Entre la calle de Bravo Murillo y la plaza de Cristo Rey. Distrito 5 (Chamberí). Barrios de Gaztambide, Arapiles y Vallehermoso.
Estos parajes del Ensanche Norte de la villa estaban aún sin urbanizar bien entrado el siglo XX y no es de extrañar, ya que casi hasta entonces (y aún después de la guerra civil) estaban dominados por los cementerios que mandó construir extramuros José Bonaparte más los que se añadieron en la primera mitad del siglo XIX. Al norte del trazado de la calle se hallaba el Sacramental de San Martín, San Ildefonso y San Marcos y al sur estaban los de la Patriarcal, el Sacramental de San Ginés y San Luis y algo más abajo el General del Norte. Si bien en 1884 se clausuraron todos estos camposantos, siguió habiendo enterramientos hasta décadas después y sus ruinas perduraron en algunos casos hasta los años 50 del siglo XX. Yerra Répide cuando dice que el cementerio de la Patriarcal interceptaba esta calle, la realmente afectada era la de Donoso Cortés y allí hablaremos algo más del asunto.
Hoy en día es nuestra calle una vía principal, una importante arteria en dirección este-oeste para el tráfico que llega desde la zona de Moncloa y se dirige hacia la Castellana.
Francisco Cea Bermúdez, político y diplomático, nació en Málaga el 28 de octubre de 1779. Inició su carrera en 1810, con un destino en Rusia, y sirvió tanto al más absolutista Fernando VII como a los liberales en su breve gobierno de los “tres mal llamados años”. En 1824 fue llamado por Fernando VII para ser secretario de Estado (el precedente del presidente del Gobierno), cargo que ocupó durante poco más de un año antes de volver a la diplomacia en Sajonia e Inglaterra. Nuevamente secretario de Estado en 1832, tomó una serie de medidas que favorecieron a los liberales, como la reapertura de diversas universidades, amnistías, depuración del ejército… Tras la muerte de Fernando VII, en septiembre de 1833, fue confirmado en el cargo e intentó emprender un camino de gobierno que equidistase tanto de los absolutistas, cuya bandera habían enarbolado ahora los carlistas, como de los liberales, pero no pudo ser y en 1834 abandonó el cargo. Esta postura fue interpretada por Peñasco y Cambronero como un intento de implantar el “despotismo ilustrado”, algo que Répide recoge y que le lleva a preguntarse si el hecho de dedicarle una calle en Madrid no sería “una confusión municipal y a quien se quiso dar el nombre de una vía fue al verdaderamente ilustre [Juan Agustín] Ceán Bermúdez” (un pintor, crítico e historiador del arte casi contemporáneo del personaje del que aquí hablamos).
Tras abandonar el gobierno, Cea Bermúdez emigró a Francia y en París murió el 6 de julio de 1850. Hay que recordar que fue durante su segunda etapa al frente del Gobierno, en 1833, cuando se realizó la actual división provincial de España, obra de su secretario de Estado de Fomento, Javier de Burgos.