Lope de Vega, retrato atribuido a Eugenio Caxés
(Museo Lázaro Galdiano, Madrid)
Entre la calle del León y el paseo del Prado. Distrito 1 (Centro). Barrio de las Cortes.
No podía tener un mejor emplazamiento nuestra calle, en pleno barrio de las Letras y dedicada a uno de nuestros literatos más importantes. Pero esto es relativamente reciente. El nombre tradicional de la vía fue el de Cantarranas y así aparece en el plano de Texeira. Señalan nuestros cronistas que esto se debía a los muchos batracios que vivían en unas charcas que había por esta zona antes de urbanizarse, unas charcas que pertenecían a las huertas de San Jerónimo, a decir de Répide.
El convento de las Trinitarias Descalzas
(Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal)
Aquí está el convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, de tormentosa historia y que merece ser recordado porque alberga, aunque no se sabe dónde, los restos de Miguel de Cervantes. Lo fundó en 1612 doña Francisca Gaitán, en forma de pequeña iglesia donde fue enterrado el autor del Quijote. Poco después se decidió su ampliación, que no se pudo llevar a cabo a causa de la guerra de Portugal iniciada en 1640. A partir de 1668 se acometió, según un proyecto de Marcos López. Las obras se interrumpieron en 1688 por la muerte de su arquitecto; se reanudaron cinco años después y finalizaron en 1698. En 1868 fue amenazado de derribo, como otros muchos conventos de la villa. Lo salvó don Ramón de Mesonero Romanos, quien además de ello promovió la colocación del mural en recuerdo de Cervantes que hoy podemos ver, obra de Ponzano.
(Foto: J. L. de Diego)
Muchas personas célebres tuvieron relación con esta calle. En ella, por ejemplo, vivieron y murieron Agustín Argüelles o Martín de los Heros. En tiempos solo llegaba hasta la calle de Jesús y, a mediados del siglo XIX, se amplió su trazado hasta el paseo del Prado tras la desaparición del convento de los Trinitarios Descalzos; en esa zona vivió el gran actor Julián Romea. Y en el numero 35 una placa nos recuerda que allí nació el 3 de enero de 1905 Luisa Carnés, escritora y periodista de la Generación del 27.
Desde el 1 de marzo de 1844 está dedicada a Lope Félix de Vega y Carpio, el “Fénix de los ingenios”, escritor nacido en nuestra villa el 25 de noviembre de 1562. De familia hidalga, llevó una vida de lo más agitado. Se casó varias veces, tuvo numerosas amantes, sufrió prisiones y destierros, se enroló en la Grande y Felicísima Armada, estuvo al servicio de numerosos nobles, alguno de los cuales llegó a ser amigo y compañero de correrías amorosas y al final acabó ordenándose sacerdote, lo cual no impidió que siguiera teniendo amantes e hijos. Cervantes, con ironía, alabó la “ocupación continua y virtuosa” del venerable sacerdote.
Qué decir de su obra si no es que estableció las bases del teatro español en la edad dorada de nuestra literatura. Se le deben poemas sueltos, otros más largos de carácter épico, burlesco o religioso, novelas y, sobre todo, obras dramáticas. Según algunas fuentes llegó a escribir unas 1500 comedias y 400 autos sacramentales. De todas ellas se conservan poco más de 300 de atribución segura. Es difícil destacar alguna, pero, quizá por ser las más conocidas, haya que nombrar Peribáñez y el comendador de Ocaña, La dama boba, El perro del hortelano, Fuenteovejuna, El caballero de Olmedo o El mejor alcalde, el rey. Este “Monstruo de Naturaleza” falleció en la misma villa que lo vio nacer el 27 de agosto de 1635.