Dos edificios de la calle, frente a la plaza de la Prosperidad
(Foto del autor)
Entre el paseo de la Castellana y la plaza de los Santos de la Humosa. Distritos 4 (Salamanca), 5 (Chamartín), 15 (Ciudad Lineal) y 16 (Hortaleza). Barrios de la Castellana, El Viso, Prosperidad, Ciudad Jardín, Hispanoamérica, Colina, Canillas y Pinar del Rey.
Es la nuestra una de las calles más largas de la villa, como lo atestigua la enumeración de distritos y barrios que recorre. Ello a pesar de un cruel tajo que sufrió y del que en seguida se hablará. Su germen fue el camino que iba de Madrid a Hortaleza, luego carretera de Hortaleza. Durante mucho tiempo gran parte de su trazado siguió siendo eso, la carretera de Hortaleza. Por ejemplo, en el plano de Nuñez Granés (1910) así es desde que deja atrás La Prosperidad. En este mismo plano su comienzo se rotula, seguramente por error, como calle de Salas, que en realidad está un poco más al norte. Lo que sí es cierto es que en tiempos comenzó en la calle del Pinar y no llegaba a tocar la Castellana.
Como tantas otras calles que antes fueron carreteras, aún conserva alguna de esas casas de ladrillo visto que están en peligro de extinción (véanse los números 108 y 110, por ejemplo) e incluso alguna corrala, como la que hay en el número 139.
Poco más atrás se ha dicho que la calle sufrió un “cruel tajo”, debido a la construcción de la M-30. En tiempos cruzaba el arroyo del Abroñigal, pero cuando este cedió su sitio a la vía de circunvalación parte de la calle de López de Hoyos desapareció. A la altura de la calle del Padre Claret termina su primer tramo y luego reaparece al otro lado de la autovía, como fondo de saco. En la acera de los impares, del número 171 se pasa al 245 y en la de los pares del 236 al 286.
Ya el 2 de marzo de 1887 se la dedicó el Ayuntamiento a Juan López de Hoyos, maestro que fue de Miguel de Cervantes. Nació en nuestra villa hacia 1530 y tras ser ordenado sacerdote obtuvo una cátedra de gramática en el Estudio de la Villa en 1568. Se dedicó más a la enseñanza y a su oficio religioso (fue, entre otras cosas, párroco de la iglesia de San Andrés, donde está enterrado) que a la escritura. Se le puede considerar cronista de la villa, ya que sus principales obras conservadas son precisamente relaciones de sucesos célebres ocurridos en Madrid, como la muerte y las honras fúnebres del príncipe don Carlos (1568) o de la reina Isabel de Valois (1569) o el recibimiento a la reina Ana de Austria (1572). En Madrid murió el 28 de junio de 1583.
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