(Caricatura de Eduardo Sáenz-Hermúa, Mecachis, 1888)
Entre la plaza de Legazpi y la calle de Ricardo Damas. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de Legazpi.
Aunque nuestra calle es una clara prolongación del paseo de las Delicias, en realidad no estaba prevista en el proyecto de Ensanche de la zona. Durante mucho tiempo aquello fue campo, el límite de la villa. Fue al planearse la construcción del matadero municipal cuando se trazó, al principio como un simple camino. Por fin el Ayuntamiento decidió incorporarla a su callejero, el 9 de febrero de 1934, y el nombre que le dio fue el de Julián Besteiro, primer presidente de las Cortes de la Segunda República. Tras la guerra civil los vencedores se dedicaron a borrar cualquier rastro de la República y el 27 de julio de 1941 pasó a denominarse como hoy la conocemos (muchos años después, en 2017, la Ley de Memoria Histórica permitió que D. Julián fuese también recordado, tal y como se merece, en nuestro callejero, pero en otra ubicación).
Enrique Fernández Arbós fue un músico madrileño nacido el 24 de diciembre de 1863. Fue violinista y director de orquesta y también hizo sus pinitos en la composición. Lo cierto es que estudió con los mejores virtuosos del violín de su época: Monasterio en Madrid, Vieuxtemps en Bruselas y Joachim en Berlín. Aunque regresó a Madrid y aquí creó algunas agrupaciones musicales (como el Cuarteto Arbós) su carrera se desarrolló en numerosos países, donde ejerció tanto la docencia como la interpretación. Conoció a Albéniz, con quien formó el Trío Ibérico; quizá la celebridad de Arbós para los aficionados a la música se deba sobre todo a la orquestación de Iberia, del maestro de Camprodón. El maestro Arbós murió en San Sebastián el 2 de junio de 1939.

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