Grabado de Bernardo Rico según un dibujo de Vicente Urrabieta
Aparecido en El museo universal en 1857
Entre las calles de Barceló y de Sagasta. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Justicia.
Con nuestra calle ocurrió algo semejante a lo que ya se narró en el artículo dedicado a la calle de Juan de la Cierva, que sufrió una suerte de “intercambio” de denominaciones con la de Gustavo Fernández Balbuena. Pues aquí la otra fue la de Juan de Urbieta, de la que en su momento ya se dijo que también se había llamado de Larra.
¿Cómo fue la cosa? Esta calle, que es de las que Peñasco y Cambronero catalogan como “de apertura moderna” en su época (1889), fue bautizada el 18 de febrero de 1862 como calle de Juan de Urbieta. Quizá el Concejo se olvidó de ella, pues cuatro años después dio ese mismo nombre a otra calle, la que aún se sigue llamando de esa manera. Alguien debió de darse cuenta de la duplicidad y el 1 de enero de 1875 aquella calle de Juan de Urbieta pasó a ser la de Larra. Unos meses después, el 9 de abril se produjo un intercambio y la de Larra volvió a ser Juan de Urbieta y la primitiva de Juan de Urbieta se convirtió en la actual calle de Larra. En definitiva, un galimatías, como sucede de vez en cuando con las actuaciones municipales.
Répide menciona el edificio que en sus tiempos ocupaba el número 8 (actualmente es el 14) y albergaba las oficinas de los periódicos El sol y La voz y hoy en día es la sede de la Fundación Diario Madrid. Es un magnífico ejemplar de estilo modernista levantado entre 1907 y 1908 según un proyecto de Jesús Carrasco y Encina y que se amplió en repetidas ocasiones. Después de la guerra civil aquí estuvieron diarios ligados al régimen franquista como Arriba y también el periódico deportivo Marca. Estuvo abandonado entre 1963 y 1985, cuando, casi ruinoso, fue restaurado por la Comunidad de Madrid y luego pasó a ser propiedad de la Fundación antes mencionada.
Mariano José de Larra, esclarecido periodista, máximo representante del género del artículo de costumbres, nació en nuestra villa el 24 de marzo de 1809. Muy niño marchó a Francia con su familia y allí empezó a formarse. Regresó a España en 1818 y en 1825 se estableció definitivamente en Madrid, donde empezó a practicar el periodismo tres años después. Se caracterizó por usar numerosos seudónimos (“El Duende”, “Juan Pérez de Munguía”, “El pobrecito hablador”); entre ellos el que siempre estará ligado a él es el de “Fígaro”. Algunos de sus artículos han pasado a la posteridad. ¿Quién no ha oído aquello de “Vuelva usted mañana”? ¿Quién no se ha sobrecogido con “El día de difuntos de 1836”? Larra estuvo casado y tuvo tres hijos; sus fracasados amores adúlteros con Dolores Armijo y su desencanto ante la situación de España lo llevaron al suicidio en su casa de la calle de Santa Clara el 13 de febrero de 1837 (una placa, en la esquina con la calle de la Amnistía, recuerda que allí vivió y murió).
No hay comentarios:
Publicar un comentario