14.2.25

Leganitos (Calle de)

Foto CC BY-SA Luis García, Zaqarbal

Entre las plazas de Santo Domingo y de España. Distrito 1 (Centro). Barrio del Palacio. 

Mucho ha menguado el tamaño de esta calle, que en tiempos llegaba hasta la actual plaza de Cristino Martos. La regularización de la plaza de España se llevó gran parte de su trazado y algo más. Por ejemplo, en el plano de Espinosa vemos que en el cruce con la calle de los Reyes había una plaza de Leganitos, hoy desaparecida. En el plano de Texeira, el tramo de la calle que hoy no existe está rotulada como del Pardo. También hubo un callejón de Leganitos, que hoy se conoce como plaza de José Moreno Villa. Incluso nuestra calle perdió su nombre muy transitoriamente, pues, en 1869, por iniciativa popular, se decidió que se llamase de Santander, algo que no prosperó.

¿Y de dónde viene ese apelativo? Nuestros cronistas de cabecera indican que proviene de una voz árabe, algannet, con el significado de “las huertas”, por las que había por aquí y que pertenecieron al monasterio de San Martín. 

Lo cierto es que esta calle tiene numerosas historias y tradiciones; entre el primer grupo, es decir, el de las cosas que se pueden dar por ciertas, está que en ella hubo un colegio de niños músicos, el de Santa Bárbara, creado por Felipe II a finales del siglo XVI, que se conoció “Casa de los Capones”, debido a la bárbara costumbre que había para lograr que las voces de esos cantores siempre fuese aguda. Peñasco y Cambronero indican que estuvo en el número 35; en la casa que hoy lo ostenta una placa recuerda que allí vivió y murió el compositor Domenico Scarlatti. 

¿Tradiciones y leyendas? Se dice que el arroyo que en su día estuvo por aquí discurría por una pendiente bastante áspera, tanto que en el siglo XIX un soldado de caballería que llevaba un parte pereció arrastrado por las aguas. Más historias: en esta calle hirieron en 1667 a Fernando de Valenzuela, conocido como el Duende, favorito de la reina regente Mariana de Austria, durante el reinado de Carlos II. Volviendo a la historia, aquí murió el célebre escritor Juan Eugenio Hartzenbusch, de quien ya se habló a tratar de su calle

Una última leyenda, relacionada con San Francisco de Asís y su estancia en nuestra villa. En cierta ocasión, estando el santo predicando por estos pagos se encontró con él un malhechor a quien perseguían y que le pidió que no lo delatara. Cuando los agentes de la justicia llegaron ante él, el santo, señalando los interiores de las mangas de su hábito, les dijo que por ahí no había pasado. En un palacio que hubo por aquí (propiedad primero de los duques de Arjona y luego de los de Pastrana), hoy desaparecido, una hornacina con una figura de San Francisco recordaba este hecho.

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