27.2.15

Casino (Calle del)



Entre la calle de los Embajadores y la Ribera de Curtidores. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

Cuando se lee la palabra “casino” lo primero que viene a la mente es ruleta, máquinas tragaperras, naipes… Pero si recurrimos al Diccionario, veremos que hay otra acepción, si bien ya en desuso, que la define como “casa de recreo, situada por lo común fuera de poblado”. Y es que eso es lo que había aquí, una finca que llegó a ser conocida en el siglo XIX como Casino de la Reina. En tiempos mucho más remotos tuvo dueños diversos, entre ellos los hermanos Abad de los que hablamos muy al principio de estas páginas, que la cedieron a los frailes teatinos para que levantasen en ella un convento. Se conocía entonces como Huerta del Bayo y en manos de los religiosos siguió hasta que el Concejo se apropió de ella para darle otros usos o, mejor dicho, uso, ya que en 1817 se la regaló a la reina Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII, no sin antes convertirla en una agradable posesión con un palacete de dos plantas y con jardines, rodeada de una valla de reja de la que aún se conserva bastante trozo; su puerta fue trasladada al Retiro, es la que se puede ver si se accede al parque desde la plaza de la Independencia y se conoce precisamente así, como “puerta de la Independencia”.

De ahí le vino el nombre a nuestra calle, que previamente había sido parte de la de Tribulete y más adelante, ya en el siglo XVIII, se había denominado calle del Sol. El Casino de la Reina pasó después a poder del Estado y el palacio desapareció, aunque quedan los jardines y alguno de los edificios levantados allí posteriormente es interesante –en concreto lo que hoy es el Instituto de Enseñanza Secundaria “Cervantes”-, pero al tener su entrada por otra calle (la de los Embajadores) allí se hablará de él.

13.2.15

Cascorro (Plaza de)



«Estatua de Cascorro Madrid (España) 1» por Pablo Alberto Salguero Quiles - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons.

Entre la Ribera de Curtidores y las calles de los Embajadores, Juanelo, Duque de Alba, San Millán, Maldonadas, Ruda y Amazonas. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores.

En la cabecera del Rastro nos encontramos, en una plaza alargada e irregular en cuya parte norte se alzó en tiempos el llamado “tapón del Rastro”, una manzana de casas que entorpecía la entrada al tradicional mercado y que en 1905 fue derribada, llevándose consigo las calles de San Dámaso, del Cuervo y la travesía del Rastro, que la bordeaban. Conocida durante mucho tiempo como plaza del Rastro, dedicada desde el 16 de agosto de 1913 a Nicolás Salmerón, se erigió en su parte meridional una estatua dedicada a Eloy Gonzalo, héroe de Cascorro, inaugurada por Alfonso XIII el 5 de junio de 1902. Se trata de una obra de Aniceto Marinas, dispuesta sobre un pedestal de José López Sallaberry, que muestra al héroe madrileño, fusil al hombro, con su lata de petróleo a cuestas. Por esto empezó a conocerse popularmente como plaza de Cascorro, hasta que en 1941 el Ayuntamiento oficializó tal nomenclatura desterrando al ilustre e incómodo –para la fecha- prócer republicano.

El nombre de Cascorro es el de una aldea de la provincia cubana de Camagüey, donde en septiembre de 1896 quedó cercado por los insurrectos el Regimiento de Infantería María Cristina nº 63. Eloy Gonzalo, niño expósito de Madrid, criado en la Inclusa, consiguió lanzar una lata de petróleo en llamas a un chamizo desde el que el enemigo estaba hostigando tremendamente a las tropas españolas, con una cuerda atada a la cintura para que recuperasen su cuerpo en caso de morir en el intento. Fue solo una de las varias actuaciones heroicas –hay que citar también al valenciano Carlos Climent, que salvó, con grave riesgo de su vida, a numerosos compañeros heridos- que tuvieron lugar en aquella acción hasta que poco después las fuerzas del general Jiménez Castellanos levantaron el cerco. Gonzalo murió de enfermedad en la isla, en junio de 1897.