La iglesia de Santa Cristina, en el Paseo de Extremadura
(Foto CC BY-SA Asqueladd)
De la glorieta del Puente de Segovia al límite del término municipal. Distrito 10 (Latina). Barrios de la Puerta del Ángel, Lucero, Aluche, Campamento, Cuatro Vientos y Las Águilas.
De siempre este fue el camino que iba hacia Extremadura, si bien en un principio se conoció como camino de las Ventas de Alcorcón o de Móstoles, como se rotula en el plano de Texeira. Mucho tiempo fue conocido como carretera de Extremadura, hasta que el Ayuntamiento decidió convertirla en paseo el 8 de noviembre de 1912.
Y desde el principio, al menos en estos tiempos modernos, no se caracterizó por ser una vía muy cuidada por el consistorio, quién sabe si por dudas sobre su jurisdicción. ¿Es vía pública municipal? ¿Es carretera radial y, por tanto, depende de otra administración? El caso es que ya hace un siglo Répide se lamentaba de la dejadez municipal haciendo hincapié sobre todo en el hedor que desprendían sus cunetas. Hoy en día su intenso tráfico no es plato de gusto para quienes viven en sus orillas y, a medida que nos alejamos del centro, vemos la decadencia de los antiguos barrios que surgieron a su vera, cerca de los numerosos acuartelamientos, la mayoría de los cuales están ya abandonados y darán lugar a futuros desarrollos urbanísticos.
Al comienzo de la vía se hallaba la ermita del Ángel, levantada a principios del siglo XVII y desaparecida en 1783, en la que estuvo la imagen del Ángel de la Guarda que coronó la ancestral Puerta de Guadalajara. Desaparecida la ermita, quedó su nombre para la que tal vez sea puerta más famosa de la Casa de Campo. También al comienzo de esta larguísima vía se halla un edificio digno de mención, la iglesia de Santa Cristina, que en su día lo fue de un asilo del mismo nombre, fundación de la reina madre doña Cristina de Habsburgo, y que hoy es parroquia con la misma advocación. Es obra de Enrique María de Repullés y Vargas y se levantó en 1904; constituye un buen ejemplo del estilo neomudéjar en reacción a la “rutina gótica” imperante en la época (también en opinión de Répide).