Empieza en la calle de Fernando el Católico y termina como callejón sin salida después de cruzar la de Donoso Cortés. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de los Arapiles.
Azarosa vida la de esta calle, si atendemos a la localización que dan nuestros cronistas de cabecera. En la época de Peñasco y Cambronero comenzaba en la desaparecida calle de San Rafael, paralela a la de Rodríguez San Pedro e iba al campo. O más bien a los camposantos, pues en su trazado se cruzaban los ya clausurados por entonces cementerios Sacramental de San Ginés y San Luis y de la Patriarcal. Treinta y tantos años después Répide nos indica como su inicio la calle de
Alberto Aguilera y como obstáculo añadido las cocheras de tranvías que allí hubo hasta la segunda mitad del siglo pasado. Una vez desaparecidos cementerios y cocheras, la calle no recuperó lo proyectado, pues en la que hubo de ser su primera parte hoy tenemos la
plaza del conde de Valle Súchil y acabó interceptada por el enorme edificio del Parque Móvil del Estado, cuando tenía que haber llegado hasta el paseo de Ronda…
No menos azarosa fue la vida del personaje a quien está dedicada desde el 21 de julio de 1880. Patricio de la Escosura Marrogh, nacido en Madrid el 5 de noviembre de 1807, fue militar, político, periodista y escritor. Como militar del arma de Artillería participó en la primera guerra carlista, donde sirvió al lado del general Fernández de Córdova y dejó la milicia a la par que su jefe. La política le sirvió para sufrir exilios y gozar del poder. Formó parte de la conspiración llamada de “los Numantinos”, junto a Espronceda, y tras su fracaso hubo de marchar a Francia y luego a Inglaterra. Más adelante, llegaría a ser ministro de la Gobernación con Narváez y Espartero. Prácticamente se retiró de la política tras la Revolución de 1868. Como periodista y escritor es una de las figuras del Romanticismo español. Entró en la Real Academia en 1847 y escribió numerosas obras dramáticas, poéticas y narrativas. Quizá de todas ellas la más conocida sea la novela Ni rey ni Roque. Sin embargo, la que más gracia me hace a mí (meramente por su título) es el poema narrativo El bulto que viste negro capuz. Como periodista, dirigió diarios como El Universal y El Progreso. Murió en nuestra villa el 22 de enero de 1878.