14.9.18

Duque de Alba (Calle y plaza del)


El Gran Duque de Alba, por Antonio Moro

Entre la calle de los Estudios y la plaza de Tirso de Molina. Distrito 1 (Centro). Barrio de los Embajadores. 

No sorprenderá a nadie que esta calle, que ya lleva el mismo nombre en el plano de Texeira, se llame así porque en ella tuvo su palacio el duque de Alba. Fue el III duque, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (el “Gran Duque de Alba”), quien mandó levantarlo durante el reinado de Carlos V. Además de servir como su residencia y la de sus descendientes, tuvo ilustres huéspedes, como Santa Teresa de Jesús o San Luis Gonzaga y también otros algo menos “luminosos”, como Tadeo Calomarde, figura destacada de la “década ominosa”, esto es, los últimos diez años de reinado de Fernando VII. En la década de 1860 el edificio sufrió una reforma tan profunda que casi lo hizo desaparecer para convertirlo en un armonioso palacio clasicista; ha llegado hasta nuestros días, pero dividido en pisos y con su planta baja llena de locales comerciales. 


La entrada más mínistérica de Madrid
(Plaza del Duque de Alba)

La plaza, de la que no se indican sus linderos porque no es más que un ensanchamiento sito en la acera de los pares de la calle, se ha hecho muy famosa en los últimos tiempos por el edificio cuya entrada principal da a ella. Llamado la Casa de las Temporalidades por nuestros cronistas de cabecera, fue en principio una dependencia del Colegio Imperial de los Jesuitas, fundado por la emperatriz María de Austria (Répide dice que durante un tiempo la calle del duque de Alba fue llamada de la Emperatriz por esta causa). Más adelante, a finales del siglo XVIII, fue habitado por Godoy y su esposa, María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón y duquesa de Sueca (protagonista de un célebre retrato de Goya), por lo cual hoy en día se conoce como palacio de la duquesa de Sueca. En la época de Peñasco y Cambronero (1889) estaba ocupado por un cuartel de la Guardia Civil y en nuestros días, este edificio, propiedad del Ayuntamiento de Madrid tras una tormentosa expropiación, se está restaurando. La fama le ha llegado porque fue elegido por los creadores de la célebre y magnífica serie El Ministerio del Tiempo como sede de ese organismo. Qué mejor que la vetusta puerta de un palacio abandonado para dar acceso a un ministerio secreto que se ocupa de mantener la Historia tal cual sucedió frente a quienes quieren alterarla…

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