mítica Biblioteca de Autores Españoles. El edificio que la ocupaba, cuya fachada principal se abría a la cuesta de San Vicente, siguió funcionando como tal hasta la década de los años ochenta del siglo pasado –de allí salían el diario As y la revista Hola– y hoy en día es un hotel. Su parte trasera daba a nuestra calle, que tomó su nombre (el 1 de enero de 1882) de una importante revista que se elaboraba en esa imprenta y que se publicó entre 1869 y 1921, La ilustración española y americana.

 

21.4.23

Ibiza (Calle de)

Vista de la ciudad de Eivissa
(Foto del autor, hecha en una visita de julio de 2014)

Entre la avenida de Menéndez Pelayo y la calle del Doctor Esquerdo. Distrito 3 (Retiro). Barrio de Ibiza. 

Lleva nuestra calle, una de las pocas que conserva el bulevar central que en tantas otras cayó víctima del automóvil, el nombre de una de las islas Baleares. No es extraño, dada que su paralela hacia el norte es la de Menorca y la siguiente, la que hoy recuerda al doctor Castelo, fue en su día la de Mallorca. El caso es que desde el 21 de julio de 1880 está dedicada a esta paradisíaca isla, paradisíaca por sus calas y por sus múltiples opciones de diversión. Tiene una extensión de 572 km2 en los que viven (según datos de 2019) casi 150 000 personas y es un lugar que siempre merece la pena visitar, aunque el turismo últimamente parecer ser allí tan problemático como fuente de riqueza.

14.4.23

Humilladero (Calle y Plaza del)

Foto CC BY SA Osiliab

Va la calle de la plaza de la Puerta de Moros a la calle de Toledo y la plaza de la costanilla de San Pedro a la plaza de la Puerta de Moros. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Ya sabemos que se dice que San Francisco de Asís recaló en nuestra villa hacia 1214-17 tras realizar una peregrinación a Santiago. El nombre que llevan nuestra calle y plaza está relacionado con él, ya que aquí creó un humilladero que sirvió de punto de partida a todo un Vía Crucis por lo que entonces era campo circundante de la villa. En ambos casos es una denominación ancestral que es anterior a la regularización de 1835 y no ha variado desde entonces. Cierto que la plaza se consideró plazuela hasta el 1 de enero de 1881. En cualquier caso se empezó a llamar así desde finales del siglo XVIII o comienzos del XIX, antes se consideró parte de alguna de sus contiguas, San Andrés o Puerta de Moros. Por cierto, uno de los rombos del Ayuntamiento nos recuerda que precisamente allí, en la plaza del Humilladero, estuvo esa puerta de la muralla medieval hasta mediados del siglo XVII (en el plano de Texeira, que es de 1656, ya no aparece).

La plaza de la Cebada; de frente, la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, 
que estaba al comienzo de nuestra calle
(Fotografía anónima de c. 1890)

Hubo en la calle dos iglesias que han desaparecido. La de Nuestra Señora de Gracia, que estaba en su arranque, se derribó en 1903 para ensanchar la plaza de la Cebada y ampliar su mercado. La parroquia que albergaba se acabó trasladando al otro templo que había en nuestra calle, el de San Patricio, conocido popularmente como “iglesia de los Irlandeses”. Era una obra de Pedro de Ribera que se hallaba precisamente frente a la calle de los Irlandeses cuando emboca la del Humilladero. Formaba parte de un colegio-hospital que se fundó en el primer tercio del siglo XVII para albergar a católicos irlandeses que huían de las persecuciones religiosas inglesas. Desapareció tras ser incendiada en 1936.

El "auténtico" tranvía nº 477, en la estación de metro de Pinar de Chamartín
(Foto CC BY JaraGuzman)

La calle del Humilladero conservó durante mucho tiempo unos rieles del tranvía (quien esto escribe ha llegado a verlos), lo cual permitió que fuese utilizada en 1984 para rodar en ella escenas de la película Las bicicletas son para el verano. En aquella ocasión fue protagonista un tranvía del tipo Charleroi II que en su día llevó el número 503 pero que, quién sabe el motivo, se rotuló después como 477, al que hicieron circular por ese tramo de vías superviviente. Fue un tranvía muy cinematográfico, pues unos años antes, en 1965, también se había utilizado en el rodaje de Doctor Zhivago. Hoy se puede ver un tranvía con ese rótulo expuesto en la estación de metro de Pinar de Chamartín, pero se trata del “auténtico” 477, de la serie Charleroi V. El otro, que además protagonizó el último día del tranvía en Madrid el año 1972, es posible que haya desaparecido para siempre. 

Répide nos cuenta que en esta calle vivió Agustina de Aragón en los últimos años del reinado de Fernando VII y así lo reconoce el Ayuntamiento con uno de sus rombos en el número 16.

7.4.23

Huertas (Calle de las)

(Foto CC BY-SA Reihnardauke)

Entre la plazas del Ángel y de la Platería de Martínez. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Estamos en una de las calles más conocidas y características de Madrid, que en tiempos (quizá también en la actualidad) era sinónimo de “salir por ahí”. “¿Adónde vamos? A Huertas”. Eso significaba que íbamos a pasar por alguno de los numerosos establecimientos de ocio que poblaban y aún pueblan esta vía. 

Su nombre, que es de los ancestrales en la villa, proviene, como es fácil deducir, que unas huertas que hubo cuando las casas aún no llegaban por aquí. Parece ser que eran propiedad del marqués de Castañeda, un personaje importante de la corte del rey Enrique IV, allá por el siglo XV, y que luego pasaron a los monjes del convento de San Jerónimo. Cuando Madrid creció por allí desaparecieron, pero quedó su nombre para la calle.

El antiguo palacio de los duques de Santoña
(Foto CC BY-SA Luis García)

Que no siempre lo llevó, pues durante unos pocos meses, entre el 4 de abril de 1843 y el 28 de enero de 1845 se llamó de Máiquez, ya que el célebre actor fue uno de los muchos miembros del mundo de la farándula literaria que habitó en ella o en sus aledaños. No en vano anduvo muy cerca, en la calle del León, el conocido “mentidero de los representantes” (tal y como lo nombra Mesonero Romanos en su Antiguo Madrid). Estamos pues, en el centro de lo que ahora se llama “Barrio de las letras” y lo atestiguan las diversas citas que, en su pavimento, vemos de autores como Zorrilla, Góngora o Cervantes (en realidad toda la calle está trufada de placas conmemorativas de literatos como Elena Fortún, José Echegaray, Bécquer, Espronceda, Lope de Vega o Quevedo). Precisamente Miguel de Cervantes habitó en nuestra calle, según él mismo indicó en la Adjunta al Parnaso, en el sobrescrito de la carta que le envía el mismísimo Apolo: “A Miguel de Cervantes Saavedra, en la calle de las Huertas, frontero a las casas donde solía vivir el príncipe de Marruecos”. Esas casas estaban donde hoy vemos el que fue palacio de los duques de Santoña, obra de Pedro de Ribera levantada entre 1730 y 1734 que muestra una de sus magníficas portadas barrocas, actualmente sede de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Madrid. 

Versos de Quevedo en el pavimento de nuestra calle
(Foto CC BY Pablo Sánchez)

Pero si hablamos de edificios, mejor comenzar por el principio de la calle. En la esquina con la calle de San Sebastián hay un pequeño jardín enrejado que contiene una floristería. En tiempos fue el cementerio de la contigua parroquia de San Sebastián, el lugar donde a finales del siglo XVIII el militar y poeta José de Cadalso fue a desenterrar a su amada en un macabro arranque romántico. 

La antigua sede del Honrado Concejo de la Mesta
(Foto CC BY-SA Luis García)

En el número 26 se halla el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas del Ministerio de Economía, pero esto no es lo interesante, sino que en ese edificio tuvo su sede el Honrado Concejo de la Mesta (y allí presidió Fernando VII su junta general en 1815, como nos recuerda una placa en su fachada). Desaparecida esa institución de origen medieval, fue su heredera, la Asociación General de Ganaderos, quien lo ocupó. Hoy en día ya vemos que quien lo ocupa es un organismo de la Administración Central. 

Un poco más abajo, en la misma acera, nos encontramos con la sede de la Real Academia de la Historia, el célebre “nuevo Rezado” de Juan de Villanueva, pero como su entrada está por la calle del León, allí remitimos para hablar algo más de este edificio. 

Cambiando de acera no tardaremos en encontrar los muros de ladrillo del Convento de las Trinitarias Descalzas, que allí se levanta desde el último tercio del siglo XVII y donde está enterrado Cervantes, pero, como en el caso anterior, su entrada está en la calle de Lope de Vega y allí lo comentaremos; a nuestra calle solo da una de sus fachadas.

El final de la calle

Para el final dejamos un edificio moderno, sito en el número 73, la sede del Consejo Económico y Social, que antes lo fue del diario Pueblo. Se trata de un diseño de Rafael Aburto construido en 1959 y que junto con el que muy cerca, en el paseo del Prado, alberga diversos ministerios supusieron, a decir de la Guía del COAM “el cambio de la concepción de la arquitectura oficial de la posguerra”.

31.3.23

Huerta del Obispo (Calle de la)

El parque de Agustín Rodríguez Sahagún, la antigua Huerta del Obispo
(Foto CC BY-SA Asqueladd)

Entre las calles de Nuestra Señora del Carmen y de los Algodonales. Distrito 6 (Tetuán). Barrio de Berruguete. 

Esta calle no se corresponde con parte alguna del trazado del camino de la Huerta del Obispo del que hablan Peñasco-Cambronero y Répide, que es la actual calle de Villaamil (ya hablaremos de ella en su momento). Se dirigía a esa antigua finca, la Huerta del Obispo, que hoy se conoce como parque de Agustín Rodríguez Sahagún (aunque en la actualidad hay un parque de la Huerta del Obispo en el distrito de Villaverde). Répide nos dice que allí había una casa de labor y un “arco férreo” que le daba entrada y sobre el que estaba escrito el nombre de la posesión. 

La calle que hoy lleva este nombre no andaba lejos; en las épocas de nuestros cronistas de cabecera no pertenecía a Madrid. El 1 de enero de 1929 figura ya con este nombre; llegada la República, el 7 de agosto de 1931 pasó a denominarse de los Mártires de Chicago, esto es, los ocho obreros que fueron juzgados (cinco de ellos ejecutados) a raíz de los incidentes de Haymarket en 1886 y dieron origen a la conmemoración del 1 de Mayo. Tras el final de la guerra civil, el 6 de mayo de 1939, volvió a su denominación original. 

Por cierto, ninguna de nuestras fuentes habituales sabe dar noticia del obispo que puso nombre a la finca, cuya existencia data de una época en la que nuestra villa no era sede episcopal.

24.3.23

Huerta del Bayo (Calle de la)

(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Entre las calles de los Embajadores y de Miguel Servet. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Parece ser que hasta aquí llegaba una extensa huerta que perteneció a cierto licenciado Francisco del Bayo, que ejerció su magisterio en el Estudio de la Villa. Esto era así hacia 1560; según Répide, este gran jardín pasó a ser luego propiedad de los frailes teatinos y más tarde, a principios del siglo XIX, regalado a la reina Isabel de Braganza (de ahí el nombre de Casino de la Reina que aún lleva el parque que es el último resto que queda de la finca). 

Antes se llamó calle de San Isidro y recibió el nombre actual en el proceso de racionalización y de eliminación de duplicidades que emprendió el Ayuntamiento en 1835.

17.3.23

Hospital (Calle del)

Foto CC BY-SA Luis García (Zaqarbal)

Entre las calles de Santa Isabel y de Argumosa. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores. 

Aunque es más que evidente el origen del nombre de nuestra calle, su cercanía al antiguo Hospital General, hoy Museo Reina Sofía, no ha sido el único que ha llevado a lo largo de su historia. Han sido muchos y muy variados. En el plano de Texeira, cuando aún no se había edificado el centro sanitario, se denomina de los Reyes Nueva. También se documenta el de Reyes Vieja; así se llamaba el 1 de enero de 1835, cuando el Ayuntamiento decidió emprender la normalización del callejero de la villa. La causa de este apelativo, según Répide, era que por esta zona se puso una tribuna desde la cual Felipe III y su esposa, Margarita de Austria, asistieron a la ceremonia de colocación de la primera piedra del convento de Santa Isabel. Fruto de la normalización recién aludida, el 11 de enero de ese mismo año de 1835 pasó a denominarse callejón del Hospital, degradada su categoría viaria. Bien es cierto que en época de Peñasco y Cambronero (1889) se indica que se le había dado salida hacía unos pocos años y Répide, tres décadas después, nos dice que hasta muy poco antes no se habían edificado en ella viviendas. Por cierto, este segundo cronista nos indica otro nombre para la calle que no aparece en los registros oficiales: el de Niño Perdido y nos cuenta una leyenda en la que el venerable Bernardino de Obregón encuentra y salva la vida a un niño que se le había perdido a su madre, una viuda injustamente recluida en el recogimiento para mujeres que allí había por entonces. Quede constancia del hecho, ya que viene de una voz tan autorizada, pero repito: no hay registro de tal nombre. 

El 12 de febrero de 1932 hubo un cambio. En plena República, se le dedicó a un litógrafo y sindicalista de la UGT, secretario de su agrupación en Madrid, Andrés Gana (1881-1931). Evidentemente, el nombre no gustó después de la guerra civil y el 26 de abril de 1940 este volvió a ser el callejón del Hospital, al que de nuevo se dio categoría de calle el 31 de mayo de 1968.

10.3.23

Hortaleza (Calle de)

Foto CC BY-SA Basilio

Entre la Red de San Luis y la plaza de Santa Bárbara. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Nos encontramos en una de las calles más conocidas de nuestra villa, que, como su vecina la de Fuencarral, debe su denominación a ser el camino que llevaba al pueblo de ese mismo nombre, hoy completamente integrado en el tejido urbano de Madrid. También es una calle eminentemente comercial, aunque de momento no ha sido peatonalizada en su tramo inicial como la otra. 

Dice Mesonero Romanos en su Antiguo Madrid que el espacio que hay entre el arranque de ambas calles era en su época un “prolongado trapecio” que, junto con la zona del Buen Suceso, tenía la posición más ventajosa de la villa. Se lamentaba el ilustre cronista de que no se hubiese esto aprovechado para colocar ahí algún “edificio público y de grande importancia”, sino que, por contra, se hubiese instalado la vulgar y poco elegante casa de don Pedro de Astrearena, marqués de Murillo, de la que se solía decir: “la casa de Astrearena, mucha fachada y poca vivienda”. Por una parte, fue mucho mejor que no se cumpliesen los deseos de don Ramón, pues la apertura de la Gran Vía se la llevó por delante como se hubiese llevado cualquier cosa que se hubiese levantado allí.

La iglesia de San Antón (foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Los edificios más notables de la calle de Hortaleza se hallan hacia su final. El primero de ellos se encuentra en el número 63 y es la iglesia de San Antón, que en su momento perteneció a las Escuelas Pías del mismo nombre, que aquí estaban. Los escolapios llegaron a Madrid en 1753 y, tras pasar por varias ubicaciones, acabaron en ésta, donde antes había un hospital de infecciosos que había sido abandonado al suprimirse la orden religiosa que lo regentaba. Era el año 1794 y entonces el arquitecto Francisco Rivas fue el encargado de reformar lo que allí había. La iglesia que nos ocupa mostraba una fachada barroca, obra de Pedro de Ribera, que fue convertida en neoclásica (seguro que para regocijo de todos los comentaristas del siglo XIX, que tanto denostaban el barroco castizo). Las obras de la iglesia y el convento se prolongaron hasta 1832, ya que sufrieron bastante durante el reinado de José Bonaparte y la guerra de la Independencia. En ellas se respetó la fuente que había y sigue habiendo en la esquina con la calle de Santa Brígida, un diseño de Ventura Rodríguez que ostenta la leyenda ANNO DNI MDCCLXXII y que aunque muchos siguen conociéndola como “Fuente de los Galápagos” es más propio llamarla “de los Delfines”, pues son esos cetáceos los que aparecen ahora, después de su restauración en los primeros años del siglo XX que se llevó por delante las primitivas tortugas.

La fuente de los Delfines (o de los Galápagos)
Foto CC BY-SA Tamorlan

La iglesia es célebre porque en su día albergó una conocida obra de Goya, La última comunión de San José de Calasanz, hoy en una residencia de la orden sita en la calle de Gaztambide. También lo es porque se trata de la parroquia donde ejerce el Padre Ángel, sacerdote y filántropo, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz, cuya presencia en los medios de comunicación es bastante habitual. El antiguo convento es hoy en día la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.

El antiguo convento de las Recogidas y antigua sede de UGT
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Justo enfrente hay un edificio de ladrillo visto que también fue convento y también ha cambiado de uso. Hoy pertenece al sindicato UGT, pero antes fue el convento de María Magdalena, popularmente conocido como el de las “Recogidas” (o, mucho más castizamente, “de las arrecogías”). Se había establecido en 1587 en el antiguo Hospital de Peregrinos que había en la calle del Arenal y que había sido abandonado, y se trasladó aquí en 1623. Como indica su nombre no oficial, en él se recogían las “mujeres arrepentidas de su mala vida”, en palabras de Répide. El edificio que hoy vemos, sin embargo, data de finales del siglo XIX y principios del XX. Ricardo García Guereta se encargó de reconstruir (casi reedificar) la iglesia en 1897 y en 1916 hizo lo propio Jesús Carrasco con el convento. Fue incendiado en 1936 y reconstruido después de la guerra civil. Tras caer en desuso, fue adquirido en 1987 por la Unión General de Trabajadores para instalar allí su sede. Sin embargo, en 2017 decidió abandonarlo por la que tienen en la avenida de América y alquilarlo. En mayo de 2022, cuando se supo que se pretendía convertirlo en hotel (el Ayuntamiento había recalificado el terreno en febrero), hubo colectivos que protestaron e incluso ocuparon el edificio para evitarlo. ¿Cuál será su futuro? Ya se verá.

El antiguo palacio del Conde de Villagonzalo
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Ya casi en el final, un tercer punto de interés arquitectónico, otra vez un inmueble que ha cambiado varias veces de uso (fue residencia privada y embajada de Portugal, por ejemplo). Se trata del edificio que hoy tiene el nombre comercial de “Palacio Santa Bárbara” y se utiliza como sala de exposiciones y eventos, además de disponer de varios locales comerciales en la fachada que da a la calle de Mejía Lequerica. Se trata del palacio del Conde de Villagonzalo, una obra de Juan de Madrazo y Kuntz levantada entre 1862 y 1866, muy influida por el neogoticismo del célebre arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc. 

Para terminar, Répide indica que en el número 81 (hoy es el 77) estaba “la tapia de la Casa de Misericordia de Santa Isabel, con asilo y colegio”. Ahí sigue, desde su fundación en 1856, el Colegio de Santa Isabel, de las Hijas de la Caridad, con una residencia de personas mayores ahora cerrada. Y, siguiendo con Répide, tal vez le gustaría saber al gran cronista que ya se subsanó el extraño error que señala en su artículo sobre esta calle: la inexistencia del número 100 (por entonces saltaba del 98 al 102).

3.3.23

Horno de la Mata (Travesía del)

Foto CC BY-SA Asqueladd

Entre las calles de Mesonero Romanos y de Concepción Arenal. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Universidad. 

Esta pequeña vía se llama así por haber estado próxima a la calle del Horno de la Mata, que tras la construcción de la Gran Vía está dedicada a Concepción Arenal (véase allí la explicación del origen del nombre). Antes se conocía como del Viento, y así se denomina en el plano de Espinosa. El 11 de enero de 1835 cambió su nombre por el de Travesía de la Mata y desde el 1 de enero de 1881 lleva la denominación actual.

24.2.23

Homero (Calle de)

Ataque de los lestrigones a los hombres de Ulises, escena de la Odisea
(Fresco de la Casa di via Graziosa, Roma, siglo I a. de C.)

Entre las calles de Viera y Clavijo y de Ángel Ganivet. Distrito 3 (Retiro). Barrio del Niño Jesús. 

Quién diría que el tranquilo barrio de hotelitos donde se encuentra nuestra calle se proyectó como un conjunto de casas baratas. Baratas, pero con pretensiones; siempre con jardín y siete tipos distintos: francés, mudéjar, vasco, castellano, italiano, vasco gemelo y español gemelo. Sin embargo, una planificación urbanística deficiente y un retraso en el desarrollo del plan del Ensanche dejó esta colonia Retiro casi aislada del resto de Madrid, en especial cuando se cerraba la verja del gran parque de la villa del que tomó su nombre. Hoy en día esto suena lejano e irreal y esta zona se ha convertido en uno de los lugares más envidiables para vivir en Madrid. 

Desde el 26 de abril de 1932 esta calle se llama de Homero, poeta griego casi legendario (se ha llegado a dudar de su existencia, ya que apenas se sabe nada de su vida) que estuvo activo en el siglo IX antes de Cristo y a quien se atribuyen las dos más grandes obras épicas de la literatura griega clásica, la Ilíada y la Odisea.

17.2.23

Hileras (Calle de las)


Entre las plazas de los Herradores y de San Martín. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol. 

Esta calle es en realidad resultado de la unión de dos, ya que en tiempos el tramo comprendido entre la calle del Arenal y la plaza de San Martín se llamó de la Bodega de San Martín. Eran estos terrenos aledaños al monasterio de ese nombre y por aquí tenían los reyes de Castilla una casa de campo en los siglos XII y XIII, en cuyo jardín, mandado formar por Alfonso VIII para su esposa doña Leonor, había un par de hileras de árboles que acabaron dando nombre a nuestra vía. Al parecer, se trataba del paseo predilecto del rey Fernando III el Santo cuando, de niño, lo recorría con su madre, doña Berenguela.

Sugiere Isabel Gea un posible nombre gremial para la calle (hileras, hilanderas), dada su cercanía a la de Bordadores. Por otra parte, la “hilera” de caballerías que aparece en la placa de azulejos que nos recuerda cómo se llama quizá indique que este era lugar de espera para ir a la cercana plaza de Herradores a que estos hicieran su labor y también pudiera ser la causa de su denominación. Hay para elegir, pues.

10.2.23

Hilarión Eslava (Calle de)


Entre las calles de Rodríguez San Pedro y de Cea Bermúdez. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Gaztambide. 

La primera manzana de nuestra calle, en la acera de los pares, está ocupada por la célebre Casa de las Flores, de la que ya se habló en el artículo dedicado a la calle de Gaztambide. Uno de los rombos del Ayuntamiento nos recuerda que allí vivió Severo Ochoa, no muy lejos de la… No sé si llamarla placa o escultura; está en la esquina de nuestra calle con la de Rodríguez San Pedro y también conmemora que aquella fue la morada de Pablo Neruda. 

Justo enfrente, en el número 7, una placa nos recuerda que allí estuvo hasta 1945 el “hotelito mudéjar” (en palabras de Répide, que indica que en su época era uno de los pocos puntos de interés de una calle apenas urbanizada y ni siquiera abierta en algunos de sus tramos, que cruzaban el cerro del Pimiento) donde vivió sus últimos años y murió el 4 de enero de 1920 uno de nuestros mayores novelistas, quizá el que mejor ha sabido reflejar el espíritu de nuestra villa en su obra, don Benito Pérez Galdós. 

La última casa de Galdós, ubicada donde hoy está el n.º 7 de nuestra calle

El 21 de julio de 1880 se le dio a nuestra calle el nombre de Don Hilarión Eslava; el 1 de enero de 1912 se eliminó el tratamiento y quedó la denominación como hoy en día. Recuerda al compositor navarro Miguel Hilarión Eslava Elizondo, que nació en Burlada el 21 de octubre de 1807. Perteneció al coro infantil de la catedral de Pamplona, ciudad en cuyo seminario ingresó para convertirse en sacerdote (se ordenó en 1833). Dirigió la música de la catedral del Burgo de Osma desde 1828 y en 1844 se traslada a Madrid para ponerse al frente de la Capilla Real, tras haberlo intentado infructuosamente unos años antes. En ese cargo permaneció hasta su muerte, acaecida en nuestra villa el 23 de julio de 1878. Compuso música profana (incluyendo tres óperas italianas), pero sobre todo, sacra. Muy importante también fue su labor como musicólogo: se le debe la Lira Sacro hispana, una obra en varios volúmenes que es una antología de música religiosa española de los siglos XV y XVI, además de varios libros de tipo pedagógico.

3.2.23

Hilario Peñasco (Calle de)

(Vuelvo a poner la foto de mi ejemplar de este libro 
porque es imposible encontrar una de Hilario Peñasco,
si bien sí de su hijo Víctor, famoso porque murió en el 
naufragio del Titanic...)

Entre las calles de Gutiérrez Canales y Josefa Valcárcel. Distrito 20 (Canillejas). Barrio de Canillejas.

El Ayuntamiento de Madrid nos obliga a salirnos de la zona que habitualmente recorremos porque ha exiliado a uno de los madrileños que más amó a la villa que lo vio nacer. Apartada y corta calle la que se ha dedicado a Hilario Peñasco, concejal, estudioso de la historia de Madrid, que junto a Carlos Cambronero elaboró una de las mejores obras que sobre las calles de nuestra villa se haya escrito, piedra angular sobre la que descansa la obra de cuantos cronistas ha tenido Madrid desde entonces (y también estas humildes páginas). Nació el 14 de enero de 1857 y, además de sus inquietudes políticas, fue periodista, abogado y bibliófilo. Un año después de su muerte, acaecida el 12 de noviembre de 1891, se donaron más de 2600 volúmenes de su colección a la Biblioteca Municipal de Madrid, tal y como lo había establecido en su testamento. Está enterrado en el cementerio de San Justo, donde también reposan los hermanos Álvarez Quintero, el doctor Marañón o Sara Montiel. 

Como ya sabemos, primeramente se puso su nombre a la antigua calle del Carbón tras la apertura del segundo tramo de la Gran Vía, muy cerca de la plaza dedicada a su colega Carlos Cambronero, pero después, como también sabemos, fue otorgada a Gonzalo Jiménez de Quesada y Peñasco hubo de trasladarse hasta el extremo oriental de Madrid. Menos mal que por lo menos el Concejo se acordó de él –aunque hubo de esperar hasta el 24 de enero de 1984. Pero a veces se es ingrato con los madrileños verdaderamente ilustres y pródigo con los politiquillos y otras figuras (o figurones) de tres al cuarto.

27.1.23

Herradores (Plaza de)

Foto CC BY-SA Asqueladd

Entre las calles de las Fuentes, de las Hileras y de San Felipe Neri y la plaza del comandante Las Morenas. Distrito 1 (Centro). Barrios del Palacio y de Sol. 

Otra calle de nombre gremial, en este caso de quienes se encargaban de herrar las caballerías. Tal actividad era, al parecer, bastante molesta para los vecinos y llegó un momento en que los herradores se tuvieron que trasladar a otra parte. Más tarde hubo un mercado, que desapareció a mediados del siglo XIX. Répide nos cuenta que también era lugar de reunión de las sillas de alquiler y de pícaros y pícaras que se ofrecían por un módico precio como “tías, hermanos, primos y maridos” impostados a las damas que los necesitasen para ir de paseo sin problema. 

La plaza, que en un principio consideró el Ayuntamiento como “plazuela” cuando se regularizó el callejero el 1 de enero de 1835, llevó durante los años de 1869 a 1874 el nombre de plaza de Serrano por iniciativa popular, no sancionada por el Consistorio.

20.1.23

Hernani (Calle de)

Paisaje de Hernani (1900), por Darío de Regoyos
(Museo Carmen Thyssen, Málaga)

Entre las calles de Bravo Murillo y de Orense. Distrito 6 (Tetuán). Barrio de los Cuatro Caminos.

Mucho más breve fue en su origen nuestra calle, una de las primeras que surgieron en la barriada de los Cuatro Caminos. En época de Peñasco y Cambronero empezaba en la calle de la Orden y salía al campo. Poco a poco fue prolongándose en su cabecera y en su final; tiene dos partes claramente diferenciadas, una más estrecha, que aún conserva alguna de las típicas casas de ladrillo visto del primitivo barrio, y una segunda, mucho más amplia y moderna, desde la calle del aviador Zorita hasta el final. 

Fue su primitiva denominación, posiblemente no oficial, la de calle de Nueva Orden. El 11 de octubre de 1875 decidió el Ayuntamiento darle la de la localidad guipuzcoana de ese nombre, a causa de su heroica resistencia al sitio al que fue sometida por las tropas carlistas en la tercera guerra de ese nombre, entre mayo de 1874 y enero de 1876.

13.1.23

Hernán Cortés (Calle de)

Retrato anónimo
(Museo de América, Madrid)

Entre las calles de Fuencarral y de Hortaleza. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Antes de la regularización de los nombres de las calles de nuestra villa que llevó a cabo el Ayuntamiento el 1 de enero de 1835, la denominación de la que nos ocupa era de San Pedro y San Pablo, como lo atestigua, entre otros, el plano de Texeira. Desde la fecha que se indica está dedicada a uno de los más importantes conquistadores españoles. Hernán Cortés nació en la localidad extremeña de Medellín en 1485, en el seno de una familia hidalga. Marchó, como tantos otros, al Nuevo Mundo en busca de gloria y oro y estuvo allí a las órdenes de Diego Velázquez de Cuéllar, gobernador de Cuba. Luego se enemistó con él y la expedición al continente que supuso la mayor de sus hazañas la llevó a cabo desobedeciendo sus órdenes. Cortés sometió uno de los mayores imperios de América, el azteca, gracias a sus alianzas con los pueblos a quienes tiranizaban Moctezuma y los suyos. El emperador Carlos, lejos de sancionar a Cortés por su insubordinación, le concedió el título de marqués del Valle de Oaxaca. Permaneció en México hasta 1541, cuando volvió a España. Aquí murió, en Castilleja de la Cuesta, el 2 de diciembre de 1547.

30.12.22

Hermosilla (Calle de)

Difícil elegir una imagen para esta entrada (leed y sabréis por qué)
Al final, me he decantado por esta de (CC BY-SA) Asqueladd

Entre el paseo de la Castellana y la calle de Dolores Romero. Distrito 4 (Salamanca). Barrios de Recoletos, Goya y de la Fuente del Berro. 

Es nuestra calle una de las más largas del barrio de Salamanca, aunque su longitud ha variado con el tiempo. Al principio salía de la calle de Serrano y terminaba en el campo. Luego se prolongó hasta la Castellana y hasta la calle del Doctor Esquerdo y, al final, llegó hasta los confines de la colonia Iturbe, en las cercanías del parque de la Fuente del Berro. 

En tiempos, a la altura del número 15, hubo una iglesia parroquial, la de Nuestra Señora de la Concepción, que hizo que el tramo comprendido entre Serrano y Lagasca se denominase calle de la Concepción. Esto fue así hacia 1874-75. Sin embargo, varios años antes, el 28 de abril de 1871, se había decidido darle el nombre con el que hoy la conocemos. 

Y aquí llega el problema, pues no hay acuerdo entre nuestros cronistas de cabecera sobre el personaje al que está dedicada. Peñasco y Cambronero indican que se trata del arquitecto José de Hermosilla y Sandoval, nacido en la localidad pacense de Llerena el 12 de mayo de 1715 y fallecido en Leganés el 21 de junio de 1776 y a quien, entre otros edificios, se debe el antiguo Hospital General en el que hoy se halla el Museo Reina Sofía. Répide, por su parte, se la adjudica al polígrafo madrileño José Mamerto Gómez Hermosilla, nacido el 11 de mayo de 1771 y muerto también en nuestra villa el 31 de marzo de 1837; fue uno de los más esclarecidos afrancesados, lo cual le valió el exilio al final de la guerra de la Independencia. Se le debe una obra en tres volúmenes titulada El Jacobinismo, una suerte de piedra angular del pensamiento político conservador. También tradujo La Ilíada, fue redactor de varios periódicos madrileños y dirigió el Colegio Libre de San Mateo fundado por Alberto Lista. 

Entre los cronistas más recientes, Bravo Morata sigue a Peñasco-Cambronero e Isabel Gea menciona a ambos personajes sin deshacer el empate. Así que, vosotros elegís: el arquitecto o el escritor y periodista.

23.12.22

Hermanos Bécquer (Calle de los)

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer (1862), por su hermano Valeriano
(Museo de Bellas Artes, Sevilla)

Entre las calles de Serrano y de López de Hoyos. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de La Castellana.

Nuestra calle formaba parte de la de Diego de León, bien que dando un brusco giro a la altura de la calle de Serrano, hasta que el 9 de marzo de 1916 el Ayuntamiento decidió desgajarla de ella y dedicársela a los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Domínguez Bécquer, pintor el primero, poeta el segundo, ambos grandes representantes del Romanticismo en sus campos artísticos. Valeriano nació en Sevilla el 15 de diciembre de 1833. Sus apellidos eran en realidad Domínguez Bastida, pero tanto él como su hermano decidieron utilizar el más exótico Bécquer, el segundo de su padre (que también había cambiado en su momento). Recibió lecciones de su tío y se estableció en Madrid, donde se reunió con su hermano Gustavo Adolfo. Viajó mucho por España, en alguna ocasión pensionado por el Gobierno, para reflejar en sus obras tipos y trajes populares. Murió en Madrid el 23 de septiembre de 1870. Gustavo Adolfo, también nacido en Sevilla el 17 de febrero de 1836, se vino a Madrid con dieciocho años en busca de una fama que, al menos al principio, no encontró. Enfermo de tuberculosis desde 1857, murió, tan prematuramente como su hermano, el 22 de diciembre de 1870, en Madrid. Fue el pintor Casado del Alisal quien promovió que se publicasen sus obras. Gracias a ello podemos disfrutar de sus Rimas y Leyendas, obra cumbre del Romanticismo literario español.

16.12.22

Hermanos Álvarez Quintero (Calle de los)

Los hermanos Álvarez Quintero (1908)
Foto de Kaulak

Entre las calles de Serrano Anguita y de Sagasta. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia. 

Es la nuestra una de las dos calles que se abrieron, en los primeros años del siglo XX, en la manzana delimitada por las actuales calles de Sagasta y Serrano Anguita y la plaza de Santa Bárbara (la otra fue la de Antonio Flores). Desde el 30 de octubre de 1931 lleva el nombre de quienes quizá sean los hermanos más famosos de nuestra literatura, los Álvarez Quintero. Serafín nació el 26 de marzo de 1871 y Joaquín el 20 de enero de 1873, ambos en Utrera. A pesar de que en 1889 se trasladaron desde Sevilla a Madrid –donde empezaron trabajando en el Ministerio de Hacienda– y aquí tuvieron sus primeros éxitos teatrales y se establecieron, siempre conservaron en su obra la presencia de Andalucía. Escribieron, siempre en colaboración, más de doscientas piezas, entre comedias, sainetes, libretos para zarzuelas, incluso algún que otro drama. Difícil es hacer una selección de sus obras, pero si hay que nombrar alguna, tal vez las más conocidas sean El genio alegre (1906), Las de Caín (1908), Malvaloca (1912) o Mariquilla terremoto (1930). Tras la muerte de Serafín, acaecida en Madrid el 12 de abril de 1938, Joaquín continuó escribiendo bajo el seudónimo “Hermanos Álvarez Quintero”; él falleció, también en nuestra villa, el 14 de junio de 1944. Ambos fueron miembros de la Real Academia Española; tuvieron bastante relación con Benito Pérez Galdós, que incluso llegó a proponerles que adaptasen alguna de sus novelas al teatro (Marianela, en 1916). 

En el número 6, sendas placas recuerdan que allí vivieron el actor madrileño Miguel Ligero y su esposa, la cantante lírica chilena Blanca Pozas, y también el escritor Luis Fernández de Sevilla, autor, entre otros, de los libretos de las célebres zarzuelas La del soto del parral y Los claveles.

9.12.22

Hartzenbusch (Calle de)

Juan Eugenio Hartzenbusch, por Eduardo Rosales
(Museo de Zaragoza)

Entre las calles de Fuencarral y Palafox. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Trafalgar. 

En la segunda mitad del siglo XIX se abrió esta calle, que fue primeramente dedicada, el 11 de octubre de 1875, al político gaditano Pedro José Moreno Rodríguez (1839-1908), quien fue ministro de Gracia y Justicia durante la Primera República. Un acuerdo municipal del 24 de diciembre de 1886 cambió su nombre por el actual. Juan Eugenio Hartzenbusch nació en Madrid el 6 de septiembre de 1806, de padre alemán. Fue dramaturgo, y tuvo una importante participación en el movimiento romántico con dramas en verso como Los Amantes de Teruel –su obra de más éxito, estrenada en 1837–, al que siguieron Doña Mencía (1839) y La Jura de Santa Gadea (1845). También compuso comedias mágicas como aquella cuyo título ha quedado casi como un dicho popular, Los polvos de la madre Celestina (1840), y además tiene en su haber sainetes en prosa, entre los que cabe citar La visionaria (1840), La coja y el escogido (1842) y Juan de Viñas (1844). Asimismo escribió artículos costumbristas y fue poeta (Fábulas, 1843). Ingresó en la Real Academia Española en 1847 y fue director de la Biblioteca Nacional entre 1862 y 1875. Murió en su villa natal el 2 de agosto de 1880.

2.12.22

Guzmán el Bueno (Calle de)

Guzmán el Bueno arrojando su daga en el cerco de Tarifa, por Martínez Cubells
(Museo del Prado, en depósito en la Universidad de Zaragoza)

Entre la calle de Alberto Aguilera y la avenida de la Reina Victoria. Distrito 7 (Chamberí). Barrios de Gaztambide y Vallehermoso. 

Es la nuestra la calle más larga de esta zona del Ensache; en época de Répide su trazado se detenía ante el Cerro del Pimiento pero, horadado este, acabó llegando hasta los límites establecidos en el proyecto de Castro. 

Hay un par de edificios de esta calle en los que merece la pena detenerse. El primero es una interesante obra neomudéjar; está situado en la esquina con la calle de Fernando el Católico y se trata del colegio La Salle, construido como escuela para niños pobres y patronato de obreros entre 1905 y 1907 según un proyecto de Enrique Fort y Luis Esteve. El otro quizá no sea una obra maestra de la arquitectura, pero sí que fue la sede de las ilusiones de mucha gente. Se construyó en 1963 conforme a los planos de Manuel Ródenas y desde ese año hasta 2009 fue el lugar donde se celebraban los sorteos de la Lotería, en especial el de Navidad. La calle de Guzmán el Bueno, a la altura de ese número 137, fue testigo de las colas de los ciudadanos que esperaban asistir al sorteo y, ¡quién sabe!, quizá también a ser agraciados con algún pellizco o incluso con el Gordo. 

El Colegio La Salle
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Fue el 21 de julio de 1880 cuando el Ayuntamiento dio nombre a la calle, el de Alonso Pérez de Guzmán, un caballero leonés nacido el 24 de enero de 1256, uno de cuyos descendientes fue el primer duque de Medina Sidonia. Estuvo al servicio de Alfonso X el Sabio y también de Sancho IV, durante cuyo reinado, en 1294, tuvo lugar la defensa de Tarifa que lo hizo entrar en la leyenda. Dice esta que los sitiadores se apoderaron de su hijo y amenazaron a Guzmán con matarlo si no entregaba la plaza, a lo cual respondió el caballero lanzando su propia daga para que consumasen el asesinato. Murió en Gaucín, luchando contra los benimerines, el 19 de septiembre de 1309.