5.7.24

Juan de la Hoz (Calle de)

El villano del Danubio, y el buen juez no tiene patria, de Juan de la Hoz y Mota
Digital Library Memory of Madrid, Spain - CC BY-NC.

Entre las calles de Ardemans y de Cartagena. Distrito 4 (Salamanca). Barrio de la Guindalera. 

En un principio estaba previsto que nuestra calle empezase en la de Francisco Silvela y así figura en algunos planos de los primeros años del siglo XX. Sin embargo, ese tramo inicial nunca llegó a estar afianzado y ya en el plano parcelario de 1929 aparece truncada de una forma muy parecida a la que podemos contemplarla hoy en día.

También ha tenido una historia un tanto agitada en lo que se refiere a sus denominaciones. Con fecha 1 de enero de 1887 era conocida como calle de Caballero, quién sabe si el apellido del dueño de alguna de las fincas donde luego se asentó el barrio de La Guindalera. El 2 de marzo de ese mismo año recibió el nombre con que hoy sigue, pero ahí no paró la cosa. El 8 de noviembre de 1912 decidió el Ayuntamiento que recordase al obispo Sancha, esto es, al sacerdote burgalés Ciriaco Sancha y Hervás (1833-1909), quien fue segundo titular de la diócesis de Madrid-Alcalá. En algunos planos, como los de Facundo Cañada y Núñez Granés no se rotula como Obispo Sancha, sino Cardenal Sancha. En cualquier caso, es llamativo que esto ocurriese mucho antes del cambio oficial de denominación, ya que ambos planos datan, respectivamente, de 1900 y de 1910. 

Sea como fuere, el 11 de marzo de 1914 la calle volvió a estar dedicada al escritor madrileño Juan Claudio de la Hoz y Mota, nacido el 16 de enero de 1622. Madrileño, pero de familia burgalesa y casi venido al mundo por accidente en nuestra villa (su padre estaba asistiendo a unas cortes que en ese momento se celebraban en la capital). Pronto regresó a Burgos y allí sucedió a su padre como regidor. Su vocación literaria fue tardía y, curiosamente, al final de su vida la combinó con la de censor, precisamente de obras teatrales. Se le atribuyen diversas obras, aunque es difícil cerciorarse de que realmente las escribiese él. Según algunos documentos, murió a finales de 1714; una vida tan larga ha hecho sospechar a diversos estudiosos si en realidad no se tratará de dos personas llamadas de la misma forma, con oficios diferentes, pero ambos con inquietudes literarias. 

Aún conserva esta calle algunos edificios de los primeros tiempos del barrio, como los que están en los números 19, 23, 25 y 26 (este hace esquina con la calle de la Granjilla).

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