9.11.06
Aduana (Calle de la)
Entre las calles de la Montera y de la Virgen de los Peligros. Distrito 1 (Centro). Barrio de Sol.
La esquina de nuestra calle con la de Peligros estuvo ocupada por un convento llamado de Nuestra Señora de la Piedad, aunque popularmente fue siempre conocido como el de las monjas de Vallecas. Esto se debe a que primitivamente fue fundado en la villa de Vallecas por Álvar Garci Díez de Rivadeneira, el año 1473. Inicialmente las monjas eran franciscanas, pero en 1535 adoptaron la regla de San Bernardo. Al trasladarse en 1552 a Madrid, a nuestra calle, ésta adquirió el nombre de Angosta de San Bernardo, como aparece en los planos de Texeira y Espinosa, y se llamó angosta para diferenciarla de la otra calle de San Bernardo, que pasó a ser la Ancha de San Bernardo. Tras la desamortización el convento de las monjas de Vallecas se destinó a teatro, y en el último cuarto del siglo XIX fue derribado. En su solar se levantó un inmueble en cuyos bajos estuvo el célebre café de Fornos, habitual lugar de reunión de escritores y toreros durante casi cincuenta años. En los años treinta del siglo XX desapareció el café, y hoy en día en su solar podemos ver la sede de un banco.
Llegados a este punto el lector se dirá: "O me he vuelto loco o estoy leyendo un artículo que se refiere a la calle de la Aduana." Pues no, no se ha vuelto usted loco, ya que la actual calle de la Aduana recibió antes el nombre de Angosta de San Bernardo que es el que se ha explicado en primer lugar. La calle se llama hoy en día de la Aduana porque a ella da la fachada norte del antiguo Ministerio de Hacienda, cuya primitiva función fue la de Aduana. En 1761 se presentó el proyecto del edificio, encomendado por Carlos III a Francisco Sabatini. Las obras finalizaron en 1769. En 1845 se trasladó aquí el Ministerio de Hacienda, y fue precisamente entonces cuando el nombre de la calle pasó a ser de la Aduana, contrasentido que hacen notar Peñasco y Cambronero, que sentencian: "Esto fue hacer las cosas al revés." El año 1944 se procedió a ampliar el edificio, obra dirigida por Miguel Durán Salgado, que aprovechó la portada del Palacio del Marqués de Torrecilla, de Pedro de Ribera, para una de las nuevas fachadas.
Por cierto, en esta calle vivió Mesonero Romanos; la describió, aunque sin decir su nombre, que deja en manos del lector adivinar, en el artículo titulado Mi calle, escrito en enero de 1837 y que se puede leer en sus Escenas matritenses.
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