26.4.24

Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas (Paseo de)


Entre la glorieta de Santa María de la Cabeza y la plaza de Francisco Morano. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios Imperial y de las Acacias. 

El nombre de la calle que nos ocupa ha sido un tanto problemático. En su momento, muchos opinaron (entre ellos, Isabel Gea, una de nuestras fuentes de cabecera) que estaba dedicada a Juan Antonio Vallejo-Nájera, psiquiatra y humanista prematuramente fallecido el mismo año en que se dio denominación oficial a la vía. Sin embargo, cuando en fechas recientes se revisó el callejero de Madrid en busca de nombres relacionados con el régimen franquista para que se cumpla la Ley de Memoria Histórica, se descubrió que en realidad a quien recordaba desde el 31 de mayo de 1990 (con la denominación de paseo del Doctor Vallejo-Nájera) era a su padre, Antonio Vallejo-Nájera (1889-1960), psiquiatra también, con unas ideas bastante peculiares e infectas sobre la inferioridad mental de las mujeres y sobre quienes tenían ciertas ideologías –opuestas a la suya, claro está. Los expertos, pues, recomendaron que del padre pasase al hijo y así se hizo el 4 de mayo de 2017, cuando recibió el nombre actual, el de un gran médico nacido en Oviedo el 14 de noviembre de 1926, novelista (ganador del premio Planeta en 1985 con Yo, el rey), divulgador y ampliamente reconocido y recordado por la entereza con la que afrontó la mortal enfermedad que padeció y acabó con su vida en nuestra villa el 13 de marzo de 1990. 

La antigua estación de La Alhóndiga, en la esquina de nuestra calle con el paseo de la Esperanza

Olvidemos la polémica y centrémonos en el origen de esta calle, que es el eje del llamado “Pasillo Verde Ferroviario”, una zona urbanizada que se creó sobre el antiguo Ferrocarril de Cintura, ahora subterráneo. Unía y une dicho ferrocarril las estaciones de Príncipe Pío y Delicias. En su día había a sus orillas dos importantes estaciones de mercancías, la Imperial y la de las Peñuelas. Quienes tengan mi edad sin duda habrán podido ver aún los vagones estacionados cuando cruzaban el Puente de Praga en coche camino del centro de Madrid, así como la calle del Ferrocarril con el enorme zanjón por el que se observaba la circulación de los trenes. Subterránea hoy en día la línea, dejó de partir en dos el barrio de las Peñuelas y también de transportar mercancías, pues en la actualidad la recorren trenes de cercanías de varias líneas.

19.4.24

Juan Álvarez Mendizábal (Calle de)


Entre la plaza de España y la calle de Romero Robledo. Distrito 9 (Moncloa). Barrio de Argüelles.

Estamos ante una de las calles “largas” de la red que forma este barrio de Argüelles. Fue una de las zonas más castigadas durante la última guerra civil, de ahí que la mayor parte de sus edificios sean construcciones modernas. Sin embargo, justo al final de nuestra calle, haciendo esquina con la de Romero Robledo, se halla la que la Guía del COAM califica como “una de las más bellas fachadas de ladrillo de Madrid”. Se trata de un edificio levantado entre 1916 y 1917 como un hotelito de dos plantas que luego se amplió a tres. No da la mencionada Guía el nombre de su arquitecto; sí que el maestro de obras fue Ricardo Cuadrillero. (Podéis ver una foto en este enlace).

Fue al poco de segregarse estos terrenos de la posesión de la Montaña del Príncipe Pío, el 19 de octubre de 1865, cuando el Ayuntamiento decidió dar el nombre de Mendizábal a esta calle. Dadas las características del personaje al que recuerda (del que en seguida se hablará), no es de extrañar que el consistorio franquista lo desterrara de aquí el 13 de diciembre de 1940 para dársela a uno de los suyos, el político tradicionalista Víctor Pradera (1872 o 1873-1936), fusilado por el bando republicano. El 25 de enero de 1980 volvió aquí Mendizábal, pero esta vez con su nombre y dos apellidos. 

Juan de Dios Álvarez Méndez nació en Cádiz el 25 de febrero de 1790. Era de origen humilde; el cambio de su segundo apellido por el más sonoro “Mendizábal” ocurrió hacia 1811 o 1812, según algunos para ocultar el origen judío de su familia. Participó en la guerra de la Independencia y, acabada esta, se convirtió en un conspirador liberal que tuvo un papel importante en el triunfo del pronunciamiento de Riego en 1820. Tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis se exilió, primero a Londres y luego a París, donde no dejó de conspirar contra Fernando VII. También lo hizo para ayudar a la caída del absolutista Miguel I de Portugal en favor de la reina María da Glória. Volvió a España en 1835 y se convirtió en ministro de Hacienda; poco después accedió a la presidencia del Gobierno. Para afrontar la guerra carlista no solo llevó a cabo una quinta en la que reclutó a casi cien mil hombres, también suprimió las órdenes religiosas y puso en venta sus bienes, la célebre “desamortización de Mendizábal”, una revolución económica que, en palabras de Répide, “a fin de cuentas, no consiguió sino crear nuevas fortunas y otros privilegios y, en cambio, perjudicó al arte, ocasionando el abandono y ruina de bellísimos templos, monasterios y palacios de abolengo”. En 1837 abandonó el gobierno y su influencia empezó a disminuir, aunque aún sería de nuevo ministro de Hacienda en 1843 (ese mismo año fue alcalde de nuestra villa durante unos meses). Tras la caída de Espartero tuvo que exiliarse de nuevo y sus florecientes negocios cayeron en la bancarrota. Regresó a España en 1846 y aunque fue diputado hasta 1850 su tiempo político ya había pasado. Murió en Madrid el 3 de noviembre de 1853, pobre y lleno de deudas. 

Por cierto, Répide nos dice que la actual calle de Doña Urraca, en el distrito de La Latina (en lo que entonces se conocía como barrio de Colmenares), llevó en su día el nombre de Mendizábal por la proximidad de una quinta que este personaje tenía por aquellos andurriales. Quien esto escribe no ha podido comprobar tal cosa ni en las bases de datos del Ayuntamiento ni en los diferentes planos históricos de nuestra villa que ha podido consultar.

12.4.24

Juan XXIII (Paseo de)


Entre las avenidas del Valle y de Pablo Iglesias. Distritos 7 (Chamberí) y 9 (Moncloa). Barrios de Vallehermoso y de la Ciudad Universitaria. 

En plena guerra civil, el 27 de marzo de 1938, decidió el Ayuntamiento de Madrid poner nombre a esta prolongación de la calle de Isaac Peral. La denominación otorgada fue la de calle del Límite, probablemente por seguir la línea de las tapias de la Moncloa. Así fue hasta que el 26 de diciembre de 1966 se dedicó al papa Juan XXIII, nacido Angelo Giuseppe Roncalli en la localidad de Sotto il Monte, cerca de Bérgamo, el 25 de noviembre de 1881. Sacerdote desde 1904, nombrado cardenal en 1953, era patriarca de Venecia cuando el 28 de octubre de 1958 fue elegido papa en sustitución de Pío XII. De su breve pontificado cabe destacar la convocatoria del Concilio Vaticano II, que pretendió poner la iglesia católica en consonancia con los tiempos. Murió en la Ciudad del Vaticano el 3 de junio de 1963. Juan Pablo II lo beatificó en 2000 y Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014.

5.4.24

Jovellanos (Calle de)

El Teatro de la Zarzuela
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)

Entre las calles de Los Madrazo y de Zorrilla. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes. 

Lo más relevante de esta breve vía cercana al Congreso de los Diputados es que a ella abre sus puertas el Teatro de la Zarzuela. Fue iniciativa de un industrial llamado Francisco de las Rivas y Urbieta, quien puso el dinero, secundado por un grupo de músicos y escritores de la época como Barbieri, Gaztambide u Oudrid. El edificio se levantó según un proyecto de Jerónimo de la Gándara, modificado por José María Guallart, y se inauguró el 10 de octubre de 1856. Sufrió un grave incendio en 1909, del que solo sobrevivió la fachada. Su reconstrucción se encomendó a Cesáreo Iradier. A pesar de este percance, no dejó ni ha dejado de ser el principal tempo del género lírico español por excelencia, la zarzuela.

Jovellanos, por Goya (1798)
(Museo del Prado, Madrid)

El 31 de marzo de 1848 decidió el Ayuntamiento que esta calle llevase el nombre del ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, nacido el 5 de enero de 1744 en el seno de una familia noble. Estudió en su ciudad natal y en Oviedo antes de marchar a Ávila y a Burgo de Osma para licenciarse en Derecho Canónico. Luego estudió en Alcalá de Henares; empezó su carrera profesional como magistrado en Sevilla. En 1778 se trasladó a Madrid para entrar en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Aquí estuvo hasta 1790, cuando hubo de marchar desterrado a su Asturias natal. Sin embargo, en 1797 Godoy lo llama para ser ministro de Gracia y Justicia, cargo que ocupó apenas nueve meses, antes de volver de nuevo a Asturias. En 1800 otra vez se cruzó con Godoy, aunque esta vez el valido de Carlos IV lo desterró a Mallorca y lo encarceló. Fue liberado tras el motín de Aranjuez, en la primavera de 1808, y aunque se le ofreció entrar en el gobierno del rey intruso José Bonaparte, él se unió a la Junta Central en Sevilla. Tras la entrada de los franceses en Andalucía, huyó a Cádiz y de allí intentó volver por barco a Asturias, aunque hubo de recalar antes en Galicia, donde permaneció algunos meses. De nuevo en Asturias, murió a causa de una pulmonía en Puerto de Vega el 27 de noviembre de 1811. 

Su obra escrita está en gran medida relacionada con sus actividades como político o académico. Quizá la más conocida sea el Informe sobre el expediente de la Ley Agraria (1794). También su Memoria en defensa de la Junta Central (1811). Además, se le debe alguna obra dramática como El delincuente honrado (1774) y poemas, con el pseudónimo Jovino. Fue miembro de las Reales Academias de la Historia y de San Fernando y supernumerario de la Española.