22.12.06
19.12.06
Alenza (Calle de)
Entre las calles de Ríos Rosas y de Raimundo Fernández Villaverde. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Ríos Rosas.
Calle del Ensanche Norte, en la zona conocida como Chamberí-Ríos Rosas-Canal. En su comienzo y en su final bordea dos importantes edificios de los que se hablará en su momento: La Escuela de Ingenieros de Minas, cuya reseña corresponde a la calle de Ríos Rosas, y el antiguo Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula, actualmente sede de las Consejerías de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, del que se tratará en la calle de Maudes. Muy cerca de su final, junto al Hospital antes mencionado, hubo desde los años treinta una curiosa y pintoresca colonia de hotelitos que se construyeron para albergar ayudantes y técnicos de arquitectura. Sin embargo, el alto valor de estos terrenos condenó la colonia a la desaparición, que se fue verificando poco a poco desde los años setenta, hasta que en 1985 fue definitiva. Hoy ocupan sus solares modernos edificios de viviendas.
Leonardo Alenza y Nieto, titular de la calle, fue un gran pintor y dibujante que nació en Madrid el 6 de noviembre de 1807. A pesar de que su formación fue eminentemente clásica, su obra está inmersa completamente en la época romántica que le tocó vivir. Muchas veces se le ha designado como un seguidor e incluso un imitador de Goya, pero la realidad es que poseyó una personalidad propia y definida como artista. Se le puede considerar casi como un pintor costumbrista, y más un pintor madrileñista, pues en sus obras plasmó muchas veces los tipos populares de la villa que le vio nacer. No en vano vino al mundo en pleno barrio de la Morería y fue bautizado en la madrileñísima parroquia de San Andrés.
Pintor prolífico, cultivó todos los géneros, y entre sus obras cabe mencionar Majas al balcón -quizá el más influido por Goya-, El Dos de Mayo, El Viático, Escena siniestra, El sacamuelas, El gallego de los Curritos, algunos retratos entre los que descuella el del torero Fancisco Montes Paquiro y cuadros históricos como La proclamación de Isabel II. Répide destaca uno especialmente, el que durante mucho tiempo hizo de reclamo del Café de Levante de la Puerta del Sol, obra que al cerrar el establecimiento fue salvada de la desaparición por José Lázaro Galdeano, y que muestra una típica escena del interior del café. Al final de su vida vio reconocido su mérito: Ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 6 de noviembre de 1842. Pero poco más vivió, pues una larga y penosa enfermedad acabó con él el 30 de junio de 1845. A pesar de su fama, necesitó de la limosna para poder ser enterrado en el Cementerio de San Luis, y al clausurarse éste sus restos fueron trasladados y perdidos en el Cementerio General del Sur. Ingrato fin para los despojos de uno de los mejores pintores madrileños y españoles del siglo XIX.
11.12.06
Alejandro Saint-Aubin (Calle de)
Entre la calle de Guillermo de Osma y el paseo de la Chopera. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de la Chopera.
No hemos de alejarnos mucho de la calle que acabamos de comentar para encontrarnos con esta otra, aún más pequeña, que está dedicada al pintor, profesor y crítico de arte, periodista y político Alejandro Saint-Aubin y Bonnefón. Quizá descendiente de una famosa familia francesa de artistas del mismo apellido que destacó en el siglo XVIII, Alejandro Saint-Aubin fue sin embargo plenamente español. Nació en 1857 y murió en 1916; a lo largo de su vida publicó sus artículos y críticas en los principales periódicos españoles. Como pintor, su obra más importante es la titulada Burlado y vencido. Fue además diputado en tres ocasiones; era cuñado de José Canalejas, asesinado en 1910 siendo presidente del Gobierno.
Alejandro Ferrant (Calle de)
Entre el paseo de las Delicias y la calle de la batalla de Belchite. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio de las Delicias.
Hasta el barrio de Legazpi nos trasladamos para llegar hasta esta pequeña calle, que recuerda a un pintor madrileño. Alejandro Ferrant y Fischermans, miembro de una notable familia de artistas, nació en nuestra villa el año 1843. Aunque cultivó diversos géneros como el retrato o la pintura histórica, se especializó en murales, de los que dejó muestras en el oratorio del palacio del Pardo, la diputación de Navarra o el palacio de Justicia de Barcelona. También se ha de hacer notar que participó en la decoración pictórica del interior de la basílica de San Francisco el Grande, el año 1885, y se le deben parte de las escenas de la vida de San Francisco de la capilla mayor y de las pinturas de los plementos de la cúpula. Asimismo, fue director del Museo de Arte Moderno de Madrid. Murió en su villa natal en 1917.
7.12.06
Alejandro Dumas (Calle de)
Entre el paseo de los Pontones y la glorieta de las Pirámides. Distrito 2 (Arganzuela). Barrio Imperial.
El paraje donde hoy está nuestra calle tardó bastante en urbanizarse. Durante mucho tiempo hubo aquí una especie de poblado de casas humildes, muchas de ellas ocupadas por gitanos, que se llamó Las Cambroneras debido a la proliferación del arbusto llamado cambrón por allí. Cuenta Répide que parecía algo ajeno a la capital, y que cuando en Madrid se hablaba de las Cambroneras era algo así como hablar de la China, por lo distante e inhóspito que parecía el lugar.
Pero las casuchas desaparecieron, y también las huertas que las rodeaban, y el barrio se convirtió en una zona industrial; la calle de las Cambroneras pasó a llamarse de Alejandro Dumas. Como ha hecho notar Isabel Gea, no se sabe si está dedicada al padre o al hijo, así que lo mejor es hablar un poco de los dos. Quizá el más famoso sea el padre, que nació en la localidad francesa de Villers-Cotterêts el año 1802. Personaje excéntrico, amigo del lujo y gran despilfarrador, es considerado un genuino representante del movimiento romántico. Muy prolífico, escribía en forma de folletín, por entregas, en los periódicos. Entre sus obras, muchas veces escritas con ayuda, hay que destacar Los tres mosqueteros (1844), su continuación Veinte años después (1845) y El Conde de Montecristo (1846). También escribió obras de teatro. Murió en París en 1870. Estuvo en Madrid, y es famosa la reacción que tuvo al devolver a un aguador un vaso medio lleno para que arrojase el agua que contenía al Manzanares, ya que el pobre río la necesitaba más que él. Por eso resulta irónico que se le dedique una calle tan cercana al río que trató con tanto sarcasmo. Su hijo, llamado igual que él, nació en París en 1824. Su mayor éxito fue la novela La dama de las camelias, escrita en 1848 y que cuatro años después adaptó para la escena (Verdi y su libretista Piave la convirtieron en ópera: La Traviata). El clamoroso triunfo de la obra le decidió a dedicarse por completo al teatro. Murió en Marly-le-Roi en 1895.
Alcántara (Calle de)
Entre las calles de Alcalá y de Francisco Silvela. Distrito 4 (Salamanca). Barrios de Goya y de Lista.
Típica calle del Barrio de Salamanca que discurre entre edificios burgueses, coches mal aparcados y autobuses, que tenían en ella unas cocheras. Quizá fueron herencia de una estación de tranvías que aquí hubo, concretamente de los popularmente llamados cangrejos por su color rojo, y que fueron explotados desde 1901 por la Compañía Eléctrica Madrileña de Tracción. De esta calle, se dirigían hasta las estaciones de Atocha y del Norte.
La de Alcántara fue una de las más importantes órdenes militares que hubo en España. Fue fundada en 1156 ó 1166 por unos caballeros oriundos de Salamanca que adoptaron la regla del císter. El papa Alejandro III aprobó la Orden en 1177. Su primitivo nombre fue el de San Juan del Pereiro, que provenía de la iglesia de Ciudad Rodrigo donde se constituyó. Alfonso XI les cedió la ciudad de Alcántara, antes en manos de la orden de Calatrava, y adoptaron su nombre. Su actividad en la Reconquista se inició, pues, por tierras extremeñas, aunque posteriormente su influencia fue muy grande en toda Castilla. Su patrimonio fue agregado a la Corona en 1495 por los Reyes Católicos, y desde entonces pasó a ser una institución meramente honorífica.
4.12.06
Alcalde Sáinz de Baranda (Calle del)
Entre las avenidas de Menéndez Pelayo y del Marqués de Corbera. Distritos 3 (Retiro), 4 (Salamanca) y 15 (Ciudad Lineal). Barrios de la Estrella, Ibiza, Niño Jesús y Ventas.
La antigua calle del Límite, verdadero límite sur del proyecto de Ensanche en la zona oriental, es una de las pocas que quedan en Madrid con un bulevar. Precisamente ésta, la de Ibiza, la de Juan Bravo y la avenida de la Reina Victoria son las únicas de las muchas que hubo. Y aunque ahora se habla de recuperar para que sea posible pasear por las calles los diversos bulevares desaparecidos, es necesario ser escépticos, tanto más cuando las promesas se han hecho en período electoral o lo que es decir lo mismo, para no cumplirlas. Por eso, conformémonos con que no se borren del plano de Madrid los últimos que nos quedan.
Tiene esta calle dos tramos muy bien diferenciados. El que abarca hasta la calle del Doctor Esquerdo es el más antiguo, perteneciente al ensanche Este, y es el que luce el amenazado bulevar. Es por lo tanto una calle incómoda para el gran depredador que es el coche y buena para pasear e incluso tomar algo fresco las tardes de verano en alguno de sus quioscos y terrazas.
La compensación para el automóvil está en el segundo tramo, más largo y sinuoso, prolongado en los años setenta para enlazar las Rondas con la zona Este de Madrid. Es un paraje desangelado, pues rápidamente deja de tener viviendas a los lados y siempre está desierto de peatones. Sólo los coches que cruzan la vía a gran velocidad y los mal aparcados en sus aceras pueblan la zona, cuyo punto curioso es el Pirulí de Televisión Española, del que se hablará algo más en la calle de O'Donnell, por donde tiene su entrada. Tras pasar por encima de la M-30, antiguo arroyo del Abroñigal, nuestra calle muere para que nazca la del Marqués de Corbera, sin solución de continuidad.
Desde la década de los cuarenta del siglo XX la antigua calle del Límite lleva el nombre de Pedro Sáinz de Baranda y Gorriti (1775-1855), que fue dos veces alcalde de Madrid y las dos en unas circunstancias extraordinarias no sólo para la villa, sino también para España entera. Abarcó su primer mandato los años 1812 y 1813, en plena guerra de la Independencia, y le cupo el triste destino de tener que recibir a las tropas francesas, que volvían a Madrid tras haber abandonado la villa como consecuencia de la derrota que sufrieron en los Arapiles. Supo mantener la disciplina con mano férrea y su labor fue reconocida por las cortes de Cádiz, que le nombraron además jefe político (o sea, gobernador civil) de la provincia, cargo que no llegó a ejercer. La segunda ocasión en que Sáinz de Baranda asió la vara de alcalde fue después de la Revolución de 1820 y la proclamación de la Constitución de Cádiz. En este caso fue elegido por aclamación, en una ceremonia que tuvo sus momentos chuscos y narra con gracia Mesonero Romanos. El poeta Manuel Eduardo de Gorostiza, desde el balcón de la Casa de la Villa proponía a los madrileños los candidatos, y cuenta Mesonero que tras haberse elegido a D. Pedro como primer alcalde constitucional, dijo a los congregados "¿Quieren ustedes por alcalde segundo al señor Don...?" A lo que el pueblo que llenaba la plaza de la Villa respondió "¡Bravo! ¡Bien! ¡Bien!" El poeta reaccionó abriendo los brazos y gritando "¡Pero señores, si no lo he dicho todavía...!"